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Salus

versão impressa ISSN 1316-7138

Salus vol.21 no.1 Valencia abr. 2017

 

Una mirada reflexiva sobre gestión y salud pública desde el paradigma de la complejidad

A thoughtful look on management and public health from the paradigm of complexity

Mayra López Caldera

Doctorando Salud Pública, Universidad de Carabobo. Laboratorio Clínico Servicio Médico del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).

Autor de Correspondencia: Mayra López Caldera

E-mail: mayralopezcaldera@gmail.com

RESUMEN

Este artículo es producto de una revisión bibliográfica, abordado desde el paradigma de la complejidad, en el cual se realiza una interpretación teórica reflexiva de los procesos de gestión en la salud pública, en la era de post modernidad o globalización. Plantea los nuevos retos y desafíos de la gestión pública para alcanzar un desarrollo humano sustentable, donde prevalezca el buen vivir y la equidad, a fin de garantizar la conservación del medio ambiente y los ecosistemas, la preservación de la diversidad cultural y biótica y la salud integral de la comunidad. La gestión pública en la actualidad, debe caracterizarse por formar estructuras multidimensionales que articulen de manera dialógica, la asociación de varios aspectos partiendo de las corrientes de pensamiento complejo. En la complejidad organizacional de la nueva gerencia, se enfatiza las corrientes de pensamiento complejo concebida desde el punto de vista de la transdiciplinariedad, de allí que las políticas de Estado, la institucionalidad pública y privada y la más importante la participación ciudadana, deben interactuar sinérgicamente, para lograr el desarrollo social sustentable y equitativo para la comunidad, donde su interacción con el entorno sea armonioso, estableciéndose una relación simbiótica, equilibrada y benéfica entre la humanidad y el medio ambiente que provea de beneficios para ambos. La gestión pública en la actualidad, debe caracterizarse por formar estructuras multidimensionales que articulen de manera dialógica, la asociación de varios aspectos, desde la transdiciplinariedad y complejidad que realza las corrientes de pensamiento complejo.

Palabras clave: Gestión, salud pública, pensamiento complejo, paradigma, transdisciplinario.

ABSTRACT

This article is the result of a bibliographical review, addressed from the paradigm of complexity, in which a reflexive theoretical interpretation of the processes of management in public health, in the era of post modernity or globalization, is carried out. It poses the new challenges of public management to achieve sustainable human development, where wellness and equity prevails, in order to guarantee the conservation of the environment and ecosystems, the preservation of cultural and biotic diversity, as well as a comprehensive health of the community. Public management at present should be characterized by forming multidimensional structures that articulate in a dialogical way the association of several aspects starting from complex thinking approaches. In the organizational complexity of the new management, the currents of complex thinking conceived from the point of view of transdisciplinarity are emphasized, hence that state policies, public and private institutions, and most importantly, citizen participation, must interact synergistically in order to achieve a sustainable and equitable social development for the community, where its interaction with the environment is harmonious, establishing a symbiotic, balanced and beneficial relationship between humanity and the environment that provides benefits for both. Public management today must be characterized by forming multidimensional structures, articulating dialogically the association of several aspects, from the transdiciplinarity and complexity that enhance complex thinking approaches.

Key words: Management, public health, complex thought, paradigma, disciplinary.

Recibido: 02-11-16 Aprobado: 06-03-17

INTRODUCCIÓN

Este artículo es una interpretación de los aportes epistemológicos abordados desde el paradigma de la complejidad en la gestión pública en saluden era de postmodernidad o globalización, donde se evidencia un debate cada vez más abierto en torno a las maneras de ver e interpretar la realidad.

Al respecto, González y Sosa (1), realizan un análisis reflexivo del “impacto del modelo globalizador en las condiciones de vida y salud en nuestras geografías, así como en los perfiles socio epidemiológicos y de acuerdo a esto, evaluar cuáles son los desafíos de la nueva salud pública, visibilizando los retos para la construcción social de la salud colectiva desde una perspectiva de la complejidad”, de este manera, los autores pretenden colaborar en la construcción de un contexto interpretativo basado en la visión de la complejidad.

En este mismo orden de ideas, Almeida (2), manifiesta que “el proceso de globalización ha profundizado las inequidades, siendo conminada esta región del mundo, a profundizar la desigualdad en la distribución de la riqueza”, pero la globalización además ha traído consigo un gran deterioro ecológico que ha impactado de manera alarmante nuestras geografías, enfrentándonos con unos perfiles socio epidemiológicos complejos donde, al lado de enfermedades ligadas a la pobreza, coexisten enfermedades crónico degenerativas, lo que se conoce como acumulación y polarización epidemiológica; esto alude a desigualdades sociales dentro de parámetros de distribución, aunado a ello, los sistemas de salud en América Latina, exhiben marcados síntomas de deterioro no solamente en la atención, sino en la gestión de los servicios, situación que ha devenido en un aumento de patologías y reaparición de enfermedades infecto contagiosas que se creían controladas.

En relación a lo anterior, la crisis en el sector salud se puede precisar como insuficiencia del modelo explicativo conceptual, crisis del modelo organizativo, colapso del modelo de gestión, inadecuado modelo de financiamiento e insuficiencia del modelo de formación de profesionales y técnicos, desde esta perspectiva, la salud es el resultado de lo que hace el conjunto de la sociedad, sus instituciones públicas y privadas y los ciudadanos (3).

Como consecuencia, se evidencia la necesidad de transcender todas aquellas limitaciones como es: la escasa o nula participación de la comunidad, las instituciones científicas y las académicas, en la elaboración de los programas en salud pública que permita una solución a los problemas que aquejan a la comunidad. Limitaciones como éstas, conllevan al fracaso de las gestiones públicas que afectan desfavorablemente a la población. Es por ello, que es indispensable un cambio de paradigma, un nuevo enfoque de las políticas públicas, donde se tomen en consideración las opiniones de todos los sectores que conforman la sociedad y desde la praxis se desarrollen las ideas, acciones y decisiones que ayuden a concebir una salud pública que contribuya al mejoramiento y cuidado de la salud de la población, incluyendo el entorno en el que la comunidad se desenvuelve y su medio ambiente.

De acuerdo a esto, para superar esta crisis en el sector salud particularmente, es necesario la construcción de una nueva salud pública que como lo expresa Gadamer La nueva salud pública que esté “en la obligación de nutrirse de diferentes aportes teórico-metodológicos que aborden la salud y la enfermedad, desde un pensamiento que equilibre el orden y el caos, con las bifurcaciones y con las subjetividades. La nueva salud pública debe estar en constante construcción de conocimientos en salud desde una visión estratégica situacional. Debe constituir un proceso de encuentro, un genuino desarrollo cognoscitivo, una hermeneusis que se aproxime al ser y a sus circunstancias” (4), Es un mundo amplio que falta por conocer, para humanizar los saberes y las prácticas en salud pública (1).

Con base en esto, la salud pública debe ser la resultante de la interacción armónica de las condiciones biológicas, síquicas, sociales, y culturales del individuo, con su entorno y con la sociedad, que le permite acceder a un mejor nivel de bienestar como condición esencial para la vida. Es un servicio público, que debe tener implícito los derechos económicos sociales, culturales y ambientales. Es además una construcción política en la que necesariamente deben participar el Estado y la sociedad civil, la cual deben asumir las responsabilidades otorgadas, para garantizar la calidad de vida y la salud de todos los sectores sociales (5).

Este enfoque transdisciplinario en salud, precisa lograr la unificación de innovación y generación de nuevos conocimientos, que transcienda los saberes, habilidades y destrezas. Por su parte, el enfoque sistémico de la salud, se plantea como un proceso social en el cual se produce y reproduce la vitalidad humana colectiva e individual y además contiene dimensiones económicas, sociales, culturales, políticas, espirituales, intersubjetivas. Éste enfoque sistémico de salud, visualizándolo desde un punto de vista gerencial, requiere del uso de herramientas conceptuales y metodológicas, que considere el modo de vida dentro de esta perspectiva desde varios aspectos como: el grado de desarrollo de las fuerzas productivas, la organización económica y política, el modo de relacionarnos con el medio ambiente, la cultura, la historia y otros procesos que contribuyan a formar la identidad, donde la salud es un componente de la calidad de vida. Éste enfoque debe nutrirse desde la teoría de la complejidad para plantear el análisis de salud pública (1).

Pensar desde la complejidad en salud pública, permite percibir la realidad como un sistema complejo-abierto, con diferentes niveles organizativos, donde cada nivel, corresponden a cualidades emergentes, que necesitan de estrategias que responda a diferentes saberes y perspectivas (1).

En este sentido, Morin (6), expresa que: “la complejidad es una red de eventos, acciones, interacciones, determinaciones, azares que constituyen nuestro mundo fenoménico. La complejidad no significa complicación, por el contrario, vincula multiplicidad de factores que se entrelazan sin intentar dar demostraciones casualistas o finalistas. Es un pensamiento articulante y multidimensional”.

A este respecto, Paiva (2004) manifiesta que: “la realidad que cada día percibe el ser humano, la compresión de su propia existencia junto con sus conflictos internos, trae inmersa aires de complejidad, de lo global, lo contextual y lo multidimensional. La complejidad está presente en todos lados. La ciencia ha evolucionado, los hallazgos requieren de explicación, además del auge de una nueva forma de pensar y actuar. La humanidad ha experimentado nuevas transformaciones que requieren de una forma de interpretación distinta a la existente por mucho tiempo”(7).

Asimismo, el pensamiento complejo se ha usado como modelo de gestión en diferentes instituciones para promover la organización de los sistemas complejos adaptativos. Es un paradigma relacionado a la integralidad, multidisciplinariedad, atención a las redes de apoyo y articulación de los saberes (8).

Desde este punto de vista, es indispensable contribuir a sustentar una salud pública que incluya como prioridad, las estrategias de intervención poblacionales desde una mirada compleja. Para ello, es necesario transcender los análisis de la situación de salud de las poblaciones desde otra racionalidad, como espacio privilegiado de la epidemiología y de otras disciplinas; con definición de políticas y evaluación de impacto de sus intervenciones desde y con los actores/ as sociales1.

Retomando a Paiva, es importante tener como ejemplo orientativo que la comprensión e interpretación de los distintos fenómenos de la naturaleza requieren de una forma de pensamiento distinto, y es donde se destaca el planteamiento de Morin relacionado con el desarrollo de un pensamiento de la complejidad en los seres humanos, como una forma de conducir a las naciones y por ende a los individuos hacia el bienestar, la evolución y la productividad. En el desarrollo de un pensamiento de la complejidad en los individuos, está el futuro de la ciencia en virtud de los nuevos hallazgos que puede propiciar (7,9).

De esta forma, la salud, no puede ser reducida a sus aspectos biologicista-individualista, sino que requiere ser entendida en el contexto social-cultural-político-ecológico-económico en que surge como fenómeno social. Es imposible comprender la salud del individuo sin comprender la salud de la sociedad en que este se constituye como ciudadano (10). En este sentido, se debe concebir una salud pública, capaz de mediar e interpretar, con conocimiento y eficacia, en el mejoramiento y la salud de la población. Desarrollando prácticas acordes con las necesidades presentes en las comunidades, en el área de la salud (11).

La salud y la calidad de vida ocupan un lugar central en la sociedad. En particular la sociedad del siglo XXI se encuentra “salutizada” dado que la salud es un derecho, un valor, una aspiración, un recurso, una necesidad y una demanda social que está en el centro de las decisiones en prácticamente todos los ámbitos públicos y privados. Es conocido que la salud y la calidad de vida son un resultado social directamente relacionado con las condiciones generales de la vida de las personas y con la forma de vivir (12).

En el sector salud, la gestión pública moderna y gubernamental, se encarga de formular, implementar y evaluar políticas públicas dirigidas a la solución de los problemas públicos. Sin embargo, desde el paradigma de la complejidad, lo idóneo es que dichas políticas sean definidas desde la óptica y los fenómenos sociales, que del resultado de la praxis y experiencias en la propia comunidad se concreten las decisiones y acciones para las soluciones, y finalmente las directrices sean asumidas fundamentalmente por los gobiernos, en un período determinado, para brindar las respuestas preponderante del mismo, frente a los problemas públicos vividos por la sociedad civil.

Por otra parte, la globalización ha contribuido a transformar las realidades y de ello no escapan los modelos de gestión pública, donde dichos modelos deben ser diseñados desde la transdiciplinariedad, con la integración de diversos saberes, desde el conocimiento popular de las comunidades, como la participación de las comunidades científicas y académicas, para la construcción de una nueva salud pública con un enfoque epistemológico de la complejidad.

De allí la importancia de diseñar un modelo de gestión pública, para generar cambios que fortalezcan de manera sustentable y sostenible a la población y su medio ambiente. Este modelo debe iniciar con los estudiantes de pregrado, pero no sólo del sector salud, sino que sea extensivo a todas las profesiones in complexus e inclusive a otras áreas del conocimiento y conformar equipos transdisciplinarios que aporten ideas, innovaciones y soluciones al buen vivir.

En este orden e ideas, Villasana sostiene que la vida y la salud no pueden ser reducidas a funciones mecánicas que representa el reduccionismo y se excluya o huya de la complejidad. La vida y la salud, así como la diversidad de los seres humanos, parecen ser únicas, y se resisten a la estandarización predictiva del reduccionismo. De acuerdo a lo anterior, no se pude considerar ni menos imponer que la salud es válida para todos y tratada como igual en todo momento y lugar. En cada ser humano surge la salud, así como la vida, como propiedad emergente que lo caracteriza. La salud deviene, en expresión de la individualidad y manifestación de la vida en cada ser humano (10).

Como manifiesta De Sousa: “toda esta gran diversidad mundial, puede ser y debe ser activada, así como transformada teórica y prácticamente de muchas maneras, no puede ser dominada por una teoría general. No existe una teoría general que pueda cubrir adecuadamente todas estas diversidades infinitas del mundo. Por eso hay que buscar formas plurales de conocimiento” (13).

En relación a esto, vale acotar que “la complejidad existe en todo lo que nos rodea, incluso dentro de nosotros mismos, nos sitúa en un replanteamiento de todos los conocimientos constantemente, un repensar de lo existente para comprenderlo a la luz de los nuevos cambios y hallazgos de la ciencia. Uno de los planteamientos de Morin consiste en que es necesario reformar el pensamiento humano para poder reformar las instituciones, así como es primordial que se reformen las instituciones para poder tener acceso a la reforma del pensamiento. Favorecer el desarrollo de un pensamiento complejo le permitirá al ser humano una comprensión profunda de la realidad, y quién sabe, si al indagar sobre la parte invisible de los conocimientos y fenómenos existentes ya conocidos, puede que se planteen cosas nuevas” (7).

REFLEXIÓN FINAL

Desde este paradigma, es interesante analizar en la actualidad cuáles han sido las experiencias en Venezuela, en lo que a servicio de salud se refiere y cuál ha sido la intervención de las instituciones científicas en éste proceso, para profundizar el conocimiento acerca de los modelos de gestión pública existentes en la nación y si este incide en el buen vivir de la comunidad. Es preponderante determinar si los desafíos de la nueva salud pública del siglo XXI, con la intervención de la sociedad civil y la elaboración de nuevas leyes, ha aportado las respuestas que ha reclamado la ciudadanía desde su cosmovisión, cultura, entorno, vivir y sentir, y reflexionar si éste camino recorrido tendrá como ruta final la salud colectiva cuyo espíteme es el bien común para la comunidad.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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