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Revista de Ciencias Sociales
versión impresa ISSN 1315-9518
Revista de Ciencias Sociales v.11 n.2 Marcaibo mayo 2005
Etnodiscriminación hacia el afrovenezolano en la educación secundaria
González Silva, Freddy*
* Profesor Investigador de la Universidad Central de Venezuela. E-mail: gastongonzalez7@hotmail.com
Resumen
La etnodiscriminación hacia el afrovenezolano es una realidad que se viene explorando en diferentes estudios realizados en Venezuela. Hasta el presente, las investigaciones habían abordado la temática desde un punto de vista predominantemente cognitivo; fueron detectados indicios de discriminación en las creencias, actitudes, opiniones y algunas otras manifestaciones no visibles. En este trabajo se plantea que la discriminación étnica también presenta manifestaciones externas que pueden ser percibidas en las conductas cotidianas propias de la interacción social de los adolescentes. Explicitar el problema no ha sido fácil debido a las múltiples señales presentes en la interacción social y a todo lo que implica el fenómeno de la percepción, de allí que se haya empleado una metodología de investigación sustentada en un estudio de tipo analítico, un diseño de campo y una técnica de investigación: la encuesta. El instrumento fue especialmente elaborado para este proyecto; consiste en un cuestionario de 30 ítems (25 cerrados, con varias subsecciones y 5 abiertos), el cual fue piloteado en dos ocasiones. Se escogió dos grupos de adolescentes en su ambiente escolar por la pertinencia social que tienen la educación y el grupo etario objeto de estudio para el futuro desarrollo del país. Este trabajo pretende presentar algunos hallazgos de la etnodiscriminación hacia el afroestudiante en las interacciones sociales cotidianas, de tal manera que puedan asumirse reflexivamente y contribuir a prohijar futuras vías para la acción.
Palabras clave: Educación secundaria, adolescencia, afrodescendiente, percepción, interacción, rechazo, etnodiscriminación.
Ethnic Discrimination in Relation to Afro-Venezuelans in Secondary Education
Abstract
Ethno-discrimination towards Afro-Venezuelans has been explored in several Venezuelan studies. Until now, research was limited to predominantly cognitive orientations. Almost imperceptible indications of discrimination in beliefs, attitudes, opinions and some other manifestations were detected. In this paper we detect that ethnic discrimination also has external manifestations that can be perceived in daily individual conduct in social interaction in adolescents. The problem has not been an easy one to explain because of the complexity of multiple signs present in social interaction in this age group, and in everything that this phenomenon implies, and for this reason a research methodology has been employed based on an analytical study, a field design, and the research technique of the survey. The instrument used was elaborated for this project. It consisted of a questionnaire of 30 items (25 closed, with several subsections and five open questions) which was field tested on two occasions. Two groups of adolescents were chosen and tested in school settings in relation to their social pertinence for education, and the age group which was the object of the study in terms of the future of the country. . This study hopes to present some findings on ethnic-discrimination towards african descent students in their daily social interactions, in order to reflexively assume and contribute to promromote future alternative means of action.
Key words: Education Secondary, Adolescence, Afro-descendents, Perception, Interaction, Rejection, ethnic discrimination.
Recibido: 04-11-05 · Aceptado: 05-06-05
Introducción
A partir de 1967, cuando la ONU establece una concepción de discriminación racial, se observa un auge en los estudios referidos a dicha temática. Al parecer la postura del ente universal representaba un avance en la conciencia de defensa del significado igualitario que debían tener todas las razas. En Venezuela no se han realizado muchos estudios acerca del tema, sin embargo ha estado manifiesto en investigaciones y ha sido planteado a nivel legal. Las constituciones de 1961 y de 1999 reafirmaron la condición de equidad entre todos los venezolanos.
Hasta el presente, en Venezuela, se ha estado trabajando en investigaciones que han desarrollado la temática de la discriminación racial o etnodiscriminación, según diversas posturas epistémicas (González, 2002). Tratar dicho tema no es fácil ya que hace referencia, al igual que Aguirre (1972) al referirse a esta problemática en México, a una realidad que es omitida o rechazada por muchos y genera resistencias ante su planteamiento público. No obstante, gracias a estudios realizados, se conocen algunas de las manifestaciones concretas de la etnodiscriminación las cuales se encuentra, además, presentes en nuestra cotidianidad (Abzueta y Salom, 1986; Ascencio, 1986; Wright, 1996; Montañez, 1993; Bello y Rangel, 1999).
En efecto, se ha llegado a un punto en el cual negar la etnodiscriminación como un componente vigente en el contexto venezolano es negarse a reconocer un espacio preciso, aunque desagradable de nuestra realidad. Se han encontrado indicios de etnodiscriminación en estudios referidos a: la imagen que tienen muchos venezolanos acerca del afrodescendiente (Montañez, 1999), la publicidad estereotipada (Adán y Castro, 1979), el sector laboral (Escalona y Romero 1998), la educación en sus niveles básico, diversificado y superior (Abzueta y Salom, 1986; Echarry y Torres, 1996; González, 2002) y en muchos otros ámbitos. Sin embargo, dichos estudios no han desarrollado el problema desde la episteme de la interacción social observable.
Hablar de etnodiscriminación es referirse a hechos concretos ante los cuales ya se ofrecen vías de explicación. Desde luego no todo está planteado puesto que todavía hay supuestos que quedan sin develar desde el ethos científico. Uno de ellos es la constatación del planteamiento discriminatorio como un problema que va más allá de la situación de prejuicio y de actitudes, de creencias y de opinión. MC-Lean y Estenos (1948), explican bien como hablar de racismo en el mundo moderno tiene muchos matices tales como el deseo de mantener a otros en forma indigna. La verdad es que falta mostrar cómo esta discriminación se expresa más allá de los niveles cognitivos, en un lenguaje no verbal, corpóreo, de conductas externas en la interacción social. Es éste el propósito del presente trabajo. Ofrecer una referencia explícita y detallada de cómo se manifiesta esta problemática en las conductas de interacción humana, que sobrepasan a las situaciones de rechazo, como puede ser expulsar a alguien de un lugar o conductas encubiertas como las actitudes, opiniones, creencias, etc. Lawrence y Tatum (1997), plantean que el estudio de las relaciones humanas es clave para la comprensión de la discriminación ya que se trata de comportamientos que actualmente se han vuelto muy sutiles.
Visto de esta forma, es pertinente aclarar que la interrelación social observable entre las personas es fruto de un proceso de aprendizaje en el cual los individuos intentan mantener el reforzamiento del ambiente (Kelly, 1998). Tal interrelación es impregnada por valores o antivalores, por preconceptos acerca de cómo tratar a las otras personas (entiéndase: macrocontingencias). Dentro de este marco, ante una situación de discriminación, es probable que la interrelación grupal se resquebraje, trayendo como consecuencia la fricción entre las partes. Por otro lado, es posible que aunque existan circunstancias de discriminación hacia una etnia, el trato entre los sujetos se mantenga y no se produzcan fricciones aparentes debido al peso específico del factor habituación. El reordenamiento de esta perspectiva amerita un estudio que permita aclarar el panorama. De cualquier manera al igual que Connolly (1995), puede considerarse la práctica del proceso de interrelaciones en el ámbito escolar como un fenómeno complejo ya que se termina convirtiendo en un círculo que de no ser develado presenta un problema sin solución.
Uno de los sectores más importantes para Venezuela lo constituye el educativo debido a su influencia en el desarrollo futuro del país. Aunado a esta relevancia que se le da, a nivel nacional se conoce que el contexto educativo no es menos importante dentro de la vida los adolescentes venezolanos. En el liceo, el joven no sólo aprende un sin número de contenidos que se expresan en el currículo formal, sino que además desarrolla su aprendizaje entre aspectos no formales o bien llamados situaciones cotidianas y también los considerados aprendizajes ocultos (González, 2003). Parte de la vida del adolescente viene a ser altamente influenciada por lo que en psicología del desarrollo llamamos los grupos de referencia y por lo general este alter buscado por el adolescente es encontrado en el marco social de su entorno educativo.
A fin de cuentas, si ya se ha estudiado la etnodiscriminación en diversos ámbitos de la vida venezolana, por qué no intensificar el conocimiento de esta realidad en uno de los contextos vitales para el desarrollo personal del ser humano: el educativo. Desde este punto de vista se contextualizó este trabajo, pretendiendo mostrar cómo es el clima en los recesos y en las aulas de un liceo y cómo influye el comportamiento tanto de profesores cómo de alumnos en el afroadolescente, de qué manera interactúan dos o más individuos entre sí y cómo se influyen mutuamente de acuerdo a la variable étnica, cómo pudiese estar afectando la reestructuración intelectual con la cual el afroadolescente intenta solucionar un problema o enriquecerse intelectualmente. En fin de cuentas, mostrar la etnodiscriminación en un componente no estudiado como lo es la percepción de las interacciones sociales en un ámbito prioritario: la educación secundaria.
Por tal motivo se quiere mostrar en este artículo cómo ha sido afectada la vivencia del estudiante afrodescendiente en su entorno educativo, ver sus repercusiones y a partir de allí hacer más comprensible el fenómeno. En atención a lo planteado y al significativo crecimiento de la población con herencia étnica africana y su situación en el contexto socioeducativo de Venezuela, (Carrera, 1977; Pollak-eltz, 1991), aquí se plantea: ¿De qué manera las manifestaciones de etnodiscriminación: descalificación, exclusión, restricción y preferencia con respecto al afroadolescente, se expresan en el proceso de interacción social? En la búsqueda de respuestas fueron estudiadas las percepciones de un grupo de estudiantes de secundaria, pertenecientes a dos instituciones de educación media una pública y una privada de Cagua, Edo. Aragua, zona cuya población es de características étnicas marcadamente mestizas, ejemplo de la multietnicidad presente en Venezuela.
1. Planteamiento metodológico
La investigación sobre las interacciones sociales y los elementos de discriminación étnica hacia la población afrovenezolana fue de tipo analítico y se realizó atendiendo a los parámetros propios de la dimensión táctica (Hurtado de Barrera, 1998). De acuerdo con esto, se trató de una investigación de campo, sobre fuentes vivas, recolectándose los datos en un tiempo único. En este tipo de diseño se abarca un solo evento, a saber, las interacciones sociales en sus diferentes manifestaciones y un único criterio de análisis: la discriminación étnica hacia el afrodescendiente.
Para el logro de este fin, fue necesario establecer lo que se entiende por interacción social. Las interacciones sociales son aquellas conductas aprendidas que ponen en juego los seres humanos en situaciones de relación persona a persona con el fin de mantener o sostener reforzamiento del ambiente. Este concepto expone claramente dos aspectos: entender la conducta social en términos de posibilidad de llevar hacia consecuencias reforzantes o no, las situaciones en las cuales se manifiestan las interacciones sociales y luego la descripción de las conducta sociales (Kelly, 1998).
En este trabajo fueron abordadas las interacciones sociales poniendo énfasis en sus componentes no verbales (25 de 30 preguntas del cuestionario y un grupo de items (5) para los componentes verbales).
Para el análisis de la información, se adoptó como criterio de análisis la discriminación étnica.
a) Definición conceptual
La discriminación étnica es una situación en la que una persona o grupo es tratada de forma desfavorable a causa de prejuicios, los cuales generalmente aparecen cuando la persona pertenece a una etnia o cultura y su fin es anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales de la persona. La discriminación étnica es aquella que nace como consecuencia del prejuicio, definido éste como toda evaluación, forma de percepción e interpretación, actitud desfavorable y de efecto negativo hacia un grupo determinado, pero también puede ser favorable y de efecto preferencial hacia un individuo o los miembros de un grupo en la que se puede reconocer la presencia de componentes subjetivos, basados en generalizaciones que no son correctas y que, a pesar de ello, determinan la opinión (González, 2003).
b) Definición operacional:
La discriminación es un conjunto de operantes definidas por su efecto social. Se trata de comportamientos socialmente significativos e interpretados como indicación o señal de lo que sucede, en este caso la descalificación, exclusión, restricción o preferencia basada en el origen y legado étnico afrovenezolano (fenotipo, hábitos, afectos, espiritualidad, comportamientos, entre otros) de algunas personas, con la intención explícita o no de perjudicarlos o neutralizarlos en el reconocimiento de sus derechos y libertades fundamentales (medido a través del instrumento diseñado para el estudio cuestionario RIECE (1).
El grupo sometido a estudio estuvo conformado por estudiantes de bachillerato, a los cuales se les aplicó un cuestionario en su tiempo de recreación. Cada estudiante fue contactado individualmente, solicitándole que llenase el cuestionario sin que fuera rechazado por ninguno. La aplicación fue siempre individual, es decir, que no se trató de grupos naturales sino de una agrupación en función de los criterios expuestos. Los estudiantes fueron identificados y seleccionados para la aplicación del instrumento según su procedencia étnica, la cual se determinó a partir de dos criterios:
a) La observación, por parte del investigador, de la caracterización étnica de los estudiantes sobre la base de sus rasgos físicos. Los afrodescendientes, caracterizados principalmente por su piel oscura, pelo rizado tipo afro, labios gruesos y nariz ancha, y los estudiantes considerados blancos de acuerdo con el color claro de la piel, pelo liso, labios delgados y nariz perfilada.
b) El otro indicador fue el de la atribución que los mismos estudiantes hicieron de su herencia étnica, cuya evidencia se obtuvo gracias al último de los items del cuestionario. Es esto a lo que aquí se llamó autoatribución.
Es necesario reconocer un espacio de subjetividad que siempre se presenta al tratar de precisar quien es una persona negra y quien una blanca a partir de su caracterización física. Desde el alto nivel de mestizaje físico que históricamente caracteriza a nuestra población hasta la profusión de recursos de toda índole para cambiar, según la estética dominante, los rasgos físicos de cualquier persona, todo ello redunda en dificultades para esa precisión a los efectos de la investigación del tema racial. Por ello, al utilizar los criterios de observación tradicionales en este ámbito (rizado del cabello, color de piel, carnosidad de la boca y grosor de la nariz), se prefirió optar por exceso, seleccionando sólo a quienes cumplían evidentemente con la caracterización en ambos extremos: negro-blanco. Así, se consideró dos grupos de sujetos: el grupo de personas negras (GPN), y el grupo de personas blancas (GPB); distinguiendo dentro de cada uno de acuerdo al sexo: masculino negro (MN), masculino blanco (MB), femenino negro (FN) y femenino blanco (FB).
A continuación se presentan las Tablas I y II una de ellas con las características de los estudiantes observados por el investigador y el segundo con la atribución que el mismo estudiante hizo sobre sí mismo. Este último dato fue recogido en el último ítem donde se le preguntaba en qué medida se consideraba parte de una de las razas blanca, india o negra.
Tabla I | |||||||||||||||
Datos personales | |||||||||||||||
MN(2) | FN | MB | FB | Edad | GPN | % | GPB | % | Grupos | % | |||||
Edad | Frec | % | Frec | % | Frec | % | Frec | % |
|
| |||||
14 | 6 | 60 | 5 | 50 | 1 | 10 | 3 | 30 | 14 | 11 | 55 | 4 | 20 | 15 | 38 |
15 | 0 | 4 | 40 | 4 | 40 | 2 | 20 | 15 | 4 | 20 | 6 | 30 | 10 | 25 | |
16 | 2 | 20 | 1 | 10 | 4 | 40 | 2 | 20 | 16 | 3 | 15 | 6 | 30 | 9 | 23 |
17 | 0 | 0 | 1 | 10 | 3 | 30 | 17 | 0 | 0 | 4 | 20 | 4 | 10 | ||
18 | 2 | 20 | 0 | 0 | 0 | 18 | 2 | 10 | 0 | 0 | 2 | 5 | |||
10 | 100 | 10 | 100 | 10 | 100 | 10 | 100 | 20 | 100 | 20 | 100 | 40 | 100 | ||
Nivel de estudio (3) |
| ||||||||||||||
9no | 4 | 40 | 7 | 70 | 1 | 10 | 2 | 20 | 9no | 11 | 55 | 3 | 15 | 14 | 35 |
4to | 3 | 30 | 3 | 30 | 5 | 50 | 4 | 40 | 4to | 6 | 30 | 9 | 45 | 15 | 38 |
5to | 3 | 30 | 0 | 4 | 40 | 4 | 40 | 5to | 3 | 15 | 8 | 40 | 11 | 28 | |
10 | 100 | 10 | 100 | 10 | 100 | 10 | 100 | 20 | 100 | 20 | 100 | 40 | 100 |
Tabla II | ||||||||||||||||||||
Aspectos raciales | ||||||||||||||||||||
M. Negro | F. Negro | M. Blanco | F. Blanco | |||||||||||||||||
M(4) | B | R | P | N | M | B | R | P | N | M | B | R | P | N | M | B | R | P | N | |
Blanca | 4 | 3 | 2 | 4 | 3 | 3 | ||||||||||||||
Indígena | 1 | 1 | ||||||||||||||||||
Negra | 2 | 1 | 6 | 1 | 1 | 3 | 4 | 1 |
En la Tabla II es interesante ver que, menos uno en cada caso, todos los sujetos negros se atribuyen procedencia negra y todos los sujetos blancos se autoatribuyen procedencia blanca. Aunque es variable la dimensión de esta auto percepción, coincide la autoatribución con la atribución externa por parte del investigador.
La técnica aplicada en esta investigación fue la encuesta y se instrumentalizó en el cuestionario Riece, elaborado especialmente con el apoyo de la Dra. María Auxiliadora Banchs. La encuesta consistió en preguntas hechas por escrito y cuya aplicación no requirió necesariamente la presencia del investigador. Esta técnica siguió los criterios establecidos por una tabla de operacionalización. Los indicadores fueron expresados por un grupo de estudiantes afrodescendientes que aportaron datos relevantes para la construcción de los items. El cuestionario estuvo estructurado con una mayoría de items cerrados tipo escala y diferencial semántico (2-5), además de cinco items abiertos. Los estudiantes lo respondieron en su hora de receso.
Los items estuvieron distribuidos a partir de contextos o contenidos divididos en indicadores no verbales e indicadores mixtos (verbales junto a no-verbales). Entre los indicadores no verbales se encuentran: a) los componentes faciales tales como: mirada, sonrisa, gestos, la expresión facial, el rostro; b) los componentes proxémicos-kinésicos: postura, expresión corporal, ubicación espacial, movimientos corporales; c) los componentes paralingüísticos: entonación, velocidad, fluidez, volumen de la voz, forma de hablar. Posteriormente se integraron los indicadores: verbales y no-verbales: a) los componentes mixtos: apariencia personal y diálogos; b) las manifestaciones de rechazo-aceptación: acciones, burlas, cargos o roles desempeñados; y finalmente se involucraron los indicadores referidos a las manifestaciones respecto al fenotipo: pelo, sobrenombre, críticas y anécdotas.
Se estableció la validez del cuestionario de dos formas: se le atribuye una validez de constructo proporcionada por la tabla de operacionalización y una validez de contenido procurada por la tabla de especificación. Además de establecer ambos tipos de validez, se realizó un pilotaje previo conformado por diez alumnos distintos a los de la aplicación definitoria.
2. El análisis
Al momento de abordar los datos obtenidos, fueron tomados en cuenta tres aspectos: a) las tendencias de los porcentajes de respuesta entre el criterio de análisis y el evento analizado, b) la comparación de los porcentajes entre los grupos extremos y el total de la sumatoria de ambos y c) el análisis verbal dado por la reinterpretación de los contenidos de las preguntas abiertas en función del criterio de análisis.
A continuación se presentan los resultados y sus respectivos análisis, agrupados según su correspondiente área de interacción social. Es muy importante tomar en cuenta el dato numérico que indica la frecuencia con que se presentan los indicadores de discriminación. En efecto, lo cuantitativo de la manifestación del indicador no verbal evidencia que para una persona puede resultar fácil inhibir expresiones verbales de rechazo debido la imagen social negativa que tiene el discriminar a otro, más no puede inhibir tan fácilmente la mirada o gestos que denotan una etnodiscriminación.
2.1. Indicadores no verbales
a) Componentes faciales
Cuando se observa la distribución de las respuestas a las tres categorías relativas a la manera como los estudiantes perciben la expresión de los otros cuando se dirigen hacia ellos (5), se nota que el 58% afirma que es una expresión normal, 33% percibe una expresión agradable en el rostro de los demás y 10% una expresión desagradable. Ahora bien, cuando se comparan las respuestas de estudiantes negros con las de estudiantes blancos se observa que ningún estudiante blanco percibe expresiones desagradables cuando los demás se dirigen hacia él o ella, mientras que 20% de los estudiantes negros sí lo percibe; tan sólo 10% de este último grupo percibe una expresión agradable en el rostro de otros estudiantes mientras que en el grupo blanco el 55% percibe una expresión agradable en el rostro de los demás cuando se dirigen a ellos, con lo cual se evidencia una cierta percepción de discriminación por parte de los estudiantes negros. La respuesta más frecuente en los estudiantes negros es que perciben una expresión normal en el rostro de otros estudiantes del liceo (70%) mientras que la respuesta más frecuente en el grupo blanco es que perciben una expresión agradable (55%), lo cual es un indicio de ligera ventaja.
El rostro es el primer enlace para establecer una comunicación entre los humanos y más aún entre adolescentes. Si este elemento se expresa de manera restringida invita al estudiante a actuar de manera distinta, propiciando así que en algunos casos trate de evitar este rechazo comportándose de manera más jovial o por el contrario se inhiba porque no tiene estrategias para manejar conscientemente esta situación. Además, el rostro es la parte del cuerpo a través de la cual manifestamos las emociones o afectos y estos términos van aunados a lo que se conoce como clima emocional en el ámbito educativo. Este tono emocional concomitante a la interacción social ejerce una influencia en el rendimiento de los estudiantes afroadolescentes.
Esa misma pregunta, cuando se refiere a la manera como se percibe la expresión en el rostro de los profesores, arroja datos que indican que en el grupo negro no existe una percepción de discriminación por parte de aquellos. Los porcentajes se distribuyen de manera bastante similar, con una leve diferencia de 10% en la categoría percepción agradable en el rostro del profesor en la cual se registra 55% del grupo blanco y 45% del grupo negro; a la inversa, en la categoría percepción de una expresión normal, se ubica 50% del grupo negro y 40% del blanco. Cabe considerar que de acuerdo con el rango ocupado por el profesor en este entorno social es muy probable que este profesional logre moderar cualquier prejuicio ante su colectivo. Recuérdese que el docente busca el control del aula y lo logrará si, además de muchos aspectos, muestra un rostro adecuado a su audiencia. No obstante, ese ligero porcentaje parece indicar que hay rasgos de etnodiscriminación que se escapan a pesar del intento de control.
Cuando se preguntó acerca de la frecuencia con la que los estudiantes les sonríen, se encontró que la mitad del grupo negro percibe (50%) que nunca le sonríen, mientras que la mayoría del grupo blanco percibe (75%) que frecuentemente le sonríen. Además, se observó que ningún estudiante del grupo blanco percibe que los estudiantes les dejen de sonreír. En este mismo orden de percepciones, se halló que la mayoría del grupo negro señala que sus profesores le sonríen de vez de cuando o nunca, mientras que el grupo blanco expresa que frecuentemente sus profesores le sonríen (80%). En la perspectiva que aquí adoptamos, la sonrisa es el motivador esencial para reforzar la emisión de conductas que conducen al establecimiento de la interacción. Si bien esta forma de manifestarse es importante para obtener una idea de lo que sucede entre alumnos, lo es aun más para evidenciar la conducta de los profesores hacia los afroadolescentes ya que con su actitud están mostrando la ausencia de un refuerzo social que puede incidir en la confianza que el alumno pueda sentir hacia ellos y en consecuencia generan distancias innecesarias.
En cuanto a los gestos percibidos cuando están en contacto con los estudiantes, sólo un 15% del grupo negro percibe gestos de aceptación, contrario a las percepciones del grupo blanco quienes, en su mayoría (80%), reportan gestos de aceptación y acotan nunca haber percibido gestos evasivos por parte de sus compañeros. Es sorprendente que el 85% del grupo negro percibe gestos de evasión o ausencia de gestos, lo cual puede ser interpretado como una forma de ser ignorados y/o rechazados por los otros estudiantes.
Cuando se analizaron las preguntas relacionadas con la mirada de los otros emerge un dato interesante: tanto en una de las expresiones negativas: me miran en exceso como si me vigilaran, como en las positivas: me miran de arriba abajo manifestando interés, me miran intensamente como si quisieran profundizar la amistad, buscan mi mirada, el grupo de estudiantes blancos se ubica en la categorías frecuentemente, de vez en cuando, en mayor proporción que el grupo de estudiantes negros. Esto parece indicar que estos últimos se consideran mirados por otros estudiantes del liceo con menor frecuencia que los estudiantes blancos.
El único caso en que el grupo negro se ubica en una proporción ligeramente superior al blanco fue cuando se trata de sentir que le miran de arriba abajo con extrañeza. En este ítem, 65% del grupo blanco señala que esto ocurre casi nunca o nunca, mientras que en el grupo negro el 50% se ubica en las categorías casi nunca o nunca me miran con extrañeza. El otro 50% percibe que los estudiantes de su liceo lo miran de arriba abajo con extrañeza de vez en cuando o frecuentemente. Es decir, que la mirada del otro sólo es más frecuente para los negros cuando es extraña mientras que para los blancos es más frecuente cuando se sienten vigilados, cuando se sienten mirados con interés de arriba abajo o cuando sienten que son mirados intensamente por sus compañeros de liceo, como si quisieran profundizar la amistad.
Como se pudo observar, la categoría en la que se presentó mayor discriminación entre el grupo negro y el grupo blanco fue el sentirse mirado intensamente como si quisieran profundizar la amistad en la cual 75% de los estudiantes blancos se ubica en la categoría frecuentemente, mientras que el 70% de los estudiantes negros se ubica en las categorías opuestas: 30% considera que esto no le sucede casi nunca y 40% considera que no le sucede nunca, dándose así una imagen en espejo en un aspecto tan relevante para la interacción como lo es la mirada, la cual se relaciona con la posibilidad de establecer o no lazos de amistad.
Estos datos quedan corroborados cuando se analiza la percepción que negros y blancos tienen acerca de los estudiantes del liceo que les esquivan la mirada. En este caso, mientras el 90% del grupo blanco considera que esto sucede casi nunca (25%) y nunca (65%), en el grupo negro sólo el 10% se ubica en estas categorías. La mayoría considera que sus compañeros de liceo esquiva con frecuencia su mirada (55%) o por lo menos de vez en cuando (35%).
Por otra parte, en el ítem relativo a la mirada durante el intercambio verbal, el 40% del grupo negro considera que los estudiantes nunca mantienen un contacto ocular normal, mientras que ningún estudiante del grupo blanco se ubica en esta categoría.
Resulta claro que hay una desigualdad en la forma de interacción mediante la imagen facial entre los alumnos. Retomando el significativo porcentaje de distinción negativa hacia los afroadolescentes al referirse a los gestos y la mirada, se puede deducir la implicación socioafectiva presente en estos datos. Es evidente que existe una relación con preferencia amigable principalmente hacia los alumnos con rasgos étnicos blancos.
Se puede concluir que las expresiones de rostro y mirada (considerada popularmente como el espejo del alma) expresan o comunican aceptación o rechazo. Dependiendo de la etnicidad, dichas expresiones se constituyen en formas percibidas positiva o negativamente. En este caso resultó evidente que la mayoría del grupo negro percibe una discriminación desfavorable, el grupo blanco percibe mayoritariamente miradas y expresiones favorables. Siguiendo estas percepciones y contrastándolas con lo que otras investigaciones han señalado (Wright, 1996), el grupo blanco percibe una situación que, al ser comparada con la percepción del grupo negro, podríamos llamar de preferencia.
b) Lenguaje proxémico/kinésico
Cuando se observa la distribución de las respuestas a las cuatro categorías referidas a la impresión que tienen los estudiantes acerca de las posturas de los otros cuando se acercan hacia ellos, se encuentra que en el grupo negro los porcentajes más elevados se ubican en las categorías que expresan percepción de rechazo (65%), incomunicación (ej: lejanías a la hora de entablar diálogo, 70%), frialdad (80%) y antipatía (60%). En contraste, el grupo blanco percibe aceptación (95%), comunicación (100%), calidez (80%) y simpatía (95%) en mayor porcentaje. Es notoria la proporción de posturas favorables percibidas casi en su totalidad por parte del grupo blanco, mientras que sólo entre un 20% y un 40% percibe dichas posturas dentro del grupo negro. Lo anterior permite inferir la experiencia positiva de las posturas percibida por parte de un estudiante del grupo blanco lo cual puede repercutir favorablemente en su desenvolvimiento académico. Dicha experiencia perceptual es un elemento que tienen en contra los afroestudiantes.
En cuanto al contacto corporal (besos, abrazos, palmadas, caricias, etc.) se observa cómo la casi totalidad (90%) del grupo negro percibe que de vez en cuando o nunca recibe (6) un contacto corporal cercano, mientras que el grupo blanco percibe en un 80% que el contacto corporal con otros estudiantes se produce frecuentemente.
En cuanto a la expresión corporal percibida por los grupos cuando los estudiantes están cerca de ellos, se observa que el grupo negro percibe tensión en un 70% y un 30% de normalidad, relajación, mientras que 95% del grupo blanco percibe expresiones de relajación normalidad y sólo 5% se ubica en la categoría de expresiones tensas. Es como si se tratara de una inversión en las percepciones de los estudiantes blancos y negros. Además de ello, el 65% del grupo negro percibe la existencia de movimientos corporales incómodos, sólo 15% expresa percibir normalidad y 20% posturas cómodas. Por su parte, 60% del grupo blanco percibe posturas cómodas y normales y un 40% posturas incómodas hacia ellos, es decir, 25% menos que las percibidas por el grupo negro. Las características planteadas en cuanto a lo corpóreo permiten enfatizar lo deteriorada que se encuentra la sensibilidad y la afiliación que realiza el colectivo de estudiantes hacia los afrodescendientes y es un elemento que va a dificultar la cooperación que debe existir para alcanzar logros académicos comunes.
Una consecuencia de todas la interacciones sociales entre los estudiantes se obtuvo al indagar sobre la percepción acerca de cómo se ubican los estudiantes cuando están cerca de ellos. Se nota cómo el 65% del grupo negro percibe posturas de distancia y sólo el 35% de cercanía, mientras que 95% del grupo blanco reporta una ubicación cercana por parte de los estudiantes de su liceo. Este aspecto permite darse cuenta de que la organización social en las aulas y demás espacios educativos no se caracteriza por ser igualitaria sino, por el contrario, los niveles de interdependencia entre los alumnos están permeados por los rasgos étnicos y por ende influirán en las tareas comunes que deberán desarrollar.
En conclusión, se puede señalar que el lenguaje proxémico y kinésico percibido por la mayoría del grupo negro expresa una tendencia excluyente y limitante de las posibilidades de relación, mientras que el grupo blanco lo percibe de manera positiva. Con esto se puede decir que el lenguaje no verbal expresado por el movimiento y la proximidad puede ser perfectamente percibido como canal de etnodiscriminación, tal como ocurre en otros grupos afrovenezolanos, no sólo en los estudiantes.
c) Lenguaje paralingüístico
Cuando se analiza el lenguaje paralingüístico se encuentra que la entonación de la voz de los estudiantes percibida por parte del grupo negro es frecuentemente inexpresiva (55%), mientras en el grupo blanco acotaron que los estudiantes del liceo, al dirigirse a ellos utilizan un tono de voz entre normal (45%) y expresivo (50%).
Por otra parte se observa que la mayoría del grupo negro percibe una forma de hablar por parte de los estudiantes del liceo cuando se dirigen a ellos, predominantemente entrecortada (65%), confusa (55%), corta (90%) y distraída (85%). Estos datos se corroboran con los anteriormente señalado referido a la inexpresión en el lenguaje. En contraste, se encontró que el grupo blanco manifiesta que hacia ellos las formas del habla son fluidas (95%), claras (100%), largas (75%) y atentas (90%). Todo ello sugiere la presencia de una manera de hablar que manifiesta aceptación. Al observar el volumen de voz y el discurso de los estudiantes, se nota que no hay gran diferencia entre los porcentajes de los grupos. Un 70% del grupo negro manifiesta percibir un volumen de voz normal y un 15% bajo y alto en cada una de las categorías. El grupo blanco tiende a percibir mayor normalidad en el volumen de voz (85%) y el resto de este grupo percibe que casi no le hablan alto o con gritos (5%) y tampoco bajo (10%). Este puntaje resulta muy parecido a lo arrojado cuando se le preguntó acerca de la velocidad del discurso en lo que el grupo blanco percibió un 85% de normalidad, mientras que el grupo negro sólo percibió 50% de normalidad. El resto de sus respuestas se dividió entre rápida (35%) y lenta (15%).
A manera de conclusión, se puede acotar que aspectos como la entonación y la forma de hablar muestran una clara diferencia entre los grupos. Es fácil observar la existencia de una entonación y una forma de hablar percibida como más restrictiva hacia el grupo negro y más favorable hacia el grupo blanco. Dichas características continúan evidenciando lo alterado que resulta el clima socioafectivo en el ámbito escolar para el afroestudiante. Otros aspectos tales como el volumen de voz y la velocidad del discurso mantienen tendencias similares entre ambos grupos, por lo cual no pueden ser consideradas como expresiones paralingüísticas de discriminación étnica.
2.2. Integración de indicadores: verbales y no-verbales
a) Expresiones mixtas
Al abordar las variables referidas a expresiones mixtas (verbal-no verbal), el grupo negro ha recibido comentarios negativos acerca de su apariencia personal, tales como que es desagradable (30%), sucia (15%), repugnante (45%), mal oliente (25%) y desaliñada (40%). Evidentemente no es una percepción que se manifiesta en forma frecuente, como se observa en los porcentajes expresados. El grupo blanco señala en un alto porcentaje, entre 90% y 100%, que percibe comentarios positivos por parte de los estudiantes del liceo, tales como que su apariencia personal es agradable, limpia, perfumada y arreglada. Lo más relevante es que en ninguno de estos items los estudiantes blancos se relacionan con la respectiva categoría negativa. De nuevo los estudiantes de etnicidad blanca son preferidos por su apariencia personal, lo cual repercute de manera positiva en la identidad de estos adolescentes y potencia su motivación a desarrollarse personal y académicamente en lo que se han trazado como meta.
En lo que se refiere a las características de los diálogos que sostienen con los estudiantes del liceo, el grupo negro señala que el diálogo de la mayoría de los estudiantes es aburrido (70%) y/o desagradable (55%), mientras que la totalidad del grupo blanco manifiesta que son interesantes y agradables. En lo que sí coinciden ambos grupos es en percibir de igual manera que el contenido del diálogo es humorístico (65%). Este último dato, cruzado con otras respuestas, puede permitir extrapolar información que puede llevar a pensar que el humor es una de las pocas vías de contacto entre ambos grupos, o por lo menos uno de los aspectos en los que no se evidencia etnodiscriminación.
Casi todas las escogencias del grupo negro acerca de cómo perciben las respuestas a las preguntas hechas a los estudiantes del liceo se ubicaron en las categorías que las califican como incompletas (70%), inadecuadas (75%), negativas (55%), rápidas (70%). Mientras que las respuestas del grupo blanco se ubicaron en las categorías más favorables ya que señalaban recibir respuestas completas (80%), adecuadas (95%), positivas (90%) y entre rápidas y lentas (45%). De nuevo se encuentra otro elemento a favor de la interacción de los estudiantes de etinicidad blanca porque la responsividad de los otros hacia ellos es de mejor calidad y bien se sabe que toda conducta se expresa mejor si encuentra una respuesta favorable. Esto generaría un apoyo para aquellos estudiantes blancos que participen activamente en sus ámbitos escolares y consecuencia a los afroestudiantes les sería un poco más difícil.
El grupo negro manifiesta que los estudiantes de su liceo casi nunca o nunca le invitan a su casa (70%), le invitan a salir (50%) o nunca le invitan a estudiar (50%). 55% del grupo blanco dice ser frecuentemente invitado por sus compañeros, 80% a salir y 65% a estudiar. Sin duda es mayor la aceptación hacia el estudiante blanco y la tendencia a buscar la cohesión con los miembros de esta etnoagrupación.
En todos estos items se observan diferencias en términos de un mayor porcentaje de interacción favorable hacia el grupo blanco. Hacia el grupo negro se dirige la menos favorable, pero lo que llama más la atención es que la discriminación negativa más notoria hacia el grupo negro se ubicó en el item relativo a ser invitados a la casa de otros estudiantes. Apenas el 5% dice que esto sucede con frecuencia.
En cuanto al tipo de conversación, el grupo negro señala que la mayoría de los estudiantes nunca le cuentan cosas personales (65%), nunca le hacen cumplidos (65%) y sólo 20% de ellos señala percibir que frecuentemente le ceden la palabra. En contraposición, el grupo blanco percibe que le cuentan sus cosas con mucha frecuencia y le hacen cumplidos (80%) para cada categoría y frecuentemente le ceden la palabra (90%). En consecuencia, se observan imágenes en espejo: los resultados negativos aumentan en el grupo negro y disminuyen en el blanco.
Finalmente, puede acotarse que en las expresiones mixtas la mayoría del grupo negro percibió conductas de discriminación o exclusión y el grupo blanco no, o incluso, percibió posturas de mucha aceptación. El componente mixto completa la serie de percepciones que hasta ahora se van presentando de forma congruente entre sí, en las cuales el común denominador es la etnodiscriminación.
b) Manifestaciones de aceptación/rechazo
Resulta más intenso el resultado de las percepciones acerca de las conductas de aceptación y rechazo. El grupo negro percibe ser ignorado frecuentemente y de vez en cuando (70%) y ser objeto de burlas frecuentemente (35%). Mientras que el grupo blanco percibe que nunca es ignorado y pocas veces burlado (90%). Igualmente, el grupo negro percibe tratos injustos por parte de los profesores (55%) y que los estudiantes le dan la espalda (55%). Mientras, el grupo blanco percibe baja frecuencia (de vez en cuando o, nunca) de estas situaciones en un porcentaje que va de un 85% a un 90%. En este aspecto también se observa menos discriminación hacia el grupo negro por parte de los profesores que de los estudiantes en el ítem me dan la espalda (15 y 55% respectivamente). El 100% del grupo blanco señala ausencia de esta conducta excluyente por parte de los profesores. Por último, se puede señalar que el grupo negro se siente más discriminado por sus pares que por sus profesores mientras que el grupo blanco es más apoyado por sus compañeros. Se puede acotar que posiblemente hay más discriminación por parte de los estudiantes que por parte de los profesores; dentro de este marco se comprende que el rol que ocupan estos últimos les exige un mayor cuidado en el manejo de sus propios prejuicios.
En lo correspondiente a las preguntas referidas al apoyo, 55% del grupo negro dice que nunca recibe apoyo de los estudiantes y 35% que nunca lo recibe de los profesores. Ningún estudiante del grupo blanco dice que nunca recibe apoyo de sus compañeros, mientras que 10% se ubica en esta categoría, cuando se trata de los profesores. Se observa así que el grupo negro se siente más discriminado por sus compañeros que por sus profesores y el grupo blanco, al contrario, cuando expresa no recibir apoyo se refiere a los profesores. Desde la perspectiva más general el apoyo es la concreción de la integración entre los grupos. Es lamentable que la etnicidad se convierta en un espacio para desplazar la presencia del otro a tal magnitud de negarle la colaboración en la obtención de un bien común como lo es la educación.
En efecto, el grupo negro percibe ser menos apoyado que el grupo blanco, bien sea al referirse al apoyo de los estudiantes cuya diferencia fue de 55% a favor del grupo blanco, y respecto a los profesores fue de 25% en desventaja hacia los afro. Cuando se trata de cómo perciben la cercanía de los estudiantes para preguntarles cosas, la desventaja percibida por parte del grupo negro con respecto al blanco es de un 25% a la vez que señalan que nunca se acercan (20%). El grupo negro percibe que los estudiantes nunca lo toman en cuenta (45%), mientras que el grupo blanco percibe que es tomado en cuenta frecuentemente (90%).
Finalmente, en el estudio de percepciones acerca de manifestaciones de aceptación o rechazo, no se observaron diferencias notables en cuanto al nombramiento de cargos vinculados con áreas del desempeño escolar, en los cuales ambos grupos se ubicaron en porcentajes similares en las diversas categorías, excepto por una ligera diferencia de 7% referido a nombramientos sustentados en la belleza en el grupo blanco y 0% en el negro. De esta manera queda más que confirmada la preferencia que el fenotipo blanco tiene sobre el negro, a tal nivel que se reproduce activamente en el entorno escolar.
En conclusión, se ha podido constatar que las manifestaciones de rechazo son mayormente percibidas por el grupo negro y las de aceptación por el grupo blanco. Se notó también cómo las percepciones de las conductas de los profesores no eran mayormente señaladas como etnodiscriminadoras, en coincidencia con las investigaciones de Abzueta y Salom (1986) y González (2003). Cabe señalar que estas características generan un clima emocional que influye en el aprendizaje del alumno y en sus respuestas emocionales y afectivas. En este sentido será también un condicionante en las actitudes de los afroestudiantes hacia su liceo.
c) Manifestaciones respecto al fenotipo afrovenezolano
Se ha venido indicando, a través del análisis de las respuestas correspondientes a items cerrados, cómo se manifiesta la percepción de las interacciones sociales hacia los grupos de acuerdo con su procedencia étnica: negra o blanca. Ahora se trata de presentar cómo se han manifestado dichas interacciones en respuestas a items abiertos.
En cuanto a las respuestas que dan los grupos a la pregunta referida a su cabello, se observó que la mayoría de los calificativos negativos son hacia el grupo negro. Algo similar sucede cuando se observan los sobrenombres que se atribuyen a miembros de ambos grupos por parte del resto de los estudiantes. En los sobrenombres hacia el grupo negro se observa una gran referencia a su color mencionado de manera peyorativa (ej: caraota), mientras que hacia los miembros del grupo blanco los apodos hacen referencia a otros aspectos no necesariamente vinculados con su fenotipo (ej: el surfista).
Cuando se les pregunta a los grupos qué críticas perciben dentro de su ámbito educativo, de nuevo se manifiestan descalificativos dirigidos hacia el fenotipo negro, mientras que el grupo blanco no expresa críticas que hagan alusión a este aspecto.
Con respecto a si perciben alguna situación donde han sido tratados de manera diferente al resto, se encontró que sólo las estudiantes negras expresan dos hechos resaltantes: uno es referente a una oportunidad donde fue elegida como reina de belleza y fue criticada y otra plantea que es criticada por salir con su novio catire. Lo interesante en estas respuestas es que los sujetos negros reciben más comentarios que los blancos. En estas respuestas se puede encontrar que los miembros del grupo blanco no refieren situaciones en las que los han tratado diferente y cuando lo hacen son más positivas que negativas. En cambio, en el grupo negro hay muchas referencias, la mayoría de las cuales son negativas, pocas son positivas y hay dos más que, siendo positivas, sin embargo implican etnodiscriminación.
Una pregunta que arrojó más información acerca de las percepciones de ambos grupos es la que hace referencia a las ventajas y desventajas percibidas respecto a la procedencia étnica. Entre las ventajas que reconoce el grupo negro de sí mismo, sólo se encontraron algunas referidas a la resistencia de la piel. Mientras el grupo blanco lo percibe libre, extrovertido, etc. y sólo dos expresan no encontrar ninguna. Se revela cómo a nivel verbal hay contradicción puesto que los blancos atribuyen muchas ventajas al ser negro algo que no es así en la práctica. Este juicio representa un ejemplo más de cómo se oculta la etnodiscriminación vía mecanismo de defensa racional. Pero puede ser también disociación en el sentido de que se reconoce una cualidad aunque realmente se rechaza al negro. Cuando se trata de las desventajas percibidas en ser negro, ambos grupos coincidieron en el rechazo social hacia este origen étnico. Sólo cinco personas expresan no encontrar ninguna.
En cuanto a las ventajas percibidas por ser blanco, ambos grupos de estudiantes coinciden en que es más ventajoso. Las respuestas se dirigen siempre a la apariencia física y a la aceptación social. Hacia los blancos se percibe un número menor de desventajas, básicamente, referidas a la sensibilidad de su piel. Algunos miembros del grupo negro les hacen críticas a los blancos porque los consideran creídos y más del 50% no les ve ninguna desventaja, situación inversa a la que sucede con esta misma pregunta referida a la procedencia étnica negra. Esta descripción permite comprender que hay un nivel de conciencia en estos adolescentes lo cual les permite reconocer lo sucedido en el entorno educativo y la diferencia étnica que los caracteriza.
Ha sido realmente interesante culminar el cuestionario preguntando a los sujetos cómo se sintieron. Se pudo constatar que seis miembros del grupo negro expresaron haberse sentido desahogados y uno solo expresó malestar. En cuanto a los comentarios realizados por el grupo blanco, sólo uno sintió nervios y otro susto, mientras que al resto le pareció bien realizarlo.
3. Discusión
El análisis de estos resultados remite a repensar cualquier consideración acerca de la existencia de la etnodiscriminación hacia el afroestudiante en el contexto venezolano. Este trabajo no permite hablar de un problema de alta frecuencia en los ámbitos de educación media pero sí de una gran intensidad. Se quiere con ello expresar que aunque los resultados muestren alta frecuencia evidenciada por los altos porcentajes, conviene recordar que cada uno de los aspectos explorados sólo permite considerar su presencia como particularidad, por ejemplo, si se trata de mirada es muy probable que aunque los otros aspectos de la corporeidad (proxemia o gestos, por nombrar algunos de los indicadores), no estén reflejando discriminación al mismo tiempo, esa mirada por si misma se revista de suficiente fuerza como para permitirnos identificar un rasgo discriminatorio.
En esta oportunidad han sido enfocados diferentes fragmentos de la realidad discriminatoria que se presenta en las interacciones sociales con el fin de poder observar más claramente lo que sucede. La sumatoria de todas estas partes en un todo presenta el problema con una magnitud significativa en cuanto a la violencia implícita en los datos encontrados. Éstos refieren comportamientos en su mayoría mudos, hechos no verbales, pero muy expresivos en cuanto a rechazo o descalificación del otro. He allí su violencia implícita. Por consiguiente, se estaría presentando un dato de la realidad que, aunque es el encontrado, no debe ser asumido como tal, desde esa postura epistémica. Pero un mismo dato permite enfrentar la realidad de la etnodiscriminación desde su justo sentido: la intensidad del fenómeno. De igual manera ayuda a enfrentar el problema posibilitando futuros programas en pro de la desegregación tales como los realizados por Lawrence y Tatum (1997).
En un primer dato autopercibido referido a los componentes no verbales, se halló que a través de lo facial evidenciado en las miradas, expresiones en el rostro, movimientos oculares, sonrisas, gestos, etc, el afroadolescente sentía aspectos que no le permiten ingresar en el mundo subjetivo del otro (no afro) con una total fluidez. Se pueden recordar ahora resultados muy parecidos y arrojados cuando se hace referencia a los infantes afro en el contexto escolar los cuales, debido tal vez a la evolución psicológica de los niños en las edades entre cinco y ocho años, perciben más rápidamente que los otros no los quieren. Es por eso que si el ámbito es predominantemente diferente a lo no afro, en algunos casos el niño termina diciendo a la madre no quiero ir a la escuela. Cítese aquí el caso infantil porque es un punto de partida válido para parangonar el carácter más allá de lo verbal y de lo intencional que guarda todo este fenómeno de la etnodiscriminación. En los niños, lo externo del ser humano cobra mucha relevancia. En el caso de los adolescentes, como bien presenta esta investigación, se pueden constatar muchas vinculaciones en los resultados con la imagen facial percibida por los niños. Esta conclusión debería estar presente en Venezuela a la hora de explicarse el rechazo escolar manifiesto por algunos estudiantes: la variable étnica como parte del problema educativo. De hecho tal como lo plantea Kailin (1999) la discriminación suscita obstáculos para el aprendizaje de los afrodescendientes.
Como bien señala Murillo (1996), el hecho de que no podamos adquirir un conocimiento absolutamente seguro de las interioridades del otro no significa que no se experimente la vida interior de otras personas a partir de sus gestos. Por ello, los mismos adolescentes pueden hablar de expresiones faciales desagradables y de miradas no gratas. El mismo autor señala que en el rostro se puede percibir un abismo sin riberas, pues la libre creatividad con la cual nos autoconstruimos en cierto sentido no tiene límites, pero no se puede negar que la cara es el puerto desde donde nuestro propio cuerpo hace contacto con el tú del otro. Por esto, vale la pena plantearse el daño que se está percibiendo en los estudiantes afroadolescentes y lo obstaculizante que pueda resultarles la etnodiscriminación.
Evidentemente, el rostro es la primera percepción que capta un adolescente y a su vez el indicador constante de lo que el otro pueda estar viviendo internamente. Sin embargo, la proximidad y el movimiento van a completar la funcionalidad de la interacción. El adolescente percibe que el otro le es cercano o lejano corporalmente, tenso o relajado, como si le reforzara a interactuar o le inhibiera (Kelly, 1998). Esto influye para que la socialización sea distinta y cobre matices particulares y características propias, en el caso del afroadolescente. De esta forma, un estudiante contará con menos apoyo de su entorno socioeducativo y asumirá una postura distinta al que todo le es socialmente aceptado. El impacto generado en el afroadolescente será importante porque se dirigirá a su ámbito emocional y afectivo, lo cual irá produciendo en él la interiorización progresiva de una situación caracterizada por lo ambivalente del ataque etnodiscriminatorio.
En este mismo orden de ideas se encuentra el lenguaje paralingüístico que, aunado a las expresiones mixtas verbales-no verbales y a las manifestaciones verbales y objetables, fácilmente conforman la diferencia en el trato entre los estudiantes según sea su rasgo étnico. En este estudio se evidenció cómo en cada elemento verbal o no verbal se hacían distintas las relaciones humanas que podían establecerse entre los adolescentes de acuerdo con su procedencia étnica.
4. Conclusiones
En esta oportunidad se ha encarado otra fase de la etnodiscriminación de tal forma que pareciese irse cerrando más la espiral que conduce a la verdad esencial. Se llegó a un hallazgo ya mostrado por otros autores a través de una nueva vía epistémica marcada por niveles de percepción generados por estudiantes de bachillerato a quienes se les indujo a observar su propia experiencia vinculada con las relaciones interpersonales en su liceo. Esta permitido obtener datos fehacientes acerca de una realidad de prejuicios etnodiscriminatorios.
Son muy importantes los hallazgos obtenidos aquí, aspectos que aunque existen e influyen de manera desfavorable en la población afrovenezolana, se racionalizan muy comúnmente. Este mecanismo parece obstaculizar la percepción real y directa del fenómeno.
Es posible que la etnodiscriminación evidenciada en las relaciones interpersonales pueda generar barreras que dificulten el desarrollo positivo de la identidad debido a la incoherencia de la realidad percibida, obstáculos institucionales, sentimientos de impotencia personal, incompatibilidad social y otros conflictos. En síntesis, se pueden generar algunos bloqueos emocionales que incidan en el desarrollo armónico de la vida estudiantil de la población étnicamente discriminada.
Es necesario concluir diciendo que hace falta aceptar (no tolerar) la diferencia étnica. Cada persona es única en su contexto histórico y cultura. La riqueza está en la diversidad, como la totalidad en la unidad y no al contrario. Este debe ser eje que alimente el trato entre los estudiantes, quienes conviven en la plurietnicidad.
No existe antecedente en cuanto a una investigación desde este ángulo epistémico en Venezuela ni que trabaje principalmente la interacción alumno-alumno desde una perspectiva étnica. Así pues, se espera que se continúe estudiando esta realidad y que se insista en que la interacción en el contexto educativo es compleja y global. Que no se olvide que las formas de relación del profesor afectan a los afroestudiantes y en idéntica medida el clima educativo afecta y se ve afectado por la relación de los alumnos entre sí.
Notas
1. Cuestionario de relaciones interpersonales en contextos educativos (RIECE)
2. A partir de este momento las siguientes siglas significan: mn: masculino negro, fn: femenino negro, mb: masculino blanco y fb: femenino blanco.
3. El nivel socioeconómico fue autoatribuido.
4. Estas letras significan: M: mucho, B: bastante, R: regular, P: poco y N: nada.
5. Las cursivas: se usarán a lo largo de este trabajo para distinguir el uso de palabras del vocabulario común que han sido utilizadas como categorías de análisis.
6. Es importante destacar que se hace referencia a recibir, no a dar, ya que en este aspecto suele ser el afro, por razones culturales, el más cercano a esta aproximación física al otro.
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