SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.6 número2Salud Sexual y Reproductiva: Hacia una Hermenéutica de la Sospecha. Caso VenezuelaEvolución Histórica de la Medicina Tradicional China índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Comunidad y Salud

versión impresa ISSN 1690-3293

Comunidad y Salud vol.6 no.2 Maracay dic. 2008

 

La Pertinencia Social del Egresado de la Escuela de Medicina  “Dr. Witremundo Torrealba”. Universidad de Carabobo, 2008.

Social Pertinence of Graduates from “Witremundo Torrealba” School of Medicine.  University of Carabobo, 2008.

Milady Guevara1, Daisy Meza2, Roel Sánchez3

1Profesora Asociado. Departamento de Salud Pública. Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba. Facultad de Ciencias de la Salud-Sede Aragua.

2Profesora Agregado. Evaluador de la Dirección de Docencia y Desarrollo Curricular. Facultad de Ciencias de la Salud-Sede Aragua.

3Profesor Asociado. Director de Docencia y Desarrollo Curricular. Facultad de Ciencias de la Salud-Sede Aragua.

Correspondencia: miladymguevarap@hotmail.com

Resumen

La pertinencia social es uno de los principios que se proponen actualmente como plataforma conceptual para orientar el currículum de las Instituciones de Educación Superior, en tanto integra las funciones de Investigación, Docencia, Extensión y Gerencia, establece una adecuada correspondencia entre la formación académica y las necesidades técnicas y sociales a las cuales debe enfrentarse el egresado en su ejercicio profesional, de allí que su enfoque se dirige a la búsqueda, validación y propuesta de soluciones socioculturales y tecno científicas viables hacia el futuro. Con esta perspectiva, el estudio desarrollado se orientó al análisis de la pertinencia social del egresado de la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba” de la Universidad de Carabobo, en el marco de las políticas de Salud Pública del Estado Venezolano. Para ello asumimos una investigación desde el paradigma cualitativo, utilizando un enfoque pluriparadigmático donde se integraron la Etnografia, Hermenéutica y la Investigación-Acción-Participante. El estudio reunió a informantes clave (docentes) e informantes protagonistas (egresados), involucrados con diferentes sectores y servicios del estado Aragua, a quienes se les realizo una entrevista en profundidad, cuyos testimonios permitieron estructurar una imagen representativa del fenómeno estudiado. Concluimos que la formación del profesional de la medicina tiene pertinencia social evidenciada en el rol que han jugado sus egresados por que la Institución desde su fundación ha ido ajustando su programa a las políticas de salud, para atender la demanda social, pero es necesario la evaluación permanente de los planes de estudio para optimizar la vinculación Escuela de Medicina-Sociedad.

Palabras Clave: Pertinencia social; Seguimiento de egresados; Políticas de Salud; Educación Médica.

Abstract

Social pertinence is actually considered as one of the proposed principles as a conceptual support to orientate curriculum in higher education institutions, as well as integrating Research, Teaching, Extension and Management functions. It establishes an adequate correspondece between academic formation an the technical and social needs which graduates must approach in their professional work, therefore it focuses towards the search, validation and proposals of social-cultural and techno-scientific solutions feasible in the future. In this perspective the present study was oriented to the analysis of social pertinence of graduates from “Dr. Witremundo Torrealba” Medical School at University of Carabobo. Within the framework of public health policies of the Venezuela State. To do this, a reserch view was adopted, where Ethnography, Hermeneutics and perpective acting-research were linked each other. The study brought together key informants (teachers) and protagonist informants (graduates), involced with differents health sectors and services from Aragua State. The informants were interviewed in depth, their own testimonies allowed us to build a representative image about the studied phenomena. We concluded that medical-professional formation have social pertinence as an evidence in the roll played by graduates; thus the school has been adjusting its formation program to the health policies in orden to cover social demands, but a permanent evaluation of the study plans is required in orden to optimize the medical school-society relationship.

Key Words: Social Pertinence; Graduate monitoring; Health policies; Medical education.

Recibido: Julio, 2008   Aprobado: Septiembre,2008

Introducción

El Estado Venezolano desde 1999, ha dado un viraje profundo a las políticas públicas para brindar atención a la población, especialmente a los sectores más desposeídos en todas sus necesidades sociales, en particular el derecho a la salud y a la educación. Tales cambios se están dando también en el contexto latinoamericano, especialmente en materia política, económica, social, cultural y educativa, materializados éstos, a partir de 1990 en un escenario que se orienta a la redefinición de los modelos económicos-políticos y educativos que hasta el momento regían la estructura total del país.

En lo económico, González (1996) apunta que básicamente se ha transitado por modelos liberalitas hacia modelos keynesianos y neoliberalitas distantes éstos en sus propósitos y objetivos, pues desde unos se da plena facultad al libre juego de la oferta y la demanda, se flexibilizan las estructuras y con ello el papel del Estado; mientras que en otros como el keynesiano, se juega hacia los equilibrios macroeconómicos y sociales, dirigidos desde la acción del Estado. 1

En el plano político, también se materializan los cambios como respuesta a nuevos pensamientos, pasando de un Estado liberal representativo a uno democrático-participativo, de estructuras populistas-paternalista a estructuras descentralizadoras, que después se retiran para darle entrada a un Estado que de la reforma va hacia la llamada transformación.

Ahora bien, desde este contexto macro y meso, la educación aparece como otra de las estructuras que requieren ser replanteadas o repensadas a la luz de las exigencias que las complejidades van marcando, sobre todo en las instituciones de educación superior ya que los modelos que se establecen, invitan a nuevos perfiles institucionales y profesionales, pues los conceptos de Estado y Ciudadanía pasan a ser otros.

En otras palabras los modelos bajo los recetarios de una racionalidad convencional no han logrado reducir las crisis sino agudizarlas, es así como las necesidades sociales de la población hacen emerger la búsqueda de nuevas oportunidades y formas de pensar. 1

Esta situación no resulta ajena a las instituciones de Educación Superior ni tampoco a las del sector salud, los cambios paradigmáticos ocurridos, las obligan e inducen a insertarse en las nacientes políticas de Estado y, aún más, a dar respuestas sociales y comunitarias a la población, consecuencia ello de la reestructuración del Estado y de sus instrumentos legales como la Ley Orgánica de Salud y la propia Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 2,3

Estos cambios en la legislación nacional y del sector salud, se traducen en la adecuación de los servicios, el análisis del desempeño laboral de los profesionales y funcionarios de la salud y por ende, en la construcción de nuevos perfiles para los egresados o productos académicos de las universidades, específicamente, aquellas que ofertan programas en las áreas de salud y sociedad.

Tal es el caso de la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba” de la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad de Carabobo, sede Aragua, cuyo Diseño Curricular elaborado por profesionales de alta competencia, se ha caracterizado por una serie de cambios que han acompañado a la institución, desde su fundación, para irse adecuando a las demandas sociales, tanto desde el punto de vista educativo como de la necesidad de incorporar profesionales de la medicina al sector salud pero que hoy requiere verificar su pertinencia en atención con las exigencias comunitarias que el país reclama.

Por ello consideramos, que para verificar su pertinencia social, debe partir de un contacto directo con los individuos involucrados, en este caso egresados y docentes, para observar e interpretar el significado de sus acciones en el contexto social donde se da su desempeño, tomando en cuenta sus actitudes y su influencia en las actividades que tienen lugar en la vida diaria y en sus prácticas habituales4; de alli que el médico, como persona al servicio de la salud de la población, es producto de una compleja interacción en la cual participan las características propias del estudiante de medicina, las influencias del sistema de atención en salud y las situaciones especialmente planificadas y ejecutadas en el currículo de la carrera de Medicina, todas dentro del contexto que vive la sociedad.5

Esta problemática que es general y transpolable a la concepción de la temática que se tiene en Venezuela, justifica que hayamos tomado a la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba, como objeto de estudio.

En tal sentido pretendemos contribuir a la transformación de la institución en los ámbitos político y social, teniendo presente lo expresado por Álvarez Gallegos (2001): El Estado redefine el papel de la educación en la sociedad; las formas de organización social que se gestan, producen cambios en las prácticas educativas; las formas que asume la comunicación y producción de conocimientos determina los imaginarios mediante los cuales interpretamos esas prácticas.6

Por tanto la perspectiva de la investigación nos llevó a plantearnos las siguientes interrogantes:

¿Tienen pertinencia social los planes de estudios del programa de la formación de Médicos, en la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba” de la Universidad de Carabobo y que relación tiene con las políticas nacionales de salud?

¿Qué opinión tienen los egresados de la institución, sobre el currículo vigente de la Carrera de Medicina?

¿Qué planteamientos, en materia curricular harían los egresados a la Escuela de Medicina, según su experiencia profesional?

¿Qué características tiene el programa de formación de médicos de la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba”, para dar respuestas a las necesidades sociales de la población?

Enfoques Teóricos de la Educación Superior Contemporánea.

Los tiempos actuales de transformaciones sociales están influyendo en el establecimiento de nuevas relaciones de la universidad con la sociedad y con el conocimiento, lo que obliga a la evaluación de las actividades que desarrollan, la cual surge como una necesidad impostergable que debe ser enfrentada en términos de orientar al mejoramiento de la calidad de los procesos que están inmersos dentro de su misión y visión, para proyectarse en esa sociedad a las cuales pertenecen.

La universidad y otras instituciones de Educación Superior, particularmente en América Latina, no han desarrollado una cultura de evaluación, por lo menos como actividad permanente de investigación, que permita visualizar lo que se hace, para realizar las transformaciones necesarias y dar respuestas a la demanda social.

Según Méndez y Pérez (2005), las primeras evaluaciones que fueron realizadas a las instituciones de educación superior, corresponden a los trabajos de Coombs en la década de los años 70, estudios que intentaron enlazar el pasado con el presente y visualizar a futuro la tendencia de la educación, explican que la característica principal de estas instituciones es la heterogeneidad, aunque tienen fines comunes, como elevar la calidad, flexibilizar la oferta curricular, estimular en los estudiantes su selección por áreas o carreras de importancia, que tienen poca demanda o son poco conocidas, así como también vincular sus programas con el desarrollo económico y social del país.7

En estos estudios, se hace referencia a la pertinencia, es decir perfilar con claridad la vocación hacia lo regional y las ventajas comparativas de sus programas de estudio. Dichos autores, destacan que en lo atinente a la pertinencia juegan papel importante, los siguientes factores: a) La comunicación de resultados a la sociedad y por ende la calidad de sus procesos educativos; b) los ajustes curriculares regulares en consonancia con los cambios en el conocimiento y en la demanda del mismo; c) la participación de actores del ámbito comunitario y productivo en los procesos relevantes de las instituciones educativas y específicamente las de educación superior; d) la flexibilidad de las instituciones para emprender asociaciones con actores externos; e) la figura de servicio social de los estudiantes, para fortalecer la responsabilidad y su compromiso de contribuir a la satisfacción de necesidades sociales; y f) la relevancia de la investigación, mediante figuras estatutarias que faciliten su conexión con actores e instituciones de la sociedad con el propósito de relacionarse orgánicamente con ella.

En lo referente a la praxis del médico, en la actualidad se evidencia la necesidad de un profesional integral como plantea Espig (2007) con una perspectiva biopsicosocial, que asuma un rol protagónico en la búsqueda de estados saludables de la población, utilizando como herramienta la educación y la prevención a un nivel de atención primaria8; en este sentido, es necesario que los estudiantes aprendan sobre la base de procesos, alcancen competencias para situaciones nuevas que pudieran presentarse según la dinámica social, prepararse para asumir los grandes cambios de la era informática, para la reflexión y la crítica que le permitan generar iniciativas propias y creativas para la solución de problemas en todos los espacios de ejercicio profesional. 8

Por tanto la calificación académica, el profesorado y su vinculación con la producción intelectual son elementos que junto con los estudiantes, los egresados y el currículo, constituyen la base para evaluar la pertinencia técnica y social de un programa educativo. En referencia al profesorado, los nuevos tiempos le exigen poseer cualidades mínimas como persona, sobre todo cuando se refiere al ejercicio de la docencia, entre ellas: autoestima, ética personal y profesional, entusiasmo, metas claras, tenacidad; ya que una de las funciones de mayor exigencia, por su alto compromiso con las nuevas generaciones y con los destinos del país es la de ser educador.

En otras palabras, es necesario enfatizar en la necesidad de la vinculación del docente con el contexto en que se desenvuelve y de allí las estrategias que debe poner en práctica para desempeñarse con calidad, excelencia y creatividad.

Rogers (1986), en atención a la enseñanza, planteaba que debe aglutinarse el interés en las actitudes, sentimientos y aspectos del individuo, el cual es capaz de propulsar su propio desarrollo.9

El aprendizaje debe tener un contenido significativo vivencial, que utiliza lo afectivo y lo intelectual en forma armónica ya que en el mundo actual que estamos viviendo, dicho aprendizaje representa una actitud de apertura hacia las experiencias y la incorporación a los procesos de cambio y por ello se hace referencia a las competencias personales que debe manejar el docente.10

Estas competencias han sido trabajadas en algunos diseños curriculares pero la función del docente no es, principalmente, cumplir con el currículo sino dinamizar el desarrollo de la persona para el buen ejercicio de la conciencia, responsabilidad, sentimientos de justicia y solidaridad.

En este orden de ideas y en el marco de la enseñanza de la Medicina, surge la interrogante ¿es necesario aprender a enseñar medicina? Desde hace mucho tiempo a los maestros, docentes o profesores responsables de la docencia de esta disciplina, sólo se les exigía poseer conocimientos para enseñar, más sin embargo, los estudiantes reconocían en ellos la capacidad para hacerlo porque se valoraba no sólo el conocimiento per se, también el trato, la calidez, la motivación y el interés por los estudiantes, lo cual constituye, hoy día, un reto para el docente y la institución.

No obstante, actualmente la educación médica además hace énfasis sobre la medicina orientada a la población y se destaca la necesidad de adquirir una amplia experiencia en trabajo comunitario. Esto implica un uso variado de espacios para la enseñanza en los que se incluye, desde luego, a los hospitales pero con la intención obvia de señalar que estos no son el único espacio formativo. Desde el punto de vista de la educación científica en el área médica, la tendencia es hacia la integración de las ciencias básicas con la clínica, lo preventivo con lo curativo, lo social con lo biológico, la docencia con la investigación y ambas con el servicio. Es decir se buscan esquemas de integración interdisciplinaria y transdisciplinaria y un mayor acercamiento de la teoría y la práctica.

Esta tendencia también esta sugiriendo la enseñanza en grupos de estudiantes relativamente pequeños, en los que se impulse la autoformación del estudiante mediante su inserción en actividades individuales y colectivas, buscando con ello una mayor formación teórica y práctica. Se busca que los alumnos desarrollen juicios críticos, aprendan los métodos y las formas de creación y recreación del conocimiento, abandonando posiciones exclusivamente biologicistas que han tenido sustento en teorías positivistas y neopositivistas que probablemente no han permitido aclarar el camino para construir un marco teórico que guíe la educación médica de estos nuevos tiempos.

Este panorama permite reflexionar sobre los procesos de enseñanza-aprendizaje, como labor compleja que requiere un saber pedagógico, adicional al saber científico con el que cuenta cada uno de los docentes médicos. De allí, el interés de focalizar su capacitación docente, para intentar mejorar la calidad de la experiencia educacional que ellos ofrecen a los estudiantes. Reconocer que, si bien es cierto, el conocimiento va creciendo aceleradamente, no debemos olvidarnos de los valores, de allí la necesidad de fomentar el aprendizaje social, donde confluya la adquisición de conocimientos con la formación responsable de ciudadanos. Esto hace que sean las universidades los escenarios mas propicios, junto a la comunidad, para realizar un aprendizaje basado en el descubrimiento del otro, el respeto de la diversidad y de todos los principios y libertades fundamentales, que sin duda son necesarias para el ejercicio de la profesión médica.

Pertinencia Social del Egresado y Políticas de Salud.

El aspecto social, siempre ha estado contemplado en las políticas públicas del Estado Venezolano pero su papel pasaba a un segundo plano dado que lo económico parecía tener prioridad, de allí que las respuestas ofrecidas eran parciales e insuficientes. Por ello, D’Elia, De Negri, Huggins Castañeda, Vega y Bazo (2002), plantean que con la Constitución Bolivariana de Venezuela, se ratifica:

...que lo social es ahora campo para el desarrollo de los derechos sociales donde los individuos pueden exigir y realizar individual y colectivamente la satisfacción de sus necesidades sociales fundamentales, que le permitan participar en el desarrollo del país con autonomía y como ciudadano, es decir que toda persona tiene derecho a realizar sus aspiraciones de salud, educación, vivienda, trabajo, seguridad, entre otros, con equidad y universalidad. 11

En este sentido, entendemos que estas necesidades sociales son inherentes al desarrollo de sus capacidades y potencialidades humanas para la realización de la vida en sus diferentes etapas.

De allí que, en estos nuevos tiempos, la política de salud parece estar enfocada a asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la población venezolana, fundamentándose en cuatro principios, a saber: Participación Social, Equidad, Universalidad y Gratuidad; los cuales orientan a la consolidación de espacios legítimos y formales de intercambio y expresión de los ciudadanos, quienes asumen un rol protagónico en la gestión pública donde la participación se constituya en un instrumento clave para contribuir con la solución de problemas, al desarrollo humano de todos los ciudadanos/as; vale decir, igualdad de acceso y oportunidades al pleno desarrollo y preservación de la autonomía como seres humanos, según las necesidades de cada quien en forma individual y colectiva, a garantizar los derechos sociales por igual a toda la población, ya que parte del reconocimiento de las diferencias, propio de la diversidad y complejidad de lo humano y de los contextos donde la vida se desenvuelve, también a garantizar la atención integral en la salud social sin distinciones de ninguna clase.

Estos principios enmarcados, en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007 y en el Plan Estratégico Social (PES), señalan, “la necesidad de fortalecer la participación social y generar espacios públicos de decisión para establecer una nueva relación del Estado con la sociedad”,12 para dar respuestas a las necesidades de calidad de vida, la garantía universal de los derechos sociales y la equidad social. Esto supone un cambio en el modo de atención que facilite y propicie una gestión compartida de actores sociales, tanto en la salud y desarrollo social como en otros ámbitos e implica redimensionar los espacios de articulación de las ofertas con la población, superando los servicios tradicionales y ubicándolos en los espacios sociales (territorios) donde se desenvuelve la vida de la gente. Es por esto, que Rodríguez Ochoa, Fariñas, Osorio y Ladera (2000), refieren: …..que se percibe un cambio en la visión de la política social del país, ya que se otorga rango constitucional al desarrollo social y local, lo que implica la reorientación de la dirección de cada uno de los sectores sociales, como es la salud y la educación, generando la convergencia de respuestas que se dirijan a combatir aquellas causas que obstaculicen, comprometan o provoquen la pérdida de la autonomía de las comunidades y que son evidencia de las debilidades que muestran los individuos para el ejercicio de sus derechos.13

Este nuevo orden político, obliga a las universidades a repensar la pertinencia de los aprendizajes en el marco de una territorialidad que se vislumbra como una estrategia para mirar a lo interno de sus currícula, en términos de lo sociocultural, cognitivo, valorativo y afectivo.

La pertinencia es un concepto que refleja el compromiso que tienen las instituciones educativas y muy particularmente las universidades, con todos los sectores de la sociedad. Tal como lo señala Tünnermann (2000), la pertinencia se vincula con el deber ser de las instituciones, es decir la imagen deseable de las mismas, un deber ser ligado a los grandes objetivos, necesidades y carencias de la sociedad en que están insertas y a las particularidades del nuevo contexto mundial.14

En esta perspectiva, estamos frente a un fenómeno social de gran complejidad, tomando en cuenta que el análisis de la pertinencia social parte de una concepción de conocimiento, producto de las vinculaciones interactivas entre unidades productoras, usuarios y actores intermediarios. En este proceso se incluye no sólo a las acciones de producción de conocimiento, sino también la difusión, transferencia, adaptación y uso de ese conocimiento, que involucre la participación de diversos actores; por tanto, se inscribe en la llamada sociedad emergente del conocimiento y los fenómenos de diversificación e intensificación de las interacciones entre el mundo académico y la sociedad, lo cual requiere instrumentos que superen los enfoques parciales o economicistas, para tener presente los puntos de encuentro entre las necesidades del sector productivo y de servicios, las necesidades de la población y del individuo como ser humano, siempre dentro de un contexto histórico, social y cultural. Es la llamada pertinencia sociocultural que permite reconocer la interculturalidad y la diversidad étnica; tal como lo señala Lanz (2004): la reivindicación de los saberes comunitarios para facilitar el diálogo y la participación ciudadana en el proceso educativo; la pertinencia cognitiva que plantea el aprender haciendo, desarrollando el diálogo de saberes, articulando significativamente los conocimientos; la pertinencia valorativa que plantea que la siembra de ciudadanía, comienza por la defensa de lo propio, la formación en valores patrios; la pertinencia afectiva, reivindicando la amistad, la ternura, la humildad o el amor. 15

Esta concepción de la pertinencia, nos lleva a la noción de integralidad, asumiéndola como aspecto central de la función académica y de responsabilidad social de las instituciones, lo que permite la flexibilización de los currículos de las carreras de formación de profesionales, y la adecuación de estrategias en el contexto local.16

Todo este marco de ideas, hace evidente que la pertinencia de la educación superior se ha constituido en uno de los temas dominantes en el debate nacional e internacional, el cual va de la mano con la calidad que es uno de sus componentes junto a la eficiencia y la eficacia de sus instituciones, de allí que tiene especial relevancia cuando se trata de evaluar el cumplimiento de las políticas establecidas para el sistema de educación superior, en lo relativo a su proceso educativo incluyendo el factor docente, y donde cada estudiante debe alcanzar las competencias requeridas para desempeñar la misión propia del perfil de salida diseñado y se cumpla con el desafío de formar un profesional en salud bien calificado.

En este sentido y trasladando al contexto que se plantea para el ejercicio de la medicina, enfatizamos que la evolución que está teniendo la organización de la atención médica y de salud en el país, aumenta el compromiso que deben adquirir las universidades en este sector salud como instituciones formadoras y transformadoras de las prácticas en salud y exige que la educación responda a las necesidades sociales.

La universidad debe conocer si sus funciones son comprendidas y apoyadas por la sociedad y también comprobar si como institución responde a las expectativas y exigencias sociales de su propio entorno con acciones comprometidas, relevantes y oportunas, ya que tal como lo plantea Rojo (1999), tornar a la universidad pertinente significa hacerla relevante para la sociedad de forma tal de constituirse en una institución sentida como propia y digna de apoyo y compromiso 17. Por tanto si la universidad no atiende los requerimientos de los diversos factores sociales, no toma en cuenta los cambios, no participa como agente activador de los mismos en el medio en que actúa, pierde su identidad y su razón de ser.

Estos planteamientos nos llevan a realizar la siguiente interrogante: ¿Cómo reducir la brecha entre el sistema que produce conocimientos científicos y los servicios de salud donde se realizan las prácticas profesionales para atender la demanda de la población? Se exige de la academia formar al profesional en salud y continuar trabajando con ellos en el servicio, pero es necesario desmitificar la queja habitual de que las escuelas, en particular las de Medicina, no forman el personal que el sistema necesita. Al respecto, Rovere (1993) señala: ….lo que sucede en la mayoría de los casos es que los perfiles de formación se remiten a modelos prestadores que operan como imaginarios y que son diferentes para los grupos de profesores y para la práctica profesional 18. Esto no lleva a pensar en la evaluación como medio para dilucidar si hay pérdida de legitimidad de la academia, para conocer si esta responde a las aspiraciones de sus egresados y de la población, o si hay diferencias entre el modelo prestador de la atención en salud y el educacional, para su adecuación.

En el sector salud se reconocen como áreas prioritarias de evaluación: la interrelación entre el sistema prestador y el sistema educativo, la búsqueda y utilización de estrategias metodológicas innovadoras, articulación del aprendizaje con el trabajo en servicios de salud, la utilización de los servicios de salud para las prácticas profesionales y también como medio para fundamentar la relación entre la tecnología educativa y la de los servicios. Estos son claros indicadores que permiten identificar la pertinencia del programa de la carrera en estudio.

En este sentido, para tratar la temática sobre pertinencia en la formación del médico es necesario considerar la influencia que ha tenido el paradigma cartesiano en el pensamiento médico, mediante el cual el cuerpo humano que puede analizarse desde sus partes y la enfermedad es entendida como el funcionamiento defectuoso de los mecanismos biológicos, que se estudian desde el punto de vista de la biología celular y molecular, llevando a la medicina moderna a perder de vista la humanidad del paciente y reducir la salud a una función mecánica.

La adopción de este enfoque flexneriano, dio origen a que la enseñanza se orientara hacia la especialización basada en el uso creciente de una tecnología compleja y que se alejara de las necesidades del país y de los recursos disponibles, lo cual hace más evidente la predominancia del carácter esencialmente curativo que se aplica en la respuesta a la enfermedad.

Queda en evidencia que la relación entre Medicina y Salud está dada por las intervenciones biomédicas, que si bien pueden resultar muy útiles en casos individuales influyen muy poco en la salud del colectivo, porque el factor principal que determina la salud de los seres humanos no es la intervención médica sino su comportamiento, su alimentación y la naturaleza de su entorno, el cual varia de una civilización a otra y con ella los modelos patológicos.

En síntesis, desde la década de los años ochenta, ha crecido el reconocimiento de los factores sociales en los problemas de salud-enfermedad, así como el interés de hacer una nueva formulación en la orientación de la educación médica, a fin de proporcionar al estudiante una formación integral médico-social para satisfacer las necesidades que nuestra realidad demanda.

No obstante, han surgido inconvenientes debido a la crisis del modelo de atención sanitaria, cuyas causas pueden encontrarse tanto fuera como dentro de la Medicina y están ligadas a una mayor crisis cultural y social. Por tanto, cada vez ha sido mayor el número de personas que han reprochado del sistema actual de asistencia en salud, en el cual se ha identificado como una de sus fallas, la estructura conceptual que sostiene la práctica y la teoría de esta disciplina y que constituye el espacio natural del ejercicio profesional del médico.

Construcción Metodológica

El análisis del tema de investigación, lo realizamos interrelacionando lo etnográfico, la hermenéutica y la investigación-acción-participativa como paradigmas que nos permitieron ilustrar la complejidad de la vida del médico como ser humano y hacer una reflexión clara sobre un mismo objeto desde diversos aspectos, pero sin la pretensión de armonizarlos entre si, solo facilito la realización de explicaciones sucesivas o simultáneas.

Esto se fundamenta en la complejidad del perfil del egresado que ha definido la institución en estudio y que al ponerlo en el contexto actual, emergen distintas corrientes de pensamiento desde los propios autores, por la dinámica social donde les ha tocado desempeñarse, que nos conduce a caracterizar heterogeneidades propias de sociedades complejas como la que tiene Venezuela en este momento. Lo que queremos es resaltar la amplitud de posturas que pueden adoptarse desde el ejercicio de una profesión que tiene carácter social y desde ese transitar es que realizamos una integración de posiciones, por tanto la intersección de métodos planteada.

Procedimientos para la Construcción Metodológica

La unidad de análisis de este estudio, fue organizada por un grupo humano (ethnos) sobre el cual fueron desarrolladas las interpretaciones, es decir docentes o informantes clave y egresados o informantes protagonistas, de la Escuela de Medicina, adscritos a la Facultad de Ciencias de la Salud-Sede Aragua. La diferencia entre ellos, según Galeano (2003) es que: el primero conoce y participa de la realidad objeto de estudio y el segundo habla desde sus propias experiencias y vivencias más que desde la alusión a terceros.19

La selección de todos los informantes participantes, atendió a la naturaleza del estudio y los propósitos de la investigación, específicamente porque el objeto de estudio requería para su construcción, desde los escenarios y con los actores, la observación directa y el registro permanente de información para describir las estructuras significativas que dieran razón de su conducta, por tanto este enfoque no tuvo pretensiones de generalización de sus conclusiones, la intención fue ofrecer resultados y sugerencias para instaurar cambios en la institución.

Los criterios tuvieron como base, la experiencia de los informantes en términos de su ejercicio profesional o en la labor académica realizada, de allí que la fuerza del estudio se obtuvo mediante la palabra de quienes ofrecieron sus testimonios.

Se concreto la selección de los sujetos, a partir del conocimiento previo de los egresados (informantes protagonistas) y su ubicación en los distintos lugares de trabajo. Se le dio valor fundamental a las opiniones de los docentes expertos (informantes clave) para garantizar su localización. Se utilizó como criterio, haber egresado de la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba” y ejercer la profesión en la ciudad de Maracay, en servicios asistenciales públicos o privados, centros de investigación o en instituciones educativas. Finalmente fueron seleccionados 07 egresados, con los cuales se trabajó siguiendo la técnica de saturación, de manera tal que, en forma progresiva, al llegar a la séptima entrevista se confirmó un gran nivel de repetitividad en los relatos que hizo innecesaria la recolección de información en nuevos sujetos. Con el fin de mantener el anonimato de estos informantes y para favorecer la fluidez de la conversación, cada uno de ellos fue identificado con una letra del abecedario en lugar de sus nombres.

Por otra parte, fueron entrevistados 03 docentes directivos de la institución, que laboran en diferentes ambientes, cuidando que uno de ellos representara la instancia curricular en la institución. La entrevista a estos docentes se realizó al inicio de la investigación, ya que dada su experiencia podrían aportar elementos de la problemática tratada, a la construcción teórica. Los criterios de elección en este caso fueron: Ser Docente de la Escuela de Medicina; y presentar alguna de las siguientes características: Ocupar cargo de director en la Facultad de Ciencias de la Salud-Sede Aragua; haber sido miembro del Consejo de la Escuela o de la Facultad o estar ejerciendo su función docente como jefe de departamento; haber ejercido o estar ejerciendo como jefe de servicio en un centro de salud regional; integrar la Comisión Curricular de la Escuela, por considerar que podía propiciar mayor abstracción de la situación planteada.

Registros de Información

Asumimos el registro de los testimonios desde una entrevista enfocada y el relato directo desde el diálogo con los informantes. En base a ello, fue que se obviaron los nombres y los lugares donde trabajan los informantes.

En las sesiones destinadas a recoger los relatos, los cuales fueron grabados, explicamos las temáticas que iban abordarse lo que permitió que cada entrevistado comenzara por aquellos aspectos por los cuales le pareció pertinente hacerlo, de acuerdo a la importancia que le diera y a su propia vivencia. Los relatos discurrieron como conversaciones fluidas porque se concretó el deseo de los entrevistados de contar sus experiencias.

La validez y confiabilidad estuvo dada por la coherencia interpretativa entre los informantes y el investigador que se insertó en la realidad, mediante triangulación desde lo participativo y la observación directa de la realidad, a partir de la cual se reflejó la imagen clara del fenómeno, en el marco de la dinámica sociocultural y de salud en que estos se desarrollan.

Categorización y Teorización de Testimonios.

Desde una matriz segmentamos la información, y generamos las categorías epistemo-metodológicas, bajo los criterios de ser exhaustivas en el sentido de permitirnos la clasificación de toda la información disponible para darle voz a los informantes, y alcanzar los propósitos del estudio. En este sentido identificamos tres categorías: Características del currículo y Pertinencia Social, Desempeño del egresado y Evaluación curricular, para ello subrayamos las coincidencias entre los testimonios o relatos de los informantes Clave (docentes) y de los informantes protagonistas (egresados).

En el primer ordenador o categoría epistemo-metodológica referida a las Características del currículo y Pertinencia Social de la Escuela de Medicina, en atención a sus bondades y fortalezas; encontramos coincidencias en más de dos informantes protagonistas, criterio requerido, para adquirir confiabilidad y validez de un testimonio; 19 estas coincidencias son: “es un currículo completo...toma como parte importante las materias de prevención y promoción de la salud”; “es un currículo que considera el trabajo comunitario…tiene reforzamiento del eje de salud comunitaria”; “esta relacionado con la actividad comunitaria y la pertinencia de los profesionales hacia lo social….hay deseos de formar un profesional que se identifique con la realidad” “ ha sido modificado de acuerdo a las necesidades sociales y laborales…esta sujeto a los cambios en el tiempo”; “ permite ser modificado de acuerdo a las necesidades del contexto laboral y social…no es un modelo rígido”.

Aunque expresados en formas distintas, los testimonios confluyen hacia un mismo significado: existe una visión uniforme del currículo, el cual consideran con características sociales y comunitarias, que permite dar respuestas a las necesidades sociales, tal como lo requiere las políticas de salud que establece: “la necesidad de que la formación del médico supere el viejo paradigma medicalizado y positivista de la salud a fin de que el profesional pueda manejar los objetivos, políticas y reglas de funcionamiento del sistema de salud”. 12 Estas coincidencias también se encuentran en los informantes clave, cuando manifiestan que el currículo desde su implementación anual ha “permitido incluir una serie de materias, como en el área de la salud mental”…; “tiene una tendencia hacia lo comunitario insertándose en los cambios que se producen en el país”...; “el régimen anual generó el parámetro de la integralidad y se cambio un poco hacia la formación de un medico de Atención Primaria en Salud” .

Es muy importante rescatar este planteamiento de la formación de un médico de Atención Primaria en Salud (APS), por cuanto se refiere al primer nivel de contacto del individuo, la familia y la comunidad con el sistema de salud, estrategia que busca ampliar la cobertura, elevar la capacidad resolutiva y la calidad de la oferta de servicios; facilitar el acceso y la integralidad de la atención y estimular la participación ciudadana, movilizar e integrar esfuerzos intersectoriales y transdisciplinarios, reconociendo y actuando de manera transversal en los diferentes niveles de atención tradicionalmente utilizados, estableciéndose, pues, la distinción con el primer nivel de atención definido por el centro de atención ambulatoria. 20

El marco de esta estrategia de atención, desde el mismo momento de su formulación, marcó la pauta para el desarrollo de reformas curriculares en las Escuelas y Facultades de Medicina en América Latina y en Venezuela tuvo un fuerte apoyo hacia lo interno de las universidades, particularmente en la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba” que durante la década de los años 90, desarrollo un importante proceso de transformación que originó un nuevo diseño curricular, a decir de González (2005):

Centrado en formar un profesional de la salud con una visión mucho más integral y acorde con los postulados de Alma Ata. Era necesario un proceso formativo hacia la consecución de un egresado que pudiera insertarse en programas de salud fundamentalmente preventivo- comunitarios, enmarcados dentro de la estrategia de Atención Primaria en Salud (APS). Este diseño curricular pautó la incorporación de los estudiantes de medicina al trabajo comunitario desde los inicios de la carrera. Esto posibilito su inserción en diferentes comunidades y el inicio de una serie de procesos de intervención.21

Sin embargo, tal como lo expresa uno de los informantes clave, este nuevo diseño innovador tenía una incoherencia interna “es decir una confusión entre lo que era la política de prestación de servicio y la política de formación del médico”, lo que lleva a pensar que el apoyo político desde las instituciones de salud, para ese momento, no era lo suficientemente fuerte para acompañar desde los servicios de salud, la formación de un nuevo profesional. En otras palabras, no se lograron todos los cambios esperados en las instituciones de salud, para acompañar las exigencias que requería este nuevo concepto en la formación del médico. No obstante, en el ámbito regional, como ocurrió en el estado Aragua, surgieron los Núcleos de Atención Primaria, para intentar un nuevo modelo de gestión para la atención en salud, diseñado desde la academia y gerenciado desde el ejecutivo regional, lo cual permitió a la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba” continuar con la formación de un médico que en forma progresiva iba tomando contacto con la comunidad a partir del segundo año de la carrera, hasta alcanzar en sexto año una relación más completa con su trabajo comunitario.

En efecto, cuando revisamos la fundamentación teórica que sustenta el diseño curricular de la carrera de medicina, así como la misión y visión que se plantea cumplir y alcanzar la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba”, encontramos la identificación de ejes y áreas en la estructura curricular que “permitan la formación de un médico de Atención Primaria (médico general), que realizará acciones de promoción, prevención, diagnostico y tratamiento en cada una de las áreas de conocimiento que conforma su plan de estudios”. 22 Esta conceptualización que se establece desde el perfil del egresado, va en acuerdo con la estrategia de atención primaria en salud, que orienta el ejercicio de la profesión hacia la atención y vigilancia de los principales problemas de salud de la población, donde se incluyen también actividades de educación, agua potable, saneamiento básico, planificación familiar, inmunizaciones, lucha contra enfermedades endémicas entre otros.

Estos ejes han sido considerados, en atención a los criterios técnicos de la APS, para dar respuesta a la formación del Medico Integral; de allí el eje epidemiológico que plantea una estrategia de enseñanza a desarrollar en las comunidades; el eje de formación clínica a lo largo de toda la carrera pero que enfatiza como relevante, el desarrollo progresivo de destrezas médicas en los primeros años de la carrera en la red ambulatoria y en la comunidad. En los dos años siguientes desarrolla sus actividades en los ambulatorios para brindar atención médica según los problemas más frecuentes de las comunidades y un sexto año en ambulatorios y hospitales, que le permite adquirir los conocimientos necesarios para atender aquellas enfermedades menos frecuentes y más complejas presentes en la población. El área de las ciencias de fundamento, para brindar los principios y métodos de la base biológica del proceso salud-enfermedad; el área de formación para la investigación y finalmente el eje complementario para la formación integral que incluye los deportes, la cultura, lo social, ético, legal y político.

En este sentido vemos que se reconoce desde los informantes las características básicas del currículo, dándole un significado amplio y dinámico que rompe con las barreras de la Escuela para establecer una interacción constante con la sociedad y lograr su misión, y es que la adopción del Modelo de Control y Ajuste Permanente reúne, según Castro Pereira (1982) las características de ser verificable, dado que presenta una planificación detallada y criterios explícitos, que le hace susceptible de sufrir ajustes necesarios y a cualquier nivel, de acuerdo a los resultados que va obteniendo, en la búsqueda de la pertinencia social,23 esto permitió hacer cambios y reorientar la visión eminentemente biologicista y centrada en la enfermedad que se tenia de los estudios de medicina.

Por ello es que, los informantes protagonistas reconocen que este modelo, permite flexibilizar la práctica profesional, ya que “puede ajustarse a la época… y los nuevos profesionales deben adecuarse a los nuevos marcos sociales del país”; “el egresado debe amoldarse a las necesidades que plantea la demanda social”; “permite ir haciendo cambios a medida que las necesidades se hacen cambiantes”. Estos testimonios van más allá de las metas y objetivos del currículo, reflejan sus efectos principales, que son los resultados que busca el diseño adoptado por la institución. Sin embargo, estamos conscientes que la caracterización del currículo realizado por los egresados, depende no sólo del recuerdo de su época de estudiantes, sino también de aquello que ha planteado Posner (2005): “de lo que pueden hacer con su conocimiento y del apoyo general para la Escuela generado por el currículo” 24, de allí que resulta difícil determinar resultados del currículo a largo plazo, porque están condicionados a lo que el egresado recuerda y pueda expresar; no obstante, esta concepción de realizar ajustes al currículo le da fortalezas y lo aproxima a una perspectiva constructivista del cual deriva su ventaja, ya que enfatiza en el dominio, la comprensión y el efecto positivo, producto que los estudiantes ven en la relación del contenido del currículo con sus propios pensamientos y actividades24; por tanto acentúan en la necesidad de responder a la demanda social, para lo cual insisten en la necesidad de desarrollar habilidades y destrezas para resolver problemas de salud.

En los estudios de medicina es necesario resaltar que el aprendizaje es esencialmente activo, tal como lo expresa Magaña (2008): cada nueva información es asimilada y depositada en una red de conocimientos y experiencias que existe previamente en el sujeto, como resultado podemos decir que el aprendizaje no es ni pasivo ni objetivo, por el contrario es un proceso subjetivo que cada persona va modificando constantemente a la luz de sus experiencias.25

Entendemos entonces que el aprendizaje, en esta carrera no es un sencillo asunto de transmisión y acumulación de conocimientos sino un proceso activo, por parte del estudiante, que integra, restaura e interpreta; es decir, construye conocimientos partiendo de su experiencia previa y por tanto asume el papel fundamental en su propio proceso de formación. Esto quiere decir que las experiencias deben adquirirse en escenarios reales para lograr la transferencia de lo teórico (espacio universitario) a lo práctico, en este caso referido a las comunidades.

En efecto, al plantearse la pertinencia social del pensum de estudios de la Escuela de Medicina a los informantes protagonistas, se encuentran coincidencias entre ellos cuando expresan que: “Si las actividades comunitarias le dan pertinencia”; “Si tiene pertinencia social…he observado que los egresados de la Escuela de La Morita, sobre todo los egresados del régimen anual tienen muchísima pertinencia al trabajo que se quiere”; “Si tiene pertinencia social, pero siento que debería ser ampliado de manera mas general hacia las comunidades mas necesitadas…”; “Si aunque en la actualidad se esta haciendo mayor hincapié en el área preventiva”; “Si”. Observamos el reconocimiento de la pertinencia social que tiene el currículo, pero también expresan la necesidad de revisarlo, compromiso que tiene la institución con los sectores sociales y no solamente con el sector laboral. Tal como lo plantea Lanz (2004): “La reinvidicación de los saberes comunitarios para facilitar el diálogo y la participación ciudadana en el proceso educativo”.15 Es decir, la respuesta a las necesidades sociales debe construirse desde los espacios comunitarios y a partir del inicio de la formación del médico con una noción de integralidad donde se incluye lo cognitivo, lo cultural y lo afectivo, valores que deben estar presentes como estrategias de aprendizaje que permitan alcanzar las habilidades y destrezas requeridas para desempeñar la misión propia del perfil de salida diseñado.

De allí que el concepto de pertinencia sea dinámico, debe estar ligado a los objetivos, necesidades y carencias de esa sociedad donde esta inserta. Por tanto no es tarea fácil valorar la pertinencia social de la institución, en tanto compromiso activo con la solución de problemas concretos, no se reduce a reconocer a través del indicador de productividad el número de egresados, sino encontrar puntos de equilibrio entre las necesidades de la sociedad en su conjunto y las del individuo como ser humano, dentro de un contexto histórico, social y cultural. En este sentido, la UNESCO, ha expresado, que ser pertinente es estar en contacto con las políticas, con el mundo del trabajo, con los demás niveles del sistema educativo, con los estudiantes y profesores, siempre y en todas partes.14

En cuanto a la categoría, Desempeño del egresado, encontramos coincidencias entre los informantes protagonistas que si bien son expresadas de manera diferente, llevan a tener una misma visión: “el diseño curricular vigente permite un buen desempeño del egresado…”; “egresan médicos cónsonos con las necesidades del campo de trabajo…”; “El diseño curricular va hacer que el perfil del egresado se adaptara o no al mundo laboral”; “ permite una buena ejercitación del egresado”; “tienen un buen desempeño laboral”.

En estas expresiones podemos observar el convencimiento que tienen los informantes protagonistas sobre el buen desempeño de los egresados de la Escuela de Medicina; aún cuando tienden a comparar el currículo anterior o semestral con el currículo anual, para expresar las fortalezas que tiene este último, como son la inclusión de ejes y asignaturas en el área comunitaria y en la promoción de la salud, que están propiciando oportunidades para obtener un saber más plural y disciplinario, que le da al egresado nuevas herramientas para la comprensión de la comunidad. También han expresado que hay características propias del egresado que pudieran establecer diferencias en el desempeño, y otra es según el régimen de estudios mediante el cual se haya formado, semestral o anual. Entre las primeras surge la edad, ya que el egresado del régimen anual es más joven y en cuanto a la sensibilidad expresan que los médicos formados por el régimen anual, “pudiera sentirse mas preparado para el trabajo comunitario, para las actividades de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. Más sin embargo hay egresados del régimen semestral con mucha sensibilidad y mística de trabajo a pesar de no haber recibido las herramientas, pero tienen disposición a aprender”; “el egresado del régimen anual tiene mayor interés en la investigación porque fue parte de su formación, mientras que el de régimen semestral no realizó tesis de grado ni había motivación por la investigación ya que no estaba en el currículo”; el régimen anual permite al estudiante tener contacto con el paciente y con su docente, mejorando su formación”; Se ve una mejor consolidación y desempeño del egresado del régimen anual en relación al semestral”; “el régimen anual permite trabajar mas y mejor con los contenidos programáticos”.

Por otra parte, los testimonios de los informantes clave parecen coincidir entre ellos y a su vez con los informantes protagonistas; en efecto observamos la permanente comparación con el régimen semestral, como punto de partida para ofrecer una opinión sobre el currículo anual vigente, esto lo podemos evidenciar cuando manifiestan: “Las dimensiones del currículo vigente le permite al médico comprender la necesidad de referir a los servicios de salud mental, durante su ejercicio asistencial”; “Los egresados de nuestra escuela, con el currículo vigente…son los que actualmente están dirigiendo…los servicios de salud en Aragua”; “La adopción del Modelo de Control y Ajuste Permanente para el currículo de la Escuela de Medicina, como requerimiento para el proceso de formación de un profesional en salud, dicto pauta…”.

Estos testimonios, verifican la superación de lo que había planteado la Universidad de Carabobo, como debilidad en la formación del médico, en el currículo de la Escuela con el régimen semestral. Desde estudiante, en la Escuela de Medicina, nuestro futuro profesional percibe un divorcio entre lo que se aprende en la universidad y la realidad social del país. Esto hace mas evidente, cuando llega al hospital y ve con gran decepción, que la atención médica proporcionada en los establecimientos dispensadores de salud a la población no es la adecuada.22

Para ese momento, era evidente la presencia de una debilidad en el ejercicio del egresado, su formación desvinculada de la realidad. No obstante, el currículo vigente, ha tenido que adecuarse a las necesidades planteadas por el sector salud, sin perder el norte de revisar periódicamente sus contenidos para ir ajustando el perfil profesional, lo cual es permitido por el Modelo adoptado de Control y Ajuste Permanente. Este aspecto ha sido expresado por los informantes clave, cuando asienten que: “…Como universidad debemos conservar la misma calidad clínica, pero fortalecer más el área comunitaria, que en estos momentos nuestro país requiere…”; “la resistencia natural al cambio por parte de los docentes para generar una orientación al médico en atención primaria en salud y no a un preespecialista”

Los informantes protagonistas plantean la presencia de algunas debilidades que impiden tomar como centro del currículo al estudiante cuando manifiestan: “Debería ser mejorado las estrategias de las materias sobre prevención y promoción para que tengan mayor aceptación a nivel estudiantil”; la integración de los docentes con las asignaturas que están dictando”; “la falta de continuidad del perfil del egresado desde el área básica y el área clínica donde hay divergencias de su concepción social a una concepción netamente clínica”. Desde el punto de vista educativo, al percibir la realidad que expresan los informantes y la plasmada en el documento del diseño curricular, en la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba”, se pueden evidenciar dos orientaciones que se contraponen y a la vez se complementan, una de ellas que se dirige hacia el enfoque de medicina integral y la otra promovida por los especialistas del área clínica; las visiones biopsicosociales integradoras y las biologicistas que aíslan los órganos y las partes del cuerpo; las concepciones amplias posmodernistas y las reduccionistas que aceptan esta separación del cuerpo en partes para profundizar en su estudio. El problema se presenta cuando pasamos al enfoque que lleva a la especialización según lo expresa Espig: “trae como consecuencia que los egresados saben que deben ejercer la medicina de modo integral, pero no lo aplican, porque se le da poco peso durante su formación”.8 En otras palabras, son posiciones que mantienen el debate de la formación del profesional de la medicina entre quienes tienen la responsabilidad de atender la salud y la calidad de vida de seres humanos.

La superación de estas debilidades pasa por comprender que el currículo es un proceso flexible, complejo y sitúa todo conocimiento en una relación con el medio cultural, social y político. De allí que el CNC (2002) refiere que el grado en el cual el currículo da respuesta a las necesidades del entorno local, regional y nacional en el cual proyecta su ámbito de acción, soluciona problemas sociales relacionado con comunidades organizadas o no”, 26 que es lo que le confiere pertinencia social. Es integrar la teoría con la práctica relacionándose con los requerimientos de la población, para que sea reconocido como parte de ella.

Así mismo, es coincidente la tendencia de los informantes clave y los protagonistas al comparar el currículo vigente, con todas las modificaciones y ajustes que ha tenido, con el anterior de régimen semestral, entendiendo que con ello se ha producido un cambio paradigmático dando apertura para la formación de un profesional con miras a una educación en salud pública. En esta perspectiva los diseños curriculares de los estudios de medicina, requieren de la confluencia de diferentes disciplinas que no sólo enriquezcan sus conocimientos sino que los conviertan en actores sociales de participación para la salud comunitaria a sus estudiantes.

Esto podría explicar la concepción aparentemente constructivista del diseño curricular vigente, que contempla la necesidad de formar al futuro profesional, en un proceso histórico y social y por tanto en relación con las políticas de salud, fortaleciendo los espacios formativos y superando las aulas universitarias para incorporarlo a la comunidad en distintos momentos, con lo cual marca su diferencia con el programa de formación de Medicina Integral Comunitaria, que a pesar de estar diseñado, según lo contempla su currículo, para dar respuesta, mediante la estrategia de la Misión Barrio Adentro, a la política de salud, establece que:

El eje integrador es la atención integral de la persona, la familia, la comunidad y el ambiente y su escenario formativo es el Consultorio Popular de Barrio Adentro… su objetivo, es que las y los licenciados del programa adquieran competencias diagnósticas y terapéuticas, para que sean capaces de brindar atención médica integral a través de acciones de promoción, prevención, curación y rehabilitación de la persona, la familia, la comunidad y el ambiente.27

Es decir se mantiene un espacio de formación que es propio para el ejercicio de la clínica, en una red extrainstitucional, porque aún y cuando facilita la atención de problemas comunes de salud y de fácil solución, sigue promoviendo la afluencia de pacientes hacia los hospitales. El planteamiento que surge inmediatamente es ¿que diferencia el establecimiento de un modelo de Atención Integral frente a lo que entendemos por Atención Primaria en Salud?.

La orientación del Modelo de Atención Integral, según lo expresa Contreras (2007), esta inmerso en un paradigma que implica “reorganizar el trabajo, la red asistencial existente y los procesos administrativos y de gestión manteniendo la necesidad de una formación integral del médico”28; es una estrategia para ejecutar las políticas de salud; con un proceso de movilización socio-político que lleva, a decir de Mackinnom y Petrone (1999), “al desarrollo de un proyecto económico que utiliza métodos redistributivos o clientelares para conseguir apoyo popular”.28 En otras palabras, se argumenta dicho modelo expresando que los médicos, médicas y profesionales del área, no están interesados en vivir y atender a las comunidades excluidas, con lo cual se justifica la operatividad con personal y métodos cubanos en una estructura paralela.

Sin embargo, al comparar la organización de los planes de estudio de la carrera de medicina que tiene la Escuela “Dr. Witremundo Torrealba” con el que ofrece el programa de Medicina Integral Comunitaria, encontramos diferencias pero también similitudes. Entre estas últimas y desde el punto de vista formal, las relacionadas con: la duración de seis años de carrera, la conformación de los ciclos formativos: básico, preclínico, clínico y el profesionalizante, y al conjunto de asignaturas o unidades curriculares. Entre las diferencias se encuentra básicamente el énfasis que coloca este último programa en la formación política que reciben los estudiantes. Por tanto, probablemente habría que evaluar los procesos referidos a las estrategias metodológicas y los espacios académicos que utilizan los facilitadores y docentes en ambos programas, las fortalezas y debilidades que se presentan en el micro currículo, que acompañan al estudiante para construir el conocimiento necesario que le permita alcanzar las características señaladas en el perfil profesional del egresado.

En consecuencia la pertinencia social del egresado, depende en gran parte de la cooperación de los actores que participan en el proceso enseñanza-aprendizaje, vale decir: la academia, con sus alumnos y docentes; la comunidad para expresar sus ideas (saberes compartidos); los servicios de salud, y finalmente dentro de la academia, el reconocimiento de su estructura, en nuestro caso de estudio, de tipo matricial, horizontal y no vertical, que le confiere fortalezas y facilita que los departamentos puedan cooperar y no competir; de un equipo de diseño curricular colegiado pero flexible, que permita dejar atrás la herencia flexneriana donde los departamentos, dominaban el currículo de pregrado. Tal como apunta Venturelli (2003): los bosquejos curriculares que permiten el uso integrado de las disciplinas básicas con elementos crecientes de clínica, seguidos por un segundo y tercer año en el que las ciencias se organizan en torno a sistemas e integrando las perspectivas biológicas, psicológicas y socioeconómicas en torno a ellos, son un modelo flexible que pueden permitir un avance armónico y una progresión controlada.29

Esta cita nos permite expresar que la universidad debe profundizar sus relaciones con los servicios de salud, de manera tal que se establezcan los lugares de atención primaria donde los estudiantes puedan ir adquiriendo la formación profesional adecuada a la atención de la salud de las comunidades. En la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba” se ha ido avanzando en esta vía, con la estructura convencional del sector salud regional, sin embargo es necesario plantearse un proceso de evaluación permanente de sus resultados pasados y recientes en materia de educación, porque se mantiene, aunque con menos fuerza, la presencia del docente como centro del proceso educativo, cuando la tendencia actual es a centrar el currículo en el estudiante e integrar los contenidos en forma vertical y horizontal e integrar las ciencias básicas entre sí y con las clínicas.

En la tercera categoría referida a la Evaluación curricular, encontramos las siguientes coincidencias entre los informantes protagonistas: “Si es necesaria la constante evaluación para perfeccionarlo”; Bueno definitivamente creo que si, porque el profesional tiene que adaptarse a las exigencias de la sociedad y las políticas de salud”; “ Si, porque de esta manera se podrían detectar las debilidades en el ámbito médico de ese profesional”; “Si,…se deben evaluar los resultados que representan el impacto, para ver si es positivo o negativo”; “Si, ya que así se determinan el perfil del egresado y permite corregir fallas en el diseño curricular”; “Si, porque estamos formando un profesional que en la práctica parece no esta formado en lo social”. Estos testimonios son un punto de interés para la Escuela, los protagonistas están de acuerdo en la necesidad de evaluar el currículo de la carrera, y es que este es uno de los temas que permanentemente es motivo de debate en las instituciones de educación superior en búsqueda de verificar el cumplimiento de su papel en la sociedad.

Particularmente en Venezuela, se ha venido revalorizando la evaluación para apoyar la reorientación de los procesos de formación de profesionales, con el propósito de ir acortando las distancias entre las instituciones, los servicios de salud y la población; prueba de ello es que los informantes clave, coinciden con los protagonistas en la necesidad de evaluar el currículo para verificar su impacto en la práctica profesional, cuando hacen énfasis en que todavía existen debilidades y algunas fallas en el currículo vigente, expresando que: “considero necesario evaluar el currículo, en virtud que se requiere adaptarlo a las nuevas políticas y exigencias del sector salud, con prácticas comunitarias no tendentes a las súper especializaciones”; “Una de las debilidades del currículo, es que cuando el egresado se inserta en la realidad donde le toca trabajar, no le es fácil aplicar, desde lo que aprendió, las políticas del actual sistema”; “ el currículo vigente todavía sigue teniendo algunas fallas….están relacionadas con la resistencia de algunos docentes al cambio, para generar una orientación al médico en atención primaria en salud y no a un profesional pre-especialista;… la repetición de contenidos, que deben ser corregidos”.

Los informantes clave dejan ver, su apertura a la evaluación del currículo, y reconocen que las debilidades son multifactoriales, uno de esos factores es la incorporación de los egresados a espacios de desempeño profesional a los cuales no han tenido acceso, durante su formación, entre ellos los denominados Consultorios Populares y los Centros de Diagnostico Integral (CDI), que son escenarios creados para el programa de Barrio Adentro específicamente, donde realizan actividades de curación y rehabilitación profesionales extranjeros, donde coordinan la formación de médicos integrales comunitarios, que están incluidos en el sistema paralelo de salud y educación que ha implementado el gobierno nacional.

Así mismo llama la atención, que uno de los informantes clave refiere que existe todavía “resistencia natural al cambio por parte de los docentes para generar una orientación al médico en atención primaria en salud”, sin embargo uno de los logros que plantea el currículo es la ruptura con la tradición flexneriana para la adquisición del conocimiento y ratifica la necesidad de incorporar mayor cantidad de contenidos relacionados con la Salud Pública, para alcanzar las funciones de promoción de la salud, prevención de la enfermedad y gestión en salud, con el objeto de mejorar la eficiencia en el desempeño del egresado.

Es necesario acotar, que muchos de los docentes médicos ejercen su actividad pedagógica como expertos del área clínica y aunque consideran que algunos roles dentro de la práctica docente son importantes, no los aplican en el ejercicio diario, tal como lo plantean Castilla y López (2007): “el saber disciplinario es el corazón de su enfoque pedagógico, practicándose la docencia mas por intuición y tradición que por conocimiento de los mecanismos inherentes a la misma” 30. Es decir, existen roles que tienen mas relación con la experticia médica que con la docencia para lograr aprendizajes; esto implica que la institución tiene que dar una mirada hacia la capacitación permanente y formación educativa del docente médico, lo cual mejorará los procesos de enseñanza aprendizaje de la ciencia médica, individual y poblacional que contempla el currículo ya que los profesores deben tener una visión global de la profesión y no sólo los requerimientos de sus especialidades sean éstas clínicas y no clínicas.

Por tanto, la evaluación curricular es un proceso que debe estar presente en forma permanente en las instituciones educativas, para poder avanzar en el cambio y no postergar la necesidad de revisar y criticar permanentemente la necesidad de formar los profesionales que requieren nuestras comunidades.

En este sentido, diversos foros internacionales y nacionales han planteado la necesidad de innovar la formación de profesionales de la salud, porque los cambios están produciendo inquietudes en las instituciones y en los entes gubernamentales responsables de la implementación de las políticas, para dar respuestas a las demandas de la población. Pero también hay preocupación en estas mismas instancias, sobre los titulados y en ejercicio, ya que las encuestas hechas entre egresados demuestran que la base científica, así como muchas destrezas que se requieren para el médico de estos nuevos tiempos, no han sido alcanzadas.

Las Facultades de Medicina en países como Chile, México, Colombia y Venezuela entre otros, sin duda han estado hablando de innovaciones curriculares en los últimos diez años, destacando la necesidad en el egresado, de hacer énfasis en el desarrollo de pensamiento critico, científico y capaz de reconocer la realidad para contribuir con la sociedad que los ha formado. En esta perspectiva, es evidente que se deben considerar nuevas formas para la enseñanza y el aprendizaje ya que el conocimiento pertinente se modifica sustancialmente, los estudiosos hablan de menos de diez años, con una tendencia actual progresiva para reducir los tiempos; en este sentido, la currícula deben ser rediseñados y contemplar procesos continuos de actualización donde se incorporen los egresados, donde las evaluaciones de los que estudian establezcan el alcance de competencias efectivas más para el debido ejercicio que para obtener certificados dentro de las nociones de escolaridad. La interactividad se impone en sus diversas formas y posibilidades para facilitar un aprendizaje dinámico y relevante que permite también una mayor individualización. Se trata de atender al principio relacional que menciona Casas Armengol (2000): “Para transformar nuestra casa de estudios es necesario sustituir la concepción de un campus auto contenido y aislado, por una institución interrelacionada y cooperativo, mediante modernas redes que amplíen significativamente su campo de acción y le permitan incorporar cursos, investigaciones y recursos de otras instituciones nacionales e internacionales”.31

Estas transformaciones de las casas de estudios permitirán dar respuestas a la demanda de contextos de aprendizajes donde los estudiantes puedan interactuar con el material disponible, estudiar en colaboración con otros estudiantes, tomar cursos simultáneos en diversas instituciones o escuelas de la misma universidad y atender a la creciente demanda matricular.

Consideramos que son nuestros egresados los mejores críticos para ver desde lo externo nuestra actividad interna, pero también para ofrecerles nuevas oportunidades de estudio para su crecimiento profesional.

Consideraciones Finales

La educación médica ha experimentado una profunda transformación en los últimos veinte años tanto en el ámbito nacional como internacional. Todos los componentes del proceso educativo han ido cambiando incluyendo la filosofía y el modelo educativo, el papel del estudiante y del profesor, las estrategias metodológicas y los recursos para el aprendizaje, las formas de producción y difusión del conocimiento, el concepto de evaluación de los aprendizajes, la vinculación de la universidad con la sociedad y el tipo de médico que se debe formar para dar respuestas a las políticas de salud, que orientan hacia las necesidades de la población.

Estas transformaciones apuntan a formar un profesional más cercano a la problemática de salud de los individuos, las familias y las comunidades; con capacidad para adaptarse a los cambios, que parecen ser una constante de la sociedad de este milenio, y que constituye una verdadera revolución en la educación médica. Dichos cambios responden a las grandes tendencias que caracterizan a esta nueva sociedad, que se resumen en el vertiginoso avance del conocimiento y la tecnología, el desarrollo de las comunicaciones y la tan criticada globalización con todas sus interpretaciones teóricas, obligando a que las instituciones formadoras de los profesionales de la medicina, revisen periódicamente sus estrategias de trabajo para egresar un médico que tenga una formación integral comprometido con la promoción y recuperación de la salud, así como la prevención de enfermedades, como ha pretendido, a través de sus planes de estudio, la Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba”.

Por otra parte, para el diseño de los currículos de las carreras de formación de profesionales de la medicina, es indispensable en los tiempos que estamos transitando, primera década del siglo XXI, analizar los elementos culturales del grupo que representan los egresados, en su condición de expertos que están en pleno ejercicio de la profesión, ya que los términos del discurso médico deben adecuarse a la concepción del mundo que impera en cada contexto y también en las representaciones socioculturales del cuerpo humano que tiene la población.

La Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba”, desde su fundación, ha ido evolucionando con el devenir social del país, manteniendo una dinámica hacia lo interno de la Institución que, según los informantes, ha llevado a contar con un diseño curricular de la carrera de medicina que se ha ido adaptando a las necesidades sociales de la población, respondiendo así a las directrices de las políticas de salud.

La información obtenida sobre nuestras interrogantes nos permite acotar que la pertinencia social del plan de estudios de la carrera de medicina, como concepto dinámico en concordancia con la población a la que debe dar respuesta, es una característica reconocida por los informantes, no obstante; consideramos necesario puntualizar la importancia que le dan a su revisión permanente, lo cual nos lleva a pensar en la necesidad de seguir evaluando dichas respuestas en atención a las políticas de salud, que tiene implícito no sólo deberes y derechos de los profesionales sino también de dicha población, en tanto expresa el concepto de participación social. Sin embargo, ¿como podemos evidenciar esa pertinencia? Las variaciones de los indicadores de salud podría ser una vía, pero es evidente la confluencia de otros factores para llevar adelante esa tarea que tiene el médico como es promover la salud y prevenir la enfermedad. Por ello la discusión sobre la justicia de la igualdad, de la equidad y de lo moral en términos de la atención a la salud es un tema pendiente que tiene la academia ya que debe darse en espacios donde el hecho ocurre, es decir en espacios comunitarios, fuera del aula y de la sala hospitalaria, para romper con el viejo concepto de que el docente debe tener todas las respuestas ante cualquier problema que se presente o que sean planteados por los estudiantes.

Estas reflexiones colectivas para la búsqueda creativa de soluciones a las problemáticas que enfrenta el egresado en su ejercicio profesional, deben construirse durante su formación, sobre la base de experiencias reales y acuerdos discutidos y analizados entre los departamentos clínicos y del área básica no sólo en el espacio académico sino también en aquellos donde están ubicados los prestadores de servicios, los gremiales y los comunitarios.

Queremos destacar, el reconocimiento que hacen los informantes sobre los logros alcanzados por sus egresados y por su destacado desempeño, algunos de los cuales han participado en el diseño de políticas de salud y han liderizado procesos de cambio en los programas de salud que actualmente ofrecen las autoridades regionales. Así mismo es necesario resaltar que el perfil real parece ir en acuerdo con el perfil del egresado y que las funciones definidas en el diseño curricular parecen cumplirse a cabalidad a través de sus diferentes tareas; no obstante, la evaluación debe estar presente en forma permanente.

En términos generales los informantes opinan que el currículo vigente ha permitido ir formando al médico según la Estrategia de Atención Primaria en Salud, que considera el trabajo comunitario32, evolución que lo ha ido diferenciando del sistema semestral, con el cual se inició la Escuela.

Por otra parte, refieren sobre el plan curricular vigente, el mejoramiento de las estrategias metodológicas que utilizan los docentes para el desarrollo de los contenidos de asignaturas básicas como Anatomía y Fisiología pero también de Farmacología y Administración Sanitaria. Enfatizan los informantes en la necesidad de revisar la incorporación temprana del estudiante a las prácticas comunitarias. Estas debilidades pudieran ser superadas si se pone en ejecución el diseño homologado de las Escuelas de Medicina de la Facultad de Ciencias de la Salud.

En todo caso, si la Escuela decide llevar a cabo una transformación como la que se plantea en el contexto mundial sobre el estándar basado en competencias, es necesario que genere su propio modelo curricular, tomando como referencia los modelos innovadores, pero adecuado al contexto de la institución y de la sociedad que tiene como área de influencia, garantizando que el médico y la médica egresados de la Institución, puedan desempeñarse con absoluta solvencia en el primer nivel de atención.

Por tanto la flexibilidad y el dinamismo como características del plan de estudio, exigen un permanente seguimiento por parte de los organismos con capacidad de decisión, Consejos de Escuela y de Facultad, quienes deben impulsar la auto evaluación participativa que incluya todos los sectores relacionados con el proceso enseñanza-aprendizaje, para avalar la calidad de su egresado.

Todo ello nos lleva a considerar, que la información de los egresados como vínculo entre la academia y la sociedad, facilitará el apoyo a la formulación de políticas educativas y de salud, y establecer acuerdos intersectoriales y trans-disciplinarios, que permitan la contribución para crear una sociedad en la que se generen mayores márgenes de igualdad sin desigualdades ni exclusiones de ningún tipo, una sociedad democrática donde haya una verdadera participación.

Referencias Bibliográficas.

1. González, F. El éxito de la Política Económica de Venezuela, 1989-1993. ¿Una Realidad, un Espejismo o una Paradoja? Compilación de Ensayos. Caracas: Fondo Editorial Tropykos. FACES-UCV.; 1996.        [ Links ]

2. Ley Orgánica de Salud. Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 36579 del 11 de Noviembre de 1998.        [ Links ]

3. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial Extraordinaria de la República Bolivariana de Venezuela Nº 5453 del 24 de Marzo del 2000.        [ Links ]

4. Esenfeld, S. Ayudar a Ser. Colección Universitaria y Postsecundaria. Caracas: Fedes; 1979.        [ Links ]

5. Puchi F., J. A. Planeaciones y análisis del currículo médico. Caracas: Ediciones de la Universidad Central de Venezuela; 1980.        [ Links ]

6. Alvarez Gallegos A. Del Estado Docente a la Sociedad Educadora ¿Un Cambio de Época? En: Méndez, C.J. y Pérez, I. Estudio de Egresados 2003. Disponible: http://www.cualtosudg.mx/investigacion/publicaciones/seguimiento%20%de%20egresados%20200320cualtos.pdf [Consulta: 2006, julio15].        [ Links ]

7. Méndez Fraustro, C. J. y Pérez Pulido, I. Estudio de Egresados 2003. Universidad de Guadalajara. Centro Universitario de Los Altos, Jalisco 2005. [Versión Electrónica] México.Disponible: http://www.cualtosudg.mx/investigacion/publicaciones/seguimiento%20%de%20egresados%20200320cualtos.pdf [Consulta: 2006, julio15].        [ Links ]

8. Espig B., H. Estrategia de Enseñanza Aprendizaje desde una Perspectiva Integral para el Ejercicio Profesional de la Medicina. Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico. Colección Tesis Doctoral. Valencia: Universidad de Carabobo; 2007.        [ Links ]

9. Rogers, C. Libertad y Creatividad en la Educación. Buenos Aires: Editorial Paidós; 1986.        [ Links ]

10. Segura, M. Competencias Personales del Docente. Revista Ciencias de la Educación. 2005; 2 (26),171-192.        [ Links ]

11. D’Elia, Y., (Coord.); De Negri, A.; Huggins Castañeda, M.; Vega, M. y Bazo, M. Estrategia de Promoción de la Calidad de Vida. La Construcción de Políticas públicas por la Calidad de Vida desde una Perspectiva de Derecho y Equidad. Caracas: Ministerio de Salud y Desarrollo Social. [Documento de Trabajo]. Caracas; 2002.        [ Links ]

12. Ministerio de Salud y Desarrollo Social. Plan Estratégico Social. El Desarrollo de un Pensamiento Estratégico en las Políticas Públicas por la Calidad de Vida y Salud. Dirección de Planificación y Presupuesto. [Documento Base]. Caracas: 2002.        [ Links ]

13. Rodríguez Ochoa, G.; Fariñas W.; Osorio Granado A. R.; y Ladera, E. La Revolución Social en la V República. La Política Social de Venezuela. Ministerio de Salud y Desarrollo Social. Cumbre Mundial de Desarrollo Social. Junio, 2000. Ginebra, Suiza. 2000.        [ Links ]

14. Tünnermann, C. Pertinencia Social y Principios Básicos para orientar el diseño de Políticas de Educación Superior. Revista Educación Superior y Sociedad, 2006; 11 (1 y 2), 181-196.        [ Links ]

15. Lanz, R. La Misión Sucre y la Municipalización de la Universidad. Ministerio de Educación Superior.[Folleto]. Caracas: Fundación Misión Sucre; 2004.        [ Links ]

16. Ministerio de Educación Cultura y Deportes. Políticas y Estrategias para el Desarrollo de la Educación Superior en Venezuela. 2000-2006. [Folleto]. Caracas: Autor.        [ Links ]

17. Rojo N. Pertinencia Social de los Programas Académicos del Perfil Gerencial en el Sector Salud. Revista Cubana de Educación Medica. 1999; Supl. 13 (1): 70-79.        [ Links ]

18. Rovere, M. Planificación Estratégica de Recursos Humanos en Salud. Serie Desarrollo de Recursos Humanos Nº 96. OPS/OMS Washington; 1993.        [ Links ]

19. Galeano, M. Diseños de Proyectos en la Investigación Cualitativa. Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT; 2003.        [ Links ]

20. Ministerio de Salud y Desarrollo Social. Redes de Atención del Sistema Público Nacional de Salud en el marco de las Redes de Promoción de Calidad de Vida. [Documento Base]. Caracas: Autor. 2003.        [ Links ]

21. González, M.C. El Discurso Médico. Representaciones Sociales. Laboratorio de Investigación sobre Procesos Sociales y Condiciones de Vida. LINSOC. Valencia: Universidad de Carabobo; 2005.        [ Links ]

22. Universidad de Carabobo. Currículo de la Escuela de Medicina. Escuela de Medicina “Dr. Witremundo Torrealba”. Facultad de Ciencias de la Salud, Núcleo Aragua. Maracay. 1990.        [ Links ]

23. Castro Pereira, M. Modelo de Control y Ajuste Permanente del Currículo. Maracay: Talleres Gráficos del IUPEMAR. Maracay, 1982.        [ Links ]

24. Posner, G. Análisis del Currículo. México: Editorial McGraw-Hill. Interamericana; 2005.        [ Links ]

25. Magaña, L. (Comp.). Curso de Enseñanza de la Salud Pública por Competencia. Instituto Nacional de Salud Pública. Cuernavaca: [Documento]. 2008.        [ Links ]

26. Comisión Nacional de Currículo. Lineamientos para abordar la transformación en la Educación Superior. Escenarios Curriculares. Agenda Académica, 2002; 8 (1): 64-86.        [ Links ]

27. Organización Panamericana de la Salud. Barrio Adentro: Derecho a la Salud e inclusión social en Venezuela. Caracas 2006.        [ Links ]

28. Contreras Vásquez, M. Estudio Comparativo: Perfil del Médico Egresado de la Universidad de Carabobo Núcleo Aragua y el Perfil requerido ante la nueva Institucionalidad Pública. Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Maestría de Educación Superior. Maracay:[Documento]. 2007.        [ Links ]

29. Venturelli, J. Educación Médica. Nuevos Enfoques, Metas y Métodos. Serie PALTEX, Salud y Sociedad 2000 Nº 8. Organización Panamericana de la Salud, Washington. 2003.        [ Links ]

30. Castilla Luna, M.; López de Meza, C. Los Roles del Docente en la Educación Médica. Revista Educación y Educadores. 2007; 10 (1): 106-113.        [ Links ]

31. Casas Armengol, M. Reestructuración de la Universidad Venezolana en la Encrucijada. Revista Educación Superior y Sociedad. 2007; 11 (1 y 2): 77-98.        [ Links ]

32. Organización Mundial de la Salud. Declaración de Alma Ata. Conferencia Internacional sobre Atención Primaria en Salud. [Documento]. 1978.        [ Links ]