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Revista de Ciencias Sociales
versión impresa ISSN 1315-9518
Revista de Ciencias Sociales v.11 n.3 Marcaibo sep. 2005
Praxis educativa universitaria en venezolana y su representación social*
Delgado de Colmenares, Flor** Vázquez de Ferrer, Belin***
* Este artículo es parte de un proyecto de investigación financiado por el CDCHT-ULA NURR-H-286-04-04 adscrito al CRIHES-NURR-ULA.
** Profesora Asociada de la Universidad de Los Andes. Dra. en Ciencias Humanas.
E-mail: fmdcula@hotmail.com
*** Lic. en Educación. Mención Ciencias Sociales. Dra. en Historia de América. Universidad Complutense de Madrid. Docente en los Doctorados de Ciencias Humanas y Ciencias Sociales de LUZ. PPI Nivel III. E-mail: belinvazquez@cantv.net
Resumen
Se presenta este trabajo en el marco del cuestionamiento epistemológico, teórico y práctico de los establecimientos culturales existentes en la sociedad y educación contemporáneas, cuestión que constituye una temática emergente inscrita en la conjugación de la diversidad de perspectivas y pluralidad de voces que tienen como punto de encuentro la preocupación por la realidad humana del ser de la educación como del significado y sentido dado a la praxis educativa. Se ubicó esta investigación en lo fenomenológico crítico que tiene como punto de encuentro el significado dado por los actores a las acciones e interacciones que constituyen la trama de su vida cotidiana, los datos de la experiencia vivida parten de lo real, de lo interno de cada individuo, recuperando la vida misma de los colectivos en lo interpretativo, discursivo y representacional. En este sentido, se exponen para la discusión parte de los resultados de una investigación ya culminada referida a las representaciones sociales que tiene un colectivo universitario seleccionado acerca de la praxis educativa, cuyos hallazgos revelan la existencia de una cultura enajenante e instrumentalista que se expresa en la concepción y ejercicio particular de una praxis establecida y legitimada como cierta.
Palabras clave: Praxis educativa, universidad, representaciones sociales, educación contemporánea.
University Educational Praxis in Venezuelan and its Social Representation
Abstract
This paper is presented within the framework of an epistemological, theoretical and practical questioning of the cultural establishments that exist in contemporary societal and educational environs, which is an emerging topic within the conjugation of the diversity of perspectives and plurality of actors that voice their worries in relation to the human reality of human beings, and of education as the significance and the sense given to educational praxis. This research is a critical, phenomenological questioning of the points of encounter offered by actors, actions and interactions that constitute the daily drama of life, the data of experiences lived, the reality and internal experiences of each individual, the recovery of life based on the collective, the interpretive, the discursive and the representational. In this sense, some of the results of this research experience are exposed for discussion in relation to social representations, that come from a collective university experience, related to educational praxis, the findings of which reveal the existence of an unreal and instrumentalist culture that is expressed in the conception and exercise of a praxis established and legitimized as true.
Key words: Educational practice, university social representations.
Recibido:5-3-10 Aceptado: 5-9-30
Introducción
El interés por estudiar las representaciones sociales constituye una nueva vía para la comprensión de cómo los factores históricos, culturales, sociales e ideológicos que conforman el sustrato de la educación universitaria en lo teórico y práctico promueven y dan lugar a una cultura y praxis educativa particular. La investigación cuyo extracto se presenta permitió develar en cierta medida la cultura imperante en la universidad venezolana a partir del estudio y análisis de las representaciones sociales de un colectivo universitario seleccionado.
Se trata de una cultura que resiste el análisis y la discusión profunda por sus repercusiones en lo cognitivo, valorativo y práctico del ser universitario, la cual precisa ser comprendida desde otras perspectivas en el marco de la concepción humanista de la educación y la sociedad, para así promover la recreación de nuevas visiones y concepciones que tengan como centro de interés la realización humana de la educación hasta expresarse y materializarse en una praxis educativa cuya acción y reflexión sean capaces de catalizar los cambios y transformaciones que la universidad y la sociedad requieren. Los resultados de la investigación que se exponen forman parte de un proyecto que integra diferentes niveles de interpretación y análisis de la cultura universitaria contemporánea, especialmente de su expresión como praxis.
1. Aproximación al sentido y significado de la praxis
Aproximarse al sentido filosófico de la praxis implica recorrer el camino iniciado por Aristóteles y las interpretaciones, complementos y ampliaciones de este tema dados en el tiempo por otros filósofos y pensadores, como son: vida buena, plan de vida, ética, conciencia moral, dynamis y, especialmente, la praxis como plan de vida que guarda en si misma la inclusión y el reconocimiento del otro, postulados presentes en las obras de Arendt (1995), Gadamer (1998), Heidegger (1991) y Ricoeur (1997).
Así, hablar de praxis remite a la acción o acciones de un sujeto actor o sujetos actores; son acciones que se realizan en función de otro o de otros; acciones que guardan un sentido ético; acciones realizadas en un contexto histórico donde se presupone la existencia de instituciones justas. En Ricoeur (1997) se encuentra que, la primera gran lección que se tiene de Aristóteles, es la de haber buscado en la praxis el anclaje fundamental del objetivo de la "vida buena". La praxis, al menos la buena praxis, conserva en ella misma su propio fin, sin dejar de buscar un fin posterior. La "vida buena" es el objeto mismo de la ética, es el ethos de la acción como praxis y como ideal humano.
En Gadamer (1998), se entiende la praxis como el obrar y el hacer humano dentro del plan de vida. El plan de vida, la entiende este autor, como la vida no en el sentido biológico sino en el sentido ético cultural, un plan de vida que designa a todo hombre (y mujer) por oposición a las practicas individuales fragmentadas, como una dimensión valorativa de su papel y función en la sociedad que le toca actuar.
Arendt (1995), postula la praxis como el hacer para el bien común, como una opción éticamente válida que califica al hombre (y mujer) en cuanto a tal en lo interpersonal y en lo institucional, este principio reside en el actuar en función de otros; sólo así entiende la ética a la praxis humana como valor paradigmático, como realización de acciones humanas situadas como praxis.
Un sentido y significado de la praxis que se resume en la voz de Freire (2000), al postularla como la acción y reflexión del hombre (y la mujer) sobre el mundo para transformarlo con el reconocimiento de nuestra propia humanidad y la humanidad de los otros, como situación y compromiso de un ser concientizado desde la educación entendida al entenderla como práctica de libertad. En fin, es la praxis la acción conciente de sujetos actores en la búsqueda del bien común, tanto a nivel interpersonal o institucional, todo, con una valoración ética; una praxis plena de una dinámica subjetiva, de reflexión y pensamiento. Una praxis que se contextualiza en lo cultural como expresión de interrelaciones de una comunidad o colectivo, realizadas en un tiempo y en un espacio, donde vive, recrea, cuestiona y actúa en consecuencia en su relación con el mundo y su historia. Para este autor, la praxis es diálogo, es unión inquebrantable entre el ser humano y el mundo.
2. La educación es praxis
Peters, (1990) en su obra, El Concepto de Educación, plantea que la educación es acción, es praxis, es el sentido del actuar humano para el conocimiento y el saber. Es el saber consustanciado en el ser y viceversa, que se recrea y proyecta en los diferentes espacios de realización humana desde la intersubjetividad de lo social bien como acción social o como acción comunicativa. La educación como praxis, para el autor, es una expresión que tiene su intencionalidad y significado en ella misma, involucra una visión del mundo y sentido de la vida que se mide por la rectitud de la acción lo que implica el reconocimiento de la acción educativa en el diálogo con sentido, esencia de la praxis.
Al trasladarse estas proposiciones a la educación universitaria, se interpretan como las reflexiones y acciones que los universitarios y universitarias en tanto actores sociales dinamizan cotidianamente, tanto en el aspecto cognitivo valorativo como en la realidad práctica. Un proceso que involucra el mundo de la vida, la clara ubicación histórico-cultural-social, lo ético, lo estético, la proactividad, el compromiso, las fortalezas y potencialidades. Así también, la sensibilización, la concientización, el cuestionamiento, la discusión, el reconocimiento del otro, la conciliación y las acciones concretas para el encuentro entre el ser y el saber.
3. La representación social de la praxis educativa
Desde una perspectiva fenomenológica crítica, en la investigación seguida, los universitarios se comprenden como actores sociales, sujetos capaces de pensamiento y lenguaje (Habermas, 1997), personas adultas y autorresponsables; las representaciones sociales definidas como redes de expresión de procesos subjetivos e interactivos que se articulan a un sistema compartidos de significados y valores y, los eventos culturales universitarios, como formas simbólicas susceptibles de ser interpretadas al buscar en ellas la variabilidad entre la aparente uniformidad.
En cuanto a lo representacional del conocimiento de lo social y educativo, en el marco de la fenomenología crítica interesan los significados sociales en el sentido de que estos significados sólo pueden examinarse en el contexto real de la interacción de los sujetos y actores, en la praxis. También se hace énfasis en la importancia de interpretar la situación desde la perspectiva de los participantes de cada situación concreta, contextualizándola (Jodelet, 2000).
En este sentido se destaca la Teoría de las Representaciones Sociales que tiene su origen en la Psicología Social francesa, y en particular en el trabajo de Moscovici (1976,1984), quien era crítico con los enfoques positivistas, individualistas y cognitivos que habían dominado la Psicología Social hasta ese entonces. Para Banchs (2001), Moscovici propuso una teoría crítica, lo hizo oponiéndose a la hegemonía y dogmatismo del paradigma científico dominante, así como al individualismo, al ahistoricismo, y a la visión dicotómica sujeto- objeto, estimulo- repuesta y al atomicismo fragmentador de la realidad social.
La Teoría de las Representaciones Sociales es, esencialmente, una teoría del conocimiento social, en la que el "conocimiento" se define como sistema de creencias compartidas y prácticas sociales. Su centro de interés es la circulación de significados y comprensiones en las sociedades modernas caracterizadas por la diversidad (Jodelet, 2000). El interés de la teoría se centra en el estudio del significado y la construcción de signos y símbolos que se expresan en lenguajes y prácticas. Son constituyentes principales del pensamiento social: lo imaginario, lo simbólico, lo ilusorio; no sólo las imágenes del mundo social son un reflejo de los eventos en el mundo social, sino que los propios eventos en el mundo social pueden ser reflejos y productos de nuestras imágenes del mundo social (ibid.). Las representaciones sociales no sólo están atravesadas por una memoria social que se proyecta culturalmente, sino que las representaciones sociales también se producen, y en este proceso, el lenguaje juega un papel de fundamental importancia en la transmisión, comunicación y permanente reconstrucción de símbolos y significados.
Al insertar las representaciones sociales en la problemática de actual del conocimiento de la educación universitaria, éstas son inseparables de una carga ideológica ya que se inspiran en los discursos dominantes por cuanto la representación social en los ambientes formales se arraiga y se construye desde la perspectiva del establecimiento institucional, en el discurso social de legitimación (Ayerestan, 1998). En este escenario se asume la teoría de las representaciones sociales como una propuesta alternativa crítica que reúne una serie de características conceptuales que justifican su utilización: el enfoque directo de la fuente a partir del punto de vista del actor, el carácter dialéctico de sus contenidos y procesos y, el carácter heterogéneo de tales contenidos y procesos.
4. Referentes metodológicos
Para una mejor comprensión de la investigación seguida es importante destacar que se consideraron las representaciones sociales de un colectivo universitario seleccionado, de acuerdo a características particulares y mediante un muestreo cualitativo. El grupo estuvo conformado por estudiantes de los últimos semestres de carreras académicas en ciencias sociales y educación; profesores e informantes claves de la Universidad de Los Andes.
Para tales efectos se constituyeron dos Unidades de Análisis con sus respectivas dimensiones, categorías y técnicas de recolección de la información. Una, conformada por las teorías explícitas: doctrinas, proyectos, reglamentos, currícula, pensa de estudios universitarios y de la Carrera en particular. Así también, en contraparte, los postulados emergentes, las teorías críticas y las nuevas alternativas teóricas de carácter humanista relacionadas con el tema en estudio. A través del análisis e interpretación de los discursos contenidos en estos materiales se logró reconocer los códigos y simbolismos que circulan al interior de los ambientes universitarios seleccionados, lo que permitió comprender la clara ubicación epistemológica, teórica y práctica, tanto de la universidad y de la formación universitaria, como la concepción y realización de la praxis educativa.
La otra Unidad, conformada por las teorías de uso o teorías implícitas como expresiones del cómo entienden y practican los universitarios seleccionados las teorías explícitas y cuál es la representación social que tienen de la formación universitaria y de la praxis educativa. Para ello se procedió a realizar una entrevista semiestructurada, cuya pauta temática se diseñó de acuerdo a los resultados de la prueba piloto previamente aplicada. Una vez realizadas las entrevistas se hizo un análisis de contenido y se extrajeron los elementos claves, para luego categorizar la información hasta obtener un sistema de códigos definitivo el cual fue sometido a juicios externos.
Posteriormente se elaboraron cuadros descriptivos de las representaciones sociales, los cuales fueron complementados con los referentes teóricos de las teorías explícitas. Luego en Modelos de Gradico (Johnson, 2001), se fijaron las expresiones representacionales en torno a cada categoría de análisis y por grupo de estudio. Con todo lo anterior se estableció una visión representacional conjunta en un Modelo de Gradico resumen donde se destacan las claves comunes y significativas de los grupos seleccionados. Para incrementar la validez del estudio se utilizó la triangulación metodológica (Rodríguez, 1999), contrastando y verificando los hallazgos, así como, la reinterpretación y complementación permanente.
5. Algunos hallazgos significativos
En cuanto a la representación social que se tiene de la formación universitaria para una mayoría notable ésta es deficiente e inmediatista y, por tanto, desubicada en lo histórico y cultural, no guarda rasgos significativos dentro del quehacer universitario y no forma parte de lo prioritario del proceso enseñanza - aprendizaje; acusan la existencia de otros intereses de tipo utilitario que tocan y afectan lo valorativo de la formación universitaria. Coinciden al expresar que la formación universitaria es superficial y aparente, que es una forma establecida en la teoría sin mayores consecuencias prácticas, la mayoría la asocian con las asignaturas de ciencias sociales.
La formación universitaria es reconocida como profesionalizante con un fuerte componente mecanicista e instrumental y orientada al campo de trabajo; ésta no forma al estudiante como persona y ser humano, se limita al cumplimiento de lo instruccional dentro del plan de estudios. El currículo es entendido como un conjunto de materias, créditos y horas que deben cumplirse para obtener el grado académico. Se evidencia la necesidad de llenar un vacío existencial en la formación universitaria al coincidir cuando expresan: "muchos entran y salen de la universidad sin mejorar su lado humano, mucha información ...pero, algunos y algunas no superaron como personas...uno mantiene lo que trae de la casa".
En cuanto a la concepción de la praxis educativa, esta se representa como prácticas docentes y/o pasantías docente, que tienen lugar durante el lapso semestral correspondiente, la cual es observada y calificada como actuación mecánica de los estudiantes dirigida o inducida por el profesor de la asignatura. Algunos remiten a la teoría de la praxis, a los postulados de Freire, algo que en la práctica, expresan, no se realiza por no existir las condiciones humanas y la disposición afectiva y efectiva en el contexto universitario estudiado. La mayoría representa la praxis educativa como el hecho de ir a clase y participar de actividades propias de cada materia junto a los demás compañeros, sin mayor trascendencia ni consecuencia.
En este punto es importante destacar que a pesar de todo lo anterior se evidencia el interés y la sensibilidad de los grupos seleccionados por involucrarse en prácticas o relaciones humanas más sustantivas y significantes. Una mayoría expresa el deseo de cambiar la situación de "parálisis mental en que se encuentra la vida universitaria" y "la necesidad de promover y poner en práctica los cambios necesarios y requeridos para un hacer universitario más constructivo fundado en el ejercicio de una verdadera praxis educativa".
6. Precisión de algunos aspectos derivados de la situación estudiada
De lo anterior se deduce que es relevante la coincidencia de los miembros del colectivo seleccionado en cuanto a las representaciones sociales de la formación y la praxis educativa universitaria. De acuerdo a los discursos analizados se destaca "una especie de cuestionamiento" de la situación real de la educación universitaria, que al ubicarlo dentro de la transición paradigmática actual, constituye un ambiente anímico propicio para la promoción de los cambios requeridos. En tanto, no debe olvidarse que esta investigación estuvo dirigida a personas adultas, concientes y auto responsables, cuyas opiniones plasmadas como representaciones sociales, reafirman el estado de la formación y praxis educativa como situación vivida en los espacios universitarios, la cual puede generalizarse como una realidad común existente en las demás universidades autónomas del país, marcadas por la profundización cognitiva y valorativa de una cultura instrumentalista y enajenante que hoy día se expresa en la práctica como crisis de humanidad al interior de las universidades.
Al interpretar y comprender la situación antes descrita, toca dirigir nuestros esfuerzos como universitarios en el sentido de atender la necesaria y urgente exigencia de nutrir, mediante un proceso interdisciplinario y transdisciplinario, una nueva epísteme para la generación de nuevas teorías y prácticas cuyo centro de interés sea la preocupación por el ser humano, el ser universitario y su destino histórico. Desde la universidad se deben recrear y construir las nuevas bases que conduzcan a la superación o transformación de la problemática expuesta con base a una visión humanista del ser humano, de la educación y la sociedad.
Consideración final
La universidad como institución histórica, cultural y social padece hoy día del cuestionamiento de sus fundamentos teóricos y prácticos por constituir establecimientos que guardan relación con una visión paradigmática del ser humano, de la educación y de la sociedad cuyo carácter mecanicista y positivista ha sido impregnado por una razón pedagógica instrumentalista. Situación que da lugar a la existencia de una praxis educativa al interior de las universidades calificadas más bien como relaciones educativas unilaterales y mediatizadas que conducen a la separación cada vez mayor entre lo que se enseña y/o aprende y la vida misma; a la profundización de una relación e interacción humana pasiva al interior de las universidades donde prevalece el aislamiento y desubicación de los estudiantes respecto a su propia vida; a la posición que ocupa como universitario y su realidad histórica-social concreta.
Situación que han conducido a la abstracción del sujeto de la educación, lo que se traduce en la práctica en enajenación, desidentificación, ausencia de compromiso y solidaridad; impidiendo, en consecuencia, la realización del estudiante universitario como persona y ciudadano, al dejar de lado su protagonismo y responsabilidad como factor de transformación y compromiso. En este contexto, la educación se ve simplemente como un elemento instrumental para alcanzar metas económicas compatibles con intereses utilitarios y técnicos, delineando, en consecuencia, el perfil de la praxis educativa.
De allí que, la praxis educativa universitaria tradicional, de acuerdo al estudio de las representaciones sociales realizado, ha sido restringida a la relación enseñanza-aprendizaje, explicada como actividades, comportamientos o conductas pasivas o reactivas en la relación estímulo-respuesta. Toda la extensión de la praxis en el verdadero sentido de la palabra ha sido reducida a lo operativo del acto pedagógico, en este contexto la praxis educativa universitaria se define en el marco de una perspectiva dominadora y técnica como ejercicio vertical y unilateral por parte de docentes y alumnos. Se evidencia, por tanto, que el núcleo epistemológico problematizado se inscribe en concepciones que han profundizado la deshumanización de las universidades y de los universitarios.
Al reconocerse la universidad como un espacio de realización humana y educativa de carácter trascendente, ésta esta llamada a enfrentar el desafío del presente de crear las condiciones para la búsqueda y ejecución de las soluciones; para la promoción de nuevas visiones que involucren el cambio de pensamiento y la dirección de la actuación universitaria. Planteamientos que deben abordarse a partir de una nueva concepción de la educación en la que no sólo exista la renovación del sustrato conceptual y doctrinario que deje de lado las restricciones impuestas sino que también conduzca a la puesta en práctica de alternativas emergentes que sirvan para la rehabilitación del sentido humano de la educación expresada en praxis educativa.
Por tales razones, la verdadera praxis educativa universitaria debe propiciarse a partir de una matriz crítica que cuestione los establecimientos actuales, remita a acciones transformadoras del pensamiento que se expresen en actitudes, posiciones y revisiones profundas de prácticas educativas y culturales enquistadas y legitimadas. La asunción de una praxis educativa crítica requiere de una educación y pedagogía también de carácter crítico que busque la emancipación de los hombres y mujeres de cualquier dominación sea ideológica, étnica, política, dogmática, de género, etc. Hombres y mujeres universitarios como sujetos reflexivos y críticos, consustanciados y renovados con el espíritu trascendente de la universidad aspirada.
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