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Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales

versión impresa ISSN 20030507

Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales v.11 n.1 Caracas ene. 2005

 

RESEÑAS

¿Cabemos todos? Los desafíos de la inclusión. Caracas, Editorial Arte, 2004.

María Ramírez Ribes (comp.)

El informe del Capítulo Venezolano del Club de Roma ha sido dedicado este año al problema de la inclusión-exclusión en nuestro país. Bajo el título ¿Cabemos todos? Los desafíos de la inclusión, María Ramírez Ribes compila a numerosos académicos e intelectuales que exponen sus reflexiones en torno de la polarización social, política, cultural y económica que ha dominado a la sociedad venezolana desde hace más de veinte años pero que, sin duda, se ha tornado evidente tras el ascenso de Chávez a la Presidencia de la República. En esta reseña hacemos un análisis general y señalamos algunos de los contenidos más relevantes.

El libro, introducido por Luis Ugalde, divide sus partes en diversas áreas siguiendo la estructura de la sociedad y en él se expone la estrecha relación existente entre los términos de inclusión-exclusión pues el primero no existiría sin el segundo y viceversa. De modo que la compilación se halla organizada de acuerdo con: fundamentos ontológicos e históricos, visiones políticas, políticas públicas, visiones económicas, visión social y visión global. En líneas generales, diremos que los autores coinciden en definir a la inclusión como las oportunidades que posee un nutrido grupo de la sociedad de acceder a los derechos de salud, educación, vivienda, empleo, justicia y participación. Los autores también coinciden en atribuir la exclusión en Venezuela al progresivo deterioro de las instituciones públicas y privadas encargadas de brindar tales derechos a los sectores mayoritarios, sin obviar un proceso de exclusión que se extiende más allá de nuestras fronteras y que ha sido practicado por Occidente en su imposición de "cultura mayor".

A lo largo del texto, se propone para la consecución de mecanismos orientados a la integración, el reconocimiento de realidades que no se quieren ver, la reformulación y apertura del sector educativo, así como políticas que incentiven la confianza en el otro y no la denigratoria, la descalificación y la prepotencia. La integración educativa abordada inicialmente por Ramón Piñango y Arnaldo Esté halla desarrollos y puntos de encuentro en los artículos de Gustavo Coronel, Mariano Herrera, Carlos Genatios y Marianela Lafuente. Esté considera que el sistema educativo occidental es de por sí excluyente pues no reconoce los conocimientos de aquellos que no saben leer y escribir; así como de aquellos que no manejan idiomas hegemónicos o que simplemente no tienen la oportunidad de entrar en el ascenso académico. Genatios y Lafuente amplían el problema de la exclusión educativa al exponer la desigualdad existente en la distribución del conocimiento científico y tecnológico, así como en la actitud de los países del Primer Mundo que desconocen los avances que en esta materia se han dado en algunos países de América Latina. La necesidad de integrar y ampliar el sector educativo nacional es defendida por Piñango y halla proposiciones en Herrera, orientadas a poner en práctica políticas públicas que mejoren la calidad de las escuelas y universidades, garanticen el ingreso y proporcionen mayor formación e incentivo a los maestros. Coronel pasa revista al proceso histórico educacional del país y tilda de inclusiva nuestra educación desde la muerte de Gómez hasta el año 1976, destacando el progresivo deterioro del acceso a este derecho a partir de los dos últimos años del primer gobierno de CAP, el cual, según palabras del autor, se mantendría y sistematizaría durante las décadas de los 80 y 90.

En los artículos referidos a la visión histórica venezolana, hallamos que sus autores manifiestan una predominante preocupación inclusiva en los liderazgos como estrategia política para alcanzar y mantener el poder. En esta parte, Krispín atribuye la exclusión a la adopción de cánones estadounidenses y europeos: excesivo presidencialismo e inequidad, y poca participación colectiva en la designación de la división de poderes. El autor critica igualmente la "superficialidad" del culto a Bolívar en el gobierno de Chávez y los anteriores a él, ya que considera que éste obedece a una necesidad de negar a España y que las ideas del prócer resultan "desfasadas" y poco democráticas para las sociedades del tercer milenio. Entretanto, Magdaleno sostiene que el gobierno de Chávez ha sido más excluyente que ninguno basando sus argumentos en las polarizadas encuestas de Datanálisis.

La exclusión de la mujer en el espacio público ha sido abordada por Lejter y Márquez en un ensayo que, si bien reconoce en la Constitución Bolivariana, en cargos de poder y presencia mediática, una participación y reconocimiento femenino nunca antes practicado en la historia de nuestra nación, advierte acerca de la todavía muy arraigada noción de que el liderazgo de la mujer sólo debe restringirse al espacio privado. En aquellos casos en que su protagonismo se ha producido en el espacio público, este reconocimiento es recibido con recelo desde las más altas esferas del poder pues las formas de discriminación se traducen en salarios menores a los de los hombres, aun cuando ellas desempeñan los mismos cargos y tienen sobre sus hombros responsabilidades económicas más relevantes. También critican las autoras que la presencia mediática de las mujeres haya respondido más a la contribución de la polarización política que a causas y luchas propiamente de género.

En cuanto a las posibilidades de adquisición de viviendas dignas, Arnoldo Gabaldón se pronuncia a favor del mejoramiento de las viviendas en barrios, la titularización de terrenos y la construcción de parcelas dotadas de servicios básicos e ideados con urbanismo planificado. Antonio Francés considera fundamental la existencia de fuentes de trabajo para lograr la inclusión, propone la legalización del comercio informal, la integración de la educación primaria con la formación vocacional y la entrada de nuestro país al ALCA como opción en materia de acceso a mercados. Esteban Torbar encuentra en el turismo una posibilidad inclusiva siempre y cuando en su desarrollo participen los habitantes de la zona, los empresarios y los gobiernos municipales.

Respecto a una de las problemáticas más álgidas de abordar en nuestra sociedad, ya que su correcto funcionamiento depende casi exclusivamente de cuanto se pueda pagar, Alfredo Romero Mendoza expone la perversidad del poder judicial. El autor reconoce leyes que dotan del derecho a la justicia a todos por igual pero que en la práctica sólo favorecen a sectores pudientes y a funcionarios corruptos. En este sentido, el autor propone garantizar a los justiciables su traslado y entrada a tribunales sin ningún tipo de pago o peaje, así como la defensa gratuita pues, en Venezuela, la mayoría de los indiciados y procesados responden a los sectores más desposeídos de la población. También propone Romero Mendoza la creación de tribunales cercanos a los ciudadanos, la existencia de jueces itinerantes, la creación de jurisdicciones de derechos humanos que actúen en forma preventiva y un sistema de elección de magistrados en el cual participe toda la comunidad jurídica. Destaca también el artículo de Roberto Briceño-León acerca de la corrupción como forma de inclusión.

Quedando aún mucho por decir, queremos también señalar los artículos de Tulio Hernández, Marcelino Bisbal y José Antonio Abreu que hablan acerca de la necesidad de retomar la inclusión cultural. El primero sostiene que el consumo cultural sólo ha sido posible en las últimas décadas para un sector minoritario de la población mientras que, para los sectores mayoritarios, la cultura se ha visto relegada al ámbito de la televisión. Sobre este punto, Hernández destaca la naturalización de la discriminación racial y étnica impuesta por la televisión, hallando puntos de encuentro con Marcelino Bisbal quien también atribuye cercenamiento a los medios de comunicación nacionales respecto a las formas de representación e información. Ambos autores proponen la apertura de espacios destinados al consumo cultural que favorezcan la construcción de imaginarios y faciliten la convivencia; así como independencia periodística y apertura en los espacios comunicacionales de los distintos grupos sociales. José Antonio Abreu, en la visión global, habla de la experiencia del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, el cual ha sido reconocido internacionalmente por garantizar, durante varias décadas, posibilidades de ascenso y sensibilización a miles de jóvenes provenientes del bajo estrato social.

Finalmente recomendamos ¿Cabemos todos? Los desafíos de la inclusión por presentar y analizar en cada capítulo diversos aspectos de la sociedad venezolana sin caer en maniqueísmos, manifestando puntos de encuentro entre los autores y proponiendo estrategias que ayudarán a reconstruir el aparato estadal y socio-cultural nacional.

Andrea C. López L.