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Educere
versión impresa ISSN 1316-4910
Educere v.13 n.45 Meridad jun. 2009
Ni lo uno ni lo otro
Henry Crespo
crespoache@yahoo.com Periodista del semanario Las Verdades de Miguel
Días atrás el Movimiento estudiantil convocó a una marcha transfigurada en mini concentración en la Plaza Brión de Chacaíto. El diario oposicionista El Universal desplegó como titular: Marcha estudiantil invoca el espíritu del 23 de Enero. Con el acto se coronaba una semana de manifestaciones con recortada asistencia magnificadas por la cadena mediática. Matizadas con una que otra refriega, con uno que otro enfrentamiento con las fuerzas del orden público en núcleos universitarios del interior transcurrieron las últimas dos semanas. Acerca del acto en la Plaza Brión el canal oficial difundió unos contactos de calle realizados in situ por el periodista Jorge Amorín (Ávila TV).
Tras la selección y edición del material fue presentado un grupo de consultados sobre el tema de la enmienda y la alusión a la fecha. Cabe destacar tres testimonios correspondientes a jóvenes estudiantes que aseguraron: 1.- Se celebraba La caída de Fidel Castro. 2.- El Natalicio de Simón Bolívar. 3.- Se conmemoraba El día de la Juventud. A cual más infeliz. Se cumplían 51 años de la caída del régimen perezjimenista. Acude a la memoria el coro de una pieza compuesta por Rubén Blades incluida en su ópera-salsa Maestra Vida: Déjenme reír para no llorar.
Mitología
La juventud, quiéralo o no, lleva sobre sí el peso y la responsabilidad de propiciar la síntesis de cambios connaturales a la evolución social. Ha sido así desde que el hombre es hombre. Con mayor o menor celeridad, con mayor o menor serenidad, con mayor o menor estoicismo, el ciclo se cumple y la generación emergente termina por desplazar a las progenitoras históricas. Ahora bien, debemos tener en cuenta que no hablamos de una condición estrictamente encadenada a la sucesión cronológica tanto como a la condición histórica. En realidad, lo cronológico es lo de menos. De otro modo las sucesiones serían automáticas transcurridos ciertos lapsos y un grupo etario sucede al inmediatamente precedente. La experiencia en sociedades políticamente estacionarias o muy rígidas así lo demuestra. Sucesiones generacionales transcurren una tras otra con sus aspiraciones de cambios paradigmáticos en sus campos del saber y accionar, tal es el caso del político, pugnando por rupturas con el pasado hasta el final de unas vidas lejanas a una realidad conforme a ellas.
No obstante, homologar la condición juvenil a la predisposición al cambio progresista ha contribuido a la construcción de un mito según el cual la sola condición de joven equivale a la condición revolucionaria. Y en este caso, por esta vez usamos la acepción del concepto revolucionario en cuanto a la potencialidad transformadora del mismo venga de las filas que venga. Siendo así y de buenas a primera podrá sonar paradójico la invocación a cambios no para avanzar sino para retroceder pero así ocurre y con más frecuencia de lo que muchos piensan. Sin ir muy lejos, en Venezuela los embriones del movimiento estudiantil cometieron su pecado original. En 1908 se convirtieron en puntales sobre los cuales cabalgó el gomecismo para asaltar el poder en ausencia del presidente titular Cipriano Castro. Pequeño desliz, mal cálculo. Gómez gobernó 35 años a condición de amo y señor del país. En otro extremo tenemos a la juventud hitleriana como encarnación y heredera de los antivalores fascistas. Es decir, así como juventud no es sinónimo de cambio en sentido progresivo tampoco lo es todo el movimiento estudiantil. En ocasiones se juegan al retroceso o al conservadurismo. No de otro modo se explica que los partidos de derecha dispongan de sus propios aparatos juveniles a objeto de reproducirse a sí mismos. O acaso la Juventud Revolucionaria Copeyana o la Juventud de Acción Democrática, ¿eran grupos progresistas?
Excluidos
Desde luego, los estudiantes no son los únicos jóvenes. Incluso la escolarización marca un punto de cisma clave. La exclusión del sistema educativo es uno más de los espejos conexos a la exclusión social. Los jóvenes incorporados al sistema educativo con acceso a los saberes están en ventaja a la hora de asumir roles protagónicos. La exclusión del sistema obliga a una temprana incorporación al mercado de trabajo pasando a engrosar las filas de la clase obrera de modo que su participación en los cambios sociales no será a condición de jóvenes sino como parte de una clase social y jamás de un movimiento estudiantil.
Somos digno ejemplo relativo al sesgo. La evocación al Día de la Juventud glorifica a los universitarios y excluye al resto de los jóvenes. La fecha fue decretada como patria por la Asamblea Constituyente en 1947. Desde entonces se instituye como Día de la Juventud en honor a los estudiantes héroes y mártires caídos en la Batalla de La Victoria (14 de febrero de 1814). Se olvida que el protagonismo no fue sólo de seminaristas y estudiantes vástagos de la oligarquía caraqueña. Ellos fueron reclutados en sus aposentos a diferencia de otros jóvenes nada aventajados económicamente que desde mucho antes estaban enrolados de puro compromiso con un ideal patriótico e igual se jugaron el pellejo en esa y otras batallas. A ellos, ¿quiénes les rinden tributo?