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Cuadernos del Cendes
versión impresa ISSN 1012-2508versión On-line ISSN 2443-468X
CDC v.51 n.51 Caracas set. 2002
Producción en ciencia frente a tecnología de la Comunidad de Madrid*
MARÍA TERESA FERNÁNDEZ
MARÍA BORDONS
ISABEL GÓMEZ
Resumen
La actividad científica y tecnológica de la Comunidad de Madrid (CM) en el bienio 1997-98 se analiza empleando indicadores bibliométricos. Se recoge la producción científica de la base de datos internacional SCI y de la española ICYT. La producción tecnológica se obtiene de las bases de datos de patentes española (CIBEPAT) y europea (EPAT). Se presentan tablas de correspondencia que permiten comparar temáticamente los resultados procedentes de las diversas fuentes. Se observa que en las áreas científicas más básicas (física, química, biomedicina) se publica principalmente en revistas internacionales, mientras que en las áreas más aplicadas (agricultura, ingeniería) predominan las publicaciones en revistas de ámbito nacional. La CM muestra una mayor actividad científica que tecnológica, siendo particularmente escasas las patentes europeas, lo que denota una debilidad del sector industrial español.
Palabras clave: Actividad científica / Actividad tecnológica / Indicadores bibliométricos / Patentes / Publicaciones científicas / Sistema Regional de I+D
Abstract
The scientific and technological activity of the Madrid Community (MC) in the 1997-98 period is examined on the basis of bibliometric indicators. The groups scientific production is taken from the SCI international data base and the ICYT Spanish data base. Figures on its technological production come from the Spanish (CIBEPAT) and European (EPAT) patent data bases. Tables permit a thematic comparison of the results from the different sources. It is found that publications in the basic sciences (physics, chemistry, biomedicine) are mostly in international journals, while publications in applied fields (agriculture, engineering) tend to be in national journals. The MC is more active in the scientific than in the technological arena, and generates few European patents; this indicates a weakness of Spanish industry.
Key words: Scientific Activity / Technological Activity / Bibliometric Indicators / Patents / Scientific Patents / Regional R&D System
Introducción
Los indicadores bibliométricos constituyen un método objetivo y eficaz para el análisis de la actividad de las comunidades científicas de un determinado país, región o sector institucional. Permiten conocer la estructura de las áreas o disciplinas científicas y su diferente comportamiento y realizar comparaciones entre regiones o países (Moed, 1989; Bellavista et al., 1997). Dado que la actividad científica y tecnológica está directamente relacionada con el crecimiento industrial y la competitividad de los países, su análisis y cuantificación resulta una práctica habitual en los países más desarrollados. Así, se pre¬sentan indicadores para cuantificar la ciencia y la tecnología en los Science Indicators de EE UU, en el Second European Report on S&T Indicators y en los Science & Technologie Indicateurs de la OST de Francia.
Existen en la literatura abundantes estudios bibliométricos basados en publicaciones o en patentes, pero el uso conjunto de ambos tipos de indicadores es menos frecuente por las distintas metodologías que requieren ambos tipos de análisis. Sin embargo, este tipo de estudios combinados son muy deseables, ya que permiten obtener una visión más completa de la actividad investigadora de los países en su doble vertiente científica (medida a través de publicaciones) y tecnológica (a través de patentes).
En España, el Departamento de Bibliometría del Centro de Información y Documentación Científica (Cindoc) del CSIC ha realizado en la última década numerosos estudios de la producción científica española, unas veces en el marco de proyectos de investigación y otras a solicitud de diversos organismos nacionales de política científica. Como resultado de dichos estudios se han elaborado numerosos informes y publicado en revistas científicas nacionales e internacionales de prestigio.
Se observa en diversos estudios que la Unión Europea compite en pie de igualdad con EE UU y Japón en la producción y generación de conocimientos científicos de calidad. Sin embargo, la actividad científica no parece tener repercusión en su actividad tecnológica, que está por debajo de lo que le correspondería por su nivel de investigación. Este gap existente entre los resultados científicos y tecnológicos ha pasado a denominarse la «paradoja europea» (Second European Report on S&T Indicators, 1997). Esta misma circunstancia se da en España, con un desequilibrio todavía más marcado; la actividad tecnológica está muy por detrás de la actividad científica, medidas a través de indicadores basados en publicaciones científicas y patentes.
La Comunidad de Madrid (CM) ha encargado al grupo de Bibliometría del Cindoc diversos estudios sobre su producción científica y tecnológica (Sánchez Nistal et al., 1998; Albert et al., 2001; Fernández et al., 2001; Gómez et al., 2002). En este trabajo se presenta un análisis de la producción en ciencia y tecnología de la CM, que dentro del conjunto de España es una de las comunidades más avanzadas, situándose por encima de la media europea según distintos indicadores económicos y tecnológicos (Second European Report on S&T Indicators, 1997). Se utilizan indicadores de producción científica y tecnológica derivados de bases de datos nacionales e internacionales, tanto de publicaciones como de patentes, con el objetivo de proporcionar herramientas para el análisis del Sistema Regional de I+D de la Comunidad de Madrid y la elaboración de las correspondientes políticas de ciencia y tecnología.
Metodología
Actividad científica
La producción científica se obtiene a partir de dos bases de datos multidisciplinares: la base de datos norteamericana Science Citation Index (SCI) y la española ICYT. La primera se emplea para la elaboración de la mayor parte de los indicadores bibliométricos internacionales por su carácter multidisciplinar y selectivo de aquellas revistas de mayor difusión y uso internacional (main stream science). Otras razones que explican su amplio uso son la exhaustividad en la recogida del nombre de todos los autores y todos los centros firmantes de los documentos, y la existencia de datos estadísticos publicados regularmente sobre cada revista que cubre, como son las citas y el factor de impacto. Sin embargo, ha de tenerse en cuenta el sesgo que presenta el SCI a favor de temas básicos y de ciencias de la vida en detrimento de la investigación aplicada o tecnológica, además de un sesgo a favor de revistas en lengua inglesa. De las aproximadamente 3.500 revistas de ciencia, tecnología y medicina analizadas en la versión CD-ROM, solamente 4 son españolas en el período 1997-98.
La base de datos ICYT recoge las publicaciones procedentes de una selección de 250 revistas españolas de ciencia y tecnología (no cubre la medicina). Recoge todos los nombres y lugares de trabajo de los autores firmantes, lo que permite realizar estudios de colaboración entre centros, sectores institucionales o países. Las bases de datos SCI e ICYT son complementarias al no existir solapamiento entre ellas, pues las cuatro revistas españolas cubiertas por el SCI en este período son de temas médicos, no analizados por ICYT.
Para el estudio de la actividad científica de instituciones a un nivel general, los centros se agrupan en los siguientes sectores institucionales: administración (nacional, regional, local), Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), centros mixtos CSIC-universidad, empresas (públicas y privadas), fundaciones, hospitales y universidad. Bajo la denominación de «hospitales» se incluye tanto su producción propia como la realizada conjuntamente con la universidad a la que pertenece cada hospital.
Además de los indicadores cuantitativos derivados de la producción científica, se han calculado otros indicadores semicualitativos que matizan dicha información, tales como el índice de actividad, el factor de impacto, el factor de impacto relativo y el carácter básico/aplicado de la investigación.
El índice de actividad (IA) es el porcentaje de la producción que la CM dedica a un tema, dividido por el porcentaje que ese tema representa en la producción nacional. Se emplea como medida de especialización.
Como indicador de visibilidad o difusión de los resultados de la investigación se ha utilizado el factor de impacto (FI) de las revistas de publicación, tal como figura en el Journal Citation Reports de 1998. El factor de impacto de una revista representa las citas recibidas por el «artículo medio» de dicha revista en un período de tiempo. Así, el factor de impacto de 1998 de la revista X se calcula dividiendo las citas que en 1998 han hecho las revistas fuente del SCI, SSCI y A&HCI a los artículos de la revista X de los años 96 y 97, dividido entre el total de ítems publicados por la revista X en esos dos años. Aunque la validez del factor de impacto como indicador de visibilidad es un hecho ampliamente aceptado, hay que tener en cuenta ciertas limitaciones en su uso. Así, por ejemplo, en su cálculo solamente se recogen las citas recibidas en muy corto plazo, lo que perjudica especialmente a las revistas que no cumplen las fechas de publicación previstas. Por otro lado, difiere mucho de un tema a otro, pues depende del tamaño de la comunidad científica, de sus hábitos de publicación y del carácter básico o aplicado del campo (la investigación aplicada suele utilizar bibliografía menos reciente que la investigación básica). Una importante conclusión que se deriva de todo lo anterior es la necesidad de manejar por separado el factor de impacto de cada disciplina (Gómez y Bordons, 1996).
Se introduce el indicador factor de impacto relativo (FIR), calculado como cociente entre el FI medio de una institución determinada en un tema y el de la producción total de España en dicho tema. Un FIR superior a 1 indica que la institución analizada está publicando en revistas de mayor FI que el promedio de España. Un FIR menor que 1 indica el uso de revistas de FI inferior al de la media de España.
Para estudiar el carácter básico o aplicado de la investigación, se ha utilizado una clasificación realizada en 1986 por Computer Horizons Inc. (Noma, 1986) que agrupa las revistas en cuatro niveles, atendiendo al tipo de investigación que en ellas se publica. Dicha clasificación, sujeta a actualizaciones periódicas, se basa en un complejo análisis previo de los hábitos de citación de unas revistas a otras. El nivel 1 corresponde a revistas de observación clínica biomédica o tecnología aplicada, como el Journal of the American Medical Association y el Journal of Iron & Steel Institute; el nivel 2 incluye el grupo clínico mixto o ciencia tecnológica/ingeniería, representado por el New England Journal of Medicine, Journal of Nuclear Science and Technology y Proceedings of IEEE; el nivel 3 corresponde a la investigación clínica o investigación aplicada, representado por el Journal of Clinical Investigation, Cancer Research y Journal of Applied Physics. El nivel 4 incluye la investigación científica básica y está representado por el Journal of Biological Chemistry, Journal of the American Chemical Society y Physics Review. Las revistas del nivel 4 citan casi exclusivamente a otras revistas de investigación básica, mientras que las revistas clínicas citan a revistas clínicas, pero también a revistas de investigación básica.
Actividad tecnológica
Los indicadores de actividad tecnológica se obtienen a partir de las bases de datos de patentes CIBEPAT, producida por la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), que contiene datos bibliográficos de documentos de patentes y modelos de utilidad españoles o que designen a España, y de la base de datos europea EPAT de la European Patent Office (EPO) que contiene patentes europeas.
Para delimitar el conjunto de patentes a analizar es importante tener en cuenta el procedimiento de solicitud de una patente. El sistema que siguen las oficinas de patentes para incluir los registros correspondientes a cada patente es el siguiente: al solicitar una patente ésta permanece en secreto hasta que se publica la solicitud y en ese momento se incluye en la base de datos correspondiente. El lapso que transcurre desde la solicitud hasta la publicación puede ser de más de 2 años. Posteriormente las patentes se conceden o no, transcurriendo para este proceso un período que en algunos casos llega hasta los cuatro años. Es decir, una misma patente puede aparecer en las bases de datos como solicitada y publicada y posteriormente como concedida. La demora en la base de datos europea es menor que en la base de datos española. Con el fin de tener una amplia cobertura de la actividad tecnológica desarrollada por la CM, en este estudio se han considerado tanto las patentes solicitadas como las publicadas durante el período.
Se descargaron los documentos de los años 1997 y 1998 con alguna dirección de Madrid en el campo «lugar de trabajo» en las bases de datos bibliográficas, y aquellas patentes solicitadas o publicadas en dichos años en que figurase una dirección de Madrid en el campo de «solicitante» o «inventor». Los registros se estructuraron en bases de datos relacionales; se homologaron y codificaron las direcciones de los centros y se obtuvieron los indicadores mediante programas propios siguiendo la metodología de trabajo desarrollada en el Cindoc (Fernández et al., 1993).
Hay que tener en cuenta que en las patentes de ambas bases de datos los inventores y solicitantes pueden ser varias personas o instituciones. En la base de datos española solamente se facilita la dirección del primer solicitante, con lo que se pierde la información relativa a las patentes que surgen de una colaboración. Por el contrario, en la base de datos europea hay tantas direcciones como inventores y solicitantes.
En el estudio de las patentes se consideran los mismos sectores institucionales que en ciencia, añadiéndose el epígrafe de «particulares» para aquellos registros que únicamente proporcionan una dirección postal no identificable institucionalmente.
Ciencia frente a tecnología
El hecho de trabajar con documentos procedentes de cuatro bases de datos diferentes plantea problemas metodológicos en cuanto a las clasificaciones temáticas, al seguir éstas criterios muy dispares. El SCI clasifica temáticamente las revistas en una o varias disciplinas científicas y se atribuye dicha clasificación a cada uno de los trabajos publicados en las mismas, mientras que la base de datos ICYT clasifica cada documento siguiendo el esquema de clasificación de la Unesco 1987. Para solventar este problema se elaboró una tabla de correspondencia entre ambas clasificaciones. Se ajustaron las categorías ISI y las clases Unesco (4 dígitos) a las 8 grandes áreas utilizadas en el Informe Europeo de Indicadores de Ciencia y Tecnología (Second European Report S&T Indicators, 1997), con el fin de facilitar la homologación para poder hacer comparaciones internacionales.
Por último, las bases de datos de patentes emplean la Clasificación Internacional de Patentes (CIP), que aplican a cada documento, y que sigue criterios de utilidad práctica del producto o proceso patentado a la hora de estructurar la tecnología. Tras el estudio de las diferentes correspondencias entre las clasificaciones de la ciencia y la tecnología, se ha optado por emplear la clasificación establecida por el Fraunhofer Institut de Karlsruhe (Grupp y Hinze, 1994) y el Observatoire des Sciences et Techniques (OST) de Francia, recogida en el estudio de Sanz y Arias (1998) con ligeras modificaciones, de tal manera que se clasifican las patentes a cuatro dígitos CIP en veinticinco clases diferentes, que a su vez se agrupan en seis grandes áreas.
Resultados y discusión
Producción científica
La producción científica española con al menos una dirección de la CM en los años 1997-1998 ascendió a 11.494 documentos en la base de datos SCI y 3.664 documentos en ICYT. Predominan los documentos de difusión internacional (76 por ciento), aunque hay que tener en cuenta que no se está considerando en el estudio la medicina clínica publicada en revistas españolas.
Al comparar la producción de la CM con la de otras comunidades autónomas españolas se observa que es Madrid la que ocupa la primera posición (26-27 por ciento del total), seguida de Cataluña. Esta concentración bipolar se mantiene, tanto si se consideran los valores absolutos como si se relativiza el número de documentos al número de habitantes o al PIB regional.
En primer lugar se analiza en cada base de datos la producción de la CM, siguiendo la clasificación temática de la propia base. Tras efectuar la reclasificación temática de los documentos SCI e ICYT, según se describe en la metodología, resulta posible enfrentar la producción de difusión internacional y nacional por áreas temáticas (gráfico 1) y disciplinas (cuadro 1). Considerada de forma global la producción procedente de ambas bases de datos, las áreas más productivas son la investigación biomédica (23 por ciento) y la medicina clínica (22 por ciento), mientras que la menor producción se detecta en las áreas de ciencias de la Tierra (5 por ciento) y matemáticas (2 por ciento).
El análisis temático muestra grandes diferencias entre la producción nacional e internacional (gráfico 1). Las áreas de ciencia básica, como son investigación biomédica, física y química, se recogen casi exclusivamente en el SCI, por tratarse de temas de interés internacional. Por el contrario, en ingeniería/tecnología, biología/agricultura/medio ambiente y ciencias de la tierra, áreas más aplicadas y de interés más local, es la base de datos española ICYT la que aporta más documentos. En matemáticas, área básica, predominan las publicaciones en revistas internacionales, aunque hay bastante aportación a través de revistas españolas, que son de gran calidad. El área de medicina clínica no permite esta comparación, pues no se han analizado las revistas españolas de medicina cubiertas por la base de datos IME.
El cuadro 1 muestra la producción científica de la CM desglosada por áreas y disciplinas científicas. Se observa el comportamiento peculiar de algunas disciplinas dentro de cada área. Así, dentro de áreas de marcada orientación internacional como, por ejemplo, la química, sobresale la disciplina de polímeros por presentar una mayor contribución relativa de publicaciones nacionales. Dentro de las matemáticas se identifican dos disciplinas de comportamientos opuestos: en estadística prevalecen las publicaciones nacionales, mientras que en el resto del área predominan las internacionales. El área de tecnología/ingeniería agrupa una serie de disciplinas con distintos comportamientos. Coexisten disciplinas de orientación nacional preferente, como ingeniería civil, tecnología industrial y transportes, con otras de marcada preferencia internacional, como es ciencia de materiales o biotecnología.
Otro tipo de análisis realizado es el que busca indicadores relativos que diferencien el comportamiento de la CM y el del total de España. Así, en el SCI se calcula para cada disciplina y para los documentos que proceden de Madrid y de España, su nivel de investigación básico/clínico y su FI, además de los indicadores relativos IA y FIR. Con estos indicadores se compara la investigación de Madrid con el nivel general del país (cuadro 2). Ello permite detectar las disciplinas de mayor producción, aquellas en las que Madrid está especializada (IA>1) o en las que alcanza mayor visibilidad que la media de España (FIR>1).
En el cuadro 2 se observa que las disciplinas en las que la CM muestra mayor número de publicaciones son bioquímica, química-física e inmunología. Estas disciplinas no coinciden totalmente con aquellas en las que la CM muestra un IA>1, es decir, en las que su aporte a la disciplina es mayor que la del resto del país, en lo que sobresalen inmunología, física del estado sólido y física aplicada. Así, la CM dedica 5 por ciento de su producción a inmunología frente al 3 por ciento que dedica el conjunto del país. Finalmente, casi todas las disciplinas tienen un FIR algo superior a la unidad, destacando medicina interna y biología celular.
El análisis por sector institucional pone de manifiesto cuáles son los actores implicados en la publicación de los documentos. En este estudio se revela que la universidad es el sector más activo en ambas bases de datos. En el caso del SCI, a la universidad le siguen el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y los hospitales, mientras que en ICYT es la industria el segundo sector productor. La industria publica la mayor parte de los resultados de su investigación aplicada en revistas españolas de difusión nacional, mientras que publica muy poco en revistas internacionales.
La colaboración entre autores y centros de investigación ha experimentado un gran aumento en las últimas décadas, al trabajarse cada vez más en equipo, para complementar especialidades y compartir dispositivos cada vez más caros. Esto se ha visto favorecido, tanto por la expansión de las telecomunicaciones como por la mayor facilidad para los desplazamientos de los investigadores. Los indicadores de colaboración reflejan el aislamiento o la apertura de comunidades científicas, así como su incorporación a redes nacionales e internacionales de investigación (Bellavista et al., 1997).
Del total de publicaciones de la CM en SCI, el 30 por ciento se realiza en colaboración nacional y otro 30 por ciento en colaboración internacional. Estas tasas de colaboración difieren mucho por área temática: las tasas más elevadas de colaboración internacional corresponden a física, y reflejan la Big Science que emplea instalaciones como el CERN en que participan muchos países (Gómez et al., 1995). La colaboración internacional se fomenta en la actualidad en la Unión Europea, pues se considera que favorece los flujos de información y conocimiento entre los países y por ello fomenta la cohesión. Por ende, las tasas de colaboración internacional están cuantificando dichos flujos.
En ICYT las tasas de colaboración internacional son mucho menores, poco más del 6 por ciento, lo que indica que cuando se colabora con equipos de diversos países tiende a publicarse en revistas de difusión internacional. Las tasas de colaboración nacional están reflejando la existencia de redes internas entre centros de investigación que vertebran las actividades de investigación dentro del propio país, algo muy importante en el caso de España, dado el centralismo observado.
Producción tecnológica
El estudio de las patentes en 1997 y 1998 detecta un total de 855 patentes de Madrid procedentes de la base de datos española CIBEPAT frente a solamente 362 patentes de Madrid de la base de datos europea de patentes EPAT. El hecho de que el 70 por ciento de patentes procedan de la base de datos española se explica, en parte, por el menor costo económico asociado a las solicitudes nacionales, al tiempo que el proceso administrativo resulta más sencillo al ser el ámbito de protección que se busca más restringido, lo que anima a un mayor número de solicitantes a emprender una solicitud de patente.
Comparando las patentes españolas de Madrid con las del resto de España, se observa que, a diferencia de lo que ocurre en ciencia, es Cataluña la comunidad autónoma más productiva (27,6 por ciento), mientras que Madrid pasa a ocupar el segundo lugar (25,7 por ciento). En el artículo de Sanz y Arias (1998) se analizaba la concentración y especialización regional de las capacidades tecnológicas a través de patentes europeas en el período 1978-97. En aquel caso se observaba que Madrid aportaba 23,4 por ciento del total, frente a 41 por ciento procedente de Cataluña. Estos datos hay que tener en cuenta que se han calculado utilizando todos los solicitantes que figuran en la patente. Se observa, pues, que Cataluña es más fuerte que Madrid en el aspecto tecnológico, al menos medido a partir del indicador de recuento de patentes.
Existen diferencias entre los perfiles temáticos de las patentes solicitadas en España y en Europa. Presentando el análisis a dos dígitos de la CIP, en el cuadro 5 se muestra que la mayor parte de las patentes europeas son del área de la química y de salud/farmacia, mientras que las patentes españolas están más distribuidas; junto con química y farmacia destacan la ingeniería eléctrica y electrónica y la ingeniería mecánica-maquinaria. Ha de tenerse en cuenta que la propensión a patentar en farmacia es superior a la de otras áreas tecnológicas. En todas las subsecciones predomina la aportación de CIBEPAT frente a EPAT. Solamente en ingeniería nuclear y en maquinaria-procesamiento agrícola y alimentario hay más patentes europeas que españolas, pero son clases con un bajo número de patentes. En las clases de química fina, polímeros/química macromolecular, ingeniería química y tecnología espacial, las patentes europeas superan el 40 por ciento (cuadro 7).
Al estudiar el sector institucional que origina las patentes, se ve que una gran parte de las mismas procede del sector industrial, tanto en una como en la otra base de datos de patentes (46 por ciento en CIBEPAT y 54 por ciento en EPAT) (cuadro 6). El Consejo Superior de Investigaciones Científicas es el segundo sector productor (12 por ciento), pero ha de tenerse en cuenta que este dato está «inflado» debido a que se atribuyen a las oficinas centrales de Madrid las patentes que proceden de cualquiera de sus institutos, aunque estén en otra comunidad autónoma. Le sigue la Universidad, que supone 7 por ciento de las patentes españolas y 5 por ciento de las europeas. Esta disminución puede explicarse básicamente por motivos económicos: las universidades tienen exención de tasas para patentar al nivel nacional (algo que no sucede para el CSIC), pero en el momento que la tramitación se lleva a cabo al nivel internacional los gastos del proceso deben asumirlos las propias universidades.
En ambas bases de datos un elevado porcentaje de patentes no se pudieron adscribir a ningún sector institucional, debido a que los solicitantes sólo aportan direcciones particulares (en torno al 30 por ciento en ambas bases de datos), aunque con frecuencia corresponden a socios o propietarios de empresas. Si comparamos estos datos con los que se incluyen en el artículo de Sanz y Arias (1998), la proporción de 30 por ciento de solicitantes particulares coincide con la descrita como media para toda España de los años 1988-1997 en patentes europeas.
Al analizar las organizaciones o centros responsables de las patentes de la CM, 42 de ellas están presentes en ambas bases de patentes, lo que representa el 24 por ciento de los centros en CIBEPAT y el 45 por ciento de las de EPAT, por tanto, hay 76 por ciento de organizaciones que sólo patentan en la base española y 55 por ciento que lo hace en la europea. Destaca el caso de las empresas REPSOL, TALGO y CASA, que presentan más patentes en EPAT que en CIBEPAT.
El estudio antes mencionado de Sanz y Arias (1998) recoge la denominada «ventaja tecnológica revelada» para las distintas comunidades autónomas respecto a las 30 clases tecnológicas analizadas. La CM muestra cierta especialización tecnológica, es decir, mayor actividad relativa que la media del país, en las clases de telecomunicaciones, tecnologías de la información y óptica, aunque atendiendo a nuestros datos la CM presenta mayor número de patentes en las clases 7, 10, 3 y 23 (cuadro 7).
Comparación entre la producción científica y tecnológica
Siguiendo la agrupación en 25 clases y 6 áreas descrita en la metodología, se enfrenta la producción en publicaciones y patentes, como se muestra en el cuadro 7.
En primer lugar cabe destacar el hecho de que el número de publicaciones científicas procedentes de Madrid es, con mucho, superior al número de patentes, lo cual ya nos sugiere que la brecha descrita entre la producción en ciencia y en tecnología de la Unión Europea es todavía mayor en nuestro caso. Según el citado Informe Europeo de Indicadores de Ciencia y Tecnología (1997), los indicadores más claros de la «paradoja europea» se dan en aquellos países cuyos resultados científicos por unidad de gasto del sector público son superiores a la media europea frente a un número de patentes por unidad de gasto del sector privado inferiores a la media europea. Dichos países son: Suecia, Reino Unido, Irlanda, Bélgica, España y Grecia.
En valor absoluto, solamente en las clases temáticas 2 y 25 el número de patentes es superior al de publicaciones, y en la 29 porque no se han podido atribuir publicaciones científicas a un concepto tan general como «bienes de consumo». Se observan grandes diferencias entre los porcentajes de publicaciones y patentes por clases tecnológicas. Destacan los elevados porcentajes de patentes frente a publicaciones en las clases 2, 3, 7 y 23. Por el contrario, en el área de química/farmacia (clases 10-15) hay un mayor equilibrio en los porcentajes, aunque el número absoluto de publicaciones es muy superior al de patentes. En aquellos casos en que la actividad de investigación tiene una aplicación técnica directa se da una mayor proporción de patentes. Un caso aparte es el de la biotecnología, en el que el porcentaje de publicaciones alcanza el 15,6 por ciento respecto al total, mientras que sólo supone 7,7 por ciento de las patentes, cifra que aun siendo alta respecto a las otras clases no alcanza el nivel de las publicaciones. En muchos casos el desconocimiento o la desconfianza en los sistemas de propiedad industrial lleva a que investigaciones que podrían ser patentadas no sean protegidas como patentes y se divulguen en publicaciones científicas.
En el gráfico 2 se muestra el aporte que corresponde a cada base de datos en las áreas científico-técnicas en que se clasificaron las patentes. Exceptuando el caso aparte de los bienes de equipo, se observa mucha mayor producción en ciencia que en tecnología.
Hay que señalar que no todas las disciplinas científicas han podido encuadrarse en las clases y áreas tecnológicas expuestas. En total, 5.086 documentos del SCI (44 por ciento del total) y 576 documentos ICYT (16 por ciento del total) pertenecen a áreas científicas sin equiparación o equivalencia clara en el ámbito tecnológico por ser muy básicas (astronomía, investigación biomédica, matemáticas) o de tipo general (medicina interna).
El estudio de las publicaciones y patentes, atendiendo a las seis grandes áreas temáticas descritas, muestra algunas diferencias entre los resultados científicos y tecnológicos según las áreas. En todas las áreas predominan las publicaciones frente a las patentes, aunque es en la ingeniería eléctrica y mecánica en las que hay mayor porcentaje de patentes frente a publicaciones. En química-farmacia el número de publicaciones en valor absoluto es muy elevado, lo que hace que el número relativo de patentes sea bajo. En estas áreas de química y farmacia se ha descrito una relación muy directa entre ciencia y tecnología, como se ha puesto de manifiesto en diversos trabajos previos a través del considerable número de referencias a la bibliografía científica incluidas en las patentes americanas (Narin y Olivastro, 1992). Sería deseable favorecer el flujo entre el sector académico, que es el que realiza la investigación básica, y el sector industrial correspondiente que podría aplicar los resultados y llegar a la fase de innovación.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la correspondencia que aquí se muestra tiene también grandes limitaciones debido a las diferencias conceptuales de las clasificaciones de publicaciones y patentes. Ya se ha señalado que una parte importante de las publicaciones científicas no se han incluido en la equiparación entre ciencia y tecnología, porque abarcan aspectos muy básicos o muy generales de la investigación sin correspondencia en las clasificaciones tecnológicas. Habría que descender en el análisis a casos muy puntuales para poder detectar la relación entre las aportaciones de la ciencia básica y sus posteriores aplicaciones, que evidentemente existen, aunque con frecuencia se trata de un proceso no lineal. No habrá desarrollo tecnológico e innovación sin una investigación científica previa.
Comentarios finales
Los trabajos existentes en la literatura que analizan datos sobre publicaciones científicas son más numerosos que los basados en patentes o en estudios combinados de ambos tipos documentales. Las razones son las dificultades asociadas al tratamiento de las patentes: surgen de un proceso administrativo complicado y largo. Las clasificaciones utilizadas en estos documentos se basan en criterios diferentes de los utilizadas en publicaciones científicas y las bases de datos de patentes no están tan normalizadas, por lo que su comparación es complicada e incompleta.
En este estudio se muestra que los indicadores calculados a partir de las bases de datos consideradas muestran aspectos complementarios de la producción de la comunidad científica, en la que la investigación más básica se difunde por canales internacionales, mientras que la más aplicada o que trata aspectos más locales, se difunde por canales nacionales. Se pone así de manifiesto el interés de los estudios combinados de publicaciones, utilizando bases de datos nacionales junto con las internacionales para conocer la actividad científica desarrollada por una comunidad.
Se han presentado aquí algunos resultados de un proyecto de investigación financiado por la Dirección General de Investigación de la Comunidad de Madrid (Fernández et al., 2001), cuya finalidad ha sido el análisis, medición y seguimiento de su producción científica y tecnológica. Para ello se han utilizado una serie de indicadores bibliométricos derivados de la producción científica y tecnológica recogida en bases de datos nacionales e internacionales que proporcionan información objetiva, precisa y detallada de algunos aspectos básicos de la generación, difusión y utilización del conocimiento en la región madrileña. Dicha información es una herramienta muy útil para el análisis del Sistema Regional de I+D, que complementada con otros indicadores socioeconómicos y la opinión de expertos, permitirán la toma de decisiones para la elaboración de las correspondientes políticas públicas sobre ciencia y tecnología que impulsen el proceso innovador y fomenten la investigación y el desarrollo económico.
Los datos aquí mostrados pertenecen a una línea de trabajo que se pretende continuar mediante el estudio de la transferencia de conocimiento entre el sector público y el sector privado. Estudios anteriores con objetivos similares han empleado otras metodologías, como las citas de patentes de EE UU a la literatura científica (Narin y Olvastro, 1992; Albert et al., 2001) o el estudio de las publicaciones científicas coautoradas entre el sector público y el sector privado, que directamente representan temas de interés común. En nuestro caso queremos establecer, a través de la correspondencia temática entre la ciencia y la tecnología, si el sector industrial de la CM está haciendo uso de los resultados científicos logrados en su comunidad y en qué temas, llegando a determinar los ejes de transferencia.
Referencias bibliográficas
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NOTAS
* Este trabajo es resultado parcial de un proyecto de investigación financiado por la Comunidad de Madrid (CM 06/0129/1999). Agradecemos la participación en los trabajos de desarrollo del proyecto a Esther Arias, María Ángeles Zulueta y Aurelio Cabrero.