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versão impressa ISSN 0798-9784
Núcleo v.22 n.27 Caracas dez. 2010
Traducción científica y equipos de traducción: Un modelo práctico con base en principios teóricos
Scientific Translation and Translation Teams: A Practical Model Based on Theoretical Principles
Carmen Pereiro
Escuela de Idiomas Modernos Facultad de Humanidades y Educación Universidad Central de Venezuela EIM FHE UCV Caracas, 1051, Venezuela. Telefax: (58 212) 605 29 24 carmenpereiro@gmail.com
1. INTRODUCCIÓN
En la actualidad, la traducción y los descubrimientos científicos avanzan a la par. Abundan entonces los grandes proyectos de traducción de textos científicos en los que varios traductores deben trabajar de forma conjunta con el respaldo de especialistas en diferentes áreas. Sin embargo, el trabajo en equipos de traducción, modalidad que nos ocupa en el presente escrito, no se fomenta en muchas escuelas de traducción, casi con seguridad porque allí la prioridad es que el estudiante aprenda a traducir. Se espera que luego adapte lo aprendido para cumplir con las tareas que se le encarguen como traductor profesional. No obstante, realizar ajustes con el fin de iniciarse en la traducción científica en equipos de traducción suele resultar bastante complejo. Es por ello que en este artículo se analizan y combinan postulados de la teoría interpretativa de la traducción, principios de la teoría funcionalista y algunas consideraciones sobre la traducción científica y los equipos de traducción con el objetivo de presentar un modelo del proceso de traducción que sirva de guía a quienes comienzan en el campo de la traducción de textos científicos en equipos interdisciplinarios.
Antes de comenzar el análisis, valdría la pena precisar que este texto se fundamenta en las experiencias e investigaciones realizadas para la elaboración de Traducción científica y equipos de traducción, Trabajo Especial de Grado Opción Pasantía con base en la traducción del texto Précis de parasitologie de Émile Brumpt, que presentara para obtener el grado de Licenciada en Traducción en la Escuela de Idiomas Modernos de la Universidad Central de Venezuela (UCV). No pretendo proponer un modelo único e invariable del proceso de traducción, puesto que cada encargo es diferente y son sus características las que definirán, en gran medida, la estrategia de traducción más idónea, sino más bien presentar un modelo que ya se empleó con éxito en la traducción junto con otros traductores y especialistas de un texto científico extenso del francés al español, en el marco de un trabajo de grado, y de muchos otros proyectos en el ámbito profesional, para que sirva de referencia a quienes se enfrentan a esta práctica por primera vez, como una guía sustentada en fundamentos teóricos que puede modificarse dependiendo del encargo y de las características del trabajo traducción.
2. EL PROCESO DE TRADUCCIÓN
El trabajo interdisciplinario y la integración teórica son fundamentales en el proceso de traducción. Parece apropiado aclarar el significado que le atribuimos a este término, puesto que varía ligeramente según el autor que se consulte. Por ejemplo, Delisle prefiere esta locución, porque considera que el término traducción no es suficientemente explícito para designar las operaciones psicolingüísticas que llevan a tal resultado y que ocurren en la mente del traductor, de acuerdo con algoritmos complejos (1997: 69). Nosotros, en cambio, estimamos que el proceso de traducción comprende tanto las operaciones intelectuales como las etapas que el especialista de la lengua debe diseñar de forma consciente para cumplir con un encargo determinado. Dicho de otro modo, creemos que el proceso de traducción equivale a la estrategia que todo especialista debería definir antes de comenzar a traducir.
El proceso de traducción comienza cuando el cliente encarga la traducción, expone sus requerimientos y se hace responsable por los honorarios del traductor. El proceso de traducción de textos científicos extensos suele ser bastante particular, porque su complejidad, con frecuencia, obliga a consultar o trabajar en conjunto con especialistas del área y, debido a su extensión y cortos plazos de entrega, se tiende a dividir los textos entre varios traductores. Son precisamente estas características las que originan el trabajo en equipos de traducción. Précis de parasitologie, por ejemplo, fue una obra escrita por Émile Brumpt, padre de la parasitología, que se publicó por primera vez en 1910. La sexta y última edición de la obra fue publicada por la editorial Masson et Compagnie en Francia en el año 1949. Esta edición comprende dos volúmenes, excede las 2.000 páginas e incluye un gran número de figuras en blanco y negro y color. Para la época en que se publicó, gran parte de los avances en parasitología se producían en Francia y la mayoría de los especialistas y estudiantes de bioanálisis del mundo dominaban el francés. Los profesionales actuales, en cambio, han estudiado la historia de su profesión a través de terceros. Para que tuvieran acceso de primera mano a los clásicos, se acordó traducir la obra con la Escuela de Bioanálisis de la UCV, que solicitó, en la medida de lo posible, que el producto final luciera lo más parecido posible al original (con imágenes y notas, entre otros aspectos). Era necesario entonces definir una estrategia o modelo que permitiera materializar el encargo y que facilitara y garantizara la uniformidad y calidad de la traducción de los capítulos de la obra en el tiempo (la traducción se dividiría por capítulos entre varios pasantes hasta su conclusión). Con frecuencia, el traductor profesional recibe encargos muy similares al descrito y cuenta con una estrategia más o menos definida que modifica en función de los requerimientos específicos del encargo. A continuación, iremos integrando varios postulados teóricos y consideraciones fruto de la práctica profesional para definir una estrategia que sirva de referencia a quienes deben manejar un encargo similar por primera vez.
3. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y DISEÑO DE LA ESTRATEGIA DE TRADUCCIÓN
Es importante aclarar que muchas teorías de la traducción surgieron de forma simultánea en las últimas décadas del siglo XX; sin embargo, algunas tuvieron mayor difusión o aceptación que otras. Por ejemplo, A LinguisticTheory ofTranslation, en el que se expone la teoría lingüística de Catford, fue publicado en 1965, y las experiencias prácticas de Seleskovitch, base de la teoría interpretativa de la traducción o teoría del sentido, comenzaron en 1950. Esto nos hace pensar en la posibilidad de que los autores de ambas teorías hayan trabajado al mismo tiempo y prácticamente sobre el mismo tema, pero hayan llegado a conclusiones muy diferentes. Las discrepancias entre teóricos parecen ser una constante en traductología, pues existen autores coetáneos que defienden enfoques opuestos y autores que sostienen que sus propuestas son incompatibles con enfoques previos. Es por esta razón que una traducción puede ser brillante para unos y un fiasco para otros, por no mencionar los casos en que se discute si un texto corresponde a una traducción, una adaptación o al resultado de la manipulación del traductor. Consideramos que los beneficios para los teóricos y para la traducción, en general, serían mayores si se integrasen los postulados más acertados de diversas teorías. Con base en esta premisa, partimos de la teoría interpretativa de la traducción y fuimos complementándola con los postulados que consideramos necesarios para diseñar una estrategia que nos permitiera traducir, con calidad profesional, textos científicos extensos.
Los postulados de la teoría interpretativa de la traducción, también conocida como teoría del sentido, se encuentran dispersos en numerosos escritos de Seleskovitch y Lederer, entre los que destaca Interpréter pour traduire, publicado en 1984.Estasautoras formularonlateoría del sentido con base en la observación de intérpretes de la ESIT, École Supérieure dInterprètes et de Traducteurs de lUniversité de Paris III. Como explican Hörman y Cabrera (1989: 48), esta teoría define el sentido como objeto de la traducción e inserta el estudio de la misma dentro del ámbito más amplio de la comunicación humana en la cual intervienen procesos psicolingüísticos que van más allá de lo meramente lingüístico. La teoría interpretativa se opone a la propuesta lingüística de Catford (1965), porque desplaza el foco de atención de la lengua al discurso y, en especial, al sentido que este encierra. Además, la teoría establece una clara diferencia entre la traducción y la transcodificación, un término que sus exponentes reservan para la transposición de cifras, nombres y algunos vocablos técnicos.
La teoría interpretativa plantea un modelo de traducción que comprende tres etapas: la comprensión, la desverbalización y la reexpresión. Seleskovitch y Lederer sostienen que es indispensable comprender para comenzar a traducir; de hecho, afirman que no se traduce para comprender, sino que se comprende para traducir (1984: 90). En esta etapa, es indispensable que el traductor asocie las formas lingüísticas que lee con su bagaje cognoscitivo, es decir, con todos los conocimientos que tiene sobre el tema que rodea la traducción, ya que esta asociación es la que le permite comprender el texto. Una vez que supera esta etapa, el traductor separa las palabras en lengua origen de sus significados, interpreta los enunciados para hallar el sentido y luego re-expresa este querer decir del autor siguiendo las normas de la lengua meta. El resultado del modelo interpretativo debería ser un texto inteligible, que transmitiese íntegramente el sentido del texto origen.
Es imposible negar el valor del modelo interpretativo, entre otras razones porque fue uno de los primeros que sugirió enfocar los estudios en el traductor y en los procesos mentales que se llevan a cabo durante su trabajo. Dicho de otro modo, incluyó factores no lingüísticos como eje central de su propuesta teórica. Sin embargo, el trabajo diario muestra que este modelo funciona mejor en la teoría que en la práctica. De entrada, centrar el análisis de forma prácticamente exclusiva en la interpretación y en la transmisión del sentido es un arma de doble filo. Seleskovitch y Lederer (citadas por Gamboa, 2004: 22) sostienen que el traductor bien sabe que no traduce una lengua en otra, sino que comprende un discurso y lo transmite a su vez, expresándolo de forma tal que sea comprendido. Paradójicamente, afirmaciones como la anterior pueden tener diversas interpretaciones. Es cierto que el traductor debe interpretar el querer decir del autor y plasmarlo siguiendo los usos de la lengua meta, pues de otra forma podríamos encontrarnos con seudotraducciones ininteligibles; sin embargo, el proceder descrito podría implicar alejarse sustancialmente de las formas originales. La pregunta que surge es: ¿cuánto puede alejarse el traductor del texto origen sin traspasar el límite que separa la traducción de otras actividades? Seleskovitch y Lederer no aclaran esta interrogante y la ambigüedad en torno a la libertad creadora del traductor da pie a múltiples concepciones sobre la traducción y propicia las discusiones del tipo ¿puede una adaptación considerarse traducción? Al fin y al cabo, con base en un equivalencismo radical, un traductor podría argumentar que su traducción, completamente diferente al texto original, corresponde a su interpretación del querer decir del autor.
Debemos señalar que aun cuando obviásemos las ambigüedades y los casos extremos, como los que acabamos de mencionar, encontraríamos algunos vacíos que impiden poner en práctica el modelo interpretativo tal como lo conciben sus autoras en la traducción de textos científicos extensos en equipos de traducción. Por ejemplo, Seleskovitch y Lederer conciben el traductor como un especialista solitario y no incluyen una etapa de revisión en su propuesta teórica. Consideramos que esta etapa es indispensable en todo proceso de traducción, pues el especialista de la lengua no puede conformarse con reexpresar el sentido del original, sino que debe cerciorarse de la exactitud de sus elecciones. El traductor bien puede comprender erróneamente un enunciado, pues, como reza el refrán, hasta los sabios se equivocan. Por fortuna, los problemas que presenta el modelo de Seleskovitch y Lederer para nuestra modalidad de trabajo pueden subsanarse integrando postulados teóricos de otros autores, entre los que destaca Delisle, quien propone el análisis discursivo como método de traducción, amplía el modelo anterior e incluye una etapa de verificación. Para Delisle (1997), la comprensión se produce en función del bagaje cognoscitivo y del análisis de los enunciados del texto. El investigador coincide en que la traducción debe reflejar el sentido del texto origen, pero establece controles para verificar la calidad del producto final.
Debemos destacar que Delisle (1997) también concibe el proceso de traducción en tres etapas, pero logra describir una actividad más similar a la que desarrolla habitualmente el traductor. Aclaremos que Delisle diferencia la correspondencia de lengua de la equivalencia de habla; la primera se establece por referencia a las lenguas como sistemas de relaciones y oposiciones, mientras que la equivalencia de discurso lo hace por referencia a una situación de comunicación (o marco enunciativo) a través de un contexto lingüístico (1997: 71). Con base en esta distinción, como ya lo hicieran Seleskovitch y Lederer, Delisle distingue la traducción de la transcodificación; de hecho, reserva este término para calificar las correspondencias que se establecen fuera de cualquier situación real de comunicación, y el de traducción para designar las equivalencias contextuales (1997: 71). Dicho investigador propone la comprensión, la reformulación y el análisis justificativo como etapas principales del proceso de traducción. De entrada, es evidente que resuelve la cuestión de la revisión que faltaba en el modelo interpretativo. Sin embargo, se debe seguir analizando su propuesta para establecer diferencias y puntos de encuentro con el modelo anterior, que nos permitan afinar la estrategia de traducción de los textos científicos extensos en equipos de traducción.
Para Delisle, la etapa de comprensión incluye dos niveles: la descodificación de los signos y la aprehensión del sentido. El primer nivel corresponde a una operación de descodificación que se realiza por referencia al sistema lingüístico (1997: 78). Sin embargo, esta operación no es suficiente para descifrar el querer decir del autor. De hecho, para aprehender el sentido de los enunciados, el traductor debe interpretar los signos lingüísticos con base en la situación extralingüística que los rodea. Una vez que comprende, el traductor está preparado para verbalizar nuevamente los conceptos revistiéndolos de significantes pertenecientes a otra lengua (Delisle,1997: 84). En esta etapa de reformulación, Delisle también distingue dos niveles: el razonamiento analógico, en el que el traductor realiza asociaciones lógicas para buscar equivalencias de habla, y la reverbalización, en la que el traductor, finalmente, se decide por una equivalencia. Vale la pena acotar que esta decisión es provisional hasta que se realiza el análisis justificativo, la última etapa del proceso, que permite verificar si el traductor ha elegido la equivalencia más apropiada. A propósito de esta última etapa, Delisle explica lo siguiente:
la actividad de traducción incluye una doble interpretación: la primera se basa en los signos originales, y la segunda, en los de la lengua término una vez actualizados los intentos de solución, las equivalencias profesionales; el único objeto de esta interpretación doble es el sentido (1997: 93).
Esta última explicación resume una importante diferencia entre el análisis del discurso como método de traducción de Delisle y el modelo interpretativo de Seleskovitch y Lederer. El primero no solo sostiene la importancia de la interpretación en la labor del traductor, sino que incluye un proceso interpretativo inverso que llena los vacíos del modelo de la ESIT. Sin embargo, el proceso heurístico de la traducción, tal y como lo concibe el investigador, no puede ponerse en práctica en la traducción de textos científicos extensos en equipos de traducción. Para comenzar, Delisle tampoco hace referencia a la posibilidad de que varios especialistas de la lengua trabajen en un mismo proyecto. Además, sus consideraciones no aclaran la ambigüedad en torno a la libertad creadora del traductor. De hecho, Delisle sostiene que el especialista siempre puede elegir entre varias opciones para re-expresar un enunciado, pero no explica cómo debe realizar esta elección. Los límites a la creatividad parecen trazarse entonces conforme a consideraciones personales del traductor y no en función de hechos concretos.
Por otra parte, como bien indica el título de la adaptación española de Analyse du discours comme méthode de traduction (1980), el proceso que describe Delisle se enmarca en la Iniciación a la traducción (1997) y, por ende, su alcance es limitado. A este respecto, debemos aclarar que el investigador orienta sus conclusiones hacia la traducción profesional, que se diferencia de la traducción escolar porque no se realiza para facilitar el aprendizaje de una lengua, sino para transmitir informaciones concretas. Sin embargo, el término traducción profesional parece muy general si consideramos que Delisle centra su método en la traducción de textos pragmáticos, que tienen como objetivo básico transmitir una información y en los que no prevalece el aspecto estético (1997: 26), y excluye los textos técnico científicos, o demasiado especializados, del alcance del método. Con esta afirmación, Delisle deja claro que su modelo no fue diseñado para traducir textos científicos extensos y sugiere que las características textuales cumplen una función determinante en el diseño de las estrategias de traducción. Por todas estas razones, consideramos que los textos científicos extensos deben traducirse siguiendo el principio fundamental de la teoría interpretativa: la transmisión del sentido. Para cumplir con este objetivo, habría que seguir las etapas del modelo de la ESIT e incluir la etapa de revisión propuesta por Delisle (1997) a fin de verificar la exactitud de nuestras equivalencias de habla. No obstante, tomando en cuenta la importancia que este último autor le atribuye a las características textuales, valdría la pena ahondar en la clasificación artificial de la traducción que proponen algunos traductólogos con base en la tipología textual.
Según las características textuales, algunos hablan de traducción literaria, traducción especializada, traducción científica, traducción técnica, traducción audiovisual, entre otras. Solo resumiremos algunas consideraciones sobre la traducción científica. Apoyándose en varios autores, Gamero (2001) explica que la traducción científica se ocupa de textos escritos para difundir el conocimiento, en los que predominan la argumentación, la descripción y un lenguaje relativamente universal. Asimismo, Gamero sostiene que el traductor debe adquirir una competencia de comprensión de la materia técnica que traduce e insiste en que es imprescindible documentarse antes de traducir un determinado texto técnico (2001: 42). Al traductor no se le pide que se convierta en un experto, sino más bien que investigue para que pueda establecer las relaciones lógicas que le permitan comprender y traducir un texto. Resulta evidente que esta primera etapa de documentación también debe producirse en la traducción científica. Sería indispensable realizar una investigación sobre las nociones básicas del tema central del texto científico que vaya a traducirse (p. ej. parasitología en el caso de Précis de parasitologie).
Después del proceso de documentación, parece evidente que los problemas pasan de la etapa de comprensión a la de reexpresión, puesto que el traductor todavía tiene dificultades para elegir las correspondencias de habla adecuadas. A este respecto, Gamero (2001) señala que el traductor puede tener necesidades terminológicas de tipo puntual o sectorial. Las de tipo puntual se resuelven consultando glosarios sobre la materia que se traduce y las de tipo sectorial, es decir, las que engloban varios términos sobre un tema, se solucionan analizando textos especializados y conversando con especialistas, siempre que se aplique la estrategia adecuada, realizando preguntas concretas y situándolas en un domino determinado (2001: 43). Debemos destacar entonces que Gamero no solo orienta al traductor sugiriendo una metodología de trabajo, sino que hace referencia a la colaboración de otros especialistas en el proceso de traducción.
La estrategia de traducción comienza a esbozarse: la documentación debe ser la primera etapa de todo proceso de traducción, pues sin los conocimientos adecuados resulta imposible comprender y, por ende, traducir un texto. Debemos destacar que la documentación nunca se detiene, ya que las dificultades puntuales y sectoriales surgen y deben solucionarse a medida que se traduce. Así, en el caso que nos ocupa, el proceso de traducción debería comenzar con esta etapa de documentación y continuar con las de comprensión, reformulación y revisión (análisis justificativo).Sin embargo,aún falta por resolver la cuestión de la libertad creadora y la del trabajo en equipos. ¿Cuánto del ejercicio interpretativo debe quedar plasmado en la traducción? ¿Cómo adaptar el enfoque descrito al trabajo en equipos?
La teoría funcionalista parece arrojar luces sobre la primera interrogante. Es evidente que el traductor puede interpretar con detenimiento un texto científico y puede incluso llegar a convertirse en un especialista en la materia, pero esto no implica que deba reflejar sus conocimientos en la traducción. Por lo general, la traducción de un estudio científico y su respectivo original resultan igual de incomprensibles para un lector inexperto. Deben existir factores que limiten la libertad creadora del traductor, es decir, que determinen cuánto puede o debe alejarse del texto origen. Según la teoría del skopos o teoría funcionalista, propuesta por Vermeer en 1978, toda traducción está determinada por el fin u objetivo (skopos en griego) que debe cumplir el texto terminal en la cultura meta (Nord, 1996: 13). El cliente es quien aclara este objetivo cuando establece el encargo; sin embargo, sus exigencias pueden implicar cambios sustanciales en la exposición del autor. Para algunos, no hay peligro alguno en adaptar la traducción a los requerimientos del cliente; para otros, en cambio, se trata de un funcionalismo radical, que atenta contra los principios éticos del traductor. Nord explica que en esta propuesta echa de menos el respeto al autor del texto original y a su legítimo interés de no ver traicionada su intencionalidad comunicativa aunque vaya dirigida ahora a unos lectores ajenos a los que tenía ante sí el redactor del texto original (1996: 13). Por esta razón, la investigadora propone un modelo funcionalista de la traducción, en el que deben combinarse tanto la funcionalidad del texto meta como la lealtad del traductor respecto a las intenciones y expectativas no solo del autor original sino también del cliente que ha encargado la traducción y de los lectores en la cultura meta (1996: 13).
La afirmación de Nord sugiere que la libertad creadora del traductor está limitada por el respeto que merece el autor y por las necesidades del cliente y de los destinatarios. El traductor es entonces quien decide cuánto debe alejarse del original, pero no con base en consideraciones personales sino en función del encargo de traducción, pues, a fin de cuentas, este engloba los tres actores que señala la investigadora. Así, el traductor optará por la traducción literal de un contrato si los destinatarios necesitan estudiar la estructura del documento en la lengua origen o lo redactará de acuerdo a las normas legales de la cultura meta si se piensa emplear en trámites legales.
Llegado este punto, la estrategia de traducción parece mucho más clara. De hecho, comienza con una etapa de documentación, que se extenderá hasta el final del proceso de traducción. En esta etapa, es indispensable consultar libros de nociones básicas y especializados en la materia del texto; por ejemplo, para la traducción que fundamenta este escrito se consultaron libros con información general sobre los parásitos y las enfermedades que transmiten y literatura especializada sobre parasitología en francés y español. De esta forma se adquiere el bagaje cognoscitivo necesario para establecer las asociaciones lógicas que nos permitirán comprender el texto. Después de la etapa de comprensión, se procede a reformular los enunciados en función del encargo de traducción y de las necesidades de los destinatarios. Durante esta etapa, con base en las consideraciones de Gamero (2001), deberían emplearse glosarios y textos especializados para elegir las equivalencias de habla más adecuadas. Vale la pena destacar que en la etapa de reformulación debe prestársele mucha atención a las exigencias del cliente, sobre todo en lo que respecta a formato y estilo, para facilitar la uniformidad de la traducción. Finalmente, después de la reformulación, habría que realizar el análisis justificativo de la traducción propuesto por Delisle para verificar si nuestras elecciones se adaptan al encargo. Solo falta por incluir al traductor o traductores con los que se trabajará de forma conjunta y a los especialistas en el tema científico que corresponda. En el caso de la traducción de Précis de parasitologie, por ejemplo, este era el momento de incluir en el plan descrito al compañero de pasantía, los bioanalistas y al tutor académico para comenzar a traducir.
3.1 Inclusión de otros especialistas en el proceso de traducción
Aunque el trabajo en equipos de traducción no constituye una práctica reciente, es muy poca la literatura que se encuentra al respecto. Basta con comparar los resultados de una búsqueda en Internet para corroborar esta afirmación. A finales de 2005, cuando se redactó el Trabajo Especial de Grado que fundamenta este artículo, el término traducción aparecía relacionado con 5.730.000 páginas, mientras que la locución equipos de traducción y sus sinónimos apenas superaban las 630. Para mediados de 2010, la búsqueda de traducción arroja unos 24.500.000 resultados, mientras que equipos de traducción y sus sinónimos solo alcanzan los 231.000. La experiencia trabajando en equipos de traducción nos ha permitido constatar que esta modalidad exige operaciones o etapas adicionales a las que ya describimos para el proceso de traducción. Definirlas resulta bastante complicado, más aún si tomamos en cuenta que los resultados de la búsqueda disminuyen a medida que esta se restringe a páginas relacionadas con teorías de traducción. Conseguir un libro sobre el tema es prácticamente imposible y, aunque se han dictado conferencias y seminarios al respecto por ejemplo la ponencia ¿Cómo organizar un equipo de traducción exitoso?1, dictada por las traductoras Silvia Fosslien y Margot Lück Zastoupil, en el marco del 42° encuentro anual de la asociación estadounidense de traductores ATA (por sus siglas en inglés [American Translators Association]) en 2001, y el Seminario sobre traducción en equipos, organizado por SZAK Publishers y dictado en la Universidad ELTE en Budapest en 2006, no es posible acceder a informes o reseñas de estos eventos. La mayor parte de la información disponible sobre la traducción en equipos está relacionada con la traducción de textos religiosos, por lo que es necesario analizar las conclusiones al respecto y ajustarlas a la traducción de textos científicos.
De entrada, debemos aclarar que el término equipo de traducción se refiere a varios traductores que trabajan de forma simultánea en un mismo proyecto, para entregarle al cliente una traducción uniforme en menos tiempo del que lo haría un traductor trabajando de manera individual. Es posible que el equipo de traducción incluya especialistas de otras áreas, sobre todo si el texto origen del proyecto es de género científico. Esta modalidad de trabajo es tan antigua como la traducción individual; de hecho, Gernet (1991) explica que, en el año 402,
Kumarajiva organiza y dirige un equipo de traducción cuya actividad abarcará casi todos los campos del amplio conjunto de las escrituras budistas: grandes sutras mahayanistas traducidas o retraducidas de forma más exacta, tratados de disciplina, manuales de dhyana, grandes obras de escolástica y de metafísica.
Este sabio budista tradujo por primera vez los sutras, textos religiosos del budismo, del sánscrito al chino y fue un factor clave en la difusión de esta religión en China. Como indica Gernet (1991), parece que los equipos de traducción organizados por Kumarajiva
se formaron siguiendo los principios en vigor en los siglos VVIII: contaban con un número relativamente importante de colaboradores religiosos y laicos, chinos y extranjeros (las tareas de los cuales tendieron sin duda a quedar cada vez más estrictamente definidas) que traducían los originales en voz alta, las anotaban por escrito, verificaban la exactitud del sentido, pulían el estilo y se aseguraban finalmente de que la última forma de la traducción fuera exacta.
Como vemos, ya en el año 402 los equipos de traductores seguían una estrategia bastante clara. Vale la pena destacar que, en el modelo descrito, la negociación se produce entre traductores y especialistas durante todo el proceso de traducción. Es evidente que la comunicación entre todos los expertos busca garantizar la uniformidad terminológica, de forma y de fondo del texto término. Analicemos el caso de la traducción de la New International Bible (Nueva Versión Internacional de la Biblia), ya que unos cien especialistas formaron equipos de traducción y siguieron una metodología de trabajo bastante estricta para traducir el texto al inglés en 1973. A este respecto, Burdick (1975) señala que los especialistas estaban distribuidos en varios grupos y coordinados por un Comité de Traducción Bíblica, integrado por 15 personas. Para comenzar, dos traductores presentaban su versión de cualquier libro de la Biblia a dos expertos en este tipo de textos, quienes realizaban sugerencias para mejorar la traducción. Un Comité Editorial Intermedio revisaba la nueva versión y proponía cambios que debían someterse a votación.
Posteriormente, se presentaba esta traducción a un Comité Editorial General, que trabajaba de la misma forma que el Comité anterior, pero incluía un especialista en estilística inglesa. Durante estas últimas dos fases se distribuían copias de la traducción a pastores, estilistas externos y otros especialistas para que emitiesen críticas y opiniones. Para finalizar, el Comité de Traducción Bíblica revisaba de nuevo la traducción y aprobaba la versión definitiva que se incluía en el Nuevo Testamento.
En este modelo predominan la comunicación, la discusión y el trabajo interdisciplinario. Es evidente que deben existir diferencias entre el proceso de traducción de la Biblia y el de un texto científico extenso. Sin embargo, el modelo reseñado por Burdick (1975) es muy ilustrativo con relación al trabajo en equipos de traducción. De hecho, basta con tomar la esencia del modelo y simplificar la metodología de trabajo para terminar de definir el modelo de traducción que se propone en este escrito. Decidimos agregar una etapa previa de unificación de conceptos al proceso de traducción que describimos anteriormente. Esta etapa corresponde, en esencia, a una reunión entre los traductores y los especialistas en el área científica, que debería realizarse cuando todos hayan leído el texto origen o, al menos, gran parte de este. En la reunión deben plantearse las dudas que surgen de la primera lectura y establecerse directrices sobre características generales de estilo, formato, diseño, terminología, entre otras. Además, los especialistas deberían comenzar a orientar a los traductores sobre cuestiones generales del área en la que se circunscribe el texto. Luego, se somete una primera versión de la traducción a una etapa preliminar de revisión, en la que especialistas y traductores deben formular sus críticas y realizar sugerencias para mejorar la traducción. Cabe destacar que en las etapas de revisión, el editor de existir alguno se integra al proceso como un especialista más (en el caso de Précis de parasitologie, el tutor académico también hacía las veces de editor). Los traductores presentan entonces una versión final de la traducción, incluyendo las correcciones que consideren pertinentes, y esperan por la aprobación de los especialistas en la etapa de revisión definitiva. En caso de ser aprobada, la traducción puede entregársele al cliente; en caso contrario, debe volver a la etapa preliminar de revisión para que se sigan haciendo las correcciones necesarias. Es evidente que deben establecerse canales de comunicación permanentes entre los especialistas y los traductores para que las consultas y las sugerencias se atiendan de forma oportuna. Para cumplir con este objetivo, tanto en la traducción de Précis de parasitologie como en el trabajo diario de traducción, se recurre a entrevistas, reuniones, conversaciones telefónicas y, en especial, al correo electrónico. A continuación se presenta el diagrama del proceso de traducción que se diseñó con base en los fundamentos teóricos expuestos en este escrito. El modelo fue el utilizado para la traducción de la Introducción y del Capítulo I de Précis de parasitologie, lo hemos venido empleando en el ejercicio de la traducción profesional y esperamos que sirva de guía a quienes comienzan en el campo de la traducción de textos científicos en equipos interdisciplinarios.
4. CONCLUSIONES
Después de esta exposición, parece aún más evidente que traducir con base en una sola propuesta teórica es casi imposible. De hecho, como observamos en este escrito, para traducir parte de Précis de parasitologie y, en general, para traducir textos científicos extensos integramos postulados de la teoría interpretativa y de la teoría funcionalista y reforzamos sus puntos débiles con las propuestas de Delisle (1997) y Nord (1996).También revisamos las conclusiones de Gamero sobre la traducción técnica y la traducción científica, analizamos el proceso de traducción que se siguió en 1973 para realizar la Nueva Versión Internacional de la Biblia en inglés y hasta nos remontamos a la China de 402, todo con el objetivo de establecer un modelo práctico con base en principios teóricos que nos permita cumplir con el encargo, trabajar en equipos de traducción, cubrir las expectativas del cliente y de los destinatarios y respetar nuestros principios éticos.
El objetivo trazado en páginas anteriores parece haberse cumplido. Lejos de proponer un modelo único, hemos presentado un modelo de referencia que pueden ir adaptando quienes se inician en el campo de la traducción científica en equipos de traducción en función de las características del texto origen, del encargo, de los programas o memorias de traducción que vayan a emplearse para traducir, el lugar en el que se encuentren los especialistas, entre otros factores. Gracias a esta estrategia base, que se va perfeccionando conforme a factores específicos, pueden presentarse traducciones con calidad profesional, aceptables para todos los actores involucrados en el proceso de traducción.
Notas
1 Título de la conferencia en inglés: Successful Team Translation What Does It Take?
REFERENCIAS
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2. Burdick, D. (1975). Bible translation: Why, what, and how? Seminary Review XXI(1): 116. (Revista en línea), Disponible: http://www.dabar.org/SemReview/bibtrans.htm (Consulta: 2005, octubre) [ Links ]
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