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versión impresa ISSN 1690-7515
Enlace v.6 n.1 Maracaibo abr. 2009
Bodies revelead: información, tecnología y conocimiento
La fascinación por conocer el cuerpo humano está unida al misterio de la muerte. Somos los únicos seres en el planeta que enterramos a nuestros muertos y la gran mayoría de las veces acompañado de rituales. Ritos donde el cuerpo inerte y sin vida es expuesto para conectar a los deudos con lo no conocido, lo no revelado.
En la exposición Bodies revelead, el arte y la ciencia se dan la mano en un gesto, quizás macabro, para dejar ver que la tecnología no tiene límites. Seres que alguna vez respiraron, son "plastinizados" extrayendo el agua y la grasa para ser reemplazados por polímeros (plástico), y así, obtener un material que conserva ciertas propiedades originales, conservando el color y la forma y sin olor, de manera que no representan un problema de salud pública.
Pero esta técnica, si bien novedosa, no es única. Otros métodos para detener la descomposición del cuerpo ya existían hace miles de años. La momificación usada por los egipcios es un método que implica la eliminación de líquido corporal, para luego envolver el cuerpo en sábanas, una técnica más avanzada que la de sus ancestros, en la que se ponía el cuerpo en una fosa poco profunda en el desierto, para permitir al sol deshidratar el cadáver.
En ciencia, el conocimiento y la tecnología se comercializan como si de un producto escaso se tratara. Las leyes internacionales se encargan de proteger a los creadores por sus innovaciones. Esto permitió que el proceso de plastinización fuera patentado en 1978 por su creador Dr. Hagens Gunther Von, que le da el derecho de exclusividad para comercializarla. Pero, más allá de la comercialización de la técnica y de que los cadáveres son convertidos en plásticos y despojados de sus culturas, se revelan valores que nos ponen a reflexionar acerca del porqué de nuestra existencia, en una sociedad que intenta descubrir incluso los misterios de la fe.
La exposición Body revelead y Bodies ... The Exhibition llevan el camino itinerante de la controversia mundial. En diversos países donde la exhibición se ha presentado, la polémica sobre lo ético, lo estético y lo comercial ha reunido a funcionarios burócratas junto a comités de científicos y religiosos con el propósito de investigar y asesorar sobre las consecuencias de la exhibición. El debate se ha dado básicamente entre aquellos que ven el valor científico de la exposición, y aquellos cuyas objeciones son fundamental
mente morales.La controversia también se dio en Venezuela, sólo que en está oportunidad no hubo discusión pública; se alegaron ilícitos arancelarios para su prohibición.
¿Cuáles razones válidas y verdaderas estaban detrás de esa decisión? ¿Qué razones de Estado pre
valecen para evitar que estudiantes, científicos y público en general tengan la oportunidad de verse a sí mismos, con la distancia que produce la muerte? El ministro de cultura afirmaba que "Bodies Revelead no es una exposición artística", alegando, que "no existe un artista que la represente" y que "se trata sólo de un evento comercial" " el arte tiene también una utilidad social y económica, además de un discurso y que es un hecho comunicacional"; " . no es una exposición artística, porque no hay un discurso, no hay una curaduría, no hay un artista sino una empresa, y lo que tiene es una taquilla, eso es un evento comercial"*.Ciertamente, el hecho de que existen diversas exposiciones de este tipo en el mundo indica que mostrar lo que alguna vez fueron seres humanos es un negocio muy lucrativo. Y de hecho, la censura, independientemente de la motivación, difícilmente podría haber sido su mejor publicidad.
Ciencia, arte o comercio, lo cierto es que esta exposición lleva el sello de la discusión. Por estas y
otras tantas razones es que en Enl@ce invitamos a intelectuales y científicos venezolanos para que reflexionaran acerca de la exposición Body revelead. La respuesta fue generosa, por ello debo agradecer a todos los que bajo su óptica disciplinaria y humana, hicieron llegar sus opiniones, muchas veces contrarias, pero que reflejan que la muerte forma parte de nuestra existencia y por lo tanto del conocimiento.Jesús Alberto Andrade
Editor
* Ministro Héctor Soto: "Bodies Revelead no es una exposición artística". http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?21373
Bodies Revealed: un asunto delicado y polémico
Reina Valbuena
** Profesora Emérita. Investigadora: Línea de Investigación en "Sistemas Humanos" y Línea de Investigación en "Educación y Cultura de Paz". Programa de Doctorado en Ciencias Humanas, Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia, Zulia-Venezuela.
En días recientes llegó a Caracas y casi inmediatamente fue prohibida la muestra mundialmente conocida como BODIES REVEALED, la cual ha dado lugar a opiniones muy polémicas a favor y en contra- desde que comenzó a viajar por varias ciudades del planeta. Dicha muestra expone al público una serie de cuerpos (cadáveres) conservados mediante la plastinación, un procedimiento técnico para la preservación de material biológico creado por Gunther von Hagens (1977), artista y científico alemán. La plastinación consiste en extraer los líquidos y lípidos del cuerpo mediante solventes y luego sustituirlos por resinas elásticas de silicona y sustancias epóxicas que mantienen la rigidez.
Nadie podría negar que la mejor manera de conocer realmente el cuerpo humano es observándolo en su estructura interna; precisamente por eso, la anatomía comenzó a hacer avances sorprendentes cuando los profesores y estudiantes de medicina decidieron usar cuerpos humanos cadáveres- como objeto de estudio en las escuelas de medicina. Tampoco se podría negar que la historia de la anatomía da cuenta de hechos ciertamente macabros en torno a la obtención de cadáveres para fines científicos. Por ejemplo, se sabe que los primeros cadáveres que se utilizaron en la Inglaterra del Siglo XVIII pertenecían a prisioneros ejecutados por sus actos criminales. Cuando creció la demanda de cadáveres, comenzó la práctica de la profanación de tumbas, y hasta se cometieron homicidios para vender los cadáveres por dinero en efectivo. Algunas familias pobres llegaron a ceder los cadáveres de sus muertos a cambio del pago de los gastos funerarios y la debida sepultura posterior a su uso en la mesa de disección. Hubo incluso casos de profesores de anatomía que, en su afán de conocer más a fondo el cuerpo humano, llegaron a utilizar los cadáveres de sus propios familiares.
Todas estas prácticas han sido progresivamente reguladas y en varios países existen leyes que tienden a garantizar un trato digno y respetuoso a los restos de seres humanos, incluso en el caso de que dicho uso esté destinado a fines sanitarios y científicos. Este uso digno y respetuoso pasa, obviamente, por la autorización de las personas dispuestas a donar sus cuerpos o sus órganos estando vivos y en pleno uso de sus facultades e, incluso, por la aceptación de los familiares después que haya fallecido el donante. Algunas legislaciones consideran que, además del individuo y la familia, la sociedad tiene derechos sobre el cadáver, por lo cual establecen normas para su utilización a los fines del progreso científico, recursos terapéuticos, docencia e investigación de hechos ilícitos, como es el caso de las autopsias judiciales. Es, a todas luces, un asunto delicado que interpela nuestra sensibilidad.
En relación con la controversial exposición, el Presidente Hugo Chávez afirmó en uno de sus programas dominicales que había ordenado una investigación por considerarla "una muestra de la descomposición moral del mundo". Sin embargo, según el criterio jurídico del Dr. Alberto Arteaga, profesor de Derecho Penal de la Universidad Central de Venezuela, en artículo aparecido en la prensa nacional, el Gobierno venezolano no tiene competencia para realizar una indagación sobre la procedencia de los cuerpos. Aclara el Dr. Arteaga que el Código Penal Venezolano, en sus artículos 171 y 172, tipifica como delito "la profanación de un cadáver o su indebida exhumación, sustracción o apoderamiento, por la ofensa a la memoria de los difuntos y a los sentimientos del pueblo por el culto a sus seres queridos". A juicio de Arteaga, "si se cometió algún delito, ocurrió fuera de Venezuela y nuestros tribunales no tienen competencia para conocer de eso. Por tanto, ya sean reales o de plástico, la exposición no es constitutiva de delito alguno, salvo que el cadáver haya sido objeto de una profanación o de otro hecho ilícito susceptible de ser castigado en el país en el que ocurrieron los hechos". También descartó la existencia de leyes o tratados internacionales en los que podría ampararse Venezuela para iniciar una investigación sobre la procedencia de los cadáveres.
Ahora bien, ¿qué es un cadáver? La palabra, derivada del latin "caedere" (caer), lo dice claramente: es el cuerpo de alguien que ha caído, que no puede tenerse en pié. Desde el punto de vista clínico, el cuerpo se convierte en cadáver al ocurrir la muerte, entendida como el cese total e irreversible de las funciones vitales organizadas. Otros términos que designan al cadáver son "occiso" (que suele aplicarse al caído por muerte violenta), "fallecido" (del latín "fallere", morir), o "difunto" (a quien debe extenderse un acta de defunción).
El status jurídico del cadáver es muy "sui generis" ya que prácticamente se le considera una cosa, un objeto; pero no es cualquier objeto sino que es objeto de respeto, honras fúnebres y ritos religiosos; salvo para la investigación forense, su existencia material resulta de valor secundario. Los valores que representa son de importancia trascendente, puesto que el cadáver está arropado por la tradición, la piedad, el amor de sus deudos, el culto a los muertos y las creencias filosófico-religiosas, todo lo cual tiene su fundamento en lo que representa el cadáver de un ser humano y no en la materia de que está compuesto (y que está próxima a descomponerse).
Volvamos, pues, a "BODIES REVEALED". Esta muestra ha resultado tan polémica por cuanto los cadáveres plastinados son cuerpos humanos a los cuales se aplica todo lo dicho en el párrafo anterior. Vienen, entonces, varios interrogantes a la mente. ¿De dónde proceden estos cuerpos? (Al parecer, provienen de presos ejecutados en cárceles chinas cuyos cadáveres han sido exportados bien sea para fines científicos o para fines lucrativos). ¿Cuáles fueron los criterios que orientaron la obtención y posterior tratamiento de conservación de estos cadáveres? ¿Quién autorizó su obtención, traslado y plastinación? ¿Saben los familiares de las personas cuyos cuerpos están siendo exhibidos que sus parientes son objeto de miradas curiosas, a veces respetuosas y otras irreverentes? ¿Se justifica la muestra en nombre de la ciencia? ¿Es lícito lucrarse de la muestra? ¿Se han tomado en cuenta las consideraciones éticas que envuelve la muestra? ¿Qué somos después de la muerte? ¿Nos gustaría que el cadáver de algún ser querido formara parte de esa muestra? ¿Quisiera yo que mi cadáver formara parte de esa muestra? ¿Qué partido tomar entre los avances de la ciencia y la dimensión ética de la vida y la muerte?
Personalmente confieso que todavía oscilo entre la cremación y la inhumación cuando llegue para mí esa hora tan misteriosa y definitiva. Estas breves cuartillas, escritas bajo un plazo perentorio, me dejan reflexionando sobre la otra cara de la vida, es decir, sobre la muerte y los muertos, con su ausencia sin retorno y con su eterna presencia en la memoria de lo que fueron y ya no son.
Sobre la exposición Bodies
Gloria Comesaña Santalices
** Doctora en Filosofía. Fundadora y coordinadora de la Cátedra Libre de la Mujer. Profesora del Doctorado en Ciencias Humanas y del Doctorado en Arquitectura. Universidad del Zulia, Zulia-Venezuela.
Al parecer, Bodies es una exposición de ca
rácter científico que ha recorrido ya buena parte del mundo. Se trata de una muestra de cuerpos humanos de personas fallecidas, desconocemos en qué circunstancias, probablemente marginales de diversa índole, supuestamente de nacionalidad china, cuyos familiares parecen haber autorizado, es evidente que contra una prestación monetaria, la utilización. Expresándolo en un lenguaje más concreto si cabe, se trata de cadáveres que han sido sometidos a la técnica llamada plastinización, que permite conservar el cuerpo y exponerlo por tiempo indefinido. Repetimos, se trata de una exposición científica, que se justifica mediante su función educativa para personas de todas las edades. Según algunos, esta exposición tiene también, un valor estético.Habría mucho que decir y mucho que interrogarse acerca del valor estético de estos cadáveres plastinizados, y mucho más aún acerca de su valor educativo, particularmente para la juventud y la infancia. Sería una discusión que requeriría mucho tiempo y mucho papel para expresar todas las diferentes posturas y opiniones que pueden ser adoptadas por diferentes personas. Pero la pertinencia de todo ello palidece, pasa a un segundo plano cuando se aborda el asunto desde una perspectiva ética. Que es en definitiva la perspectiva
clave que debe ser adoptada.Durante muchos siglos, la medicina no avanzó como podría haber avanzado, porque la Iglesia prohibía la utilización de cadáveres para ser estudiados por quienes querían aprender el arte y la ciencia de curar. Sabemos que en muchos casos, en forma subrepticia, algunos osaban penetrar en los depósitos de cadáveres para estudiar los cuerpos a escondidas. Igualmente, algunos artistas, como Leonardo da Vinci recurrieron a tal subterfugio para conocer mejor los cuerpos a dibujar. Ahora consideramos que quienes así actuaban lo hacían con fines científicos. No deja de ser conocido también, que en los anatómicos donde los estudiantes de medicina trabajan sobre los cadáveres para realizar sus estudios, se cometen no pocas burlas e irrespetos que no toman en consideración lo que aún queda de dignidad humana en un cadáver, sea éste de quien sea.
Pero cabe aquí la pregunta: ¿un cadáver aún merece respeto, aún debe reconocérsele dignidad humana? En la visión dicotómica que separa cuerpo y alma, o cuerpo y espíritu, el cuerpo siempre ha sido visto como un lastre o una cárcel del ser superior o verdadero ser del humano, que sería su parte espiritual. Ya sabemos el daño que a la vida ha hecho esta concepción dicotómica y esta desvalorización del cuerpo frente al espíritu. Sin embargo, y aún en este caso, en todas las culturas y a través de todos los tiempos, al cuerpo que queda inerme una vez expirado el último soplo vital, se le han dedicado siempre rituales funerarios de todo tipo, que implican la conservación del cadáver durante un determinado tiempo según el clima o las técnicas aplicadas, y su reclusión en algún tipo de tumbas o monumentos funerarios. Aún en el caso de la cremación, las cenizas del difunto son recogidas en una urna, que a veces se conserva en el hogar o se entierran o se dispersan en algún lugar significativo para quien ya ha dejado este mundo.
Dicho todo esto, es evidente que los cadáveres o cuerpos de la exposición Bodies, no han corrido con tal suerte. Han sido tratados químicamente para permanecer expuestos de cierta forma, sin su piel, básicamente exhibiendo su interioridad, las entrañas del cuerpo, en diferentes posturas y posiciones. ¿Se atenta aquí contra la dignidad del ser que fue, que habitó aquel cuerpo, piénsese que no queda ya nada de él, o créase que hay un espíritu o como quiera llamársele que se encuentra en algún "lugar", pagando culpas, evolucionando aún o disfrutando de la bienaventuranza eterna? Definitivamente creemos que sí. Pero no es allí donde queremos apoyar nuestro rechazo de la exposición de la que hablamos. Nuestro argumento se basa más bien en el análisis de la responsabilidad que compete a los vivos que toman decisiones sobre esos cadáveres. Su comportamiento es indigno de un ser humano, pues se aprovecha de los despojos de otros para hacer negocios, tomando como pretexto el carácter científico y pedagógico de tal exhibición. Como en todos aquellos casos en que los agraviados o la turba toman represalias sobre los delincuentes de la peor estofa, quienes así actúan, demuestran estar al mismo nivel de barbarie que los criminales linchados o sometidos a muerte en medio de atroces suplicios. Igualmente quienes comentan morbosamente tales hechos e incluso
los justifican y se alegran de lo sucedido. A este nivel en nuestra opinión se reducen a sí mismos quienes promueven o aceptan este tipo de exhibiciones, valga decir, Bodies.Esta extraña raza que llamamos humana ha llegado a la luna, y más allá, ha avanzado años
luz en el plano tecnocientífico, pero no ha avanzado mucho en la evolución hacia un mundo más humano, solidario con todo lo que hay en él, un mundo de paz donde los desacuerdos se resuelvan mediante el diálogo, y entendamos que tenemos que reconciliarnos con nosotros mismos, entre nosotros mismos y con nuestro entorno natural, que es el soporte biótico de nuestra realidad en este planeta. En definitiva, un mundo en el que los vivos puedan seguir construyendo historias y donde los muertos puedan descansar en paz.Los cuerpos prohibidos
María Campo-Redondo
** Psicólogo clínico. Psicoterapeuta. Doctora en Ciencias Humanas. Profesora Titular de la Universidad del Zulia. Zulia-Venezuela.
Recientemente se informó por los medios de comunicación venezolanos la pronta llegada de
una exhibición artística-científica de cuerpos humanos de verdad, verdad. En cuanto leí el titular de la noticia, me propuse visitarla.Ya hace algunos años había leído en los periódicos sobre la exhibición, en la cual se publicitaba que se presentaban modelos en tamaño real, mostrando diversas partes internas de nuestra anatomía. Lo que la hace más interesante, al menos para mí, es que los modelos son cuerpos humanos reales, conservados con una técnica especial, la
plastinación, un sistema creado en 1977 por el científico Gunther von Hagens.Cuál fue mi sorpresa, que a los pocos días de haberse inaugurado la exposición, me entero de que ésta había sido clausurada. Primero, se dijo que fue por no haber cumplido las exigencias del SENIAT; luego, se argumentó que la razón fue el no haber informado sobre "el material" del cual estaba hecha la exposición; y finalmente, me comen
taron que fue el propio presidente Chávez quien mandó a expulsar a esa "barbaridad que atenta contra el humanísimo". Esta última información no la he podido corroborar directamente, y solo me remito a lo que dicen algunos medios.Debo confesar que me sentí profundamente confundida por la decisión de expulsar esta exhibición, pues siempre he sido una apasionada del cuerpo humano, y siempre he sentido una curiosidad especial, a lo mejor morbosa, sobre esa "cosa" que llamamos nuestro cuerpo.
La prohibición de ver la exposición en vivo, me motivó a buscar en internet más información sobre la misma. Encontré que la susodicha se llama
"BODIES The Exhibition. El cuerpo humano como nunca lo has visto". Reseñan en internet algunos medios (http://www.lavanguardia.es/lv24h/20071114/53410964931.html) que "la muestra refleja la anatomía humana con toda su crudeza a través de especímenes reales preservados con un proceso de conservación con polímero. La conservación de los cuerpos con polímero es una técnica por la que el tejido humano se conserva permanentemente por medio de caucho de silicona líquido, que evita el proceso de descomposición natural. Las figuras de la exhibición son cuerpos humanos reales de presos chinos que murieron y que nunca fueron reclamados por sus familiares. Se muestran 17 cuerpos humanos y más de 200 órganos en nueve galerías temáticas para mostrar el funcionamiento de los diversos sistemas del cuerpo humano. Además, se pueden visualizar las consecuencias de las enfermedades en el organismo humano. La exposición, abierta por primera vez en Lisboa en 2004, ha sido ya vista por tres millones de personas en su itinerancia por la que ha pasado por ciudades como Nueva York, Londres, Ámsterdam, Madrid y Barcelona y Sao Paulo".Quizás sea difícil conseguir una demostración como lo hace esta exhibición, que conjugue tan magistralmente los tres conceptos matrices sobre los cuales descansa la misión de la Revista Enl@ce: la información, la tecnología y el conocimiento.
Según publicaciones en internet y en videos que reseñan sobre
"BODIES The Exhibition, se intenta proporcionar información real, y no precisamente virtual ni re-presentada, sobre el cuerpo humano, con una tecnología de avanzada, cuyo "curador" es el profesor emérito de la Universidad de Michigan, el Dr. Roy Glover. El conocimiento viene dado por lo "vívido" y real del material utilizado. Al respecto, Roy comentó que prefiere mostrar un pulmón verdadero que usar plástico pintado. La muestra se divide en galerías que repasan el sistema esquelético, el muscular, el digestivo, el circulatorio, el respiratorio, el nervioso, el reproductor y el endocrino. En cada una de las salas se exhiben uno o más cuerpos específicamente diseccionados que realzan un sistema específico, y, en vitrinas, casos individuales de los órganos más importantes que lo componen. Por otro lado, través de la exposición se pueden conocer detalles como que los bebés tienen 300 huesos y los adultos 206, la lengua se compone de 16 músculos individuales, existen 96.000 kilómetros de vasos sanguíneos en el cuerpo humano o que cuando una persona llega a los 70 años ha respirado, por lo menos, 600 millones de veces.Hace algún tiempo, leí una tesis de filosofía
de la Psic. Mandy Toro, que versaba sobre las categorías estético-artísticas de lo feo, lo grotesco, lo monstruoso, lo siniestro y lo escatológico. Todas estas categorías representan una manifestación de la cultura de "lo visual" y "transgresor", tan presente en nuestra época histórica. No mencionaba a la referida exhibición expulsada de Venezuela, pero seguro que ésta cabe en alguna de las categorías que ella analizó. Puede ser que al admirar los cuerpos muertos caigamos en algunas de las categorías por Toro estudiadas, pero también justo es decir que descubrimos esa cosa que siempre ha fascinado al ser humano: nuestro cuerpo, aunque esto luzca grotesco y caigamos en lo escatológico.No entiendo qué le pasó al Gobierno del Presidente Hugo Chávez. Su gestión publicita haber transformado a los Ministerios de Ciencia y Tecnología, de Educación, Cultura y Deporte y de Educación Superior, convirtiéndolos en ministerios populares y humanistas, es decir, para y desde el pueblo. La exhibición bien le podría interesar a estos tres ministerios, pues la información, la tecnología y el conocimiento de lo humano están pre
sentes en esta exposición. Prefiero que mis hijos y mis estudiantes, quiero decir el pueblo, visiten la referida exhibición, a que aprendan de nuestro cuerpo en las Playitas (mercado popular de Maracaibo), comprando un DVD de pornografía barata. Por lo menos, lo que yo vi en internet sobre la exhibición es real y humano, la pornografía no.¿Todo es mercancía, todo es negocio?
Berta Vega
** Berta Vega: Profesora Titular jubilada. Escuela de Letras. LUZ. Libros publicados: Musikós, Poética del Empedrao, Nombre de Isla. Coordinadora de Lectura en Voz Alta, Teatro Baralt, Maracaibo, Zulia-Venezuela (2008-2009).
Cuando el destino nos alcance fue la traducción al castellano de una película llamada en inglés Soylent green. El director fue R. Fleischer y se estrenó en 1973. Fue la versión cinematográfica de una novela de Harry Harrison traducida al castellano como ¡Hagan sitio, hagan sitio!
Es 2022 en Nueva York y la ciudad está superpoblada. El alimento disponible es una galleta verde producida por una corporación, y la publicidad señala que están hechas con algas y contienen todos los nutrientes esenciales. Un policía, a instancias de un amigo anciano que se resiste a comer semejante invento, investiga hasta sus últimas consecuencias a la corporación y su producto. Una de las escenas más impactante es aquella donde enormes palas mecánicas recogen a los hambrientos, que se agolpan y protestan en todas las calles de la ciudad, y los echan en unos camiones que terminan en la gran corporación. Las galletas están hechas de gente, de personas, y la corporación gana todo el dinero del mundo mientras el gobierno respectivo ayuda con su ejército policial, a agarrar el componente esencial del producto y por supuesto, también ha dictado las leyes respectivas.Recordé esto porque una corporación llamada
Premier Exhibitions, establecida en Atlanta (EEUU) en 1993, anda vendiendo o comerciando por el mundo una exposición de «real human specimens» llamada Bodies revealed (Cuerpos revelados). Según la publicidad son «cuerpos humanos reales, conservados de una forma especial», para fines científicos y didácticos. Explican, además, que el proceso de conservación de los «cuerpos» es a través de polímeros, lo cual implica que todo el agua de los tejidos se sustituye con silicón. También la publicidad de dicha corporación vende esa «exposición» como la de mayor éxito en los últimos tiempos y en todos los países donde se ha presentado. Pero en varios países (Inglaterra y Estados Unidos entre otros) dicha «exposición» requirió la aprobación previa de leyes para poder realizarse.En Venezuela, por estos días de marzo, la empresa Evenpro trajo esta «exposición»; fue vendida a 50 y 55 bolívares la entrada. Sin embargo, dichos «cuerpos» fueron declarados en la aduana venezolana como «piezas plásticas». El gobierno venezolano ordenó investigar y cerrar dicha «exposición» al tener información de que se trataba de cuerpos humanos reales. Otros gobiernos, de otros países hicieron con anterioridad lo mismo. No me interesa la alharaca que inmediatamente los medios de desinformación montaron. Están para eso. Están para no pensar y fundamentalmente para no dejar pensar.
Y es que pensar es la actividad humana por excelencia. Eso que nos hace desde el lenguaje y el pensamiento profundamente humanos, personas. Sentimientos, emociones, historia, cultura, modos de relación entre los seres humanos, paisajes, imaginación, memoria. Es lo que somos o lo que vamos siendo. Curiosidad, también somos curiosos. Por eso nos hacemos preguntas. Y tratamos de encontrar respuestas. ¿De dónde salen los «cuerpos humanos reales»"? ¿Quiénes eran? ¿De dónde eran? ¿Tenían familia? ¿Cómo murieron? ¿Eran campesinos, obreros, empresarios, comerciantes, maestros ? ¿Cómo llegaron a ser propiedad de la corporación para procesarlos como «especímenes humanos reales»? ¿Por qué la corporación los procesa para venderlos? ¿Por qué los
expone? ¿Es eso científico y didáctico? ¿Por qué los declaran en la aduana venezolana como «piezas plásticas», si la publicidad para venderlos dice que son «cuerpos humanos reales»? ¿Tiene valor la vida humana? ¿Tiene precio la vida humana? ¿Qué valor tienen los muertos? ¿Tienen precio los muertos? ¿Por qué hubo que aprobar leyes en algunos países para poder realizar la exposición? ¿Qué leyes, qué normas, habría violado la exposición de «especímenes humanos reales» de no haberse aprobado las nuevas? ¿Se debe o se puede comerciar con «cuerpos humanos reales»? ¿Se debe o se pueden vender «cuerpos humanos reales»? ¿Vender «cuerpos humanos reales» puede ser exitoso? ¿Los seres humanos son especímenes para las corporaciones?...La muerte es el único episodio humano seguro. Todas las culturas conocidas han dedicado a la muerte de los seres humanos una valoración trascendente, como pasaje a una vida otra. Por eso los distintos rituales en la diversidad cultural humana consagran el respeto a la persona fallecida. Al cuerpo de la persona fallecida. Y es que el cuerpo humano es la representación de aquél que fue y queda en la memoria de sus descendientes. Túmulos, tumbas, pirámides, fosas, cremaciones, son parte de la diversidad de formas para conservar la memoria del que fue.
Pero desde los setenta del siglo XX los medios de desinformación global, propiedad del capital corporativo, nos han vendido dos ideas esenciales para proceder a la acumulación sin límites: la idea de mercado y la de consumidor. Y así ya no hay países, sino mercados; ya no hay personas en esos países, sino consumidores. Consumidor es una parte, una característica de la persona, y al capital sólo le interesa esa. Eso repetido en eco, con insistencia, en todas las formas posibles. Lo público, lo común, se minimiza, mientras lo privado se expande. Lo humano se minimiza en función del consumo.
El capitalismo tiene como fin la acumula
ción y para que la misma se produzca debemos consumir los productos que genera. Ya sin reglas, sin normas, sin regulaciones (sólo la mano invisible del dios mercado), el neoliberalismo nos viene imponiendo el consumo de la decadencia y el fin de lo humano, de los valores, de los sueños, de la diversidad cultural. Nos impone la deshumanización. Por eso los muertos, los cadáveres, son «especímenes», según esta corporación, o sea, «ejemplares, individuos» de una especie que se toman como muestra para ser expuestos, para ser espectáculo. Para ser mercancía, para ser negocio. Restos de población (1993) es una novela de Elizabeth Moon. Allí un personaje llamado Ofelia es propiedad de una corporación que produce alimentos en distintos planetas por la galaxia. Ofelia se libera de la corporación cuando entiende que las personas de edad avanzada desaparecen sin que la corporación de ninguna explicación Y redescubre su humanidad en el encuentro con otra cultura, con otro lenguaje.Dice Pedro Casaldáliga que la gran crisis económica actual es una crisis global de la humanidad, que no hay un capitalismo humano porque «el capitalismo sigue siendo homicida, ecocida, suicida. No hay modo de servir simultáneamente al dios de los bancos y al dios de la vida». Y es que cuando el cuerpo de los muertos es una mercancía, ya que exponiéndolo se obtiene una paga o recom
pensa en algún tipo de moneda, el destino fijado por el capital parece que nos está alcanzando.La ciencia y la religión frente al cuerpo humano
Gabriel Ernesto Andrade
** Sociólogo. Doctor en Ciencias Humanas. Investigador del área de la Socio Antropología de la Religión. Libro en prensa El Darwinismo y la religión.
El eminente historiador de la medicina, Roy Porter, señala en su obra
Breve historia de la medicina que "la disección de cadáveres humanos para saber más ha estado lejos de ser universal como práctica médica"1. Según parece, fueron los griegos (en especial Herófilo y Erasístrato), a partir del siglo IV a.C., quienes iniciaron estas prácticas, las cuales se han venido a convertir en fundamento del conocimiento médico moderno. Pero, la innovación helenística, lejos de imponerse en el arte y la ciencia de la medicina, hubo de enfrentarse a una feroz oposición a lo largo de los últimos veinticuatro siglos.Ni siquiera Hipócrates, el gran fundador de la medicina racionalista, se sentía cómodo con las disecciones. A juicio de los hipocráticos, en la medida en que el cuerpo es objeto de respeto, las disecciones eran despreciadas como una invasión a la dignidad humana. Pero, mucho más que la in
fluencia hipocrática, la expansión de las tres grandes religiones monoteístas (el judaísmo, el cristianismo y el islamismo) por la civilización occidental propició un retraso en los avances respecto a la relevancia de la disección en la medicina.Para las religiones monoteístas, el hombre es una creación especial de Dios. Y, como tal, resultó fácil promover la interpretación según la cual, la disección constituye una profanación de la obra divina. Pues, en la medida en que se invade el interior de la obra, y se exploran sus pormenores, se despoja de la belleza misteriosa infundida por el creador. El cuerpo humano es, según el entendimiento religioso tradicional, una obra divina de tal perfección, que manipularlo a través de disecciones no es menos que un sacrilegio.
Por fortuna, la ciencia hizo caso omiso a las restricciones religiosas, pero hasta fechas muy recientes, las disecciones tuvieron que ser clandestinas. Eso produjo muchísimas situaciones la
mentables, tal como lo narra el científico Eduardo Punset: " ser ladrón de cuerpos era un oficio muy lucrativo a finales del siglo XVII. Los hospitales universitarios pagaban muy bien los cuerpos que necesitaban para realizar sus estudios anatómicos. En esa época apenas se podía imaginar que alguien pudiera donar el cuerpo a la ciencia y la única forma de obtener material humano era utilizar métodos ilícitos"2.La importancia de la disección es inestimable en la medicina moderna. Pues, en palabras de Roy Porter, "el viaje hacia lo más profundo de la naturaleza humana iniciado por la disección es lo que ha hecho que la medicina occidental sea única. Ha mantenido la fecunda convicción de que la clave de la salud y la enfermedad reside en una investigación constante del cuerpo humano, aun cuando haya fomentado también una tendencia hacia un reduccionismo miope, a pasar por alto el conjunto por concentrarse en las partes"3.
El filósofo argentino de la ciencia, Mario Bunge, ha señalado que una de las características fundamentales de la empresa científica es la divulgación. Si no se cuenta con un aparato divulgador del conocimiento, la ciencia está condenada al fracaso. Pues, en la medida en que las masas tienen acceso al conocimiento, se está en capacidad de discutir con un mayor número de interlocutores y enriquecer las discusiones que, eventualmente, conducirán a nuevos descubrimientos científicos. Pues bien, dada la importancia de la disección en la medicina moderna, y la relevancia del conocimiento respecto al interior del cuerpo humano, es sumamente estimable la labor realizada por exposiciones itinerantes como Body World, la cual, en marzo de 2009 tuvo programada una visita a un centro comercial de Caracas. Body World utiliza cadáveres diseccionados plastificados para divul
gar los pormenores de la anatomía humana.La exposición en cuestión fue cancelada a última hora por el gobierno venezolano. Si bien los motivos de dicha decisión distan de ser claros, uno de los motivos alegados por voceros del gobierno es que la procedencia de estos cadáveres es dudosa. Es un hecho indiscutible que, gracias a los profanadores de tumbas (quienes vendían los cuerpos robados a los hospitales y universidades) en el siglo XVII, hoy podemos curar muchas enfermedades antaño incomprendidas. Bien podría alegarse que el avance de la medicina ha exigido
sacrificios que rayan en lo macabro. No obstante, esto no es motivo suficiente para legitimar una exposición con cuerpos de procedencia dudosa, pues hoy existen canales burocráticos que permiten la donación de cuerpos: siempre y cuando se cumplan estos requisitos, la exposición sería legítima. Body World ha sido acusada de emplear cuerpos de prisioneros chinos ejecutados, pero la compañía insiste en que todas sus piezas provienen de personas cuyas familias otorgaron el consenso para la exposición.No obstante, la dudosa procedencia de los cuerpos no es la única objeción que presenta el gobierno venezolano, junto a organizaciones no gubernamentales de otros países en los que se ha exhibido la exposición. Su alegato es que la exposición en cuestión viola las sensibilidades de los espectadores, pues se trata de un espectáculo mórbido y grotesco que atenta contra la dignidad humana. Semejantes alegatos no hacen más que recapitular las objeciones religiosas medievales al avance del conocimiento humano, en particular la técnica de la disección. Por lo demás, resulta irónico que el disgusto del gobierno izquierdista venezolano coincida con el disgusto de los grupos religiosos de la extrema derecha norteamericana y europea.
En el fondo, lo que está en el tapete de la discusión son las limitaciones de la ciencia. ¿Tiene la ciencia el derecho de atentar contra el misterio que en nosotros inspira la asombrosa complejidad del cuerpo humano? El poeta inglés John Keats acusaba a Isaac Newton de haber destruido la belleza del arco iris en la medida en que lo ex
plicaba con sus aportes científicos. Para Keats, la belleza de la naturaleza radica en su misterio, el cual, afín a la experiencia religiosa, nos sobrecoge, generando en nosotros una emoción estética. Pues bien, ésta pareciera ser la actitud que inspira la oposición a las exposiciones científicas de cuerpos. La labor que el divulgador científico ha de plantearse en el siglo XXI es generar una emoción estética que radique, no en el misterio, sino en el descubrimiento. El científico ha de convertirse en la serpiente que persuada a los hombres a comer del fruto del conocimiento, y que demuestre que, contrario al mito del Génesis, comer de ese fruto nos hará más dignos.Algunos se oponen a la exposición de los cuerpos, pues atenta contra la dignidad humana. Esta objeción es comprensible, pues, en efecto, si la medicina busca aliviar el sufrimiento y mejorar la condición humana, irrumpir sobre la integridad del cuerpo pareciera ser un ataque a la misma condición humana. La ironía es, no obstante, que si por respeto a la dignidad humana, se restringe la disección y la divulgación del conocimiento a través de estas prácticas, se atenta aún más en contra de la dignidad humana, en la medida en que se deja de cultivar un conocimiento que podría salvar más vidas en un futuro. Si de verdad consideramos dignos nuestros cuerpos, entonces amerita que penetremos en sus profundidades. Un objeto es digno precisamente en la medida en que exige un conocimiento más profundo. E, incluso, los judíos, cristianos y musulmanes deberían plantearse la posibilidad de que, si Dios creó al cuerpo humano, entonces seguramente deseará que la humanidad se acerque a Él a través del conocimiento de su obra.
1 Porter, Roy. Breve historia de la medicina. México: Taurus. 2004, p. 97
2 Punset, Eduardo. El alma está en el cerebro. Madrid. Punto de lectura. 2006, p. 25.
3 Ob. cit., p. 99
El cuerpo como signo
José Enrique Finol
** Licenciado en Letras. Doctor en Ciencias de la Información y de la Comunicación. Post doctorado en Semiótica y Antropología. Ha sido Presidente de la Federación Latinoamericana de Semiótica y de la Asociación Venezolana de Semiótica. Miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Internacional de Semiótica (IASS - AIS) y Presidente de la Fundación Museo de Arte Contemporáneo del Zulia. Venezuela.
El cuerpo es un complejo sígnico, dotado de numerosas variables comunicativas y expresivas de valores que permean toda la acción del hombre. En cierto modo, el cuerpo es nuestro capital simbólico mínimo: con él nacemos, aparecemos ante el mundo y decimos, antes que cualquier otro mensaje, que estamos ahí, que somos, que existimos. Luego vendrán sucesivas ampliaciones de la signicidad inicial con la que se nace: tendremos un nombre, haremos unos gestos, emitiremos unos balbuceos, nos vestirán de determinada manera hasta llegar a las intervenciones, internas y externas, que modificarán el funcionamiento de nuestro cuerpo, su apariencia, la manera cómo seremos percibidos y la manera como nos auto percibimos. El cuerpo es, pues, nuestra carta de presentación pero también es nuestra identificación como ser en el mundo.
Como signo, el cuerpo tiene una dimensión sintáctica, una dimensión semántica y una dimensión pragmática. En cuanto a la primera, el cuerpo es en sí mismo un sintagma, en el que se articulan órganos fisiológicos internos (corazón, pulmones, etc.) y componentes externos (brazos, piernas, cabeza, etc.), que tienen connotaciones específicas y que son capaces de articular múltiples significados relacionados con poses, posiciones y movimientos, los que a su vez se articulan al espacio y al tiempo. Pero además de ser un sintagma en sí mismo, el cuerpo entra en relación/combinación con otros cuerpos, con los que establece relaciones de unión (sexo), oposición (conflicto) o complementariedad (danza, juegos, etc.). Como he dicho, "el cuerpo está dotado de su propia morfología y de su particular imagen, de sus propios olores y texturas, de sus sabores y sonidos, de sus colores y densidades, de su propia historia y de su específica memoria, capaz, finalmente, de construir su particular sintaxis con otros cuerpos"1.
Desde el punto de vista semántico, el cuerpo es un activo connotador que crea, organiza y transmite continuos mensajes que van desde lo meramente pragmático, a lo estético y simbólico. Las significaciones corporales no sólo está determinadas por su morfología y por los diversos sistemas semio-fisiológicos que lo constituyen (color y textura de la piel, olores, movimientos y posiciones), sino también por los sistemas de signos que se le añaden (vestimenta, maquillaje, perfumes, etc.).
Finalmente, desde el punto de vista pragmático, el cuerpo ocupa una posición bi-valente pues al mismo tiempo que tiene una relación con el ser que "usa" su cuerpo y que al desdoblarse lo ve como un instrumento, también es un signo-objeto que el otro ve, observa, utiliza; un objeto-signo que encarna la otredad que al significarlo lo
limita y lo constriñe.Ahora bien, ¿qué ocurre cuando ese signo-objeto que es el cuerpo es copiado y reproducido? ¿Qué ocurre cuando el cuerpo, cuya vocación natural es la muerte y la descomposición, es transformado y conservado, tal como ocurre en la exposición
Bodies Revealed? Ciertamente, cuando el cuerpo es sacado de su dimensión "natural" para convertirlo en representación artificial, intervienen unas nuevas dimensiones semióticas. Por un lado, se "alteran" las relaciones sintácticas, semánticas y pragmáticas, pues el signo-objeto deviene "artificializado", mero objeto material, lo que modifica sus relaciones con los otros cuerpos "naturales" y, por el otro, desaparece la noción de auto percepción, pues tales cuerpos, conservados gracias a un proceso químico de polimerización, carecen de conciencia para-sí-mismos.Pero hay, además, otra dimensión que en
riquece las significaciones de quienes interactúan con estos cuerpos humanos polimerizados. En efecto, cuando vimos la exposición en Buenos Aires, Argentina, en 2007, mucho del asombro particular de los asistentes y de los propios medios que reseñaron la exposición venía más de la posibilidad de relacionarse con catorce seres humanos reales, muertos, que de la detallada presentación de órganos y estructuras corporales. Se trata, pues, de una experiencia semiótica nueva, en la que el cuerpo adquiere la significación de lo que éste es pero sin la vida, es decir sin el funcionamiento normal de los órganos, sin el movimiento, es decir, sin ese componente semántico fundamental del cuerpo: la vida.Como afirmaba Merleau-Ponty, nuestro cuerpo es "un conjunto de significaciones vividas"2 o, como alegaba Martin-Juchat, "el cuerpo está en el origen de nuestra capacidad de semiotizar el mundo"3; en consecuencia, el cuerpo cumple un papel pivotal en la constitución y funcionamiento de la cultura: desde él y en torno a él gira la acción humana y, aunque a veces en el camino sus conexiones con las estructuras socio-culturales se opacan, siempre, de un modo u otro, sus significaciones, su simbolización, sus valores la marcan.
1 Finol, J. (2008). Discurso, Isotopía y neo-Narcisismo: Contribución a una Semiótica del cuerpo. Telos, Vol. 10, No. 3: 383-402.
2 Merlau, M. (2003[1945]). Phénomenologie de la perception. Paris: Gallimard.
3 Martin, F. (2001). Anthropologie du corps communicant. État de lart des recherches sur la communication corporelle. En Médiation & Information. Anthropologie et Communication, No. 15 : 55-66.
Lo Bello y lo Bueno
Cósimo Mandrillo*
* Licenciado en Letras. Doctor en Letras. Poeta. Profesor Emérito de la Universidad del Zulia. Zulia-Venezuela.
¿Qué es lo que produce, al menos en mí, un inmediato rechazo de esta exposición que parece que ya recorría el mundo cuando ni siquiera sospechábamos su existencia? Seguramente, antes que cualquier otra consideración, lo básico, casi rastrero, de los argumentos utilizados para matizar su carácter comercial. Pero, salta a la vista, el comercio no es delito. Muchas otras empresas pueden no agradarnos sin producir esta especie de asco que, repito, en mi caso, se genera frente a la sola existencia de Bodies.
Habrá entonces otras consideraciones. Si se dejan de lado algunas informaciones que hablan de vías truculentas por medios de las cuales los amos de esta exhibición obtienen los cuerpos que
luego plastifican, uno podría por ejemplo comenzar por reflexionar sobre el nombre mismo de la exhibición. Bodies, cuerpos, apunta a materializar, objetivar, extrañar esas masas que llenan la sala. Lo contrario de cuerpo, lo sabemos, es el alma, el espíritu que, como puede deducirse del nombre elegido, está fuera de la sala, no participa, no existe; por lo tanto no es necesario ni tendría sentido que nuestra propia alma se resintiera a la vista de esos contenedores vacíos que, desnudos de piel y de humanidad no nos representan en cuanto especie, ni cultura, ni historia, ni familia ni .. No en balde los dueños suelen referirse a esos cuerpos como especímenes.Luego habría que pensar en lo científico. Y esto es grave, porque uno no quiere coincidir con esos cavernícolas que rechazan la investigación con células madres, por ejemplo, para no tener que aludir siquiera a los que se oponen a los abortos con el argumento de que cada embrión es un ser humano. ¿Pero qué clase de ciencia es ésta que descubre tan prontamente su vena pecuniaria? Me pregunto qué parte de esta exposición no podría realizarse con la misma minucia en plástico, por ejemplo. Me pregunto si no están utilizando nuestra atávica curiosidad por la muerte para justificar con la supuesta cientificidad un negocio que probablemente ubique a los espectadores en la misma situación de quien no puede evitar detenerse en el sito de un accidente a mirar los cadáveres.
Bodies: la exposición
Solano Calles*
* Médico sexólogo. Rector de la Universidad de Falcón (UDEFA).
Opinar sobre la controversial exposición (truncada por la decisión oficial de su prohibición)
sin haberla contemplado, implica alguna osadía, por decir lo menos.Desde la noche de los tiempos, el ser humano ha tenido especial fascinación por conocer las entrañas de su cuerpo y el de sus semejantes, cuestión que explica, en parte, la alta demanda de los estudios médicos, la admiración y respeto hacia los profesionales de la salud. La exposición de cadáveres, o sus partes, data de las civilizaciones más antiguas; así, los egipcios la practicaron, constituyendo uno de las disciplinas más reconocidas la preparación y conservación de los cuerpos. Dicha costumbre la encontramos en otras culturas y civilizaciones. Todo ello enmarcado en un proceso natural, sin morbo aparente en la contemplación. En las civilizaciones más modernas esta práctica se fue reduciendo, quedando casi como exclusivi
dad de los anfiteatros y escuelas de medicina.Pero, dicho atractivo y fascinación persisten y el querer conocer y contemplar, está en la mente y la voluntad de un porcentaje importante de la población, difiriendo de un país a otro.
Si es voluntario, como se supone, la prohibición es absurda y anti-democrática. No es anti-ético el realizarla, sí el libre albedrío priva en ello; la esencia de la libertad está precisamente en la decisión individual de escoger, sin coerción ni condicionamiento.
La ciencia, deslastrada de vanos prejuicios, es lo que ha permitido que el humano alcance si
tios cimeros en el desarrollo científico y humanístico.Dicha exposición (
bodies) si se realizaba bajo los patrones científicos y de libertad plena, sólo contribuiría al realce del individuo y a su realización.