INTRODUCCIÓN
La figura de Doña Esperanza de Rueda en la Capitanía General de Chile durante el período colonial no solo ilustra el papel de las mujeres en la economía de la época, sino que también desafía las percepciones tradicionales sobre el papel y la capacidad de las mujeres en las sociedades coloniales. Doña Esperanza, viuda del Adelantado don Jerónimo de Alderete, compañero de la hueste de Pedro de Valdivia y posteriormente viuda del mismo navegó y moldeó el contexto económico y social de su tiempo, para emerger como una figura de autoridad y autonomía económica en un ambiente predominantemente masculino durante los primeros años de la conquista de Chile (León Echaiz, 1972). Ella, a través de los poderes legales hizo gestión de las encomiendas y transacciones comerciales documentadas, se observa cómo manejó asuntos financieros complejos y mantuvo relaciones comerciales estratégicas que desafiaron las expectativas típicas de las mujeres de su estatus y tiempo. El estudio de sus actividades permite apreciar las sutiles formas de autonomía y agencia que algunas mujeres lograron ejercer dentro de las restricciones de su contexto colonial. Esta investigación no solo aporta a la comprensión del papel de la mujer en la historia económica de Chile, sino que también contribuye a un diálogo más amplio sobre la agencia femenina en contextos coloniales y las dinámicas de poder en sociedades patriarcales y coloniales (Albornoz, 2003).
En este orden, la contabilidad, por lo tanto, no solo es una herramienta esencial para las empresas, sino también para la gestión de las finanzas personales (Delgado, 2009). Los hechos económicos representan cualquier transacción o evento que impacte económicamente a un individuo y sea cuantificable en términos monetarios (Bermúdez et al., 2013). Estos incluyen ingresos, como salarios e intereses de inversiones, y gastos en categorías como vivienda, alimentación y transporte (Proaño, 2023). La contabilidad personal, asegura un registro ordenado y sistemático de estas transacciones, proporcionando una herramienta fundamental para la planificación financiera.
Además, una contabilidad meticulosa es crucial para el cumplimiento fiscal, ayudando a las personas a declarar correctamente sus ingresos y gastos y a aprovechar las deducciones fiscales adecuadas, evitando posibles sanciones. Por otro lado, mantener un control riguroso sobre los hechos económicos facilita la toma de decisiones importantes relacionadas con financiamiento e inversiones, así como la preparación para emergencias económicas mediante la creación de un fondo de emergencia (Franco, 2016). Este seguimiento continuo también permite ajustar los planes financieros a medida que cambian las circunstancias personales, asegurando que las metas financieras permanezcan alineadas con la situación económica actual.
En el contexto colonial, las prácticas contables eran fundamentales para la gestión y control económico de los territorios bajo dominio europeo (Bonilla, 2013). Se empleaban para registrar transacciones, calcular impuestos, y monitorear las operaciones de las compañías coloniales, como las compañías de las Indias Orientales y Occidentales, garantizando que los beneficios económicos regresaran a Europa. La contabilidad también jugaba un papel crucial en la administración fiscal de las colonias (Von Grafenstein, y Marichal, 2012).
Además, la contabilidad regulaba el comercio dentro de las colonias (Alonso, 2008). Las potencias coloniales establecían monopolios y utilizaban sistemas contables para controlar el flujo de bienes valiosos como oro y plata, supervisando el cumplimiento de las regulaciones comerciales y previniendo el fraude y el contrabando (Franco, 2018). Por ello, estos registros no solo facilitaban el reporte eficiente hacia la ciudad, sino que también aseguraban un flujo constante de recursos hacia España. Una de las prácticas contables más significativas en Chile durante este período fue la relacionada con el sistema de encomiendas (Ferrada y Gloël, 2021). Este sistema otorgaba a los colonos españoles derecho sobre la mano de obra indígena y una parte de los productos que estos producían (Bengoa, 2016). La contabilidad en este ámbito no solo registraba los productos y tributos debidos, sino que también mantenía un control sobre la población indígena asignada a cada encomendero, asegurando que los encomenderos cumplieran con sus obligaciones de protección y evangelización de los indígenas a cambio de su trabajo y productos. Los libros contables eran regularmente revisados por auditores enviados por la Corona para prevenir el contrabando y garantizar la protección de los intereses económicos de España (Del Valle, 1997).
Además de su función económica y administrativa, la contabilidad tenía un profundo impacto social en el Chile colonial (Llorca Jaña y Martínez Barraza, 2023). En los registros contables se imponían normas y estructuras que influían en la distribución de la riqueza y el poder dentro de la colonia. Aquellos que podían manipular o interpretar estos registros ejercían una influencia considerable, ya que controlaban información económica clave, lo que refleja cómo la contabilidad era tanto una herramienta de poder como un reflejo de la organización económica y social de la época colonial.
En el contexto del Chile colonial, las prácticas contables estaban profundamente entrelazadas con la estructura económica y administrativa impuesta por la corona española. Estas prácticas no solo facilitaban la administración de los recursos coloniales, sino que también aseguraban la extracción eficiente y el envío de riquezas hacia España (Mejía, 2019). Los registros contables cubrían una amplia gama de actividades económicas, incluyendo la recaudación de impuestos, el comercio de bienes preciosos como la plata y el cobre, y la gestión de la mano de obra indígena bajo el sistema de encomiendas (Llorca Jaña y Martínez Barraza, 2023). Dentro de esta estructura, las cuentas por cobrar y las cuentas por pagar jugaban roles cruciales, registrando respectivamente los créditos y débitos de la colonia (Ibarra, 2002). Esto permitía un control detallado sobre las finanzas y ayudaba a mantener un flujo constante de ingresos y pagos. Estas prácticas contables no solo eran fundamentales para la economía colonial, sino que también reforzaban las jerarquías sociales, las reproducían y facilitaban la dominación colonial, al proporcionar a los administradores coloniales herramientas efectivas para el manejo y la explotación de los recursos humanos y materiales de Chile, moviendo con ello mano de obra y recursos exclusivos (Bauer, 2001) La contabilidad en el Chile colonial, por lo tanto, se convierte en un espejo de la interacción entre las políticas económicas, la gestión administrativa y los imperativos sociales de la época. Por otra parte, la contabilidad de las personas naturales reflejaba una interacción compleja entre los sistemas económicos impuestos por la colonia y las prácticas locales. Este enfoque proporcionaba una base sólida para la gestión de las finanzas personales y empresariales, adaptándose a las circunstancias específicas de la colonia. Dentro de esta estructura, las cuentas por cobrar y las cuentas por pagar jugaban roles cruciales, registrando respectivamente los créditos y débitos de la colonia (Ibarra, 2002). Por último, nos encontramos con los denominados Poderes Amplios y Generales. Debemos entender que, en la Colonia, la capacidad de representación legal era crucial para gestionar propiedades y negocios en ausencia del titular, especialmente en un territorio vasto y a menudo inaccesible. Los poderes legales amplios permitían a las personas delegar la gestión financiera y legal, lo que era esencial para mantener el control sobre los recursos dispersos y resolver disputas legales o financieras de manera eficiente (Abrigo, 2021).
El presente artículo tiene como objetivo analizar la influencia de la Contabilidad en las Relaciones Económicas de Esperanza de Rueda en el Chile Colonial.
MÉTODO
La presente investigación, se ejecuta a partir desde el paradigma cuantitativo, de tipo descriptiva y se complementa con un diseño documental-bibliográfico (Parela Stracuzzi y Martins Pestana, 2012), lo que permite la recolección de la información extraída de los artículos arbitrados, trabajos de grado y textos bibliográficos entre otros, abordando el método analítico, orientando y complementando el estudio de aspectos particulares, explorados en el análisis de contenido escrito, a través del método analítico-sintético (Bernal Torres, 2006). Estos documentos reflejan la interacción de los bienes materiales con la identidad de Doña Esperanza, su estatus social y las prácticas culturales de su tiempo. Logrando con ello, una interpretación de la significancia y el impacto de sus actividades económicas en la estructura social de la época colonial en Chile. De esta forma, se examinó la información seleccionada a través de la técnica de análisis de contenido, congregando aspectos teóricos sobre el tema abordado por los investigadores.
RESULTADOS
A continuación, se presentan los resultados obtenidos luego del desarrollo del método plateado por los investigadores.
Cuentas por Pagar
Constituyen una parte importante de la contabilidad tanto de las personas naturales como las personas jurídicas y su gestión adecuada es fundamental para mantener una buena relación con los proveedores y evitar problemas de liquidez (Oviedo, 2021). Bajo Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) las cuentas por pagar se clasifican en dos grupos principales: acreedores comerciales y otras cuentas por pagar, cada uno con características y presentación específica en el estado de situación financiera (Gaitán, 2020). En la contabilidad colonial, el registro preciso de las deudas y su oportuna cancelación eran cruciales para mantener la confianza de los acreedores, asegurar el acceso a recursos y garantizar la continuidad de las actividades económicas (González, 2001).
Doña Esperanza de Rueda, viuda del Adelantado don Jerónimo de Alderete y figura prominente de la sociedad colonial, se compromete a pagar una deuda significativa a los indígenas de la encomienda de Tango y a sus caciques, como compensación por no haber proporcionado adecuadamente servicios religiosos y doctrina cristiana, que eran parte de las obligaciones impuestas a los encomenderos (Cuevas, y Castañeda, 2019). Esperanza fue una mujer correcta, daba cuenta de los errores administrativos de su esposo con los indígenas encomendados de Tango y Los Promaucaes y se hacía responsable del daño, esto con la idea de mantener la encomienda y no ser acusada en un futuro de abandono y perder con ello la misma.
Este solo hecho de “restitución” no debemos pasarlo tan fugazmente, porque si bien implica, por un lado, el deber ser ético y moral, dado que esto lo hace para “más descargo de mi conciencia”, mostrando un esfuerzo consciente por parte de la encomendera de aliviar su conciencia y asegurar el bienestar de los indígenas bajo su cuidado, lo cual se alinea con las normas morales y las expectativas sociales de la época (Cuevas, y Castañeda, 2019). Por el otro, lo es también un acontecer administrativo. Esperanza, consciente de la calidad de las tierras y los naturales en ella, se “obliga a dar y pagar” lo que se les adeuda por el concepto de doctrina, y he ahí lo importante. Se destaca entonces en el documento estudiado, la forma en que Doña Esperanza reconoce su falla en el cumplimiento de sus deberes como encomendera y su intención de remediar esta falta mediante una compensación económica (Acosta, 2016). Ella está al tanto de quienes son su encomienda, no por casualidad pide el pago para los “dichos indios, caciques y principales”, diferenciando con ello jerarquía y estatus de los naturales. El pago por su parte se esperaba realizar en “ganado i en ropa de la tierra o en oro”, según lo que determinase el promotor a cargo, y sin posibilidad de litigio, demostrando así la seriedad y formalidad del compromiso, todo ello para evitar causas legales posteriores. En la colonia las personas y las empresas con frecuencia no tenían acceso a suficiente efectivo para pagar sus deudas, por lo que podían saldarlas con bienes o servicios (Sánchez Santiró, 2021).
Se aprecia entonces un conocimiento y la manipulación sofisticada de las normas legales coloniales para asegurar la solvencia moral y financiera de los compromisos adquiridos. También muestra la importancia de la documentación legal en la administración de las cuentas por pagar en la sociedad colonial, donde tales documentos no solo eran registros financieros sino también declaraciones de responsabilidad social y ética (Choque y Díaz, 2016). Finalmente, este compromiso registrado formalmente ante un escribano público y testigos refleja la integración de las prácticas contables con la estructura social y jurídica de la colonia, demostrando cómo las transacciones financieras y las obligaciones legales estaban profundamente entrelazadas con las expectativas éticas y las responsabilidades sociales de los individuos de alto rango en la sociedad colonial (Esteve, 2002).
Cuentas por cobrar
Una segunda cuenta que abordamos en el presente análisis, son las cuentas por cobrar, sin lugar a duda, un componente importante de la situación financiera de una persona natural o jurídica y su correcta gestión es crucial para mantener un flujo de caja saludable y minimizar los riesgos de impago (Viloria y Zapata, 2018). Bajo normas internacionales de Información Financiera (NIIF), las cuentas por cobrar se denominan Cuentas comerciales por cobrar y otras cuentas por cobrar. Es importante destacar que las NIIF establecen requisitos específicos para el reconocimiento, medición y presentación de las cuentas por cobrar en los estados financieros. Estos requisitos buscan garantizar que la información proporcionada sea relevante, confiable y comparable entre diferentes empresas (Ramos, y Barrios, 2020). En la contabilidad colonial, las cuentas por cobrar a menudo se realizaban a crédito, con plazos de pago establecidos (Sánchez Santiró, 2021).
A través de este poder, doña Esperanza autoriza a Higueras a demandar, recibir y cobrar deudas en diversas formas, incluyendo maravedís, pesos de oro, plata, joyas, ganado, y mercaderías, evidenciando la diversidad de sus activos y transacciones comerciales. Además, Higueras tenía la capacidad de gestionar y cerrar cuentas de mineros y otros empleados que extrajeran recursos valiosos como el oro, u otras mercaderías en sus haciendas, asegurando de esta forma, que todos los activos y rendimientos fueran contabilizados y recuperados adecuadamente.
Por otro lado, las prácticas de gestión de cuentas por cobrar en el Chile colonial, donde doña Esperanza de Rueda, viuda del gobernador Gerónimo de Alderete, otorga un poder amplio a Juan de Higueras, un mercader de Santiago. A través de este poder, doña Esperanza autoriza a Higueras a demandar, recibir y cobrar deudas en diversas formas, incluyendo maravedís, pesos de oro, plata, joyas, ganado, y mercaderías, evidenciando la diversidad de sus activos y transacciones comerciales. Además, Higueras tenía la capacidad de gestionar y cerrar cuentas de mineros y otros empleados que extrajeran recursos valiosos como el oro, u otras mercaderías en sus haciendas, asegurando de esta forma, que todos los activos y rendimientos fueran contabilizados y recuperados adecuadamente.
Relaciones económicas de Esperanza de Rueda
Las relaciones económicas de Esperanza de Rueda en el Chile Colonial fueron de vital importancia para el desarrollo y progreso de su vida y su entorno. Como mujer emprendedora y astuta en los negocios, Esperanza se destacó en el comercio de productos agrícolas, como el trigo y el maíz, así como en la venta de tejidos y otros artículos de fabricación local. Sus habilidades contables le permitieron llevar un registro detallado de sus transacciones y establecer relaciones comerciales sólidas con otros comerciantes y empresarios de la época. Esperanza utilizaba la contabilidad como una herramienta estratégica para calcular sus ganancias y pérdidas, identificar las tendencias del mercado y tomar decisiones informadas sobre la compra y venta de productos. Además, gracias a sus habilidades contables, pudo establecer alianzas comerciales con proveedores y clientes potenciales, lo que le permitió expandir su red de negocios y aumentar su influencia en el ámbito económico.
En resumen, las relaciones económicas de Esperanza de Rueda fueron impulsadas por su sólida formación contable, que le brindó una ventaja competitiva en el Chile Colonial y contribuyó significativamente a su éxito financiero y social. a pesar de las limitaciones y desafíos de su tiempo, las prácticas contables en el Chile colonial eran complejas y adelantadas a su época, permitiendo una gestión efectiva que resonaría con los principios de la contabilidad moderna. Esto enriquece la comprensión de la historia económica y social del Chile colonial, sino que también ofrece perspectivas valiosas sobre la evolución de las prácticas contables y financieras a lo largo del tiempo. Entender que las mujeres fueron competentes en estas áreas y que no estuvieron ajenas al proceso, es una tarea por enmendar a la luz de nuevos casos que emerjan durante el período colonial.
CONCLUSIÓN
El análisis de los Hechos Económicos en el Chile colonial revela un alto grado de sofisticación y formalidad, comparables en muchos aspectos a las teorías y prácticas contables contemporáneas. Los hechos económicos, como los manejados por personas naturales y los documentados en la contabilidad colonial, subrayan la importancia de un registro meticuloso y el manejo adecuado de las cuentas por pagar y por cobrar, esenciales tanto para la salud financiera individual como para la administración eficiente de los recursos en un contexto colonial. Este tipo de estudio nos abre el camino a conocer el tipo y forma de los capitales en los albores del periodo colonial.
Por otro lado, el caso de Doña Esperanza de Rueda destaca particularmente, mostrando cómo una figura femenina en el Chile colonial, viuda de un encomendero e incluso nombrado gobernador del reino; fue una figura que no solo gestionaba sus obligaciones financieras con rigor, sino que también navegaba por un complejo entramado de relaciones laborales y económicas con un notable grado de autonomía y competencia.