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Revista Venezolana de Estudios de la Mujer
versão impressa ISSN 1316-3701
Revista Venezolana de Estudios de la Mujer v.11 n.27 Caracas jul. 2006
SÓLO LOS CARIBES (y un genovés) SON GENTE
Gioconda Espina
En el semestre 2-2005 Luz Marina Rivas dictó un seminario para los postgrados de la UCV, incluido el que coordino (Maestría en Estudios de la Mujer, adscrito a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales), cuyo título fue Intrahistorias femeninas y sagas familiares, en el cual se intentaba responder a la siempre polémica pregunta ¿hay una literatura femenina? A la que se agregó esta otra ¿quién escribe literatura femenina? Las novelistas latinoamericanas seleccionadas por Rivas para el seminario fueron las venezolanas Michaelle Ascencio (Amargo y dulzón), Ana Teresa Torres (El exilio del tiempo y Me abrazó Largamente) y la chilena Ana Pizarro (La luna, el viento, el año, el día). Lo que las estudiantes de postgrado de varias universidades concluyeron fue que lo que llamamos literatura femenina es una en la que la escritora selecciona un material referido a las pequeñas historias familiares de las personajas principales en medio de una saga de mujeres que las precedieron y las sucedieron, sin excluir detalles a favor de la gran historia, la Historia Patria, que es la que siempre han privilegiado los hombres. Lo cual lleva a una respuesta a la pregunta que se agregaba a la primera: hombres hay que escriben desde ese lugar. Entonces alguien añadió que mujeres hay que escriben desde el punto de vista de los hombres, los que quieren conquistar y colonizar tierras y voluntades, los que van en busca del Dorado, los que quieren la independencia de sus naciones. Otra más mencionó a Victoria Di Stéfano, que escribe novelas cuyos protagonistas son hombres que no logran convencerla, pues ni la gran historia ni la libido ni tampoco la microhistoria de la cadena en la que está o estuvo suele moverlos. Otra puso el contraejemplo de Di Stéfano: Mercedes Franco, cuyos personajes convencen por sus prioridades en la vida y la manera de experimentarlas como hombres.
Rivas reveló que Franco estaba escribiendo una novela sobre Piar y decidí preguntarle a Mercedes la fecha de salida . Me respondió que en eso estaba pero que ahora estaba por publicar Crónica Caribana, una novela de piratas que buscan su Dorado de perlas en Cubagua, isla a la que nunca llegan, pues naufragan y caen en otra isla, La Serrana, en cuyas costas el personaje principal, un genovés empatado con una negra en Santo Domingo (pero enamorado de un ideal al que renuncia dos veces a favor de su proyecto personal) se convierte en un nuevo Robinson, visitado por una fantasma, tentado por una belleza angelical encarnada en un malandro a bordo y casado con la dama esculpida en el mascarón de proa del barco hundido.
Siguiendo lo discutido en el seminario con Rivas, podemos decir que esta segunda novela de Franco es una novela histórica, que ocurre entre 1528 y 1532 aproximadamente, pero que también es una novela de intrigas y de piratas, pues hubo un crimen por el que se quiere hacer pagar al genovés, del cual conocemos la autoría al final. Los lectores tendrán que apurar el paso para conocer el desenlace tras el periplo que va de Santo Domingo a La Habana, pasando dos veces por Génova. La novela está tan excelentemente bien urdida y escrita que una se vuelve a preguntar por qué es que Mecedes Franco no es tan entrevistada, recomendada, invitada a toda clase de foros y encuentros literarios como A.T. Torres, Laura Antillano, V. Di Stéfano y Milagros Mata Gil. Una respuesta podría estar en la manera de ser de Franco, poco inclinada a la promoción en los medios, pero lo mismo puede decirse de Di Stéfano o Mata Gil. En un momento en que todo la temática histórica nacional tiene más importancia que cualquier otra temática, tampoco se entiende que una novela de piratas que incluso concluye en la Habana, no haga más ruido. Lo mismo digo de su novela anterior, La capa roja, otra novela histórica y de intriga sobre Juan Rodríguez Suárez, fundador de Mérida y su rivalidad con Juan Maldonado, fundador de San Cristóbal. Me pregunto si con los y las novelistas no sucede lo que pasa con los psicoanalistas en nuestro país, poco conocidos cuando hacen psicoanálisis con niños. Esto se me ocurre al leer que Mercedes Franco ha publicado entre La capa roja (finalista del Premio Miguel Otero Silva del 92) y Crónica Caribana (2005), cuatro libros que recogen leyendas, mitos, relatos y cuentos para niños ¿Será eso, que se cree que ocuparse de niños es menos serio?
1. Mercedes Franco (1992) La capa roja. Planeta Colombiana, Bogotá (Col. Biblioteca Andina) [ Links ]
2. Mercedes Franco (2005) Crónica Caribana. Alfaguara, Caracas. [ Links ]












