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Revista Venezolana de Estudios de la Mujer
versión impresa ISSN 1316-3701
Revista Venezolana de Estudios de la Mujer v.14 n.33 Caracas dic. 2009
S
obre ludoteca comunitaria. Una alternativa para la promoción de la paz de Isabel ZerpaFabiola Fernández
Si algo se agradece en estos tiempos son las alternativas, las opciones.
Israel ataca Palestina y la piel de los niños se deshace como arena. Distraerse simplemente es un peligro. Habituados a estar aturdidos, a confundir colores, a evitar el uso de ciertos adverbios, porque negar o afirmar, a estas alturas, ya no conduce a nada. Si algo siempre es frágil, es la elección y, a veces, mantener la fe significa el más grande de los esfuerzos. Entonces, es imposible no añorar aquellos tiempos de la infancia cuando podíamos decir «taima, que ya no juego». Cuando dibujando una raya en el piso, borrando y volviéndola hacer, se nos permitía constantemente el regocijo de un nuevo comienzo. «Paralizado», «corre que te alcanzo», «yo soy la ere, el policía, el ladrón o el rockero» Y no era fácil repartir los roles, ni mucho menos acordar cuáles son las guaridas y lo peor, siempre lo peor, era tener que prestar las muñecas o los soldaditos, lo cual podía ser el peor de los castigos. Pero en aquellos tiempos el esfuerzo no tenía otro fin,más que ser esfuerzo y volver a iniciar, o simplemente, cambiar el juego, siempre era el fin. Nunca fuimos, ni seremos tan ricos en opciones, no por lo menos a tan bajo precio.
La apuesta de Isabel Zerpa, sin duda alguna, es por el reinicio, la reinvención y la nobleza. Isabel, y disculpen la confianza, no teme usar la palabra paz, ni, lo que es mejor, jugar con ella. No me costó mucho imaginarla escribiendo este libro, arrinconada, malcriada, molesta en medio de una «taima for-zada», diciéndole a este mundo y a su crueldad « ya no juego», «ya no juego» y por eso, ahora juego, pero con mis palabras. Y sumida en este paréntesis de rebelión y sosiego, a la búsqueda de nuevas reglas, se dispuso a componer para el mundo, un nuevo juego: el de la paz.
La ludoteca comunitaria reúne todas las piezas para el reconocimiento, para una posible construcción del mundo, y no hablo desde el lugar común (un tanto pavoso y maltrecho, si se me permite) de que «los niños son el futuro», hablo de que la simpleza y la alegría han de ser los caminos más francos y plenos. En ese viaje hacia el estado de bienestar no es excluyente ni la edad, ni el sexo, ni la profesión, ni el dinero. Al fin y al cabo, a todos nos mueven las mismas cosas y todos necesitamos un reconforto y tener en frente nuevas posibilidades.
El juego como herramienta de formación, de diálogo con el mundo nos permite volver a los estados más simples de satisfacción, nos da la posibilidad de reinvención y, por qué no, también del eventual aislamiento.
Isabel relata y comenta el trabajo de las experiencias de las ludotecas en varios países latinoamericanos (Colombia y Brasil, entre ellos). De su relato, lo más esperanzador es darse cuenta que en las comunidades donde funcionan, las ludotecas son asumidas como una necesidad para y en el colectivo. En éstas, se materializa la idea de concebir un espacio para el juego, donde la meta es la diversión, y la creación. Todo enmarcado en debidas reglas de socialización y respeto, siempre en la búsqueda del enriquecimiento espiritual de los niños y adultos que allí participan. Sin duda alguna, la más noble postura política frente al mundo y sus rudezas.
La investigación de Zerpa nos aporta datos, teorías, cuadros, experiencias, y todas aquellas cosas que el rigor metodológico le requiere, pero, sin duda alguna, el mejor aporte que nos hace, son las ideas: jugar para conocernos, para conocer al otro, y en medio de las más placenteras experiencias, entender cómo funciona el mundo, qué queremos y esperamos de él. Una muy sabia obviedad que se explaya desde la primera hasta la última página, pero que muchas veces, todos nosotros, tan sumidos en las actividades y en el desconsuelo, simplemente no vemos. Este paréntesis se agradece.
La investigación de Zerpa nos aporta datos, teorías, cuadros, experiencias, y todas aquellas cosas que el rigor metodológico le requiere, pero, sin duda alguna, el mejor aporte que nos hace, son las ideas: jugar para conocernos, para conocer al otro, y en medio de las más placenteras experiencias, entender cómo funciona el mundo, qué queremos y esperamos de él. Una muy sabia obviedad que se explaya desde la primera hasta la última página, pero que muchas veces, todos nosotros, tan sumidos en las actividades y en el desconsuelo, simplemente no vemos. Este paréntesis se agradece. Resultaba inevitable no reseñar los intentos fallidos, inconclusos y difusos de la creación de las ludotecas comunitarias en el contexto venezolano, en donde no sólo una, si no todas las alternativas posibles son necesarias para alcanzar la paz, que se matiza y escabulle en estos tiempos, donde parece que nos olvidamos de los juegos.
La invitación, a jugar, por supuesto, a leer, a salir del juego tantas veces se requiera y volver a él, con la simpleza de los primeros tiempos. Cada nuevo inicio nos hace un poco más sabios, seguramente, menos viejos y, ojalá, un poco más esperanzados.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Zerpa, Isaabel (2008). Ludoteca comunitaria. Una alternativa para la promoción de la paz. Fondo Editorial Humanidades y Educación, Universidad Central de Venezuela. [ Links ]