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Revista de la Sociedad Venezolana de Microbiología

versión impresa ISSN 1315-2556

Rev. Soc. Ven. Microbiol. v.23 n.2 Caracas jul. 2003

 

Editorial

LA PRESERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD NOS CONCIERNE A TODOS

Los microorganismos están presentes y ocupan todos los nichos donde la vida es termodinámicamente posible.

El término biodiversidad o diversidad biológica -de uso frecuente en el mundo contemporáneo- ha sido empleado en varios sentidos, y en no pocas ocasiones en forma errónea. Afortunadamente, para científicos y también para aquéllos que no lo son, se ha llegado a un acuerdo para adoptar la definición originalmente desarrollada por Norse y sus colegas en 1980. Así, en el Tratado de Río de Janeiro sobre Diversidad Biológica, promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente, suscrito en 1992 por más de 140 países, incluyendo a Venezuela, se emplea para referirse a la diversidad de la vida sobre la tierra desde el nivel genético hasta el nivel de ecosistema. En la práctica, los que nos ocupamos de estos temas aceptamos la existencia de al menos tres niveles de complejidad, y hablamos de biodiversidad genética, de organismo y ecológica.

Si tomamos como válida la definición plasmada en este tratado, los seres humanos -dueños y señores del planeta Tierra- somos en realidad una parte muy pequeña, apenas una fracción insignificante de la diversidad de las formas de vida que habitan el planeta. A esta verdad irrefutable debemos añadir otra no menos dramática. La subsistencia del hombre, así como la de todos los organismos superiores -animales, plantas y hongos- depende en última instancia, y en definitiva, de la existencia de complejas interacciones de comunidades formadas por una inmensa variedad de microorganismos. Mientras los mamíferos -incluido el Homo sapiens- representan un porcentaje muy pequeño del total de los organismos superiores estimados, los microorganismos están presentes en miles de especies y millones de variantes genéticas capaces de ocupar -en asociaciones mutualistas- todos los nichos ecológicos donde la vida es termodinámicamente posible.

No deja de sorprendernos la heterogeneidad de criterios y de aproximaciones metodológicas que han sido empleadas para poner en evidencia la diversidad y estimar la abundancia numérica de los microorganismos pertenecientes a los dominios Bacteria y Archaea. La percepción que se tenía de este universo ha sufrido un cambio radical a partir de la utilización de herramientas de la Genética Molecular. Hoy aceptamos como una definición -operativa- del concepto de especie el hecho de que dos microorganismos compartan el 97% o más de secuencias idénticas en moléculas altamente conservadas como el RNA ribosomal 16S. Pero, a pesar de estos avances y de la posibilidad cierta de identificar in situ aquellos grupos cuyas condiciones de cultivo todavía no han establecidas, debemos admitir que nuestro conocimiento sobre este universo es todavía muy rudimentario. Según los datos proporcionados en 1995 por la Global Biodiversity Assessment, apenas el 1% de las especies que pudieran existir en ambientes naturales se encuentra preservada ex situ; esto es, en forma de cultivos puros, en las 900 colecciones registradas en la Federación Mundial de Colecciones de Microorganismos. Así, nos encontramos todavía muy lejos de poder comprender la dinámica de los ecosistemas microbianos, responsables del mantenimiento del balance químico de la biosfera.

En el caso venezolano, la participación de la comunidad científica en actividades relacionadas con la preservación ex situ de la diversidad de microorganismos de ambientes naturales o intervenidos apenas comienza. Con la creación del Centro Venezolano de Colecciones de Microorganismos en 1992, y su transformación, en 1997, en Laboratorio Nacional de Servicio, patrocinado por el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit), se establecieron las bases para emprender programas avanzados para el relevamiento de la diversidad microbiana a niveles genético y organísmico en ecosistemas tropicales. Pero…, retomando el título que dimos a esta nota, la biodiversidad es un problema que nos concierne a todos. Hacemos, entonces, un llamado a los miembros de la Sociedad Venezolana de Microbiología, para desarrollar de programas dirigidos al estudio, aprovechamiento racional, y preservación de la biodiversidad como medio para garantizar la sustentabilidad de la vida en nuestro planeta.

Vidal Rodríguez Lemoine, PhD

Centro Venezolano de Colecciones de Microorganismos. Instituto de Biología Experimental. Universidad Central de Venezuela Email: vrodrigue@cantv.net