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Revista de la Sociedad Venezolana de Microbiología

versão impressa ISSN 1315-2556

Rev. Soc. Ven. Microbiol. vol.32 no.1 Caracas jun. 2012

 

Agua nuestra de cada día

…en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos y también la tierra, que del agua provienen y por el agua subsisten.

Pedro 2:3-5

En países como el nuestro, estamos acostumbrados a disponer del agua como si se tratara de un recurso que mana fresco y puro de fuentes naturales inagotables y, que en consecuencia, puede ser obtenido sin mayores esfuerzos. Este comportamiento, que responde al inconsciente colectivo, lo encontramos en todos los estratos de nuestra sociedad. Así han actuado durante años tanto los campesinos de las regiones más apartadas de la geografía nacional como los habitantes, pobres y ricos, de los centros urbanos de mayor densidad de población. ¡Vivimos de espaldas a las leyes de la naturaleza!

Aunque Venezuela en particular, y la región en general, cuentan con abundantes recursos hídricos, el hecho concreto es que la población actual –o una parte importante de ella– se ve sometida a períodos de escasez o a restricciones severas en el suministro diario de agua apropiada para consumo humano, la producción agroalimentaria, las actividades industriales y de desarrollo tecnológico, comprometiendo el futuro de la nación.

El acceso seguro y sostenible del agua para suplir las necesidades de todos los habitantes del planeta es uno de los retos más grandes del presente siglo. En atención a este compromiso, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en su sexagésimo cuarto período de sesiones una resolución en la cual: reconoce al agua potable y al saneamiento ambiental como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos. Se trata pues de una importante declaración de principios, acompañada de propuestas globales, con la que se intenta comprometer a todos los países –sin excepciones– a poner en práctica políticas de estado orientadas a resolver los problemas relacionados con la obtención, distribución y uso racional de las aguas para preservar la vida –no sólo la humana– en el planeta Tierra.

El agua –lo sabemos bien– es consubstancial a la aparición de las formas primigenias de la vida, la evolución y diversidad biológica, la transformación de la materia y en general al equilibrio energético del planeta. Entonces, parece justo que dediquemos tiempo y esfuerzo para aprender a valorar y hacer uso apropiado del agua como recurso insustituible para la conservación de la biodiversidad planetaria.

En el caso venezolano el problema del agua no debería plantearse, como hasta ahora, en términos de escasez porque en realidad no hay tal. Podría hablarse de insuficiencia temporal durante los meses de sequía prolongada o como secuela de las lluvias torrenciales, que causan daños irreversibles a los ecosistemas naturales y destruyen comunidades y centros poblados. En consecuencia, la respuesta a esa falsa premisa no debe estar en la aplicación de medidas de racionamiento extremo, que por lo general afectan a los sectores menos favorecidos de la población. Por el contrario, el tema debería enfocarse en forma definitiva hacia el uso y aplicaciones del conocimiento científico para el manejo integral de los recursos hídricos disponibles. Esto es: manejo y conservación de cuencas, ríos y lagos; exploración de nuevas reservas subterráneas; evaluación y mejoramiento de la capacidad de almacenamiento disponibles; modernización de los sistemas de tratamiento y ampliación de las redes de distribución de agua para consumo humano y actividades productivas en todo el territorio nacional; y, finalmente reciclaje y aprovechamiento de las aguas servidas para riego y procesos industriales.

Mientras tanto, seguimos viviendo entre la abundancia de aguas que no son canalizadas apropiadamente para su posterior aprovechamiento, y la escasez generada por la pérdida o uso inadecuado de este recurso vital.

De lo que se trata en definitiva es de la construcción de capacidades innovadoras que garanticen la administración de los recursos hídricos, a través de la innovación puesta al servicio de la planificación del crecimiento del país, en armonía con  las necesidades de sus habitantes. ¡El problema del agua debe asumirse como una responsabilidad compartida!

Vidal Rodríguez Lemoine

Email: vrodriguezlemoine@gmail.com