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SAPIENS

Print version ISSN 1317-5815

SAPIENS vol.7 no.2 Caracas Dec. 2006

 

RESEÑAS

5 Viajes por Tierra Latinoamericana y Una Proposición de Integración

César Morales Velasco

Universidad Simón Bolívar

Relataré sobre la experiencia, mía y de mi mochila, de haber recorrido nuestros 19 países latinoamericanos en 5 viajes por tierra; finalmente, plantearé una idea pragmática para catalizar la integración latinoamericana. En el primer viaje recorrí la ruta de los libertadores llanerocaribeños invertidamente: partí de Cochabamba y atravesando nuestros 5 países bolivarianos, desde la Paz, Lima, Quito y Bogotá, llegué a Maracay. El segundo lo comencé en Lima, crucé el desierto más seco del mundo para llegar a Santiago, desde donde traspasé la cordillera más extensa del mundo, mirando el Aconcagua, para llegar a Mendoza y posteriormente a Buenos Aires y Montevideo. El Chaco fue el tercer obstáculo geográfico de este viaje, llano inhóspito que intimida a quien desee ir de Asunción a Santa Cruz, por carretera de tierra. El viaje finalizó donde había comenzado después de haber vuelto a pasar por La Paz y el Lago Titicaca, como en el primero.

Inicié el tercer viaje en Ciudad de México; primariamente éste se desarrolló a lo largo de las principales ciudades mayas descubiertas: Uxmal, Chichén-Itzá y Palenque; crucé a Guatemala por el camino más interesante, el que comunica directamente a Palenque con Tikal a través de la selva Lacandona de Chiapas y el río Usumacinta, ¡fenomenal cruce! Posteriormente, fueron pasando por debajo de las botas las centroamericanas Ciudad de Guatemala, San Salvador, Copán, Tegucigalpa, Managua, San José y Ciudad de Panamá, donde concluyó este periplo. El cuarto recorrido se inició en Caracas y su primera parada fue en Manaus, en medio de la Amazonia, la región biológicamente más rica y diversa del mundo. Navegué su río, el más caudaloso, y para algunos el más largo del mundo para llegar a la costa de Brasil, a Belém. Proseguí por tierra y visité Fortaleza, el africano Salvador, Brasília, Rio y São Paulo, para concluir en las fantásticas Cataratas del Iguazú, en la triple frontera. Por supuesto, el último viaje fue caribeño: a Cuba y República Dominicana, los últimos fueron los primeros de nuestra Historia Latinoamericana; islas de mestizaje infinito, pretérito y hermoso, similar al de Puerto Rico, Panamá y Venezuela.

Por conocer estas tierras y lo que significan, nace la siguiente proposición de integración: el estudiante universitario latinoamericano debe desarrollar un año de su carrera en otro país de ésta, su región. Sólo la realización de ideas de este nivel (permítanme) audaces, visionarias e inteligentes, van a materializar nuestra integración social en 100 años en lugar de 1000. Explícitamente, la integración latinoamericana, que debe ser más social que económica, va al ritmo del paso con que las generaciones de este siglo aprenden lo que yo he aprendido y finalmente siento, aunque no únicamente por los 5 viajes, que las fronteras son sólo límites mentales e imaginarios y que somos fundamentalmente idénticos porque las diferencias son terciarias, o porque hay más diferencias dentro de cada país que entre ellos y éstas son similares en todos; en cualquier caso, terciarias o secundarias, estas diferencias implican un proceso de integración fascinante más que uno dificultoso, si la marcha se conduce inteligentemente.