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Cuadernos del Cendes
versión impresa ISSN 1012-2508versión On-line ISSN 2443-468X
CDC v.24 n.66 Caracas dic. 2007
Un recuerdo para Josefina Ríos de Hernández
OCARINA CASTILLO DIMPERIO*
* Profesora Titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela.
Mi primer encuentro con Josefina Ríos de Hernández fue por el año 1972 en una clase de Metodología de la Investigación II, en la Escuela de Sociología y Antropología de la UCV. Recuerdo claramente la impresión que entonces me causaron sus manos: largas, delgadas, ágiles... parecía que sus palabras seguían el movimiento de las manos, siempre inquietas, elocuentes. Lejos estaba de imaginarme que aquella profesora que intentaba introducirnos en la lógica de la investigación social sería la encargada de recibirme con la calidez que se dispensa a los alumnos conocidos cuando poco después de graduarme me incorporé al equipo sociohistórico del Cendes, una mañana de enero en 1977.
En efecto, Josefina Ríos, socióloga egresada de la UCV en 1961, investigadora del Cendes desde el año 1962 después de cursar la Maestría en Sociología Política en la Universidad de Essex y el curso en Sociología del Desarrollo en la Universidad de Kent, se reincorporó al Cendes y participó en las investigaciones que el mencionado equipo, coordinado por el profesor Germán Carrera Damas e integrado por Yoston Ferrigni, Manuel Beroes, Lourdes Fierro y Gastón Carvallo, realizaba sobre el proceso sociohistórico de América Latina y de Venezuela.
Como resultado de ello, con el apoyo de las Ediciones de la Biblioteca Central se publicaron dos textos referenciales: Formación histórico-social de Venezuela (1981) y Formación histórico-social de América Latina (1982). En el primero, Josefina fue la redactora responsable de la Fase II, que englobaba el «proceso de conformación, fraguado y crisis de la formación social venezolana», y en el segundo de la Fase II, relativa a América Latina, y la Fase III dedicada a la «estructuración capitalista de las sociedades implantadas latinoamericanas».
En paralelo a esta investigación, Josefina fue fundadora, en la Escuela de Sociología, de la Cátedras de Teorías del Subdesarrollo y de América Latina I y II, junto a Marisela Padrón, Yoston Ferrigni, Eduardo Irazábal, Irayma Camejo, Carmen Helena Parés, Heinz Sonntag y Jorge Peña, equipo «blindado» de investigación y docencia cuyo nivel de excelencia, responsabilidad y organización interna fue emblemático en la Escuela.
El interés de Josefina por la problemática del desarrollo histórico de la agricultura en Venezuela, compartido con su entrañable amigo y compañero de investigación, Gastón Carvallo, los llevó a adentrarse en algunos tópicos, como la vigencia de la tecnología indígena en la agricultura, los procesos de conformación de las unidades productivas, los rasgos específicos de la hacienda y la plantación en el caso venezolano, etc., que fueron recogidos en las publicaciones Agricultura y sociedad: tres ensayos históricos (Cendes, 1979) y Temas de la Venezuela agroexportadora (Tropykos,1984).
En septiembre de 1977, Josefina Ríos asumió la Coordinación del Área Socio-Histórica del Cendes y con ella la de un ambicioso proyecto, «Las relaciones de producción en la agricultura venezolana (1900-1980)», el cual contó con el financiamiento del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit). Este proyecto constituyó para Josefina un importante reto: significaba la posibilidad de profundizar en algunas de las hipótesis formuladas en el trabajo acerca de la formación histórico-social de Venezuela, que aguardaban por una exhaustiva revisión, y sobre todo, constituía la oportunidad de investigar a fondo esos temas que venía revisando junto a Carvallo, en un esfuerzo por articular lo histórico-social con el conocimiento de la tecnología aplicada a la agricultura venezolana, y desarrollar una plataforma teórica e histórica a partir de la cual fuese posible esbozar algunas interpretaciones sobre la dinámica sociopolítica y del poder económico en la Venezuela contemporánea.
Ese ambicioso proyecto fue emprendido por Josefina con especial entusiasmo, ya que el centrarse en el estudio de las relaciones de producción permitía arrojar luces sobre una de las dimensiones más complejas y menos trabajada de nuestro proceso histórico-social contemporáneo. Además, constituía una investigación basada en el empleo de la historia oral, con lo cual se abrían enormes posibilidades a la recuperación de información testimonial sobre los procesos tecnológicos, relaciones sociales, patrones culturales, pautas de consumo, formas de remuneración, etc., hasta entonces poco articulada a un sistema de explicación integral, que permitiera tanto la caracterización de los procesos reales como la definición de herramientas conceptuales relativas a las formas productivas más importantes en la agricultura venezolana.
A lo largo de la investigación, al equipo original de la misma, Josefina Ríos, Gastón Carvallo, Manuel Beroes, Ocarina Castillo y Nelson Prato, se asociaron en diferentes momentos otros compañeros: Luis Llambí, Juan Luis Hernández, Margarita López Maya, Francisco Javier Velasco y Carlos Viso. Asimismo contamos con la presencia de Antonio Gaztambide (de la Universidad de Puerto Rico, Recinto Río Piedras), quien pasó entre nosotros su año sabático caraqueño, y del antropólogo William Roseberry, de la New School for Social Research (Nueva York), investigador de la formación del capitalismo en América Latina y autor, entre otros textos, de Café y capitalismo en los Andes venezolanos (1983).
Con la distancia que da el tiempo transcurrido, es posible afirmar que un valor agregado de ese esfuerzo fue el descomunal trabajo de campo que significó recorrer el país casi íntegramente en intensas e interminables jornadas de observación participativa, entrevistas y sistematización de la información, pero también de convivencia, solidaridad y placentera compañía, en las que no faltaron las confidencias y largas tertulias, aderezadas por las cadencias de polos y puntos margariteños y de las canciones andaluzas que a Josefina tanto le gustaba interpretar, y gracias a las cuales su formalidad y exigencia académica se transmutaban en pura alegría y sabor de familia y querencia.
Productos de ese proyecto fueron sus obras: La hacienda venezolana: una visión a través de la historia oral (1988) y, en compañía de Nelson Prato, Las transformaciones de la agricultura venezolana: de la agroexportación a la agroindustria (1990). En 1990 Josefina Ríos y Gastón Carvallo publicaron Análisis histórico de la organización del espacio en Venezuela, que recogía los trabajos que los autores venían haciendo desde 1982 como respuesta a un requerimiento hecho por el entonces Ministerio del Ambiente, y que presentaron como parte del proyecto interdisciplinario del Cendes «Alternativas para Caracas»; en este, para el estudio de la problemática ambiental, partían de una perspectiva integral que asumía la organización del espacio como un proceso resultante de las relaciones sociales que se constituyen y expresan en el modo de apropiación y uso de los recursos, en la organización de la actividad productiva, en la circulación y distribución de la producción y en la dinámica sociopolítica, todo lo cual es posible recoger en términos analíticos en el concepto de patrón histórico de organización del espacio.
Después de culminar sus responsabilidades al frente del equipo sociohistórico del Cendes, Josefina trabajó con sus amigas y colegas de siempre, Amanda Contreras y Lady Fonseca, en una investigación que dio como resultado la obra: La informalidad como estrategia de sobrevivencia: su dimensión sociológica, editado por la Fundación Escuela de Gerencia Social (1992).
En 1995, a dos años de la ausencia física de su gran amigo e interlocutor de siempre Gastón Carvallo, Josefina emprendió la compilación, ordenación y presentación de dos libros de Carvallo en los cuales se recoge una importante número de sus textos e investigaciones: el primero de ellos, de análisis sociopolítico, bajo el título Clase dominante y democracia representativa en Venezuela, y el segundo Proceso histórico de la agricultura venezolana (ambos Cendes/Tropykos).
Años más tarde (1999), entregada a otros proyectos y actividades, publicó, con el patrocinio del Banco Central de Venezuela y en el marco de la Colección del V Centenario del Encuentro entre Dos Mundos, Los libros del hacendado venezolano siglo XIX, en el cual realizó el estudio preliminar, selección de documentos y notas de una antología de textos sobre tecnología agrícola que circularon en el país durante el siglo XIX y estuvieron al alcance de muchos hacendados, con lo cual se reafirma una vez más su pasión e inagotable interés por este tema.
De los años compartidos con Josefina en el cuarto sótano del Cendes me queda especialmente el recuerdo de su incansable dedicación, de su disciplina para estudiar y escribir, de la formalidad en su manera de encarar las responsabilidades académicas, de su autenticidad a toda prueba y de su posición crítica frente a procesos y situaciones, la cual exponía con franqueza y sin concesiones cuando era menester, de su severidad con los que formábamos parte de su equipo de trabajo, no siendo nunca comparable con la que se dispensaba a sí misma.
Aprecio también su compromiso existencial con el cambio social, siempre tan fresco y esperanzado como en sus tiempos de luchadora estudiantil del Fermín Toro; su altísimo sentido de los afectos y su vocación indeclinable a compartir dichosamente con los amigos los mejores momentos de su mesa, de su casa y de su vida.
Su sencillez vital y el apego y añoranza a la tierra de su compañero de siempre, Régulo Hernández, la llevó a instalarse definitivamente en El Valle del Espíritu Santo para estar cerca de la Virgen, de los cronistas e historias, de las melodías de la isla que tanto amó y disfrutar plenamente de ella con sus hijos y nietos.
Sus amigos y compañeros del Cendes la recordamos con afecto y reconocemos el aporte intelectual y humano que significó su paso por nuestra Universidad. En lo personal deseo testimoniar mi gratitud por lo mucho que de ella recibí y aprendí, muy especialmente por su sensible huella en una de las etapas más estimulantes y determinantes en mi formación como profesional y como ser humano.
Noviembre de 2007