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Revista de Pedagogía

versión impresa ISSN 0798-9792

Rev. Ped v.27 n.80 Caracas oct. 2006

 

  Mejorar la Escuela. Una introducción a la gestión pedagógica en la educación básica.

CARRIEGO, Cristina 1 (2005).

 Argentina: Fondo de Cultura Económica, 108 pp.

MILDRED C. MEZA CHÁVEZ

Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez,  mmezacha@cantv.net.

Este libro, como bien lo dice su autora, ofrece una orientación práctica para quienes tienen la responsabilidad de gestionar los aspectos pedagógico-didácticos del trabajo escolar. Aclara el significado de la expresión «ser responsable del trabajo pedagógico», explicando que ella implica expresar, a través de declaraciones y acciones, que lo más importante y prioritario en la organización que se está gestionando son los procesos de enseñanza y los de aprendizaje, y que todo lo demás debe articularse en función de ellos. El contenido del libro se articula en torno a dos ejes conductores, uno de éstos referido a las preocupaciones de quienes tienen a su cargo la gestión pedagógica de las escuelas, y el otro a las tareas/acciones que deben desarrollar para trabajar como líderes pedagógicos, operar sobre aspectos de mayor relevancia y producir mejoras significativas en los proyectos institucionales. Para esto se desarrollan siete capítulos, en los cuales se pretende dar respuesta a determinadas interrogantes, que de forma muy interesante presenta en la introducción de la obra.

En el capítulo I se realiza un breve análisis sobre la gestión escolar y la dirección, revisando definiciones planteadas por Marabotto (1999) y Santos Guerra (1997), entre otros, para conceptuar la gestión pedagógica como la función de ejercer el liderazgo desde un cargo formal de autoridad, desarrollar procesos es- tratégicos y operativos para promover la reflexión constante sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje, así como asegurar su mejora en función del contexto. Posteriormente se plantea la relación entre gestión pedagógica y contexto institucional, describiendo aspectos vinculados con la identidad institucional, la autonomía y dependencia, así como la micro-política escolar. Finaliza señalandola importancia de considerar, en cualquier proceso de cambio, los efectos o resistencias sobre los distintos actores institucionales. En el segundo capítulo se introducen conceptos sobre profesionalización, profesión, cultura profesional restringida, cultura profesional desarrollada y profesional reflexivo, con la intención de presentar algunas ideas clave para la construcción de una cultura de mejora. Entre éstas, se insiste en el lugar central que deben tener el aprendizaje y la enseñanza, así como el mejoramiento en los aprendizajes de los estudiantes. En el capítulo III se define el cargo de gestión pedagógica y subraya la responsabilidad del director o del equipo directivo y de los docentes en el aprovechamiento del tiempo en las tareas de aprendizaje, así como en el valor formativo de otras actividades propias de la dinámica escolar.

El capítulo IV analiza aspectos básicos vinculados con la preparación del trabajo de enseñanza, haciendo referencia a aquellos momentos del año escolar,bien a principios o a finales de éste, en los cuales los estudiantes no están asistiendo a sus actividades regulares. Considera la autora que este tiempo puede ser aprovechado para la organización institucional, la planificación de la enseñanza, el trabajo colaborativo y la actualización profesional. Este apartado invita a la reflexión en cuanto al tiempo que en nuestras escuelas se dedica a compartir las experiencias de los docentes y a construir proyectos de trabajo que procuren efectos tanto en su formación como en la de sus estudiantes. El capítulo V se dedica al proceso de enseñanza y las preocupaciones que surgen en el encuentro y la interacción con los alumnos. Señala como uno de los aspectos de interés las características del grupo que cada docente recibe y de los resultados del diagnóstico, para así comenzar con los contenidos propios en cada área y hacer los ajuste a la metodología para el trabajo en función de los proyectos. También apunta a la importancia de ir autoevaluando a medida que se avanza, para así determinar que están comprendiendo los contenidos y le están dando uso al conocimiento. Desarrolla la motivación de los alumnos como una de las preocupaciones de los docentes, al igual que la necesidad de que los criterios de evaluación y el proceso de clarificación con los alumnos respecto a éstos, se convierta en un proceso formativo y transparente; además, la necesidad de implementar metodologías que atiendan la diversidad. Finaliza este capítulo agregando que la información a los padres constituye un vínculo que redunda en calidad y en la complementación de los roles.

En el capítulo VI se aborda el trabajo de enseñanza como el trabajo de un equipo haciendo énfasis en la articulación que, desde el punto de vista de la gestión pedagógica, implica coordinar criterios y metodologías de trabajo para proporcionar coherencia al proceso formativo y direccionar los esfuerzos hacia los mismos propósitos. Valora los documentos institucionales (ideario, proyecto educativo, proyecto curricular, reglamento de convivencia, registro de reuniones) como instrumentos que permiten reflexionar sobre ellos a través del tiempo, también para cuestionarlos, revisarlos, modificarlos y volver a redactarlos.

El VII y último capítulo detalla la elaboración de proyectos de mejora, sus características y etapas. Destaca nuevamente que el directivo debe liderar procesos de reflexión del equipo docente relacionados con el currículum, con las relaciones entre la sociedad y la escuela y con sus propias prácticas para generar los cambios necesarios. Añade, a modo de síntesis de los capítulos anteriores, algunos principios que es recomendable considerar cuando se piensa en procesos de cambio para la mejora del proceso pedagógico. Finalmente, se presentan cinco anexos que complementan las explicaciones dadas en los capítulos y que muestran ejemplos de instrumentos y documentos que pudiesen ser tomados en cuenta para mejorar la gestión pedagógica de la escuela.

Podemos, en este sentido, estimar los aportes del contenido de esta obra para el debate en torno de la misión de la escuela, en particular, en estos tiempos de cambios que vivimos, en los cuales la construcción de la escuela que necesitamos es una responsabilidad tanto de quienes trabajan en la escuela como de quienes le presentan sus exigencias. En palabras de Carriego (2006:5):

Si bien el alcance de las posibilidades y el poder de la escuela no se definen sólo por la eficiencia de la gestión o el voluntarismo de los educadores, se propone comenzar a dar el primer paso desde la gestión escolar y generar procesos que permitan mejorar las respuestas que se brindan a los requerimientos del entor- no. El desarrollo de una cultura profesional abierta, participativa, reflexiva, auto-evaluativa y autocrítica es un paso indispensable para obtener la legitimidad y el poder educador que la escuela necesita.

En síntesis, el libro de Carriego, escrito en un lenguaje sencillo y estimulante, muestra el producto de su experiencia como docente e investigadora durante quince años en funciones de coordinación y asesoramiento pedagógico en escuelas argentinas del nivel primario y medio. Igualmente, es una invitación a reflexionar y discernir sobre el papel de la escuela y del personal directivo, docente u otros actores, en un entorno caracterizado por la rapidez de los cambios, la incertidumbre y la diversidad de demandas que se le hacen día a día.

Nota:

1 Cristina Carriego es Licenciada en Ciencias de la Educación de la UBA y Magíster en Educación con orientación en Gestión Educativa, por la Universidad de San Andrés. Sus tareas profesionales están vinculadas al desarrollo de programas de mejora del trabajo pedagógico en las escuelas. Se desempeña actualmente como vicerrectora del Colegio Pestalozzi y como profesora de postgrado de la Universidad Torcuato Di Tella y de la Universidad de Buenos Aires.