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Revista Venezolana de Estudios de la Mujer
versión impresa ISSN 1316-3701
Revista Venezolana de Estudios de la Mujer v.12 n.29 Caracas dic. 2007
ALLENDE, ISABEL: INÉS DEL ALMA MÍA
Gladys Parentelli
Allende, Isabel: Inés del alma mía; Caracas, Randon House Monadori, 2006, 367 p.
Es la biografía novelada de Inés Suárez, española, nacida en 1507, Plasencia, Cáceres; muerta en 1580; quien, junto a Pedro de Valdivia, fue fundadora de la ciudad de Santiago y protagonista de la conquista de Chile.
En 1537, Inés viaja al Nuevo Mundo, travesía de meses, que la lleva a Cartagena con el pretexto de buscar a su primer marido; allí se entera que él ha partido al Cuzco, Perú; sigue a Panamá, se embarca para El Callao, lo que le toma otros meses (p. 94-96). En Cuzco se entera que su marido ha muerto en una batalla; se instala en esta ciudad, donde se gana la vida con sus artes de cocinera y sanadora (p. 97, 107); se hace amante de Pedro de Valdivia con quien sale, en enero de 1540, a la conquista de Chile junto a una centena de soldados y un millar de indígenas cargadores que incluye algunas de sus mujeres (p. 136, 138); Inés es la única española. Llegar al valle del río Mapocho (p. 193) significa un vía crucis de trece meses porque los indígenas los hostigan en permanencia. El rol de Inés en esta travesía es vital porque, en el desierto, se quedan sin agua, lo que hace que algunos beban su orina o las de los caballos; como ella posee el arte de ubicar fuentes ocultas, todos logran saciar su sed, comprendidos los animales, y llenar sus odres para el resto del viaje. (p. 129, 152- 155). Al llegar, fundan la ciudad de Santiago de Nueva Extremadura; llegar no significa el fin de sus tragedias porque los mapuches no abandonan nunca la defensa de su territorio, de su libertad, y los hostigan en permanencia para acabar con ellos o intentar que se vayan.
Desde 1540 hasta 1552, Inés juega un rol protagónico no solo como Gobernadora, por ser la concubina del Gobernador, sobre todo por sus cualidades de visionaria e innovadora, por su aguda inteli gencia y sus altas y variadas capacidades de organizadora, sanadora y guerrera. En efecto, mientras Valdivia se encuentra ausente, Inés, el 11 de septiembre de 1541, lidera la defensa de Santiago ante un ataque de ocho mil mapuches; cuando estos están por acabar con la ciudad y sus habitantes, Inés decapita a siete caciques, presos en calidad de rehenes, y lanza sus cabezas en medio de sus enemigos que huyen despavoridos (p. 222-236). No es esta la primera vez que Inés mata hombres, ya lo hizo en Cartagena con uno que intentó violarla (p. 69-72).
La vida de Inés no fue fácil, primero porque su trabajo siempre fue duro: porque las mujeres hacen todo el trabajo, mientras los varones sólo hacen discursos y tareas que requieren músculos, como la guerra, nadar y jugar pelota (p. 206) ¿alguna semejanza con hoy día?
Lo peor que Inés tuvo que soportar, Allende las denomina traiciones, es: primero, la de un niño indígena, que se le pega al capellán; sin ganas, Inés lo acepta como al hijo que no tiene (obligada por la obediencia y favores que debe al cura, como haberle enseñado a leer y escribir) y lo cría con amor. Pasados los años, cuando el joven abandona la ciudad y toma el liderazgo de la lucha contra los invasores, se enteran que es hijo de un cacique que estaba allí para espiar; él es Lautaro y su objetivo es matar a Valdivia.
Segunda, y más terrible, viene de quien la nombra Alma mía, su amante Valdivia, quien, un día, parte para Perú sin prevenirla; la abandona después de doce años de amor y luchas. Diez y ocho meses después, Valdivia regresa a Chile y, sin bajarse del barco anclado en el puerto (p. 287-294) envía a Inés las decisiones del clérigo La Gasca, máxima autoridad del Rey y de la iglesia en esa parte del mundo, quien ordena despojarla de sus bienes e internarla en un convento en Perú o España. Ante el lógico rechazo de ella, se le da la opción de casarse con Rodrigo de Quiroga, mano derecha de Valdivia, con la ventaja que durante las largas ausencias del gobernador, ellos habían tenido el tiempo de respetarse y encariñarse mutuamente.
Valdivia muere a manos de Lautaro (navidad de 1553, p. 353- 361), Quiroga lo reemplaza como gobernador, por lo cual Inés continúa en el poder; vive con él hasta su muerte, veinte años después. Sin embargo, en esta biografía, las relaciones de Inés y Quiroga no toman casi espacio si se lo compara con las de su primer marido, y mucho menos con las de Valdivia, tema central de la biografía.
Allende es conocida, desde 1982, por el éxito que logra su primera novela, La casa de los espíritus, dice que Inés le atrae como todos los que desafían las convenciones de su tiempo, porque son los que logran hacer avanzar la cultura: Las hazañas de Inés Suárez son excepcionales en una época tan masculina como la de la conquista de América, de testosterona, de hierro, violencias y masacres.
Si creemos al relato de Allende (estoy obligada porque ignoro la historia de Chile) las hazañas de Inés son de tal envergadura que resultan poco creíbles, ya que mientras Valdivia guerrea o hace política, Inés defiende la ciudad y sus tierras, toma buenas decisiones de urgencia, mata mapuches como el mejor guerrero, administra minas de oro y plata que lo enriquecen, cría caballo y mulas, siembra lo necesario para alimentar a su tropa y trabajadores, planta los primeros viñedos y hace el primer vino en Chile, atiende y sana a heridos o enfermos.
Sorprende ver, al fin del libro, unos apuntes bibliográficos (p. 365- 367) donde Allende comienza por decir que la investigación para esta novela le tomó cuatro años y agrega una lista de obras de historia de Chile que consultó, a pesar de que antes dijo que, al inicio de esta labor, no llevó la cuenta, pero le parece necesario decir que su novela se basa en la Historia porque, de lo contrario, este relato parecería fruto de una imaginación patológica de lo que me han acusado a menudo.
Esta biografía se presenta como el relato de la propia Inés. Sin embargo, demasiado espacio está dedicado solo a la vida, campañas o acciones de Valdivia en momentos que ella ni comparte ni presencia. En efecto, Inés, después de relatar su propia vida en España, de repente, dedica 24 páginas (32-56) a contar quien era Valdivia, su vida familiar y guerrera en Europa. Después, dedica otras 15 páginas (77-92) a la llegada de Valdivia al Caribe, su partida a Perú, 1537, para guerrear bajo las órdenes de Francisco Pizarro (p. 84-85) cuando Inés no conocía a Valdivia, pero el relato se desarrolla como si ella fuera testigo de sus actividades. Sigue con otras 24 páginas (273-297) de su estada y guerras en Perú y otras 16 (320-335) de su campaña del sur, siempre contra los mapuches, con la fundación de siete fuertes y ciudades.
Es agradable leer esta biografía porque, una feminista como, Allende pone en boca de Inés una cantidad de cosas que critican las guerras de conquista, la jerarquía católica, la Inquisición y la violencia contra las mujeres. Cosas que, seguro, Inés no pudo decir en aquel terrible siglo XVI, pero que resultan muy simpáticas, lo que constato cuando veo a jóvenes que leen esta novela con una sonrisa en sus labios.