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Comunidad y Salud

versión impresa ISSN 1690-3293

Comunidad y Salud vol.11 no.1 Maracay jun. 2013

 

Trato del personal de laboratorios clínicos en la atención a población sexogénerodiversa. Maracay, 2012.

Pedro Villasana 1, Yarimar Segnini2, Katherinne Rivas 2

1 Docente Investigadora. Unidad de Investigación y Estudios en Salud Pública. Departamento de Salud Pública. Facultad de Ciencias de la Salud Sede Aragua. Universidad de Carabobo.

2 Unidad de Investigación y Estudios de Salud Pública . Departamento de Salud Pública. Facultad de Ciencias de la Salud-Sede Aragua. Universidad de Carabobo. Correspondencia: pedrovillasana@hotmail.com

RESUMEN

La homolesbotransfobia se ha constituido como problema de salud pública, y con sus expresiones de discriminación, maltrato y exclusión por parte del personal de los servicios de salud, impacta negativamente en la posibilidad de acceso a los servicios de atención por parte de la población LGTTB (lesbianas, gays, trasvestis, transexuales y bisexuales), y de hecho, aunque no cuantificado, en su condición de salud y vida. Es realizado un estudio descriptivo de corte transversal, constituyendo la población estudiada por 47 usuarios y usuarias y 09 miembros/as del personal en servicio de un laboratorio clínico de referencia especializado. La información es procesada y analizada con el Programa Epi Info 6.04, obteniéndose resultados no significativos respecto a la presencia de maltrato, discriminación y comportamientos homofóbicos. A pesar de no ser objetivo de la investigación, el contraste de estos resultados con reportes nacionales e internacionales revela la muy baja sensibilidad del método cuantitativo utilizado para la exploración de esta situación. Se recomienda un abordaje alternativo que permita explorar posible información subjetiva y colaborar en la generación de políticas y programas de salud dirigidos a la población LGTTB.

PALABRAS CLAVE: Homolesbotransfobia, atención de salud, laboratorios clínicos, población LGTTB.

Treatment of the staff of clinical laboratories in the care to sex gender diverse population. Maracay, 2012.

ABSTRACT

The homolesbotransfobia was established as a problem of public health, and their expressions of discrimination, abuse and exclusion by health services staff, has a negative impact on the possibility of access to services by the population LGTTB (lesbian, gay, shemale, transsexual and bisexual), and in fact, although not quantified, in its condition of health and life. A descriptive study of cross, becoming the studied population 47 users, and 09 members of the personal service staff of a specialized clinical reference laboratory is conducted. The information is processed and analyzed with the Epi Info 6.04 programme, non-significant results regarding the presence of abuse, discrimination and homophobic behavior. Despite not being a target of the investigation, contrast these results with national and international reports reveals very low sensitivity of the quantitative method used for the exploration of this situation. It is recommended an alternative approach that allows explore possible subjective information and assist in the generation of policies and programmes directed at the population LGTTB.

KEY WORDS: Homolesbotransfobia, health care, clinical laboratories, population LGTTB

Recibido: Enero, 2013  Aprobado: Mayo, 2013

INTRODUCCIÓN

Históricamente, desde la hegemonía del modelo patriarcal y la concepción binaria del mundo, sólo se han constituido dos géneros, masculino y femenino, estos se conforman en comportamientos socialmente aprendidos, más que innatos. Esta constitución binaria de los géneros se ha puesto en discusión en las últimas décadas debido al surgimiento de otros posibles géneros, que expresan una orientación sexual diferente a la heterosexualidad dominante en la sociedad. Cabe destacar que la orientación sexual se refiere a la preferencia en la atracción sexual y emocional de un individuo, tanto hacia personas de distinto sexo (heterosexuales), del mismo sexo (homosexuales), o de ambos sexos (bisexuales). En tanto el género es un constructo social en el que se configuran los roles asignados y esperados de las personas.

En el mismo sentido, la sexualidad forma parte de la esencia del ser humano, e influye en todas sus relaciones interpersonales. Es la manera de ser y actuar, con sentimientos, pensamientos y emociones; es la forma de crear y vivir los vínculos afectivos, los patrones de comunicación interpersonal, así como las funciones que las personas asumen en su familia y en su comunidad.1 Así, es generalmente conocida como sexogénerodiversidad cualquier comportamiento, orientación o preferencia sexual o de género diferente a la heterosexualidad.

Todas las orientaciones sexuales o de género diferentes a la heterosexualidad han sido blanco de trato discriminatorio y estigmatizante, en una sociedad que tiene un amplio historial de no aceptación a esta población. La conducta de desprecio contra una persona o grupo de personas sobre la base de un prejuicio negativo o un estigma relacionado con una desventaja inmerecida, y que tiene por efecto (intencional o no) dañar sus derechos o libertades fundamentales es lo que se entiende como discriminación;2 mientras que la estigmatización es un proceso social relacionado con el poder y control social a través de instancias políticas, económicas, sociales y culturales, que se encargan de producir, reproducir y mantener la inequidad social. En relación a la población de lesbianas, gays, trasvestis, transexuales y bisexuales (LGTTB) convencionalmente se conoce como homofobia, lesbofobia, transfobia, etc.3

La homofobia es escandalosa, peligrosa, e incluso letal cuando es practicada por individuos y/o personas organizadas en grupos formales o informales; porque convierte la vida de las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGTTB) en 17 un auténtico infierno. Con frecuencia les conduce a un estado de inseguridad, incluso en el seno familiar. Pero la homofobia es aún más brutal y peligrosa cuando se encuentra en textos legales,4 como en aquellos países donde lo diverso es delito, y castigado, en algunos casos, con cárcel o pena de muerte. Muchos de estos individuos homofóbicos asumen este comportamiento debido a que en el ambiente en que se desarrollaron se expresa odio, discriminación y burla hacia las personas sexogénerodiversas, comprendiéndose entonces al comportamiento homofóbico como la manera de proceder "normal" de las personas u organismos. El comportamiento puede ser de diversas maneras según las circunstancias que intervengan, pero definitivamente el problema de salud pública en términos del daño que provoca no es la homosexualidad sino la homofobia.5

A lo largo de la historia reciente ha sido relacionada la homosexualidad con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), debido a que al ser descubierta inicialmente la infección se encontraron gran cantidad de homosexuales afectados; sin embargo, en la actualidad tanto homosexuales como heterosexuales presentan esta patología más o menos por igual, lo que no ha mejorado la situación de exclusión, estigmatización y exclusión homofóbica. La infección ya no es un problema exclusivo de hombres que tienen sexo con hombres; pués muchos países han estabilizado y aún reducido la tasa de nuevos casos en este grupo poblacional, pero han aumentado la tasa de infección en mujeres y adolescentes del sexo femenino.6

Según Escobar,7 la dignidad humana es universal. La diversidad sexual debe entenderse como hecho de la sexualidad humana, y por lo tanto no como marginalidad, perversidad, enfermedad o anormalidad, ya que es un derecho a la singularidad de cada uno. En la actualidad existen movimientos, que se ubican en contra de la imposición binaria de la sexualidad basado en el sexo anatómico, reivindicando otros elementos complejos que forman la sexualidad. Por otra parte, existen estudios, donde se destaca el papel de los neurotransmisores y hormonas (más notoriamente de la testosterona), en la determinación del comportamiento humano relacionado con el género y la orientación sexual; por cierto, con muy baja prevalencia de anormalidad entre la población. Es importante señalar que desde el punto de vista moral se confiera mucha importancia por parte de diversas organizaciones e instituciones a estos estudios, para justificar y explicar sus supuestos efectos sobre dichos comportamientos "anormales", insistiendo en un supuesto "origen genético" de esta "enfermedad".7

Infante y Cols.,3 estudiaron el estigma y la discriminación relacionados con el VIH/SIDA por parte de los prestadores de servicios de salud en tres estados de la República mexicana y sus reportes indicaron que más de la mitad de los proveedores recibió capacitación relacionada con el VIH/SIDA, recibiendo información acerca de la paridad como grupos de riesgo entre heterosexuales y homosexuales, pese a lo cual persiste la discriminación debida a clasificaciones en grupos de riesgo. Otra importante porción de los entrevistados sugieren un comportamiento no adecuado, como no compartir comida a una PVVS (Personas viviendo con VIH/SIDA), o sugiere prohibir su ingreso a servicios públicos. La postura que mantiene el personal es cada vez más determinante en el maltrato y exclusión hacia esta población, pese a la formación recibida y la información ampliamente disponible.8

Así mismo Granados y cols.,9 al explorar el rechazo a los homosexuales en universitarios de la ciudad de México y situaciones de riesgo para el V.I.H/ S.I.D.A., encontraron que en cuanto a la experiencia de la homosexualidad y la salud mental, los entrevistados admitieron haber tenido experiencias de rechazo tanto hacia ellos como hacia otros homosexuales en muchos de los entornos en los cuales se desenvuelven, así mismo revelaron que fueron víctimas de violencia física y psíquica, lo cual los lleva a sentir miedo, dolor, vergüenza y frustración por no saber cómo enfrentar el rechazo. Esto se hace evidente también en la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, según la cual los homosexuales son el grupo social más discriminado en ese país.8 El rechazo a los homosexuales promueve además diferentes aspectos negativos en su desarrollo psíquico, reduciendo la capacidad del individuo para enfrentar situaciones de riesgo, como encuentros sexuales con desconocidos, y aumentando el riesgo.9

La diversidad sexual desde la ética se hace presente, no sólo en cuanto a la dignidad de las personas, el derecho a su integridad y autonomía, sino además en el reconocimiento del individuo sexogénerodiverso como un igual. En base a esto, se reconoce a la homofobia como resultado de la no aceptación de la diversidad sexual.4 Actitudes de desprecio se traducen en conductas y prácticas sociales que condenan a los discriminados a una vida sin derecho a la educación, a un trabajo bien remunerado, a un trato digno en los servicios de salud; sin derecho incluso a proclamar públicamente una preferencia o una identidad por temor al escarnio, la marginalidad y la persecución.10

Debido al daño que causa el maltrato tanto físico como psicológico que sufre la población sexogénerodiversa en los diferentes aspectos de su desarrollo social, se ha recomendado la necesidad de capacitar a los trabajadores y trabajadoras de la salud para mejorar el acceso y eliminar la discriminación contra la comunidad LGTTB, desde el conocimiento de las necesidades de esta población. Brindar atención integral, centrada en las necesidades y particularidades de los usuarios y usuarias LGTTB (lesbianas, gay, transexuales, travestis, bisexuales) y HSH (hombres que tienen sexo con otros hombres) es una contribución esencial en la reducción del estigma y discriminación, ya que estos son agentes causales que impiden el acceso de esta población a los servicios de salud y al goce de una salud integral.11

En este mismo sentido, un estudio sobre la percepción de los docentes de la escuela de medicina del estado Aragua de la Universidad de Carabobo, acerca de la atención en salud a la población sexo género diversa, realizado por Sánchez y Cols.,12 reporta que la mayoría de los docentes no conocía el concepto de sexogénerodiversidad, a pesar de aceptar la convivencia con personas que presentan esta condición. De igual manera consideran que esta condición no es ilegal en Venezuela e incluso les parece correcto que gocen de los mismos derechos civiles, humanos y sociales que la población heterosexual; sin embargo, para la mayoría de ellos no son ética ni moralmente aceptables las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.12 De esta contradictoria manera opinan quienes se encargan de la formación académica de las y los profesionales de la salud, y esto ayuda a comprender en parte el comportamiento de los futuros profesionales cuando llegan a trabajar en los servicios.

Debe señalarse además que según reportes de la Organización Panamericana de la salud (OPS), se tiene conocimiento que en América Latina el temor a la exposición ocupacional y la homofobia se pueden potenciar. Algunos trabajadores de salud varones heterosexuales dicen haber tenido miedo de contraer el VIH en el trabajo, no tanto porque la enfermedad es mortal, sino porque quien es VIH positivo puede ser identificado como homosexual. La homofobia sigue provocando hostilidad hacia las personas infectadas por el virus, y esto también aplica para los no infectados que por prejuicio social son tomados como infectados.13

Es necesario preguntarse ¿en qué se basan estos prejuicios por parte de un personal con suficiente acceso a la información y las evidencias científicas?, y ¿qué peso están teniendo algunos principios y valores fundados en posturas morales y/o confesiones religiosas social e históricamente construidos?.

Tomando en cuenta lo anteriormente planteado, el presente trabajo se planteó conocer la forma en la que los trabajadores que laboran en laboratorios clínicos especializados atienden a la población LGTTB, con la finalidad de mejorar la calidad de los servicios y la vida de la población, como una manera de apoyar a estos pacientes y a la sociedad de la que son parte.

MATERIALES Y MÉTODOS

Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal, con la finalidad de determinar la posición del personal en servicio y de los y las usuarias que acuden al Laboratorio Clínico Regional de Inmunología de la Corporación de Salud del Estado Aragua. La población estudiada está constituida por la totalidad del personal que presta servicio en dicho laboratorio (09 personas), y una muestra representativa de los usuarios y usuarias, constituida a su vez por la totalidad de usuarios y usuarias que acudieron, a este centro de atención, en los diferentes días hábiles de la semana en el transcurso de un mes, para minimizar los sesgos (47 personas).

Fue aplicada una encuesta con preguntas de respuesta cerrada, previamente validada por expertos, tanto al personal del laboratorio, como a usuarios y usuarias, siendo su participación voluntaria e informada. La información recogida fue procesada y analizada con el programa Epi Info 6.04 y analizada mediante la prueba chi cuadrado con 95% de confianza.

ANALISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

Una vez aplicada la prueba de chi cuadrado no se encontró diferencia significativa; no obstante, 80,85% de los usuarios y 88,89% del personal del laboratorio, respondió que el saludo era de forma verbal, un 8,51% de los usuarios y 11,11% del personal del laboratorio respondió que el saludo se realizaba por contacto físico, mientras que 10,64% de los usuarios expresaron que no eran saludados al ingresar al servicio, lo cual contrasta con lo expresado por el personal, pues ninguno de los entrevistados indicó esta opción. Esto genera una gran confusión al momento de interpretar estos resultados, pués más allá de los números, tenemos 10,64% de los pacientes que señalan no haber sido saludados, haber sido ignorados o tratados con poco respeto, como seres humanos que merecen ser saludados. Así fuese un solo paciente entre miles, lo que parece importante, y es invisibilizado por las pruebas estadísticas como no significante, es la presencia de una actitud de indiferencia o rechazo del personal frente a los seres humanos que acuden en busca de atención. En relación al hecho de que la mayoría expresara un saludo verbal, se puede señalar que es una práctica común en los laboratorios tener colocados los guantes de látex permanentemente como medida preventiva, lo que impide dar la mano o tener otro gesto de contacto físico con la población atendida. Esto llama la atención, pues se supone que estos protocolos o medidas preventivas son para proteger tanto al personal como a los y las usuarias. Sin embargo, el personal no utiliza un nuevo par de guantes de látex para cada paciente, lo que implicaría retirárselos y colocar el par nuevo para atender a cada paciente y no actuar como eventual vehículo de transmisión, además de dar oportunidad al saludo.

En lo referente al saludo hacia la población sexogénerodiversa en particular, los resultados son muy similares a los anteriores, solo variando de forma mínima el hecho que, la población indica que el saludo se realizaba de forma verbal en 78,72%, y por contacto físico 10,64%, la cual es 2,13% menos, que para la población general para la opción de verbal y un 2,13% más para la opción de contacto físico. Cabe destacar que la diferencia en este grupo tampoco es significativa. Estos resultados, y sobre todo el no ser significativos, provoca interrogantes respecto a la sensibilidad de nuestro método de aproximación al fenómeno, si lo analizamos a la luz de lo reportado por el estudio de OPS antes citado que resalta que el temor a la exposición ocupacional y la homofobia se pueden combinar y son de alta prevalencia en los servicios.13

En relación a las posibles razones por las cuales los encuestados creen que se pueden producir comportamientos discriminatorios hacia la población sexogénerodiversa por parte del personal del laboratorio, los usuarios (as), en un 48,94% cree que las actitudes discriminatorias se pueden dar por desconocimiento de las formas de contagio de las infecciones de transmisión sexual. Por otro lado, se piensa que los comportamientos discriminatorios se pueden dar por razones morales, éticas y religiosas en 40,43%, 8,51% y 2,13% respectivamente. En las respuestas dadas por el personal, 66,67% concordó, en que la principal razón de este comportamiento son las razones morales. Las razones éticas, religiosas y por desconocimiento de las formas de contagio de las infecciones de transmisión sexual obtuvieron un11,11% cada una, para un total de 33,33%. La prueba de chi cuadrado reveló no ser significativa. (p>0,05)

La homofobia sumada al temor a la exposición (evidenciada en el uso reglamentario de guantes de látex), pudieran estar determinando el tipo de saludo de que es objeto la población estudiada. Se considera que la homofobia se produce por razones morales, ya que los y las encuestadas no aceptan las relaciones entre personas del mismo sexo, además de que una porción todavía correlaciona el V.I.H con la sexogénerodiversidad. El modelo de sociedad patriarcal y machista atemoriza con su poder a quien no quiere dejar de ser parte de él, convirtiéndolo en parte de un ejército que reproduce sus valores de exclusión en todos los aspectos de la vida. La homofobia deviene en mecanismo de defensa gregario, que busca proteger los supuestos beneficios que le da la sociedad machista y excluyente a quien la practica. También, y paradójicamente, la homofobia reivindica la desigualdad y el individualismo, fortaleciendo la idea de que seremos mejores si otros son peores que nosotros, llegaremos a la cima así sea caminando por encima de los cadáveres de los demás; y la extendida práctica de considerar enfermo o anormal todo lo que no se parece a mí, justificando la discriminación como práctica.

En realación a la atención y respuestas a la solicitud de información que se da a los usuarios (as) sexogénerodiversos durante la prestación del servicio, se puede observar que 77,78% del personal de laboratorio, consideran que el servicio prestado es excelente y sólo 22,22% expresa que el servicio es bueno. Lo mismo se observa en la opinión de los encuestados en referencia a la población sexogénerodiversa, donde 53,19% considera que es bueno, 34,04% expresa que el servicio es excelente y 12,77%; lo considera regular, notándose diferencias con lo expresado por el personal. La pregunta referida al trato hacia la población sexogenerodiversa por parte del personal de laboratorio fue de 0.5714, por lo tanto no fue significativo.

El 100 % del personal de laboratorio manifíesta que son amables con la población sexogénerodiversa cuando estos se dirigen al servicio en busca de información; igualmente se indica por los usuarios (as) que 82,98% de la población sexogenerodiversa es tratada con amabilidad. Es importante acotar que 14,89% de los usuarios (as), perciben indiferencia hacia la población sexogénerodiversa por parte del personal de laboratorio, y 2,13% aprecia discriminación hacia dicha población. Los resultados de la prueba de chi cuadrado, no son significativos para esta pregunta. Esto contrasta con estudios que afirman que "En casi todos los países del mundo, la vida de lesbianas, gays, transexuales y transgeneros, está limitada por una telaraña de leyes y prácticas sociales que les niegan el disfrute en condiciones de igualdad, el derecho a la vida, a la libertad, a la integridad física así como a otros derechos fundamentales, como la libertad de asociación, libertad de expresión, a la educación y a la atención médica y aunque el grado de institucionalización de esta discriminación varia de un país a otro, no hay casi ningún lugar en el mundo, donde estas personas seas tratadas con plena igualdad ante la ley".14 Pero en este caso parece que no ocurre nada anormal.

En cuanto al trato ofrecido a los usuarios y usuarias, 100% del personal considera que los usuarios asistirían nuevamente al laboratorio porque les agradó el servicio prestado. Sin embargo, según los datos obtenidos de la población usuaria, 95,74% afirma que asistirían nuevamente al laboratorio por dos razones: 77,78% porque le agrado el servicio prestado, y 22,22% asistiría porque no tiene otra alternativa. Para la prueba del chi cuadrado estos resultados no son significativos; a pesar de esto, sigue existiendo un 22,22% de los entrevistados que está descontento con el servicio y asiste al laboratorio porque no tiene otra opción. Esto contrasta con estudios que, basándose en la prevalencia de prácticas discriminatorias, recomiendan, "Brindar atención integral, diferenciada, centrada en las necesidades y particularidades de usuarios y usuarias LGTTB (Lesbianas, Gays, Transexuales, Travestis, Bisexuales) y HSH (Hombres que tienen sexo con hombres) es una contribución esencial en la reducción del estigma y discriminación, ya que estos son agentes causales que impiden el acceso de esta población a los servicios de salud y al goce de una salud integral".11

Por otra parte, 100% del personal niega alguna actitud de rechazo u hostilidad hacia la población atendida, sea sexogénerodiversa o no, y al observar los resultados obtenidos por parte de la población usuaria, 83,36% niegan actitudes de rechazo u hostilidad a la población sexogénerodiversa; no obstante, 2,13% de los usuarios (as) afirma que si existe actitud de rechazo como la discriminación. (p>0,05) A pesar de que, para el personal de laboratorio no se reportan actitudes de rechazo u hostilidad, un pequeño porcentaje de los usuarios afirman que si existe estas actitudes negativas, lo cual es destacado por Granados al argumentar que "El rechazo social a los individuos homosexuales promueve diferentes aspectos negativos en su desarrollo psíquico, reduciendo esto la capacidad del individuo para enfrentar situaciones de riesgo, como encuentros sexuales con desconocidos".9 Esto estaría incrementando el riesgo ante diversas patologías, básicamente desde la limitación del acceso a los servicios y programas preventivos por temor al rechazo.

En cuanto a la percepción de discriminación por parte de los usuarios (as), debido a la orientación sexual de los mismos, 100% de estos indican no haber sido víctimas de este tipo de maltrato por parte del personal. Esta pregunta fue aplicada solo a los usuarios del servicio, por lo cual no se aplicó la prueba estadística. Los resultados de este estudio difieren con lo expresado por otros estudios que indican que "la discriminación es un fenómeno persistente. Así lo han demostrado diversos estudios. Entre otros, la Comisión Ciudadana contra Crímenes de Odio por Homofobia, en la República de México, en su informe de 2003 reporta que desde 1993 a esa fecha se registraron 280 asesinatos contra homosexuales (hombres y mujeres), lo equivalente a 35 homicidios por año y cerca de tres por mes".14

El 100% de la población encuestada, tanto usuarios (as) como personal, coincidieron en que efectivamente la población no heterosexual debe recibir un trato igualitario al ofrecido a las y los individuos heterosexuales. Esto concuerda con lo expresado en la Constitución Venezolana15 que promueve la igualdad y condena la discriminación, y podría indicar que la población está consustanciada con ella. Sin embargo, también 100% considera al masculino y al femenino como las dos únicas opciones de género. Los resultados revelados por este estudio coinciden con trabajos que señalan que "La concepción binaria desconoce la compleja diversidad de la sexualidad y conduce a la exclusión social y política de las personas cuya sexualidad no concuerda con la determinación anatómica o biológica del sexo. Así, se puede vulnerar el derecho a la igualdad y al trato digno que merecen todos los seres humanos. Por otra parte, el poder y la jerarquía se instauran sobre esta base binaria identitaria y quienes no coincidan con el sexo anatómico, se someten de manera injusta a la discriminación y al sufrimiento, en ocasiones consagrados jurídicamente, y son marginados en una organización social basada en el fundamentalismo identitario".10

Al momento de conocer si la población encuestada (usuarios y personal) conocía el significado del término sexogénerodiversidad antes de la aplicación de la encuesta, prácticamente la mitad de ambas poblaciones desconocía el término. Sin embargo, fué mayor el porcentaje del personal que conocía el término (55,56%), siendo desconocido por 44,44%; así mismo, la población usuaria conocía el término en 51,06% y lo desconocía en 48,94%.

Sobre el conocimiento del término homofobia, los usuarios (as) señalaron en 59,57% estar familiarizados con el mismo; sin embargo, es aún importante el porcentaje de individuos que desconoce el término (40,43%). En cuanto al personal, 44,44% conocía el término homofobia, mientras que 55,56% no lo conocía. La prueba de chi cuadrado reveló no ser significativa, pero llama la atención, el elevado porcentaje de individuos que desconocen los términos, con énfasis en el personal del laboratorio, ya que la población sexogénerodiversa representa a un importante número de las personas que asisten al servicio. Esto es consistente con lo reportado por Sánchez12 sobre el desconocimiento de los docentes de la Escuela de Medicina, y seguramente de otros formadores de profesionales de los conceptos sexogénerodiversidad y homofobia.

En lo referente a la percepción de conductas homofóbicas por parte del personal hacia los usuarios del servicio, 97,87% de los usuarios (as) entrevistados afirmó no haber sido víctimas de esta conducta, mientras que 2,13% afirmó haber percibido conductas homofóbicas por parte del personal. Al hacer esta pregunta al personal, 100% señaló no haber detectado este tipo de conductas negativas por parte de sus compañeros y compañeras. La prueba de chi cuadrado resultó no significativa. Estos resultados, nuevamente contrastan con quienes señalan que "actitudes de desprecio se traducen en conductas individuales y prácticas sociales que limitan la vida de los discriminados porque lo convierten en una vida sin derechos: sin derecho a la educación, sin derecho a un pago bien remunerado, sin derecho a un trato digno en los servicios de salud…".10 Además estos datos pudieran estar mostrando (detrás de los números) mecanismos de defensa por parte tanto del personal como de la población usuaria del servicio por temor a represalias de diversa fuente.

En cuanto a la probabilidad de sufrir Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), 85,11%, de la población usuaria indica que tanto sexogénerodiversos como heterosexuales tienen la misma posibilidad de contraer I.T.S, más sin embargo, 10,64% de esta población piensa que los individuos sexogenerodiversos tienen mayor probabilidad de infectarse, y 4,26%, opina que los individuos heterosexuales son los que presenta mayor posibilidad de padecer este tipo infecciones. En cuanto a lo mencionado por el personal, 100% de estos piensan que ambas poblaciones (sexogénerodiversos y heterosexuales), pueden sufrir por igual Infecciones de Transmisión Sexual. La prueba de chi cuadrado reveló no ser significativa. Según esto, se aceptaría, en coincidencia con las evidencias científicas y los datos epidemiológicos, que tanto las ITS como el VIH/SIDA no son exclusivas de los homosexuales. Esto coincidiría con estudios que señalan que "… se ha reducido el grado de discriminación relacionada con el VIH/SIDA en los servicios de salud de algunos países. Debido a factores como el aumento de la conciencia sobre el tema y la disponibilidad de los tratamientos antirretrovirales, que debilitan la conexión entre la enfermedad y la muerte. Sin embargo, otras formas de estigma, como la homofobia, que precedió la epidemia siguen provocando hostilidad, a veces intensa, hacia las personas infectadas por el virus; esto también aplica para los no infectados que por prejuicio social son tomados como infectados".13

Referente a la calificación de la sexogénerodiversidad como enfermedad, 85,11% de los usuarios (as), indica no pensar que la sexogénerodiversidad sea una enfermedad, mientras que 14,89% opina que si lo es. Así mismo, para el personal, 88,89% expresa que la sexogénerodiversidad no es una enfermedad, más sin embargo, 11,11% piensa que si lo es. El valor de significancia de esta pregunta fue de 0.0373. Aunque una proporción mayoritaria consideran que la sexogénerodiversidad no es una enfermedad; un porcentaje importante indica que si lo es, o desconocer si esto es así o no. Esto parece indicar algún grado de desinformación tanto en el personal, como en la población de usuarios y usuarias, y cobra mayor relevancia cuando, a pesar de haber sido retirada la homosexualidad de la clasificación internacional de enfermedades (DSM4, por sus siglas en inglés), este tema está siendo ampliamente debatido en instancias nacionales e internacionales.

Sobre la percepción de actitudes de burla por parte del personal debido a su orientación sexual, 97,87% de la población usuaria expresa no haber sido objeto de burla en el servicio debido a su orientación o preferencias sexuales, más cabe destacar que 2,13% de esta población dice si haber percibido actitudes de burla por parte del personal. Por su parte, 100% del personal negó haber presenciado este tipo de actitudes negativas hacia la población sexogénerodiversa. Al aplicar la prueba de chi cuadrado esta reveló no ser significativa. Esto llama la atención pues múltiples fuentes aseguran que la discriminación debido a su orientación sexual es una práctica común y altamente destructiva para los individuos víctimas de esta. Como indica Ottosson,4 quien indica que "Aun cuando nadie debería ser discriminado, perseguido o asesinado por su orientación sexual, todos sabemos que las posibilidades de una erradicación total de la homofobia o el racismo, o de otras formas de odio, de nuestra sociedad son ínfimas."

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Debe destacarse, que si bien es mínimo el porcentaje de encuestados(as) que percibieron actitudes homofóbicas, discriminatorias, de maltrato o burla, se debe tener en cuenta, que todos los seres humanos merecen ser tratados de forma digna, y un caso de maltrato es un crimen, así sea uno en un millón, y este valor no debe ser ignorado por el hecho de no arrojar significancia estadística, y pudiera ser calificado como valor despreciable o marginal. Además es importante tomar en cuenta que, pese a ser despreciado por las pruebas estadísticas, 10,64% de individuos piensan que la población sexogenerodiversa tienen mayor probabilidad de padecer ITS, revelando cierto grado de discriminación y prejuicios.

A nuestro entender, los resultados que hemos encontrado en este estudio parecieran indicar que lo informado por diferentes grupos de investigación, organizaciones y prestigiosos organismos internacionales, es falso. El contraste llama la atención, y de acuerdo a esto deberíamos manifestar nuestra conformidad, y dar pleno reconocimiento a la ética y humanismo del personal en la prestación de los servicios. Sin embargo, lo que parece estar quedando en evidencia es la muy baja sensibilidad para la exploración de las variables estudiadas del método utilizado por nosotros. Recordemos que apegándonos al enfoque cuantitativo, intentamos recoger la información a través de una encuesta con preguntas cerradas, la cual, según las y los expertos consultados permitiría recoger la información eficazmente.

La experiencia que hemos tenido en el desarrollo de la investigación; no obstante, no ser su objetivo la evaluación del método seguido para su ejecución, así como, el contraste entre lo no encontrado por nosotros y sí por otros grupos de investigación, nos obliga a preguntarnos sobre la posibilidad de otras formas o enfoques de acercamiento a esta temática, de un método que permita recoger las subjetividades que se esconden tras las respuestas a preguntas cerradas; de conjurar las respuestas convenientes que pudieran revelar mecanismos de defensa por parte de las y los usuarios, y de protección del puesto de trabajo por las y los trabajadores. Nuestros poco confiables resultados nos exigen intentar otras miradas, otras formas de acercamiento, quizás desde el enfoque cualitativo, y más allá del paradigma positivista (sin negar sus grandes aportes), para intentar colaborar en la comprensión de esta compleja e innegable realidad.

A este respecto plantea Granda que la ampliación de la razón nos lleva a reconocer que la verdad científica no es necesariamente buena, sino que lo adecuado tiene que siempre ser juzgado por la ética, a través del acuerdo ínter subjetivo en que establecemos lo que es bueno para la vida.16 Esos puntos ciegos que escapan a la verdad científica vista desde el positivismo, parecen requerir modos de aproximación alternos que nos ayuden a orientarnos en esa subjetividad nebulosa, en lugar de ignorarla por no significante. También "es necesario el diálogo entre ciencias naturales y sociales, ya que la ciencia, al igual que el arte y la filosofía es experimentación creadora de cuestiones y significaciones, y en ningún momento está destinada a basarse en una racionalidad instrumental o indolente destinada a destruir lo que no puede comprender". Continúa Granda señalando que lo que llama la enfermología pública, descarta cualquier experiencia o conocimiento que no tiene validez universal o científica, y que la Salud Pública alternativa nos está enseñando que no es posible supeditar todo el conocimiento de la compleja problemática a modelos explicativos matemáticos sino que es fundamental su simbiosis con 23 modelos comprensivos que posibiliten la recuperación de lo humano ante su objetualización llevada a cabo por los discursos de la medicina y de la salud pública tradicional. Nuevas propuestas para organizar el proceso de conocimiento y abrir puertas para dar paso a ecologías de saberes que posibiliten escuchar silencios o visualizar no existencias producidos por la ciencia hegemónica.17

Es necesaria la aplicación de otros métodos de estudio, que profundicen en las raíces de estos comportamientos, y que permitan evidenciar las subjetividades que se traducen y concretan en la práctica cotidiana en los servicios, en la formulación de las Políticas de Salud, y los Programas y Protocolos de Atención.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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