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Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales
versión impresa ISSN 20030507
Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales v.14 n.2 Caracas ago. 2008
La sorpresiva congruencia democrática del 2 de diciembre
Pedro Nikken
Miembro de la Junta Directiva de Ojo Electoral. Ex decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UCV. Ex presidente y Consejero Permanente del Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Ex presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Miembro del Comité Ejecutivo de la Comisión Internacional de Juristas. Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Venezuela. pedro.nikken@gmail.com
Resumen
El artículo comienza por subrayar, y valorar positivamente, que en la Venezuela polarizada de hoy se hayan podido procesar democráticamente y sin violencia los resultados del referendo sobre la reforma constitucional. Pasa luego a evaluar las condiciones políticas imperantes en Venezuela luego de la abrumadora victoria electoral del Presidente en diciembre de 2006. Entre esas condiciones destacan los llamados cinco motores de la revolución, siendo uno de ellos el de la reforma constitucional. A continuación se señalan los que el autor considera los contenidos más resaltantes de la propuesta de reforma original del Presidente. Evalúa las razones de los resultados electorales desfavorables a la propuesta de reforma, considerando contenidos mismos de la propuesta, debilidades del sector oficialista para ese debate y fortalezas del sector opositor. Concluye el artículo presentando las principales consecuencias de los resultados electorales del 2 de diciembre para la realidad sociopolítica venezolana.
Palabras clave: Venezuela, reforma constitucional, democracia.
The Surprising Democratic Congruence of December 2nd
Abstract
The article begins by underlining positively the fact that in the results of the referendum for the reform of the Constitution were possible to achieve in democracy and without violence in the currently polarized Venezuela. Later, it evaluates contemporary political conditions in Venezuela after the overwhelming electoral victory of the President in December 2006. Among these conditions outstands la reforma constitucional (The Reform of the Constitution) as one of the "Los cinco motores de la revolución (The Five Engines of the Revolution). Then the author pointed the contents considered most relevant from the original proposal for the reform presented the President. The reasons of the electoral unfavourable results to the reform proposal, taking into consideration the contents of the offer itself, the weaknesses of the official sector to set this debate and the strengths of opposing sectors, are evaluated. The article concludes presenting the principal consequences of the electoral results of December 2nd for Venezuelan social-political reality.
Keywords: Venezuela, Constitutional Reform, Democracy.
Un imaginario ex post facto ayuda a comprender la trascendencia del resultado del referendo constitucional de 2 de diciembre de 2007. Imaginemos que la víspera del referéndum último algún analista hubiera hecho un vaticinio sobre cinco puntos: 1) que el NO ganaría por estrecho margen; 2) que el CNE anunciaría ese resultado como definitivo en la noche del 2 al 3 de diciembre; 3) que minutos después de ese anuncio, el Presidente Chávez reconocería el mismo resultado; 4) que no se produciría ningún hecho de violencia; y 5) que la oposición celebraría el resultado con modestia y no pretendería invocarlo para cuestionar la legitimidad del Presidente. Si alguien se hubiese atrevido a hacer semejantes predicciones, no sólo una buena mayoría de los venezolanos sino cualquier observador extranjero lo habría tildado, en el mejor de los casos, de enfermizo optimista, y probablemente también de chiflado o iluminado.
Pero así fue. En la Venezuela polarizada, en medio de la Revolución Bolivariana, vivimos una jornada de plena normalidad democrática. Pasó lo que debe pasar en democracia: se convocó a una consulta popular; el organismo electoral organizó y dirigió el proceso; el pueblo soberano acudió a votar; la propuesta del gobierno no fue aprobada por la mayoría y todos aceptamos y asumimos ese resultado como un hecho, quizás inesperado, pero normal. Es una noticia extraordinaria para desmentir a los escépticos. A pesar de la aguda confrontación política y del volumen de la desconfianza, el juego democrático está abierto en Venezuela y todos los actores están en disposición de someterse a sus reglas. Sustentar este hecho con base en una experiencia cierta es un aliento bien recibido por todos quienes perseguimos el fortalecimiento irreversible de las instituciones democráticas y el recurso al sufragio como medio de dirimir la controversia política.
El escenario político venezolano no ha dejado de estar afectado por el componente de polarización y de aguda desconfianza recíproca presentes después que el presidente Hugo Chávez asumió la Presidencia de la República en 1999. El 6 de diciembre de 2006 la polarización estuvo presente en la elección presidencial, si bien en el extremo máximo en que la proporción de votos ha favorecido al Presidente, quien resultó reelecto con más de 7.300.000 votos que representaban casi un 63% de quienes sufragaron ese día.
Seguramente basado en esa abrumadora ratificación de la confianza popular en su persona, en los primeros días de enero de 2007 el Presidente anunció medidas para la profundización de la Revolución Bolivariana y la construcción del socialismo. Entre ellas estuvo la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela, como partido único que debía agrupar a todas las fuerzas políticas que habían venido apoyando el proceso conocido como Revolución Bolivariana; la nacionalización de la C. A. Electricidad de Caracas y de la Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela (CANTV); la determinación de no renovar la concesión de la televisora privada RCTV y la puesta en funcionamiento de lo que llamó los cinco motores de la Revolución. Estos motores debían ser: 1) la aprobación de una ley habilitante que le permitiría legislar por decreto presidencial sobre amplias materias; 2) la reforma constitucional necesaria para un nuevo concepto del Estado porque, como dijo textualmente entonces, vamos rumbo a la República Socialista de Venezuela y para ello se necesita una profunda reforma de nuestra Constitución Bolivariana de Venezuela; 3) la educación popular; 4) la nueva geometría del poder en la reorganización territorial interna; y, 5) el fortalecimiento del poder popular para que estuviera en condiciones de conducir la revolución dentro de un concepto comunal del Estado.
Poco después el Presidente designó una comisión para la preparación del proyecto de reforma constitucional, casi enteramente integrada por altos funcionarios del Estado y parlamentarios, la cual debía trabajar bajo régimen de confidencialidad. El 15 de agosto el Presidente hizo pública su propuesta de reforma constitucional y la remitió a la Asamblea Nacional, a los efectos de su aprobación parlamentaria y posterior sometimiento a referéndum. El Presidente propuso la reforma de 33 artículos de la Constitución y la Asamblea Nacional extendió el proyecto a 69 artículos.
Algunos aspectos resaltantes de la propuesta original del Presidente fueron:
1. La llamada nueva geometría del poder, que incluía la conformación de nuevas divisiones territoriales que se superpondrían a los estados y municipios existentes y que estarían a cargo de personas nombradas por el Presidente de la República;
2. La creación del Poder Popular, como una rama del poder público adicional a las ya existentes, y que abarcaría comunas y comunidades, así como consejos campesinos, laborales, estudiantiles, deportivos, de mujeres, de pescadores, etc. Las organizaciones sociales que se han multiplicado y fortalecido a lo largo de la primera década del siglo xxi habrían quedado, de este modo, integradas al aparato del Estado.
3. La reelección presidencial indefinida.
4. La creación de nuevas formas de propiedad, que deberían coexistir con las tradicionales dentro de un régimen que lucía confuso.
5. La supresión de la autonomía del Banco Central de Venezuela y su supeditación al Poder Ejecutivo.
6. La derogación de la libertad económica.
7. Diversas reformas en la Fuerza Armada, que incluían la constitucionalización de la Milicia Nacional Bolivariana y la asignación de funciones en el área de seguridad interna.
8. Ciertos beneficios sociales, como la disminución la jornada laboral y la creación de un fondo de estabilidad social para los trabajadores por cuenta propia.
9. La disminución de la edad requerida para votar.
10. No se asumió explícitamente la institución de la República Socialista de Venezuela, pero sí se introdujo el concepto de socialismo en numerosas disposiciones del proyecto que aludían al Estado Socialista, la construcción del socialismo; la economía socialista; la solidaridad socialista; el socialismo bolivariano; etc. También se vinculó el derecho de participación política con la construcción del socialismo.1 Empero, no se definió en modo alguno el significado de socialismo dentro de la Constitución reformada.
11. El conjunto redundaba en un incremento sustantivo de los poderes del Presidente de la República.
La Asamblea Nacional concluyó el debate sobre la reforma y la aprobó el 2 de noviembre de 2007 y el Consejo Nacional Electoral, en cumplimiento de la Constitución, convocó al referéndum aprobatorio dentro de los 30 días, es decir, el 2 de diciembre de 2007. Dividió la propuesta de reforma en dos bloques, el primero de los cuales (Bloque A), constante de 33 artículos, contenía las propuestas originales del Presidente más algunas de las adiciones de la Asamblea Nacional, mientras que el segundo (Bloque B) sólo contenía los nuevos artículos introducidos en el debate legislativo que no fueron incluidos en el primer bloque.
En las últimas dos semanas de la campaña electoral el presidente Chávez comprometió profundamente su persona con la reforma, al punto extremo de afirmar, no sin abuso, que quien votaba SI votaba por Chávez mientras que quien votaba NO lo hacía por Bush.
El resultado del Bloque A, según el segundo boletín del Consejo Nacional Electoral, que abarcó el 94% de las mesas electorales fue de 4.521.494 votos por el NO, que representan 50,65% del total, frente a 4.404.626 votos a favor del SI equivalentes a 49,34%. El Consejo Nacional Electoral aclaró explícitamente que este resultado parcial era irreversible, de modo que no hacía falta esperar el cómputo total y definitivo para declarar que el proyecto presentado por el Presidente Chávez no contaba con el respaldo de la mayoría y que, por lo tanto, debía tenerse por rechazado2. Esto se traduce en que el proyecto fue derrotado por una diferencia de 1,31% de los votos (resultado del Bloque A). En el Bloque B la diferencia fue ligeramente mayor. La abstención estuvo en el orden de 44%.
La votación por el NO fue 230.000 votos mayor que la obtenida por el candidato de oposición Manuel Rosales en 2006, mientras que la obtenida por el SI fue casi 3.000.000 de votos y 14 puntos porcentuales inferior a la obtenida por el presidente Chávez un año antes. ¿Cómo se explica semejante derrota, que interrumpe una serie de victorias durante ocho años de contiendas electorales en las que el Presidente siempre subió su votación, y frente a una oposición que no aumentó su caudal electoral? ¿Qué consecuencias cabe esperar de este resultado? Trataré de referirme a ambas cosas para ayudar a formar juicio sobre lo que ocurrió el 2 de diciembre.
Las causas del resultado electoral del 2 de diciembre
Algunas de las causas del resultado electoral pueden encontrarse en el entorno político.
En relación con el gobierno, pueden enunciarse ciertos aspectos que pesaron en contra del voto SI:
1. Descontento con varios aspectos de la gestión gubernamental, incluido el decaimiento de ciertas políticas sociales, el desabastecimiento de ciertos bienes de primera necesidad y los temas de seguridad personal.
2. Problemas internos en el chavismo, muchos de ellos vinculados con la creación inacabada del PSUV.
3. La inconformidad de gobernadores y alcaldes con la reforma, que menoscababa, en la práctica la descentralización y la vigencia real del federalismo.
4. Ciertas deserciones relevantes de lo que venía siendo la mayoría presidencial, como el partido Podemos y el ex ministro de defensa Raúl Baduel.
5. La inconformidad con la creación del PSUV como partido único de gobierno de partidos que apoyaban la reforma constitucional, tal vez sin mucho entusiasmo, como el PPT y el PCV.
6. La improvisación de la dirección de la campaña electoral oficial, que aparentemente habría abandonado los viejos cuadros de MVR (antiguo partido fundamental del gobierno) para acudir a los del futuro PSUV, aún en formación.
Del lado de la oposición a la reforma también aparecieron ciertas fortalezas:
1. La emergencia del movimiento estudiantil como componente de la disidencia a partir del cese de RCTV y luego con progresiva fuerza y respaldo a lo largo del año, que fue desplazando al sector gubernamental del dominio de la calle.
2. La emergencia de cierta disidencia del chavismo, vigorosamente opuesta a la reforma constitucional, en particular Podemos y el general Baduel.
3. El relativo bajo perfil de la oposición tradicional, que mantiene un fuerte rechazo pero que no apareció como factor fundamental del antagonismo a la reforma.
4. El progresivo debilitamiento de los sectores más extremistas de la oposición que propugnan el abstencionismo y la absoluta descalificación del Consejo Nacional Electoral.
El sector oficial ha insistido en que el poder de los medios fue determinante para desinformar y confundir al electorado. Esto no parece evidente porque, en primer lugar, el gobierno poseía entonces y posee actualmente mayor capacidad en los medios audiovisuales que la oposición, al punto que ésta no cuenta con ninguna cadena nacional de televisión; y, en segundo lugar, porque la de 2007 ha sido la campaña electoral en la cual la publicidad y los recursos oficiales han sido utilizados con la mayor desmesura a favor de la opción respaldada por el gobierno, que puso de manifiesto la debilidad del Consejo Nacional Electoral para controlar abusos en este terreno.
Sin embargo, más allá del entorno político, es necesario tener presentes otros factores, más de fondo, que parecen haber determinado el rechazo a la reforma:
1. La reforma constitucional fue fundamentalmente una propuesta presidencial y no la respuesta a una demanda de la sociedad. La Constitución de 1999 fue el resultado de un proceso constituyente que se inició mucho tiempo antes de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente ese año. Desde comienzos de esa década se manifestaron numerosos sectores sociales (buena parte de los cuales apoyó la opción de Chávez en 1998, aunque algunos otros sectores que no lo hicieron también habían preconizado una nueva Constitución) reclamando un profundo cambio constitucional. De un lado, se habían multiplicado propuestas para la convocatoria de una asamblea constituyente y, del otro, en el Congreso Nacional se había elaborado, bajo la dirección del entonces senador Rafael Caldera, un proyecto de reforma completa a la Constitución de 1961. Las divergencias surgieron en cuanto al procedimiento y al alcance de esos cambios, pero la sociedad los demandaba y estaba lista para emprender la adopción de una nueva Constitución. En cambio, la iniciativa de 2007 fue fundamentalmente una demanda del presidente Chávez, como conductor de la Revolución Bolivariana, para la radicalización del proceso, de conformidad con un concepto ideológico no muy bien definido: el llamado socialismo del siglo xxi. En 1999 el Poder Constituyente fue convocado con espontaneidad para definir el futuro del Estado y de la democracia venezolana en lo que constituyó una ruptura histórica democrática, que fue percibida como una aspiración de profundización de la democracia en lo político y en lo social. En 2007, en cambio, el Poder Constituyente fue convocado para responder al emplazamiento del presidente Chávez con respecto a propuesta que representaban una ruptura de tinte más bien ideológico sobre el concepto del Estado y su relación con la sociedad, lo cual no fue aceptado a pesar de provenir del líder indiscutido de la mayoría popular desde 1998. Si el de 1999 fue un proceso con tendencia a la democracia participativa, el de 2007 lo fue más bien hacia la democracia plebiscitaria.
2. En 2006 el pueblo fue convocado para manifestar su confianza en el liderazgo del presidente Chávez y el pueblo se manifestó de manera contundente para respaldarlo. En 2007 el pueblo fue convocado para respaldar la propuesta política e ideológica del presidente Chávez, de corte marcadamente radical, y el pueblo la rechazó. En verdad, el programa radical de Chávez nunca pareció contar con un respaldo mayoritario. Prácticamente todos los estudios de opinión previos a la elección presidencial de 2006 mostraban que, a pesar de una adhesión personal sólida al Presidente, numerosos puntos drásticos de su discurso no eran bien recibidos. Así ocurría con la aproximación al modelo cubano; las alusiones genéricas a redefiniciones de la propiedad privada; la conflictividad internacional y el excesivo y generoso protagonismo financiero en ese ámbito; la creación de un partido único de gobierno. Esos desacuerdos con el discurso no impedían que el pueblo expresara su confianza en Chávez como líder y como Presidente. Este resultado de los sondeos no era bien comprendido y era criticado por algunos por su aparente incongruencia. ¿Cómo se podía respaldar a un líder y rechazar sus ideas? Uno de los más conocidos expertos en este tipo de estudios los defendió poco antes de las elecciones, diciendo que, si incongruencia había, era de los encuestados y no de las encuestas (León, 2006). En el referéndum de 2007 por primera vez se expuso al voto popular el discurso radical de Chávez sin que su persona misma estuviera directamente en juego en la consulta y el electorado se expresó de manera congruente: no respaldó un programa político y económico respecto del cual siempre había mostrado sus reservas. Sin embargo, la mayoría de quienes habiendo votado por Chávez en 2006 no respaldaban su propuesta de 2007, tampoco se animaron a votar NO, sino que simplemente se abstuvieron. La voluntad popular del 2 de diciembre puede sintetizarse en dos frases: CHÁVEZ SI, REFORMA NO. Este equilibrio inestable entre la aceptación del líder y el rechazo a su programa será probablemente un factor que gravitará con fuerza en el escenario político venezolano en el futuro inmediato.
3. Entre las causas de la derrota de la propuesta de Chávez se señala a menudo, en especial por sectores chavistas críticos, el escaso tiempo para debatir. En verdad, desde que el Presidente encargó a una comisión ad hoc la elaboración del proyecto de reforma hasta que el Presidente lo anunció transcurrieron siete meses. El debate parlamentario para la aprobación y sustancial ampliación del proyecto consumió dos meses y medio. En cambio, entre la aprobación definitiva del texto y la fecha del referéndum mediaron sólo 30 días. Aunque se trata de una crítica válida para el proceso de reforma, no es evidente que la falta de debate haya sido una causa de su rechazo. Más bien al contrario. En las grandes ciudades el NO alcanzó 58% de los votos y se impuso en todas menos en dos, en las que el SI sólo llegó a 53%. En las ciudades intermedias hay un empate virtual mientras que es en los pequeños poblados y el área rural, especialmente en esta última, donde el SI obtiene su ventaja más significativa con 60.5% de los votos y una diferencia de 246 000 votos a su favor. El mayor conocimiento del contenido de la reforma y, por tanto, el mayor debate, es propio de las grandes áreas urbanas, mientras que en las zonas rurales debió tener mayor influencia el llamado de Chávez a respaldar la reforma como una manifestación de adhesión a su persona. Puede formularse la hipótesis de que a mayor conocimiento de la reforma mayor fue su rechazo. Se trató, entonces, de un voto consciente de rechazo a la propuesta constitucional y a su modelo subyacente.
4. Una de las características que considero positivas del actual proceso venezolano es el haber despertado altas expectativas de participación popular en los asuntos de Estado y haber estimulado la organización popular. No podría decir hasta dónde, pero pienso que un factor que influyó en el voto negativo y en la abstención de quienes antes habían respaldado la opción presidencial de Chávez fue, precisamente, el deseo de reivindicar el derecho a participar y la desconfianza a la absorción de la organización libre de la sociedad por el aparato del Estado, bajo la forma del llamado Poder Popular. Como lo ha señalado un estudioso del proceso de reforma constitucional de 2007, convertir las organizaciones populares en parte del Estado podía tener ventajas a corto plazo en el acceso más inmediato a recursos, pero a mediano y largo plazo, lejos de darles más poder y contribuir a fortalecer la organización popular autónoma, puede operar como mecanismo de cooptación y control desde arriba. Mientras exista el Estado, la democracia exige y pasa necesariamente por el reconocimiento de las inevitables (y necesarias) tensiones entre Estado y la multiplicidad de formas organizativas y tejidos asociativos autónomos existentes en la sociedad. Buscar resolver esta tensión por la vía de incorporar estas múltiples modalidades organizativo/asociativas al interior del Estado, o en la búsqueda de una identidad pueblo-Estado, amenazaría la existencia de ámbitos autónomos no sometidos a la lógica del Estado (Lander, 2007). Se trata de un tema de fondo o, si se quiere, ideológico, pues comporta el concepto de las relaciones entre el Estado y la sociedad. En la medida en que esto fue percibido como una amenaza por las organizaciones populares concientizadas, la propuesta pudo restar apoyo decisivo a la reforma constitucional.
Sin abundar más, me limito a retener una conclusión general. El pueblo venezolano rechazó la reforma en sí misma. Su voto y su abstención no pueden ser leídos como un rechazo al gobierno ni, sobre todo, como un rechazo a Chávez. Era tan fuerte el rechazo a la propuesta constitucional que ni siquiera el vivo llamado del Presidente a identificar el voto SI con la confianza a su persona pudo animar la voluntad popular. Dependiendo de cómo se maneje la política en 2008, el 2 de diciembre puede ser el punto de inflexión para el debilitamiento del liderazgo del Presidente, pero ésa no es una consecuencia inevitable del resultado electoral.
Consecuencias del resultado electoral del 2 de diciembre
1. En el entorno político quedan en entredicho varios mitos. El más importante, la sospecha recíproca que ni el gobierno ni la oposición están dispuestos a someterse al juego democrático. El reconocimiento rápido del resultado adverso a su propuesta por parte del Presidente Chávez desmiente a quienes aseguraban que jamás admitiría un fallo de las urnas en su contra y le otorga laureles democráticos. El pronto reconocimiento del resultado de la elección de 2006 por parte del perdedor, gobernador Manuel Rosales, y la canalización del antagonismo a la reforma constitucional hacia la vía electoral son dos hechos que han renovado las credenciales democráticas de la oposición. En ambos casos, el veredicto del Consejo Nacional Electoral ha sido aceptado sin regateos. No faltan observaciones, peros y escepticismos; mas los hechos son contundentes. En el curso de un año el pueblo ha votado con resultados hasta cierto punto contrapuestos que han sido aceptados por todos y la vida continúa sin grandes sobresaltos. La democracia venezolana está viva.
2. Los extremismos fueron derrotados. La propuesta presidencial, destinada a profundizar la revolución y construir un Estado socialista era, como tal, una propuesta radical y no fue aceptada. Por su lado, el tradicional radicalismo de la oposición que ha proclamado que concurrir a las elecciones es un acto de colaboracionismo con un gobierno ilegítimo, quedó relegado por la determinación de la sociedad, primero, y de los principales partidos políticos, luego, de hacer valer mediante el voto su derecho a rechazar una propuesta que se juzgaba inapropiada. El pueblo quiere inclusión, solidaridad y justicia, pero no acepta lo que se pueda percibir como una amenaza o restricción de la democracia. Este podría ser un escenario fantástico para un debate en el que converjan y se armonicen la libertad y la solidaridad, la democracia política y la justicia social. Puede parecer iluso, pero sólo depende de cuánto estemos dispuestos a respetarnos y a creernos los unos a los otros.
3. Chávez no es invencible, pero sigue siendo muy fuerte. El 2 de diciembre fue, en cierta forma, una confrontación de Chávez contra Chávez: la propuesta de Chávez de 2007, plasmada en el proyecto de reforma, se contrapuso a la propuesta de Chávez de 1999, plasmada en la Constitución vigente. No hubo propuesta de la oposición. Si bien la vulnerabilidad de Chávez se manifestó en el rechazo de una propuesta excesiva, la vulnerabilidad de la oposición ha radicado y radica en la ausencia de propuesta. Nos asomamos a tiempos de debate y el resultado de éste marcará probablemente los años porvenir.
4. El resultado debilita al Presidente. Su primera reacción, aun reconociendo el resultado, fue desafiante y desdeñosa. Un mes más tarde, ofreció un nuevo discurso, más moderado, que ofrece frenar el radicalismo. Junto con la desaceleración de la revolución el Presidente ha anunciado una política inmediata que se resume en tres R: revisión, rectificación y reimpulso. Las novedades de la moderación son de diverso tenor: eficiencia en la acción de gobierno; disposición a trabajar con los gobiernos locales; reconocimiento de tendencias en el seno del chavismo; reactivación del Polo Patriótico, forma de gran coalición con la que ganó Chávez la presidencia en 1998, lo que implica la postergación o el abandono del partido único de gobierno; condena del vanguardismo y el sectarismo; promulgación de un decreto ley de amnistía, que debe perfeccionarse pero que no deja de ser un buen signo hacia el futuro; atención a las elecciones locales de 2008. En el primer semestre de 2008, sin embargo, los problemas internos en el seno del PSUV están lejos de resolverse y conspiran contra la recuperación del fuerte liderazgo del Presidente; el radicalismo, además, aunque se ha moderado hasta cierto punto en el discurso interno3 (lo que no ha impedido la nacionalización de Sidor y de otras empresas), se ha mantenido en la escena internacional particularmente en un tema en el que la política oficial no parece ser bien recibida por la mayoría de los venezolanos, como lo es la relación privilegiada con las FARC.
5. ¿Se trata de una operación táctica? ¿De un paso atrás para dar dos adelante? Tal vez. En los días que siguieron al referéndum el Presidente insistió que la reforma constitucional no había muerto y que habría de proseguirla por otros medios, lo cual sería de legitimidad discutible de acuerdo con la Constitución de 1999, que prohíbe reemprender una reforma rechazada en el mismo período constitucional y, además, haría presagiar un futuro inmediato tormentoso. En sus anuncios de enero 2008, el Presidente ha sido más moderado, poco después relanzó su propuesta destinada a hacerse reelegir. Está por verse cuál es la real intención del Presidente, pero es dudoso que haya renunciado definitivamente al proyecto contemplado en sus propuestas de cambio constitucional.
6. No es la primera ocasión en que el Presidente ha asumido temporalmente posiciones moderadas, que abandona poco después. Pero esta vez la moderación la impuso el veredicto popular. Mantenerla puede ayudar la recuperación política del Presidente después del descalabro del 2 de diciembre. Abandonarla puede implicar un altísimo costo político. El pragmatismo político podría alentar al Presidente a no insistir en un camino que demostradamente no puede remontar con el sólo impulso de su liderazgo y que el pueblo no parece decidido a emprender. Una aproximación realista a la voluntad popular podría aconsejarle postergar hacia el largo plazo sus propuestas de 2007. Si, en cambio, se decidiera a buscar fórmulas para evadir las limitaciones constitucionales y la replanteara en el corto plazo, seguramente volvería a subir la escala de la tensión política y el liderazgo de Chávez estaría realmente en juego.
Seguiremos teniendo un porvenir de encrucijadas, pero, sea como sea, estamos en este punto, unos y otros, como resultado de los avatares de la democracia y eso es ya, en sí mismo, un buen signo para la convivencia futura.
Bibliografía
1. Lander, Edgardo (2007): El referéndum sobre la reforma constitucional. El proceso político en Venezuela entra en una encrucijada crítica en www.aporrea.org/actualidad/a47861.html. [ Links ]
2. León, Luis Vicente (2006): ¿Encuestas inconsistentes? en El Universal, Caracas, 29 de octubre. [ Links ]
Notas
1 Así lo pautaba el nuevo artículo 70 de la Constitución propuesto en la rechazada reforma constitucional: Artículo 70. Son medios de participación y protagonismo del pueblo, en ejercicio directo de su soberanía y para la construcción del socialismo: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocación del mandato, las iniciativas legislativas, constitucional y constituyente, el cabildo abierto, la Asamblea de Ciudadanos y Ciudadanas (Resaltado añadido).
2 Inexplicablemente, para la fecha en la que escribo esta nota, es decir, a más de seis meses de la realización del referendo, el CNE aún no ha publicado su resultado definitivo.
3 Es significativo que el gobierno haya dado marcha atrás en dos asuntos que suscitaron fuerte resistencia y movilizaron a sectores relevantes de la sociedad, como lo han sido el currículum educativo (cuya discusión fue prorrogada) y el Decreto-Ley sobre el Sistema Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia (cuya rectificación fue prontamente anunciada por el presidente Chávez).