Boletín de Malariología y Salud Ambiental
versión impresa ISSN 1690-4648
Bol Mal Salud Amb vol.52 no.2 Maracay ago. 2012
Listado de especies de ciempiés (Myriapoda, Chilopoda) conocidas en Venezuela
Dalmiro J. Cazorla Perfetti*
Laboratorio de Entomología, Parasitología y Medicina Tropical (L.E.P.A.M.E.T.), Centro de Investigaciones Biomédicas (C.I.B.), Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (UNEFM), Apdo. 7403, Coro 4101, Estado Falcón, Venezuela.
* Autor de correspondencia: lutzomyia@hotmail.com
RESUMEN
Se muestra un listado revisado y actualizado de los centípedos o ciempiés (Myriapoda, Chilopoda) registrados en Venezuela. Hasta el presente se conocen 90 especies y dos subespecies, agrupadas en 22 géneros, 11 familias y cuatro órdenes (Scutigeromorpha, Lithobiomorpha, Scolopendromorpha, Geophilomorpha). De éstas, 68 (73,91%) especies/subespecies son consideradas endémicas. Se comenta sobre su importancia médica, y las necesidades de investigación en el país.
Palabras clave: Chilopoda, centípedos, listado, Venezuela.
SUMMARY
A revised and updated checklist of the centipedes (Myriapoda, Chilopoda) registered from Venezuela is shown. Up untill now, 90 centipede species and two subspecies have been recorded, grouped into 22 genus forming 11 families and four orders (Scutigeromorpha, Lithobiomorpha, Scolopendromorpha, Geophilomorpha). Of these, 68 (73,91%) species/subspecies appear to be considered as endemic. Medical relevance and research needs on the Venezuelan class Chilopoda, is discussed.
Key words: Chilopoda, centipedes, checklist, Venezuela. Checklist of centipede species (Myriapoda, Chilopoda) known from Venezuela
Recibido el 19/09/2011 Aceptado el 05/02/2012
Los centípedos conocidos comúnmente como ciempiés, son artrópodos pertenecientes a la clase Chilopoda (kheilos, labio y podos, pies) (Arthropoda, Myriapoda). A nivel mundial se conocen más de 3.000 especies de este taxón, agrupadas en dos subclases, 5 órdenes y 21 familias (Edgecombe & Giribet, 2007. Annu. Rev. Entomol. 52: 151-170). La posesión de un par de patas, entre otros, en cada segmento del tronco (15-191) es uno de los rasgos morfológicos más llamativos del grupo para el ojo humano; sin embargo, el primer par de apéndices modificados denominados forcípulas o telopoditos, es el rasgo anatómico que los hace más cercanos en el ámbito de la salud pública a los seres humanos, ya que a través de éstos pueden inyectarles veneno (Undheim & King, 2011. Toxicon. 57: 512524), el cual se encuentra compuesto de histamina, lípidos, polisacáridos y varias enzimas (e.g., proteinasas, esterasas) (Undheim & King, 2011. Op. Cit).
Aunque la mayoría de los centípedos son de tallas pequeñas y sus picaduras generalmente no ocasionan efectos clínicos de consideración, no obstante, existen reportes inclusive de casos fatales debido a su envenenamiento provocado por especies de tamaño considerable (Yildiz et al., 2006. Emerg. Med. J. 23: e30). Como parte de una línea de investigación del Laboratorio de Entomología, Parasitología y Medicina Tropical (LEPAMET) sobre los perfiles clínico-epidemiológicos y tratamiento de los envenenamientos por ciempiés en la región falconiana, al noroccidente de Venezuela (Acosta & Cazorla, 2004. Rev. Inv. Clin. 56: 712-717; Cazorla et al., 2012. Acta Toxicol. Argent. 20: 25-33), se ha revisado la literatura científica ad hoc para clarificar y establecer el listado actualizado de las especies que integran este taxón de artrópodos-miriápodos; que además, pueden tener gran interés sanitario en el territorio nacional.
En este sentido, se consultó en primera instancia la base de datos electrónica Chilobase (http://chilobase.bio.unipd.it/), la cual es un intento de varios especialistas en Chilopoda del mundo por catalogar todas las especies de ciempiés conocidas en el globo terráqueo. En dicha base de datos actualizada hasta abril de 2006, en la sección Geographic Search para Venezuela se reportan 62 especies; sin embargo, se advierte que en particular, los datos de distribución geográfica son incompletos para algunas especies (Minelli et al., 2006. http://www.chilobase.bio.unipd.it/ [Consultado: 2011, Junio, 28]), por lo que se decidió ampliar la búsqueda en otras fuentes bibliográficas. Los primeros registros y estudios taxonómicos sobre los centípedos o quilópodos de Venezuela se realizaron por investigadores norteamericanos y europeos durante el siglo XIX (e.g., Newport, 1845. Trans. Linn. Soc. London. 19: 265-302; Brölemann, 1898. Ann. Soc. Entomol. France. 67: 314-336), y continuaron hasta la década de los cincuenta y comienzos de los sesenta del siglo pasado (e.g., Bücherl, 1960. Mem. Inst. Butantan. 29: 233-241).
Entre principios de la década de 1990 y comienzos del siglo XXI hasta el presente, los miriapodólogos L. Pereira (Argentina), A. Minelli (Italia) y A. Chagas-Junior (Brasil) (e.g., Pereira & Minelli, 1993. Trop. Zool. 1: 105- 123; Pereira et al., 2000. Amazoniana. 16: 1-57; Chagas-Junior, 2003. Bol. S.E.A. 33: 65-67) han realizado aportes importantes al reconocimiento y biología de la miriápodofauna venezolana. Entre 1997-2006, el zoólogo venezolano González- Sponga describió 46 especies de ciempiés nuevas para la ciencia en el territorio nacional, 17 de las cuales pertenecientes al orden Scolopendromorpha (Scolopendridae, Cryptopidae, Scolopocryptopidae) (González-Sponga, 2005.
Aula y Ambiente. 5: 63- 79; González-Sponga, 2006. Rev. Acad. de Mérida. 19: 95-123), no han sido incluidas ni reseñadas hasta el presente en la base de datos Chilobase, así como tampoco otras 11 especies de los órdenes Scutigeromorpha (Pselliodidae: una; Scutigeridae: una), Geophilomorpha (Oryidae: dos; Schendylidae: una), y Scolopendromorpha (Scolopendridae: cuatro; Scolopocryptopidae: dos). Como resultado de la revisión realizada, se anotaron para el país un total de 90 especies y dos subespecies, cuyo arreglo taxonómico a nivel de orden y familia se hizo siguiendo el trabajo de Edgecombe & Giribet (2007. Op. Cit). De este total, 28 (30,44%) especies de quilópodos no se encontraban registradas para Venezuela en la base de datos Chilobase (Tabla I). Asimismo, durante la indagación bibliográfica se conoció la ocurrencia en el país del orden Scutigeromorpha (Mora, 2009. http://www.barinas.net.Ve/index.php?p=images&id=4996&titulo=Ejemplar_de_Scutigera_coleoptrata_encontrado_en_La_Trampa_de_Merida [Consultado: 2011, Junio, 29]; Galán & Herrera, 2006. Bol. Soc. Venezolana Espeleol. 40: 39-57; Tabla I).
Por otra parte, estas 92 especies/subespecies representarían alrededor del 2,92% de toda la biodiversidad de la fauna de quilópodos conocida, si se toma en cuenta las 3.149 especies catalogadas por Chilobase (Minelli et al., 2006. Op. Cit). Sin embargo, el hecho de que la mitad (50%: 46/92) de las especies/subespecies de centípedos reconocidas para Venezuela, se hayan descrito, como ya se indicó anteriormente, entre 1997- 2006 por González-Sponga (González-Sponga, 2005; 2006. Op. Cit), y que desde entonces no se tenga conocimiento de alguna otra descripción, sugiere que ese 2,92% del total mundial está posiblemente subestimado, además de reflejar desconocimiento sobre la fauna de quilópodos en el territorio nacional. Desde el punto de vista de su corología, de las 90 especies y dos subespecies registradas hasta el momento, 70 (76,09%) poseen su localidad tipo en territorio venezolano, y 68 (73,91%) especies/ subespecies aparecen como endémicas para el país (Tabla I).
Este elevado endemismo es un recurso de biodiversidad que es necesario preservarlo. Esto se indica sobre todo en aquellas áreas del país donde el manejo inadecuado de los bosques y los ecosistemas en general, mediante la deforestación no-controlada, afecta la cobertura vegetal y por consiguiente la humedad y la temperatura de los suelos, donde se encuentra el hábitat de los centípedos (Grgič & Kos, 2005. Biodiversity & Conservation. 14: 1841-1862; Cupul-Magaña, 2009. BYOCYT. 2: 48-54). Particularmente para Venezuela, se han reportado dos especies de centípedos halófilas: Pectiniunguis bollmani y Schendylops virgingordae (Geophilomorpha, Schendylidae), las cuales se han adaptado a las condiciones de alta salinidad de las áreas litorales del Parque Nacional Morrocoy, en el estado Falcón (Barber, 2009. Soil Organisms. 81: 735- 760); un ecosistema que de seguir el ostensible grado de devastación actual por la acción humana (e.g., turismo, pesca), podría verse afectado su equilibrio ecológico, acarreando inclusive la desaparición de sus bosques de manglares (Del Mónaco et al., 2010. Bol. Centro Invest. Biol. 44: 297-316).
Desde un punto de vista de la artropodología sanitaria, los accidentes por centípedos que se registran con mayor frecuencia y de mayor severidad son los debidos a los taxones pertenecientes al orden Scolopendromorpha, particularmente a las especies del género Scolopendra (Scolopendridae), poseen uno de los venenos más tóxicos además de ser los más estudiados (Isbister, 2004. Other arthropods. En: Medical Toxicology. Ed. Dart. Chapter 251: 1606-1620. 3th Ed. Lippincott William & Wilkins, Philadelphia, EUA; Yildiz et al., 2006. Op. Cit; Undheim & King, 2011. Op. Cit). En el país se cita la presencia de 7 especies de este taxón (Tabla I). Entre ellas S. gigantea merece una especial atención, por ser la especie de ciempiés que más se ha estudiado en Venezuela, cuyo neotipo se designó con un ejemplar capturado en Valencia, estado Carabobo, región norcentral (Shelley & Kiser, 2000. Trop. Zool. 13: 159-170).
Se le considera la especie de centípedo de mayor tamaño (hasta 30-40 cm), con hábitos epígeos y cavernícolas (trogófilos), donde se le ha detectado depredando murciélagos (Molinari et al., 2005. Caribb. J. Sci. 41: 340-346). Se encuentra distribuida en una amplia variedad de zonas geográficas de Venezuela: Isla de Margarita, Caracas, Maracay (estado Aragua), Maracaibo (estado Zulia), Aricagua (estado Mérida), zona semiárida norseptentrional (estados Lara y Falcón), alrededores del río Orinoco (Shelley & Kiser, 2000. Op. Cit.). Posee una gran importancia médica, por la potencia de su veneno con actividad necrótica, hemorrágica y neurotóxica (González et al., 2000. Rev. Cient. FCV-Luz. 10: 303-309; Undheim & King, 2011. Op. Cit.).
Se han confirmados varios casos de envenenamiento por su picadura, incluyendo neonatos, en el estado Miranda, región norcentral de Venezuela; que entre otros efectos clínicos, producen parestesias e impotencia funcional (Rodríguez-Acosta et al., 2000. Rev. Inst. Med. Trop. S. Paulo. 42: 341-342; Rodríguez- Acosta et al., 2000. Act. Biol. Venez., 20: 67-90). En el estado Falcón, donde S. gigantea se encuentra distribuida, es muy probable que esté involucrada en numerosos casos de escolopendrismo con efectos clínicos sistémicos (Acosta & Cazorla, 2004. Op. Cit.; Cazorla et al., 2012. Op. Cit.).
Otros géneros de escolopendromorfos que se han documentado para el país y que poseen relevancia en la salud pública por los envenenamientos que ocasionan en otros países (Knysak et al., 1998. Rev. Saúde Pública. 32: 514-518; Balit et al., 2004. Toxicol. Clin. Toxicol., 42: 41-48; Undheim & King, 2011. Op. Cit.), son Otostigmus, Cormocephalus, Rhysida (Scolopendridae), Cryptops (Cryptopidae) y Scolopocryptops (Scolopocryptopidae) con 12, seis, 10, dos y cinco especies, respectivamente (Tabla I). A pesar de que a los órdenes restantes de centípedos se les considera de poca peligrosidad para los humanos, siempre existe la potencialidad de que sus secreciones venenosas, aun en ejemplares muy pequeños, ocasionen serios efectos clínicos, especialmente en individuos con problemas alérgicos y en niños, además de las infecciones secundarias asociadas a la picadura (Guerrero, 2007. Hawaii Med. J. 66: 124-126; Undheim & King, 2011. Op. Cit.).
Lo anterior, es particularmente importante considerarlo en la realidad venezolana, donde los estudios, de este grupo de artrópodos, incluyendo los toxicológicos y toxinológicos, son muy escasos. De igual forma, se deben resaltar aquellas especies de interés espeleológico, y que por extensión tendrían potencialmente importancia para el denominado turismo ecológico y de aventura. Actualmente, se han considerado como especies trogófilas a S. guacharensis (Scolopendromorpha, Scolopocryptopidae) y otro morfotipo no descrito de Sphendononema (= Pselliodes) (Scutigeromorpha, Pselliodidae) (Galán & Herrera, 2006. Op. Cit.), además del registro de colecta de S. gigantea en cavernas de la península de Paraguaná, estado Falcón, región noroccidental de Venezuela (Molinari et al., 2005. Op. Cit.).
Sin embargo, numerosos morfotipos de centípedos troglófilos de Scutigeromorpha, Geophilomorpha, Lithobiomorpha y Scolopendromorpha, recolectados en cuevas del país, aún esperan ser identificados a nivel de especie, varios de las cuales probablemente sean nuevas para la ciencia (Galán & Herrera, 2006. Op. Cit). Por lo tanto, se debe indicar que el presente listado representa una aproximación al conocimiento de la quilópodofauna localizada en territorio venezolano. El área de distribución exacta de muchas especies se encuentra pobremente establecida, y existen extensas regiones prácticamente inexploradas. Finalmente, con este listado de la fauna de centípedos o quilópodos del país se quiere dejar constancia y llamar la atención, sobre la importancia de este grupo de artrópodos, tanto a nivel bioecológico y de la artropodología sanitaria, y que además sirva de estímulo para que las nuevas generaciones de zoólogos y entomólogos y autoridades de Salud Pública del país se adentren en su estudio, lo que con toda seguridad incrementará su diversidad.
Conflictos de Intereses
No hay conflicto de intereses que declarar sobre este tópico.
AGRADECIMIENTOS
A la memoria del Dr. Manuel González- Sponga, por su valioso aporte al estudio de la Aracno y miriápodo fauna de nuestro país.