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versión impresa ISSN 1012-1587

Revista de Ciencias Humanas y Sociales v.19 n.41 Maracaibo ago. 2003

 

 

El alma de Venezuela en los proyectos de estado-nación de 1947 y de 1999

Dilia Flores Díaz

Departamento de Ciencias Humanas. División de Posgrado.
Facultad Experimental de Ciencias (FEC). Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela

Resumen

El presente artículo es parte de una investigación que lleva por título: El imaginario galleguiano ¿Y un nuevo paradigma? En dicho artículo se hace una breve revisión histórica de los diferentes períodos constitucionales que remiten a una realidad más profunda que refleja, en cierta forma, cómo ha “evolucionado” el Estado-Nación en manos de “elegidos”. El objetivo del mismo es contrastar la posición asumida por dos actores que pertenecen a épocas diferentes, pero enmarcados en el mismo contexto histórico-geográfico como son Santos Luzardo, creado y recreado en el imaginario de Rómulo Gallegos y el otro, Hugo Rafael Chávez Frías, creado y recreado por su propia persona; por el “soberano” y relegitimado por una avalancha de votos que lo lleva a la Presidencia de Venezuela. Ambos aspiran en su imaginario cumplir con un a misión: construir un nuevo país.

Palabras clave:

Imaginario, líder, árbol, soberano, actantes.

The Venezuela soul in the state-nation projected of 1947 and 1999

Abstract

This article forms part of a research work the title: “El Imaginario galleguiano ¿Y un nuevo paradigma? (The galleguian imaginary ¿A new paradigm?). Its content includes a brief historical account of the different constitutional periods leading to a more profound reality where, in a sense, the form of how the State-Nation has “evolved” in the hands of the “elected”, is reflected. The objective is to contrast the position assumed by two actors belonging to different epochs, but framed in the same historical-geographic context; one of them is Santos Luzardo, created and recreated in the “imaginary” of Fómulo Gallegos and the other, Hugo Rafael Chávez Frías, created and recreated by himself; by the “sovereing” and religitimated by a slide of votes which brings him to Presidency of Venezuela. Both of them hope in their “imaginary” to fulfill a mission: to build up a new country.

Key words:

Imaginary, evolution, leader, tree, sovereign, performers.

Recibido: 01 de noviembre de 2002 Aceptado :11 de abril de 2003.

INTRODUCCIÓN

El trabajo que aquí se presenta es el segundo avance de una investigación titulada “El imaginario galleguiano ¿y un nuevo paradigma?”, que iniciamos en el año 2000, y que en su desarrollo nos ha conducido no sólo a la relectura de las obras de esta autor, sino también a la reflexión sobre la política nacional. Como es bien sabido Gallegos además de novelista, fue un político y presidente de la República de Venezuela. En dos de sus novelas Doña Bárbara (1929) y Cantaclaro (1934), yace la “sombra” de esa Venezuela llena de esperanzas, que con una gran carga de ilusiones, busca un futuro sin deslindarse de los temores por aquellos sucesos acontecidos a lo largo de su historia.

Venezuela ha vivido su historia a saltos, con períodos cíclicos. Cada uno de estos períodos se ha visto interrumpido por alguna causa, lo que le ha permitido recomenzar otro nuevo con la negación del período anterior. Así la conquista y la colonia rompen con el mundo precolombino; la generación de los libertadores niega el período colonial; el caudillaje venezolano niega a Bolívar, lo expulsa y tilda de traidor; el liberalismo amarillo reniega de la oligarquía republicana; los andinos al asumir el poder, sustituyen al liberalismo amarillo; la hegemonía andina es negada por la democracia del 1945 y 1948 y así sucesivamente, incluyendo los diez años de dictadura perejimenista. A finales del siglo XX y comienzo del siglo XXI se continúa negando al otro político ya que la Revolución bolivariana niega los cuarenta años de democracia que le han precedido. Vicent Thomas (1993:71/72), dice al respecto que se puede negar al otro de diversas maneras «o bien ignorarlo; o bien reducirlo a la condición de objeto; ... o bien destruirlo; o bien asimilarlo».

De manera tal que, la práctica de “eliminar” al otro, aún está presente si consideramos que hoy se niegan cuarenta años de historia de una democracia limitada e imperfecta que continuó funcionando porque la vida dentro del colectivo social no se detiene. Se sigue viviendo aunque sea de ilusiones. Se vive de la esperanza construida en el imaginario social de que el mañana será mejor con lo que le permite al colectivo satisfacer la necesidad imaginaria del presente.

Ahora bien, el período de emancipación como el republicano, tienen características comunes: son ciclos de constante rupturas y refundaciones, de tener siempre la presencia de un individuo salvador, libertador, restaurador, innovador, etc. Por lo que las masas encuentran así un nuevo sentido ante la aparición de alguien “mesiánico”, que cuestione el viejo orden con la promesa por delante de ejercer una verdadera acción política con capacidad para realizar el cambio hacia un “proyecto de nación”.

Estos aspectos, mencionados a grandes rasgos, remiten a una realidad más profunda que nos señala la manera cómo ha “evolucionado” el Estado-Nación en manos de “elegidos” en el recorrer histórico, lo que estimula la posibilidad de aproximarnos al imaginario social venezolano para ver en éste imágenes que aparecen con un significado pleno y lleno de ofrecimientos y ocultamientos que van más allá de lo que se ha hecho y se está haciendo.

En cada período las élites políticas apelan a expresiones como: «alma nacional», «alma de la raza», «alma del pueblo», «el alma llanera». Pero siempre el «alma». Estas expresiones recorren el territorio nacional de boca en boca, lo que permite también a las diferentes élites proyectarse y cuya finalidad consiste en estimular, reinventar un imaginario social colectivo que remarque aquellos aspectos singulares por ser éste un proceso de degustación, de “venezolanidad” para que sea a su vez, un proceso compartido por el colectivo social intentando vincularlo a una representación, a una teoría y a una práctica de la muerte, de enfermedad y la salud, del éxito y el fracaso, del bien y del mal y a todos los valores sociales.

De allí que a partir de estos hechos hemos establecido tres supuestos hipotéticos en los cuales se fundamenta este trabajo: a) El estado-nación venezolano ha evolucionado en manos de elegidos que han buscado realizar su “proyecto personal”. b) Dos de esos elegidos han sido el escritor Rómulo Gallegos y el Teniente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías. c) La expresión del “Proyecto Nación” de cada uno de estos dos actores sociales, se evidencia en: el caso de Rómulo Gallegos en su obra literaria y en el caso de Hugo Rafael Chávez Frías, en su “Proyecto de revolución bolivariana”.

Estos supuestos nos permiten formular las siguientes interrogantes : ¿tienen algún parecido estos dos proyectos? Sí esto es así, ¿es posible establecer una comparación entre ellos? Y esta comparación es la finalidad de este trabajo que aspira lograr como objetivos: a) determinar los elementos comunes entre los proyectos de estos actores sociales, b) describirlos y contrastarlos.

En la búsqueda de respuesta a estas interrogantes hemos seleccionado de Rómulo Gallegos, su discurso puesto en uno de los personajes principales de su novela Doña Bárbara, Santos Luzardo, quien sirve de mediador y asume las reflexiones y pensamientos del autor. Y de Hugo Rafael Chávez Frías su discurso sobre la Revolución Bolivariana expuesto en su arenga política.

Esta es una investigación documental que partió de la relectura de las obras de Rómulo Gallegos, la revisión de: material bibliográfico sobre el Chavismo y La revolución bolivariana aparecido en los últimos cuatro años b) material hemerográfico, particularmente los diarios nacionales: La VERDAD y El NACIONAL y c) los discursos del Presidente Chávez emitidos en cadena nacional tanto en ocasiones extraordinarias como las emisiones normales de su programa dominical “Aló, Presidente”. Todos estos discursos fueron escuchados durante el lapso 2000-2002, muchos de ellos fueron grabados en VHS.

1. VISIÓN DE CONJUNTO

1.1. El modelo teórico

El modelo analítico que nos permitirá contrastar los proyectos de Estado-Nación de estos actores, expresados en sus discursos, está inspirado en primer lugar en Durkheim (1992), de quien hemos tomado sus características de lo sagrado, y la noción de representaciones colectivas. Estas según el autor, son comunes a todo un grupo social y están cargadas de un saber que sobrepasa al individuo (Durkheim; 1992:404). Entre estas representaciones estarían la historia, los códigos representativos espacio-temporales, los mitos, los valores y la ideología. Para comunicar esos saberes, se necesita de un lenguaje. Igualmente, Max Weber (1987:193), nos ha servido para la reflexión sobre la importancia del carisma dentro del contexto social, como es la de ser una fuente de inestabilidad e innovación y por lo tanto, fundamental en lo que concierne al cambio social por ser la fuente de ese elemento de autoridad que lo convierte en algo voluntariamente excepcional. El fenómeno carismático, aunque vinculado a personas reales, hace que los seguidores del líder vean en él cualidades especiales para desarrollar un “proyecto”. Carisma, que dentro del contexto social, es ambiguo; por una parte, es fuente de inestabilidad pero a su vez, de innovación. El carisma es un elemento fundamental en lo que concierne al cambio social por estar vinculado al poder que, a su vez, lo convierte en algo respetado, aceptado y seguido. Dicho fenómeno está ligado a la persona que al proyectarse en el “otro” y a los “otros” ven en el individuo cualidades para desarrollar un “proyecto de cambio”, razón por la que acuden a su “llamado” como también pueden apartarse de su camino. Los que escuchan el “llamado”, reconocen en él cualidades “sobrenaturales” o “sobrehumanas“. Su misión en tanto que tal, es la de responder a ese hecho extraordinario, al poder, a la espontaneidad y a la creatividad. Todo eso lleva a desarrollar formas de pensamientos, sentimientos, acciones, relaciones, reacciones y la respuesta apropiada del “otro” en cuanto al respeto y fascinación ante la valoración que hace de las acciones ejercidas por el líder y cuyas necesidades le inducen a pensar en el “principio del salvador”. Todos en una u otra forma de expresión, se centran en las características negativas y/o positivas del “líder”. La base en que los mismos se sustentan es una especie de “mesianismo”. Este “mesianismo” no puede desvincularse de las expectativas del otro en el sentido de que su origen parte de la «desesperación» del individuo, según su condición social, pues el “líder”, surgido del contexto social, se aboca a esa búsqueda del liderazgo mesiánico o caudillismo, porque en su imaginario persiste la idea de que él, como gran líder, es el “llamado” para arreglar la situación que le rodea. Para Weber (ob.cit), el hombre necesita no sólo de ajuste emocional, también necesita seguridad cognitiva cuando enfrenta problemas como el sufrimiento y la muerte. De la misma manera necesita respuestas que le lleven a captar las semejanzas y las diferencias entre las muchas expectativas dentro de su cotidianidad. Aspectos a los que Durkheim, consideró «cosas sociales». Estas «cosas sociales» son aquellos hechos socializados de los individuos identificados con las fuerzas de la ley y el orden. Aspectos que pertenecen al escenario en donde la ley y el orden se imponen.

Además hemos enriquecido nuestra propuesta analítica con los aportes de Paul Ricouer (1991/1995) sobre las narrativas y Gilbert Durand (1981) en sus apreciaciones sobre el imaginario y el simbolismo. A partir de todos ellos hemos hecho la contrastación de los discursos de estos actores sociales sobre el proyecto de país.

1.2. El contexto

Visto desde la perspectiva del poder, estos dos actores pertenecen a épocas diferentes, pero tiene en común que llegaron al poder después de haber sido protagonistas o sus organizaciones políticas haber participado en golpes de estado. Pero su ascenso al poder se da no por el hecho de facto, sino a través del voto del “soberano”. Rómulo Gallegos, ejerció la presidencia en 1948; Hugo Rafael Chávez Frías fue electo en 1998. El primero, ejerció el poder por un tiempo de ocho meses. El segundo, lleva cuatro años en el mismo. Los dos asistidos por un gran deseo: voluntad de cambio. Ambos, al entrar en la zona de faena, comienzan a desarrollar su propio juego dentro de la cotidianidad que exige una acción que podría llevar al fracaso o al éxito. Gallegos, se ve realizado en el personaje de Santos Luzardo. Chávez en Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez, la trilogía ancestral o como dice Manuel Caballero (1995:206), los «tres genios tutelares» en que se ha fundamentado dicha voluntad de cambio. La apreciación de Martín Buber (1969:20) sobre la relación del hombre con su contexto, nos permiten remarcar que ésta no se limita a relaciones técnicas (hacedor de cosas y/o manipulador de las fuerzas naturales) las cuales se agotan dentro del orden empírico del ecosistema. La otra relación está dada por el Yo-Tú. Es la participación de los sujetos dentro del contexto geográfico, histórico y sociocultural. En este sentido, los individuos interactúan en la situación la cual está caracterizada por las relaciones con el otro. En esa relación Yo-Tú corresponde a una “presencia” que va más allá de las apariencias. Esta “presencia”, especie de voluntad “oculta” es la que posee el control de todo aquello que acontece dentro de la estructura social.

En el caso de Rómulo Gallegos, es la dictadura además de la idea en cuanto al “progreso”. Gallegos nos traslada a ese mundo de la dictadura y de sus propios ideales. En ese mundo se desplazan tres personajes de sus novelas: doña Bárbara, Santos Luzardo y Cantaclaro, en donde la presencia de cada uno de los personajes aludidos connota una forma de ser, de pensar, una búsqueda. Gallegos, como evolucionista, retorna a los personajes al origen, al rito colectivo de volver a empezar y se esfuerza en sustraerlo de la creación colectiva cotidiana. Sus ideales lo llevan a definir un nuevo tipo de control social, dotado de contenido y de una significación diferente de los que tenían en el antiguo orden. El propósito de Rómulo Gallegos es un proyecto de Nación armada y dinamizada por la educación y la cultura. Gallegos dirige su mirada a Europa en búsqueda de valores culturales y de inspiración; la civilización europea según él, se debe imitar hasta tanto le llegue el momento a Venezuela de alcanzar su propio status civilizatorio, ya que el estado en que ella se encontraba, para ese entonces, era el de la violencia incubada por el “salvaje ambiente de la llanura” planteado también en otras latitudes y por otros actores como Domingo Faustino Sarmiento en su “Civilización y Barbarie”. Tanto para éste como Gallegos y Vallenilla Lanz, la violencia engendra violencia, fracaso, desilusión.

El no recurrir a la fuerza es una característica galleguiana, pero él comprende la necesidad de un gran esfuerzo similar al del conquistador o del caudillo para imponer ideas renovadoras. Santos Luzardo es el mediador-propagador, modernizador de esas ideas. Será él quien las exprese (1959:129)

«Santos Luzardo contemplaba el animado espectáculo de la niñez, cuando al lado del padre compartía con los peones los peligros del levante. Sus nervios, que ya habían olvidado la bárbara emoción, volvían a experimentarla, vibrando acordes con el estremecimiento de coraje con que hombres y bestias sacudían la llanura, y ésta le parecía más ancha, más imponente y más hermosa que nunca, porque dentro de sus dilatados términos iba un hombre dominando la bestia y había sitio para muchos»

Gallegos propugna la acción individual debido a que no existía ni conciencia ni voluntad colectiva. Para él, los individuos habían sido la causa del sufrimiento en Venezuela, de igual forma serían también la causa de la esperanza. De las masas, tampoco se podía esperar nada, «porque el trabajo de las masas es demasiado pegado a la tierra para despertar» (1959:1624). En ese “despertar” de las masas (corriente positivista), jugaría un papel importante la educación superior de la “inteligencia”. Y más que buenas intenciones, al aparato político de la democracia le urgía una clase de inteligencia que implicara a médicos, ingenieros, abogados, maestros, entre otros, para sacar al país de la “barbarie”. Gallegos, en su discurso, presenta, alternativas para entrar a la “civilización” con la ayuda de las clases intelectuales como estrategia. De ésta se derivaría toda una red de instituciones y prácticas culturales que permitirían realizar, desde una perspectiva global, los procesos sociales y políticos venezolanos.

Gallegos será el “civilizador” que lleva el germen del nuevo paradigma que se impondrá en la adequidad con la anuencia de Rómulo Betancourt y su “Plan Barranquilla”, creado por éste en su etapa juvenil y madurado en el transcurrir de su vida política-democrática, como él mismo lo ratifica, citado en Brito García (1993:146), con el siguiente discurso:

«... ya madurado mi pensamiento, fui redactor del documento llamado “Plan Barranquilla”, el cual tiene la peculiaridad histórica de ser el arranque de la filosofía y el programa que en la actualidad configuran a Acción Democrática»

Programa vigente por más de cuarenta años, fundamentado en la social democracia adeca.

Hugo Rafael Chávez

En el caso Hugo Rafael Chávez Frías, es su oposición a los cuarenta años de democracia representativa y su idea de Revolución Bolivariana. Al igual que Cipriano Castro -quien fuera presidente de 1899 a 1908- tiene como fuente de inspiración al Libertador y en palabras del primero, «vinimos a seguir el camino que Bolívar no pudo terminar». Chávez ha comenzado por acusar de corrupción e ineficiencia a sus predecesores del proceso de 1945 a 1948 y de 1958 a 1998, con lo que ha establecido una ruptura refundando la Nueva República. Y como señala Ramón J. Velásquez (2000:16), Chávez

«... con su presencia en la Presidencia de la República y como vocero de MBR, comienza una nueva etapa histórica en el proceso institucional del país. Y en su interés por las afinidades y comparaciones históricas se empeña en definir el proyecto “bolivariano” como la presencia de una nueva composición del poder que viene a sustituir los cuarenta años que denomina “puntofijismo”..[y] plantea la posibilidad de que dicho movimiento se mantenga en el poder por un tiempo parecido al de los anteriores períodos: la república conservadora (1830-1863); la república liberal amarilla (1864-1899); la república restauradora andina (1899-1945). Y la república democrática (1945-1998)»

Como suele decirse en algunos momentos críticos, estamos hoy presenciando los dolores del alumbramiento de un nuevo proceso de cambio; viviendo cómo se da esta “revolución en paz y en democracia, la refundación de la nación”.

Chávez, conjuntamente con sus compañeros de armas: Joel Acosta Chirinos, Francisco Arias Cárdenas y Jesús Urdaneta, quisieron identificar su pensamiento y encaminar su orientación bajo el simbolismo de lo trascendental venezolano, interpretado como elemento representacional su juramento de transformar a Venezuela bajo la sombra del un árbol (El samán de Güere). Este grupo funda el EBR conformado con las letras iniciales del nombre y el apellido de los considerados ancestros de la nueva propuesta, estos son: Ezequiel Zamora, Simón Bolívar y Simón Rodríguez. En estas iniciales se ocultaba el verdadero nombre de la organización Ejército bolivariano revolucionario, el cual fue fundado el 17 de diciembre de 1983. Para Arias Cárdenas (El Universal, 04/02/ 2001-p.10),

«Esta es una acción en pro de los que están cansados, de quienes reciben sólo promesas y son víctimas de un sistema que se ha dado a llamar democracia. Somos seguidores del pensamiento de Bolívar y de su maestro, Simón Rodríguez. En su memoria realizamos este movimiento para que se entienda que nuestra función es rescatar a esta población mancillada por los políticos, por la demagogia y por la burocracia que corroe a esta región»

En palabras de Elías Pino Iturrieta (2000:43),

«Su líder Hugo Chávez Frías, en uno de sus ejercicios más antihistóricos que se tenga memoria, proclamó entonces el ideario de Bolívar como panacea para las urgencias de Venezuela. Pero, no contento con la magnitud del anacronismo, mezcló las ideas del grande hombre con los atrevimientos latinoamericanistas de Simón Rodríguez y los argumentos que supuestamente desarrolló Ezequiel Zamora durante el comienzo de la guerra federal»

Chávez, es un personaje inédito que aparece como producto de un fracasado golpe de Estado en el cual falló el soldado, pero nació el “político”, con lo que crea un ambiente que alterará el curso de la historia al emitir el siguiente discurso el 4 de febrero de 1992,

«Compañeros. Lamentablemente, por ahora, los objetivos que planteamos no fueron logrados en la capital. Es decir, nosotros aquí en Caracas no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron bien por allá. Pero ya es tiempo de reflexionar. Vendrán nuevas situaciones. El país tiene que enrumbarse hacia un mejor destino... Así que oigan mis palabras. ¡Por favor!, reflexionen y depongan las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazados a nivel nacional, es imposible que los logremos... Yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar “bolivariano”»

Mensaje a través del cual implícitamente, se detecta que su verdadero objetivo se estaba cumpliendo. Sus armas no fueron los tanques desplazados por la capital sino su verbo. La palabra es la única y verdadera arma de Chávez. Sólo así puede entenderse la dimensión en horas-trabajo-hombre de sus discursos, la mayoría de ellos, expresados con un vocabulario “guerrero” y un habla encendida.

1.3 Los hechos

El punto central de este trabajo es la comparación, “arriesgada” por nuestra parte, de ese “ayer” y este “hoy” de dos actores que tienen que ver desde la perspectiva del hoy, con un pasado rechazado, un futuro anunciado y de un presente huidizo. Para ambos, el proceso en definitiva, trata de construir y dirigir el destino del hombre y del mundo, es decir: Venezuela.

Hoy en este espacio geográfico-histórico se ubicarán a esos dos actores: Rómulo Gallegos (a través de Santos Luzardo) y Hugo Rafael Chávez Frías. Ambos, desde su punto de vista, aspiran en su imaginario cumplir con una misión como es la de construir un nuevo país. Estos están movidos por una voluntad de cambio, expresada por ellos y asumida por el soberano.

Esta misión está centrada en la representación colectiva del “árbol”, la cual nos servirá para poder contrastarlos. El árbol como representación colectiva, está presente en muchas culturas. En el caso de la cultura venezolana tiene diferentes vertientes: a) por su herencia judeo-cristiana que concibe en sus orígenes cosmogónicos la presencia de dos árboles: el árbol de la vida y el árbol de la sabiduría:

«Después Dios el señor plantó un jardín en la región de Edén, /en el oriente, y puso allí al hombre que había formado. Hizo crecer también toda clase de árboles hermosos que daban fruto bueno para comer. En medio del jardín puso también el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal» (Génesis 2.8-9).

b) De igual manera, está presente por la herencia africana y por la indígena ya que, muchas de las culturas amerindias, tienen al árbol como un símbolo cósmico. Sirva como ejemplo, el siguiente fragmento extraído de un cuento indígena del Amazona, titulado Un dios de los Punibas, Can-Tim, creador de la yuca publicado en De Armellada (1975:231),

«Cuando principió el mundo la mata de yuca era una persona como nosotros, era hombre, se llamaba Can-Tim, padre de las yucas. Vivía como indio y se convertía en yuca para que ellos comieran. Tenía mujer e hijos, grandes y pequeños. [su mujer era vieja y floja]….Enojado y ofendido Can-Tim abandonó la choza con sus hijos mayores…Can-Tim no regresó… No volvió más…Una mañana [los hijos pequeños] decidieron ir a buscarlo y se volvieron loros. Volaron hacia donde muere el sol y dieron vueltas y vueltas hasta donde nace el sol y allí lo encontraron…Los pequeños le contaron la causa del viaje y el padre le explicó el motivo de su fuga y abandono de la casa [la madre en un descuido de Can-Tim le arrancó las orejas]. Sin embargo les prometió regresar una noche para llevarles suficiente comida…En la mitad de la siguiente noche llegó el viejo con sus otros hijos y sus nueras. Los menores se levantaron. Con la curia comenzó la fiesta. Todos comían casabe. Bebían curia y yucuta. Cuando amaneció se acercaron otros amigos. Bailaban y cantaban para celebrar el regreso de Can-Tim, pero a la vieja no le daban ni un pedazo de casabe ni un trago de yucuta. Más no todos estaban contentos con el regreso de Can-Tim. Sus enemigos los Gusanos-de-la-yuca, querían acabar con esa alegría. Mandaron un par de Gusanos-de-la-yuca, que también eran gentes, a eso del mediodía. Los dos tomaron camino de la fiesta…Cuando apenas los sintieron comenzaron a vomitar todos los invitados. Ante el peligro, Can-Tim se lanzó a pelear una vez más contra sus eternos enemigos y, como siempre, los venció. La fiesta se prolongó por muchas lunas para celebrar el regreso y el triunfo del Padre -de-las-yucas»

El árbol como símbolo es polivalente. Puede ser a la vez símbolo del ciclo estacional como de la ascensión vertical (Durand; 1981:48); representa el cosmo, su densidad, su crecimiento, su proliferación, generación y regeneración. En tanto que símbolo de la verticalidad, transforma el centro en eje. El árbol de la vida, es el retorno al centro del ser en su estado edénico; el árbol de la sabiduría opone una dualidad a la unidad del árbol de la vida ya que distingue la ciencia del bien y del mal. El hombre, criatura divina se transforma en hombre adánico por su elección del árbol de la sabiduría. El árbol es el símbolo de la regeneración perpetua, y por tanto de la vida en su sentido dinámico.

El árbol como símbolo de la verticalidad es ascensional (Durand, 117); compromete y está relacionado con las valoraciones; es el eje fundamental de la representación humana; constituye el “viaje en sí”, el viaje imaginario más real de todos (id. 120).

2. RÓMULO GALLEGOS vs HUGO CHÁVEZ

Abordaremos ahora a esos dos actores, brevemente, que desde su propia perspectiva emprenden una “acción renovadora” concebida como un “proyecto vital” y cuya tarea esencial es la de ser “promotores”: Gallegos lo pone en boca de Santos Luzardo cuando dice en su novela Doña Bárbara (Gallegos; 1964:21-22),

«..ante el espectáculo de la llanura desierta, pensó muchas cosas: meterse en el hato a luchar contra los enemigos, a defender sus propios derechos y también los ajenos, atropellados por los caciques de la llanura..., luchar contra la naturaleza: contra la insalubridad, que estaba aniquilando la raza llanera, contra la inundación y la sequía que se disputan la tierra todo el año, contra el desierto, que no deja penetrar la civilización... lo que urge es modificar las circunstancias que producen estos males...; era la misma tendencia de irrefrenable acometividad que causó la ruina de los Luzardos; pero con la diferencia de que él la subordinaba a un ideal: luchar... no sería solamente salvar Altamira, sino contribuir a la destrucción de las fuerzas retardatarias de la prosperidad del Llano. Y decidió lanzarse a la empresa con el ímpetu de los descendientes del cunavichero, hombres de una raza enérgica; pero también con los ideales del civilizador, que fue lo que aquellos les falló»

Hugo Rafael Chávez lo expresa en el siguiente fragmento publicado en QUINTO DÍA (19-25/05/2002-p.20), en su respuesta a la Carta Abierta emanada de la Conferencia Episcopal:

«En nombre del “Bravo Pueblo” a quien tengo el honor de conducir; en nombre de esa avalancha humana que tomó la decisión irrevocable de cambiar el destino de la República; en nombre de quienes luchan por su restauración moral, en nombre de los excluidos y explotados de todas las horas hijos de nadie y dueños de nada; en nombre de los mártires y olvidados de siempre, que no tienen quien les escriba; en nombre de millones de hombres hundidos en esta política, evidente e inmerecida miseria que les oprime el corazón y les quebranta el alma…; en nombre de quienes avanzan inspirados al calor de las luminosas reflexiones que ahuyentaron esas tinieblas; en nombre de ese olvidado pueblo que me catapultó a la Presidencia con la poderosa humildad de su sufragio para evitar desencadenamientos destructivos. Y en nombre de nuestro amor por el Redentor del Mundo, quien bajó de la cruz para luchar por los desposeídos; un Supremo alguien que ilumina estos caminos con su llama profunda de iluminación y a la luz de cuya doctrina se da respuesta a vuestra Carta Abierta»

En los proyectos de estos dos actores se introducen paradigmas “renovadores” con lo que comprometen la acción personal con la cual tratan de encaminar la calidad de vida de sus seguidores.

En el primer caso, el proyecto de cambio estaba concebido, hacia la consecución de una nueva fórmula como sería la de la “democracia” opuesta a la dictadura; el responsable de ese cambio lo emprendería Rómulo Gallegos, tal como lo expresa su personaje Santos Luzardo y, en el segundo caso, hacia una “revolución en democracia” negando cuarenta años de historia de vida democrática en la sociedad venezolana. Cada uno de ellos, con su propio nombre, no es más que la designación que permite particularizarlos. Pero, como bien lo señala Ricoeur (1990:73)«nos resta la labor de informarnos y de informar a los otros acerca de sus propiedades y características».

¿Cómo se presenta el simbolismo del árbol en estos personajes?

En la actitud de ambos se aspira reconstruir, refundar, la nueva sociedad. En ambos hay una presencia de mesianismo, los dos están comprometidos con su acción refundadora, la cual está íntimamente ligada con su valoración del pasado. Gallegos lo expresa de la siguiente manera:

«En Venezuela se violan las leyes de una manera fatal...Las viola el mandatario que las mira como obstáculo, pasando sobre ellas, y los que han de legitimar sus tropelías interpretándolas a su antojo; y las violan, en el sentido estricto de la palabra quienes de una manera arbitraria las enmiendan y reforman aun en obsequio al bien público» Gallegos (1959:1582),

Y el teniente Coronel Hugo Chávez Frías (El Nacional, 01/07/ 1999-D6), opina así de sus antecesores:

«…haber rescatado la moral en torno al planteamiento de Bolívar, creo que fue una victoria, independiente de lo que ocurrió el 4 de febrero … Yo nunca he pensado que pueda transformar una sociedad, sino ayudar…En cuanto al proceso de transformación y esto apenas está comenzando… En cuanto al proceso de transformación siempre quedan viejos reductos: nada comienza de nada… Yo anuncio un ataque, pero bien fuerte, por debajo, y lo estoy avisando. Yo siempre aviso los ataques. Ahora nosotros estamos montando un ataque en los municipios, vamos, hacia un nuevo poder local, democrático. El año que viene, el mapa de alcaldías va a ser muy distinto, estoy seguro. Yo le hago un llamado a todos los dirigentes que se sientan honestos para que dejen atrás una dirigencia vieja, maluca y podrida»

En ambos discursos pueden, implícitamente, leerse aspectos del simbolismo del árbol en lo referente a la verticalidad de los procesos cíclicos de la evolución en cuanto: muerte y regeneración. En este sentido, el árbol permite la comunicación con tres niveles y esto es válido para los dos actores. El primero, sería el subterráneo, debido a la profundidad que alcanzan sus raíces ancestrales; por el tronco y las ramas circula la savia que lo alimenta y la oxigenación por las hojas que permitiría la renovación de las ideas.

Las raíces están representadas en su consideración de que es un hombre del llano: Santos Luzardo, en el caso de Gallegos, y el T. C. Hugo Chávez Frías no sólo asume que es su lugar natal, sino que se reivindica como heredero de “Maisanta”, luchador contra el gomecismo. Por otra parte, los llaneros tuvieron un papel protagónico en la guerra de independencia y es también un llanero quien lideriza la separación de Venezuela de la Gran Colombia y se convierte en el primer presidente de Venezuela (Páez). El Llano como región es una parte del territorio venezolano en el cual se ubican como en todo espacio geográfico: procesos y relaciones sociales así como elementos y sucesos naturales vinculados entre sí formando un todo orgánico. El llano es el espacio mítico-geográfico de energía vital, zona virgen con una gran fuerza telúrica en donde coexisten plenamente los contrarios, centauro, andrógino, macho-hembra, luz-oscuridad. Aspectos sucesivos de una sola y misma realidad que puede ser abolida si al frente de la situación sale un “líder carismático” y/o “mesiánico” capaz de unir los contrarios imponiéndose sobre el “cosmos” en su totalidad. Ese sería para la época de Gallegos: “Santos Luzardo” y hoy, principio del siglo XXI, Hugo Rafael Chávez Frías. Los dos favorecidos por poseer carismas de fuerzas suficientes para movilizar.

Pero además, el Llano como representación de lo propio, también permite recrear imágenes de pertenencia y realidad nacional por una parte y, por la otra, motiva a los diferentes logros destinados a producir en él los cambios necesarios con el fin de alcanzar las reformas deseadas hacia la verdadera venezolanidad. Es decir, la necesidad emergente de modernizar un cuerpo social en todos sus aspectos (económico, político, social, cultural, educativo, moral etc.). Y como señala Augé (1993:5)

«Este recorrido es ‘cultural’ esencialmente puesto que, pasando por los signos más visibles, más establecidos y más reconocidos del origen social, delinea simultáneamente el lugar cuyo análisis tiene sentido porque fueron cargados de sentido y cada nuevo recorrido, cada reiteración ritual refuerza y confirma una necesidad»

En consecuencia, el Llano es la representación de la Venezuela de los caudillos en donde pueden reconocerse personajes, ideologías, leyes, costumbres, sucesos, por mencionar algunos, lo que permite captar las diferencias, las semejanzas y lo que “aparentemente” ya no somos en el mismo contexto.

Para Gallegos su proyecto estaba centrado en alcanzar un orden tan poderoso en su justicia y capacidad para la convivencia y el progreso, que resistiera la involución. Su propuesta, el orden frente al caos; es decir, la modernidad. Para poder atravesar esas fronteras era indispensable la cultura y la educación. Lo que sería un rito de paso realizado por Santos Luzardo como modernizador. Su proyecto de Nación tendría como fundamento el paradigma positivista-progresista. Gallegos remarca que del árbol de los Luzardo sólo quedó la rama de Santos después de la tragedia familiar. El será el civilizador que lleva el germen del nuevo paradigma que se impondrá, con la anuencia de Rómulo Betancourt, por cuarenta años.

Hugo R. Chávez Frías, hunde sus raíces también en lo llanero. En el libro de Blanco Muñoz titulado “Habla el Comandante” (1998:27 y 79), hay una expresión de Chávez la cual es vital para entender no sólo al personaje, sino también su proyecto de nación:

«Me considero un luchador social, un revolucionario…Soy sencillamente un elemento más que se mueve en un proceso de cambios profundos, de revolución…, y estoy convencido de que eso va a ocurrir. Me ubico en ese movimiento….No me siento angustiado por la necesidad de presentar un proyecto ideológico completo…. Eso no me corresponde a mí, yo prefiero lo que Alí Primera cantaba: hagamos la historia, si es que podemos hacer algo con ella; que otros la escriban después… Yo no soy el pensador que va a generar una doctrina nueva, original, total. ¡No! Yo prefiero hacer»

Todo esto hay que traducirlo a aspectos vinculados con su discursos acerca de justicia, de libertad, de cambios, de transformación, de dignidad, de pueblo en una sola palabra de “bolivarianismo” que es la clave para entender el proyecto chavista. En la representación simbólica de este árbol surgen cuatro ramas. La más frondosa es la de “Hugo”. El vuelve su mirada y hace un diagnóstico de la realidad; surge así una propuesta de cambio y retoma los hechos y pensamientos de tres figuras históricas del siglo XIX. De ahí el simbolismo en cuanto al nombre del Árbol de las tres raíces. Estas tres entidades histórica son: Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez. En su discurso y sus actos públicos actualiza el mito bolivariano ritualizándolo. Hasta ahora, no se sabe a ciencia cierta en cuál “paradigma” se ubica, ya que además del bolivarianismo se confiesa comunista y partidario de una democracia participativa que conduzca al país “al mar de la felicidad”, siguiendo el modelo cubano.

El tronco político en el cual se inserta Rómulo Gallegos es la de ubicarle como origen a su personaje Santos Luzardo, tanto el ser llanero como del pueblo, popular.

Santo Luzardo es descendiente de Evaristo Luzardo (Gallegos, 1964:15-17),

«uno de aquellos llaneros nómadas que recorrían -y todavía recorren- con sus rebaños las inmensas praderas del cajón del Cunaviche, pasando de éste al del Arauca, menos alejado de los centros de población. Sus descendientes, llaneros genuinos de-pata- en el suelo y garrasí»

El otro tronco político de Gallegos está relacionado con el positivismo, el evolucionismo y la ilustración, postulados vigentes en su época y compartidos con algunos contemporáneos. Saberes que están interrelacionados con la vida cotidiana, la dictadura, la ideología, la historia, la geografía, la cultura, por nombrar algunos. Su descendencia puede visualizarse en el Esquema 1.

El tronco heredado por Chávez y lo que puede considerarse como la mejor demostración de exaltar y realzar el pasado en sus discursos es la constante invocación a Maisanta y a la abuela paterna Rocinés quien lo crió. Y en su tronco político, además, recibe la herencia de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. Tal como se representa en el Esquema 2.

Las ramas de Santos Luzardo se ven oxigenadas a partir de todos esos saberes que Gallegos filtra, construye y recrea sus experiencias modelando sus expectativas que ya se vislumbraban en sus primeros ensayos publicados en La Alborada (1909) y en El Cojo Ilustrado (1912). Por otra parte las ideas aportadas por Comte, Rousseau y otros filósofos de la Ilustración. Además enriquecidas con nuevas lecturas y experiencias dentro del campo político-educativo y que reforzará con la etapa posgomecista en su trayectoria cívica-partidista. De esa corriente de pensamiento surgen los códigos de su tesis del “Progreso” promovida por su vocero “Santos Luzardo” como activista.

Las ramas de Santos Luzardo se ven oxigenadas a partir de todos esos saberes que Gallegos filtra, construye y recrea sus experiencias modelando sus expectativas que ya se vislumbraban en sus primeros ensayos publicados en La Alborada (1909) y en El Cojo Ilustrado (1912). Por otra parte las ideas aportadas por Comte, Rousseau y otros filósofos de la Ilustración. Además enriquecidas con nuevas lecturas y experiencias dentro del campo político-educativo y que reforzará con la etapa posgomecista en su trayectoria cívica-partidista. De esa corriente de pensamiento surgen los códigos de su tesis del “Progreso” promovida por su vocero “Santos Luzardo” como activista.

La ramas de Chávez se verán oxigenadas como dice el mismo Chávez (ibid:294), por

«la anexión futura de pensadores, de viejas y nuevas ideas que vayan conformando un sistema ideológico totalmente nuevo y que tenga coherencia, o que esté a la altura de los cambios que vienen, que sea útil a esos procesos que vienen, porque la socialdemocracia, o el socialcristianismo, que son los pilares de este modelo que nació en Francia después de la revolución, de la democracia liberal, luminista, occidental, ya no sirven. Y las bases del comunismo científico pues tampoco han demostrado que sirven. Creemos que esta presentación nuestra, que llama a una elaboración a la cual hemos invitado a discutir a pensadores, ideólogos, sobre eso, en vez de rechazar de entrada por folklórica, por atrasada, por anacrónica, la idea de un planteamiento ideológico autóctono bolivariano, zamorano, etc., en vez de rechazarlo, invitamos a revisarlo con mucho cuidado»

Ramas que deben ser oxigenadas con el aporte de todos aquellos que han sido llamados bajo la sombra del árbol a realizar una profunda reflexión de tal manera que como dice Chávez (ibid: 294),

«… [el] árbol de las tres raíces [es] como [un] símbolo ideológico, que recoge las experiencias latinoamericanas y venezolanas que hoy tienen vigencia»

Las imágenes de estos dos actores, pueden considerarse como un fenómeno en el proceso de cambio en el estadio de la muerte y del nacimiento, del crecimiento y evolución de un nuevo sistema dentro del orden establecido en donde el otro y los otros juegan un papel indispensable dentro de los dos polos de cambio. Es decir, entre el nuevo y el antiguo, lo que muere y lo que nace, el comienzo y el fin, los cuales son expresados en una u otra forma por las dos posiciones. En el primero, Santos Luzardo, en el imaginario de su creador Rómulo Gallegos con su posición modernista-positivista. Y Hugo Chávez ¿posmodernista? Uno a mediados del siglo XX y el otro, a fines del siglo XX y comienzo del siglo XXI.

Lo que si está claro es que Chávez representa la encarnación de la ruptura con el pasado; es el salvador; es la caja de resonancia de buena parte de la rabia y el rechazo popular a la herencia democrática venezolana de intolerancia, ineficiencia, indiferencia, abismo social y político. Chávez es la sustitución de un liderazgo por otro liderazgo al igual que Santos Luzardo fue la sustitución de un cacicazgo por otro cacicazgo. Pero con Chávez, eso era lo que el soberano deseaba; por eso él se considera a sí mismo como la voz del soberano. Su lengua es la espada de la justicia. Con su verbo encendido castiga al que no está con él e insulta y degrada a sus detractores. En sus propias palabras (El Nacional, 31/03/ 2001-D1),

«Seguiré desenmascarándolos… Estoy dispuesto a lo que sea por defender el sacrosanto derecho del pueblo a vivir en dignidad. Bueno es el cilantro pero no tanto. No se confundan los atropelladores pensando que Chávez está aguadito. No, no, no, no se equivoquen los abusadores. Estoy aquí y dispuesto a dar mi pellejo por el pueblo»

Ambos iniciados y exorcizados por la academia: uno Dr. en Leyes y el otro, militar pero en el transcurrir del tiempo emparentados por ideas surgidas como producto de una reflexión y evaluación de una realidad: la venezolana. Ambos asumen la lucha por una situación de “fractura” que los llevó a la toma de decisiones para romper con el orden establecido en el cual aparece el “conflicto”. Santos Luzardo, para Gallegos, sería la representación ideal del progreso y de las libertades individuales del siglo XIX. Es por consiguiente, el porta voz y ejecutor de dichos principios apegados a la ley. Cada situación es pensada y ejecutada acorde con sus principios éticos para lograr la meta deseada. De tal manera, que Luzardo con su hacer-saber se identifica con un proyecto y además encarna la necesidad de superación de él y del “otro”, por lo que todo el contexto habla de la situación en la que se desarrolla la acción en el imaginario del autor y también es la representación del estadio histórico, político, social, económico y cultural de la Venezuela de ayer.

Por la otra parte, Chávez representa hoy el país marginal. Ahí radica su fuerza. Es el nuevo líder que se proyecta a partir de 1998 como ya se ha señalado. Desde mucho antes de llegar a la presidencia apela al mismo discurso al que han acudido todos aquellos que han aspirado y llegado posteriormente a la presidencia, en cuanto hace referencia a los “desastres” de la administración anterior.

Así, cada uno de estos líderes asume el poder como un renovador de la fe; el esperado, el enviado. Con ellos el imaginario del soberano se llena de expectativas

CONCLUSIONES

En este sentido, puede decirse, que el “soberano” de ayer y de hoy queda atrapado, sometido, alienado en el escenario, en esa especie de teatro de expectativas con sus actores, personajes, discursos, ideas de donde abstrae constantemente situaciones a partir de sus vivencias asignando significados a los acontecimientos con los que llega a sustituir en su imaginario viejos esquemas por otros nuevos en un contexto donde todo está cambiando e implica un nuevo modo de «ver»; por lo que produce además desorden, caos lo que significa que el modelo que le precede pierde vigencia. Proceso en el que la transición no se da hoy para hoy, sino que es un período extremadamente largo.

Transición que hoy vive el “soberano” como señala Gallegos (ibidem:59) en esta

«tierra abierta y tendida, buena para el esfuerzo y para la hazaña, toda horizonte, como la esperanza, todo camino, como la voluntad»

Crisis de la política en la que los representantes de todas las corrientes y partidos políticos ya no gozan de la plena confianza del “soberano”. Razón por la cual éste exige un cambio: Chávez (y su chavismo). En tanto que “solución”, ha logrado convencer a las masas más desfavorecidas de que él «terminará con los corruptos». La crisis que hoy vive Venezuela es societal. Se necesita por consiguiente, un esfuerzo conjunto de todos (Estado, Gobierno, empresarios, sociedad civil, trabajadores, etc.), integrados para desarrollar conductas y comportamientos hacia la valoración del trabajo y la productividad para lograr el cambio y enrumbar a Venezuela hacia el país con el que todos sueñan.

 

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