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Utopìa y Praxis Latinoamericana

versión impresa ISSN 1315-5216

Utopìa y Praxis Latinoamericana v.10 n.31 Maracaibo dic. 2005

 

Presentación

Diez años más para filosofar desde la praxis utopista en América Latina

En honor a Antonio Pérez Estévez, filosofo de la lucidez

Todo presente se afianza y emerge desde un pasado. Es posible que el principio del presente esté más en el pasado, que en las aspiraciones n deseos que nos imaginamos desde el futuro. Sin esa otra mirada sobre lo que nos sucede y se vuelve acontecimiento y hecho pasado, lo que se hace memoria y recuerdo por la incesante y dramática conciencia del presente, no podríamos ver y percibir la experiencia de cada día de la vida, como una relación intersubjetiva necesaria e imprescindible entre cada uno de nosotros y los otros. Es a partir de esta experiencia de intersubjetividad que la pluralidad se puede hacer manifiesta y revelarnos, entonces, en sus evidencias, el destino hacia el cual dirigimos nuestras intenciones. No es posible otra manera de hacernos de la historia: la particular y la universal. Debemos construirnos este universo de mundos en el que transitamos con ese movimiento de ida y retorno incesante. Es lo que le da sentido y significado a las realidades de la vida. Entre todas, quizás la experiencia que más satisfacción puede ofrecer a quienes deciden alistarse en la aventura del espíritu y del intelecto, es la de la palabra escrita. Ella nos da la oportunidad de crear y recrear un estilo de pensamiento que burla con toda gracia e insistencia cualquier esfuerzo final por cristalizar alguna idea. Por más edificada que esté una idea por la gramática del lenguaje, ella siempre es irreverente y desafiante. Nunca se cansa de librar contra el formalismo de la lógica, el sentido, las polisemias e imágenes que surcan y se multiplican en los márgenes y las subyacencias de cualquier código o norma. Porque la escritura es una praxis social desde un referente cultural con el que se desea capturar de alguna manera un presente-ausente, que es ideal y real a la vez.

En esa constante búsqueda por un obrar desde la acción en la que está comprometida nuestra existencia, es que nacen los proyectos y las esperanzas con las que soñamos y esperamos poder realizar en "algún momento". Es la idea permanente del tiempo sobre el espacio vital que nos permite pensar y creer que el futuro vapor delante de la realidad presente, mientras que el pasado anda u su sombra. Y entre uno y otro, se teje y se realiza esto que hacemos todos los días a partir de la cotidianidad que llena cada uno de los días de cada uno de los meses de todos los años de cada uno de los días y de los meses en los que vivimos nuestras vidas. Todo suma y resta. Lo que hacemos y lo que dejamos de hacer, lo que haremos y lo que no podremos, quizás, nunca, hacer. Son períodos, lapsos, que nos permiten pronosticar y a veces diagnosticar: estuvimos, fuimos, regresamos, iremos, siempre en un devenir, entre un antes y después: un ayer, el hoy y otro mañana. No dejamos ni cesamos de estar y de preguntarnos el por que y el cómo, el cuándo y el dónde. No se miden los propósitos y los objetivos tan solo por la buena intención. Es necesario materializarlos de alguna manera que los hagan más permanentes, con ese tipo de trascendencia que tienen y guardan las cosas cuando descubrimos en silencio que lodo y todos se niegan a morir mientras la vida nos da la conciencia de que existe algo que está por "hacerse". Iniciamos sin cesar esa búsqueda. Si algún principio de origen la funda, se pierde en la multiplicidad de sus fines inagotables e irreductibles. Se abren los horizontes porque el sol nunca muere en cada ocaso ya que siempre renace en cada aurora; porque lo que tiene el mar de inabarcable, lo tiene la luz de la luna en la vigilia de la noche.

Mientras más regresamos al pasado de nuestros diez años de historia, más nos reconocemos como lo que somos y deseamos seguir siendo en la historia y la filosofía de esta América del Sur, de este ser "latinoamericanos" que se mira en perspectiva al futuro de otra década más para filosofar desde la praxis utopista con la que tantos, tantísimos, compatriotas animan sus ideales en el intento de alcanzar una América más nuestra en libertades y posibilidades materiales y espirituales. La filosofía entre nosotros es y debe ser una filosofía de la praxis, de la acción, hacia el otro y el nosotros. Un filosofar entre las culturas que nos abre a un destino mucho más compartido en una alianza que cruza las geografías, las aguas y los cielos patrios: es hacia ese ideal utópico donde "todos somos uno y uno somos todos" con nuestras diferencias y especificidades, que la filosofía intercultural que proponemos y practicamos, nos compromete ética y políticamente por un orden de vida de mayor convivencia, libertades y derechos humanos. La construcción de ese "nuevo mundo" y de esa nueva ciudadanía en la que todos estamos reconocidos e identificados, es la que debemos lograr sin exclusiones. Se abren nuevos presentes y futuros, cada vez somos más de uno, andamos todos en una conjunción de proyectos y de luchas en las que la utopía si tiene su lugar real de posibilidades. Es la visión de quienes miran y remiran con los ojos puestos en la historia más inmediata y presencial: la de los hechos concretos que nos hablan desde el papel y la tinta con la que han sido impresas tantas ideas durante diez años de trabajo compartido y esfuerzos solidarios. En cada número de la revista que hemos puesto en las manos y en el corazón de nuestros colaboradores y lectores, se encuentra una página en blanco abierta que invita, solicita y apuesta a la continuidad de este proyecto editorial, a una promesa de trabajo necesario e imprescindible para cada uno de los que acepte el reto. Muchos y muchas, personas e instituciones, nos han dado la mano y en esa fraterna hermandad, han permitido que la revista "Utopía y Praxis Latinoamericana", haya circulado regularmente durante estos largos y fructíferos diez años. No es suficiente el esfuerzo personal de alguien en particular, se trata de llevar el ideario de la filosofía a todos los que filosofan a diario en su desempeño profesional, académico y estudiantil. El programa-proyecto es mucho más amplio y diverso, supera la idea de publicar temas específicos de la filosofía de la historia o de la historia de la filosofía, de la política o la epistemología, la teoría social o los derechos humanos y civiles, etc. La tarea es mucho más importante y decisiva. Es crear y hacer la filosofía como modo e instancia de la vida de cada persona. Crear y generar lectores y escritores, pensadores y activista de la filosofía en un sentido liberador, emancipador, descomprometida de los intereses hegemónicos del pensamiento único y el coloniaje racionalista y dogmático de las "ciencias " en detrimento de las "humanidades".

La filosofía pensada y realizada desde la praxis utopista en América Latina, requiere de un pensamiento alternativo y crítico que emerja desde la base social de la población entendida en sentido comunitario y popular: es decir, desde aquellas condiciones de vida en las que las personas luchan por sus principales derechos a la vida, y para lograr esto requieren de la orientación filosófica de sus prácticas políticas. Entonces, es imprescindible actuar desde la práctica utopista, pues nos permite desarrollar no sólo las ideologías políticas sino las utopías revolucionarias, sin las cuales, valga decir, las propias ideologías políticas lucen desarticuladas y efímeras. Precisamente, este es el punto focal de las prácticas utópicas como instancia del desarrolla del imaginario social y las representaciones culturales del pensar filosófico original y plural. Sin esta posibilidad de la utopía material no sería posible la utopía ideal de cada una de las personas que forman parte de la sociedad y del mundo de vida de la política. Toda trascendencia está mediada por el pensar utópico y éste solamente se puede proyectar desde el presente, siempre y cuando las voluntades se reconozcan como medios para el logro de un fin compartido en un contexto ideológico. La ideología sitúa a la utopía en el orden de dominio de los poderes que dirigen a la sociedad y que tradicionalmente están en oposición y menoscabo de la realización histórica de los ciudadanos; mientras une la filosofía refiere a la utopía al campo de los valores humanos relacionados con la posibilidad de un deber ser diferente al impuesto por la hegemonía de la racionalidad del pensar antiutópico neoliberal. En ese sentido, la utopía, el utopismo y los utopistas, son condiciones necesarias para la reflexión filosófica, el filósofo y las filosofías que continuamente se gestan y desarrollan al interior de las diversas sociedades modernas. Entonces, la relación de la utopía con las prácticas culturales e históricas del pensar filosófico es inherente a la posibilidad misma de hacer de la filosofía un pensamiento posible y realizable a partir de las condiciones de vida de las personas, sin distingos de ninguna especie.

El propósito y la meta es, por consiguiente, profundizar en un ejercicio de la filosofía a futuro durante los próximos diez años, en un intento que nos permita revalidar estos primeros diez años de utopizar la práctica filosófica en América Latina, y dirigir la creación y la reflexión filosófica latinoamericana hacia áreas de docencia, investigación y extensión profesional, académica, social, económica, ética y política, donde el desarrollo de la filosofía latinoamericana genere las respuestas necesarias y esperadas para la solución de las situaciones de conflicto, exclusión, marginalidad, discriminación, explotación, alineación, dominio, represión, depredación del hombre y de la naturaleza, que ha traído consigo el modelo de producción consumo de la "filosofía "y de las "utopías " del pensamiento neoliberal. Estos primeros diez años han transcurrido entre el final deis. XX (1996) y principios del s. XXI (2005). La Historia nos coloca a los latinoamericanos en un escenario protagónico con respecto a la evolución de la racionalidad del capitalismo. En razón de esto, se requiere de una nueva razón mucho más sensible que entienda el humanismo social como la única salida a la linealidad de la economía en su relación medio-fin, donde el mercado y el consumismo predominan Se requiere sobre todo recuperar el pensar utópico como un pensar comprometido con la ética y la liberación, con esa praxis de la filosofía que es la acción directa de los sujetos y actores sociales, cuyo "principio esperanza" es la afirmación de sus vidas y realidades.

Este segundo número aniversario, es otra muestra más de las prácticas utópicas que nos animan. Al igual que el lucero de medianoche, iluminan y marcan el camino para quienes deseen acompañarnos. Así tenemos en la sección ESTUDIO, al teólogo y economista alemán, Franz Hinkelammert, quien nos presenta la siguiente investigación: "Prometeo, el discernimiento de los dioses y la ética del sujeto. Reflexiones sobre un mito fundante de la modernidad" Interpreta que a través de Prometeo el hombre se rehace hombre y renace como sujeto de su propia vida. Es decir, como lo esencial de la vida del ser, la vida de todo lo que existe por la acción creadora de Dios. La figura mística de Prometeo sugiere la salvación del hombre por medio del conocimiento, pero también es figura imaginaria del sometimiento por medio de la ideología modernista del "progreso". Se busca la esencia universal del hombre como ser humano, pero su trascendencia se debe realizar con toda efectividad en su condición de sujeto de vida: es decir, el ser humano en su humanización como persona, concreto y necesitado. En el mundo del mercado capitalista, de la ética y de la sacralización del intercambio, el sujeto es alienado por los dioses del consumo, hasta convertirlo en "un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable". La liberación del sujeto pasa por recuperar su cuerpo frente a la ley que lo domina a través del mercado que lo esclaviza. Si el Hombre es "un ser para la vida" y no "para la muerte"; entonces, la afirmación ética que propone Marx para reconocer al hombre como "sujeto "supone la autonomía de éste para actuar libremente en su relación de "sujeto corporal, necesitado y vulnerable" con otros sujetos similares. El principio de la ética del sujeto, es la libertad para afirmar su vida frente a las leyes, las instituciones y los ídolos".

En la sección ARTÍCULOS, contamos con excelentes colaboraciones:

i) Jorge Vergara Estévez, nos presenta muy bien relacionado el siguiente tema: "La utopía neoliberal y sus críticos". En su artículo caracteriza y desarrolla el neoliberalismo (Hayek y Friedman), de acuerdo a sus principales postulados: el individuo posesivo, el mercado, la propiedad privada v la minimización del Estado a la hora de regular y orientar la economía capitalista. Se entiende al hombre como un ente abstracto que solo asume identidad, al interior del colectivo social que lo representa. Se postula la libertad económica como el principal eje de la acción social, que se opone u cualquier otro tipo deliberativo de libertades publicas. La función utópica del neoliberalismo consistirá, precisamente, en un orden de equilibrios permanentes entre economía y política, hasta alcanzar éstos los mismos fines homogéneos, a pesar de los diferentes medios de poder. Una especie de democracia donde el mercado propicia el perfecto intercambio de equivalentes y el cálculo de intereses, a la hora de los consumos de bienes y servicios. El mercado se encargará de igualar socialmente lo que por diferencias de clase (en la sociedad capitalista), es desigual e injusto. A partir de estas ideas generales, el autor pasa revista a las críticas formuladas a la utopía neoliberal del mercado y del consumo, en un Estado lapso para intervenir en la economía e ineficiente para gestionar un desarrollo político y cultural de ¡a sociedad civil.

ii) Belín Vázquez, analiza una interesante relación histórica en el desarrollo político del Estado moderno, ésta es "Del ciudadano en la nación moderna a la ciudadanía nacionalista". La ciudadanía es un status que se logra en el Estado moderno, a través del compromiso (contrato social) de participación que acepta jurídica y políticamente un colectivo de individuos. Entre Estada y ciudadanos, existe el expreso deseo y voluntad de entender que ambos están representados por la nación. Ésta los integra a través de una identidad nacionalista que procede de la tradición y la cultura entre otras manifestaciones de la vida social. La unidad de poder que representa el Estado en la cohesión ciudadana, centra la nación en torno a las obligaciones y deberes por media de las que se legitima el propio discurso político (legalidad) de la nacionalidad de los particulares, que es asumida como su nacionalidad. La relación Estado-Nación, es univoca y está direccionada hacia un sistema cerrado de lengua, geografía e historia. La Ilustración y la Enciclopedia, La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789), vienen a ampliar este concepto centralista de Estado-nación, por una esfera de la acción ciudadana mucho más pública, plural e intercultural. Se amplía lo político y jurídico desde el punto de vista de la diversidad de identidades que pueden ser asociadas y reconocidas dentro del concepto de nación múltiple o multicultural.

iii) Diana de Vallescar Palanca, nos brinda la oportunidad de leer un interesante trabaja sobre la filosofía de género: “El Impacto del Género en la Filosofía Latinoamericana” la mujer en la historia tiene indiscutiblemente una presencia racional y sensible. Lo primero, alude al reconocimiento de la mujer en su condición humana de ser un sujeto pensante; y, lo segundo, marca la recuperación del valor estético de la sensibilidad femenina. El articulo nos da una visión panorámica de la figura femenina en el pensamiento filosófico latinoamericano desde el enfoque de genera. Los "estudios de género", parten de la deconstrucción y reconstrucción de la idea de feminidad en todas sus dimensiones, de las relaciones políticas entre los sexos y de la discriminación social y económica. Son amplios los temas que fe han abordado y la vigencia de los mismos ex innegable para la comprensión de una realidad social que durante tonto tiempo ha mantenido a las mujeres no sólo oprimidas sino invisibilizadas y en el olvido. Se hace referencia a la recepción de "los estudios de género" en América Latina y su filosofía. Se citan las principales representantes latinoamericanas (voces feministas), de países como Argentina, Brasil. México. Perú y Venezuela.

iv) Adrián Celentano, en su artículo: "Utopía; Historia, concepto y política", nos explica lo que ha sido y es la utopía en su génesis y evolución. Desde una visión filosófica e histórica, que intenta conjugar la utopía (ideal) como pensamiento y lo utópico como condición de realización posible de un futuro in-cierto, Celentano, aborda ¡os orígenes de la utopía desde el marxismo y la sociología. Opone la utopía a la "ideología" y a la "teoría", no es conocimiento ni discurso retórico. Es, al decir, de Bloch, "la conciencia anticipadora" de la realidad. Lo que pudiera considerarse una de las mejores acepciones del término, pues se trata precisamente de establecer esa relación entre la realidad presente y esa otra que está en condiciones de hacer posible que el presente sea orientado por lo que está por venir. Al parecer, las utopías tiene mucho más "'sentido" en épocas de crisis, son ellas insurgentes de un proceso de desaliento y desesperanza existencial, se sugieren como ese proyecto de realización social del que depende toda realidad concreta y humana. Se afirma -citando a Biagini-, que las utopías son un síntoma de "cambio cultural", en la medida que "surjan nuevas utopías, nuestra capacidad para la acción colectiva y la praxis también parecerá haber comenzado a despertar otra vez". En todo caso, es un "hecho" que las utopías forman parte complementaria de ese imaginario social del que partimos idealmente para representarlos deseos y voluntades que alimentan la realidad, desde la más cotidiana a la más ficticia. En América Latina (Roig), el pensamiento utópico es lo alternativo a la positividad del realismo capitalista.

En la sección ENSAYO, el destacado filosofo de la ética, la alteridad y la interculturalidad, Antonio Sidekum, nos pone en contacto con unas importantes ideas referidas a la "Liturgia da alteridade en Emmanuel Levinas". El conocimiento del otro, es posible mediante un acto de liturgia y de encuentro con ese otro que es alguien y está abierto al diálogo. El otro es reconocido por medio de la palabra, es ésta la que nos pone en correspondencia con quien es nuestro interlocutor, que nos habla con un lenguaje que se hace desde el sentimiento de su realidad presente y convivida. A Levinas le interesa acceder a ese momento de vida intersubjetiva donde el otro se realiza y se hace ser humano. El otro y yo, él y yo, yo y tú, se relacionan a partir de una reciprocidad dialógica que intenta reconocer al otro desde su rostro, no a través de algún concepto Esa es su verdadera alteridad: permanece "trascendente (...) en la epifanía de su rostro él me llama e interpela". Se revela como víctima, pobre, desnudo, desgarrado, la justicia es asimétrica y es por eso que estamos comprometidos con el otro con una responsabilidad ética que no se puede eludir. Es un nuevo imperativo categórico anterior a cualquier interpretación, es una nueva relación de "ser-para-un-otro".