INTRODUCCIÓN
Millones de personas están afectadas por la diabetes tipo 2, que se ha convertido en una epidemia mundial que tiene un impacto significativo en los sistemas de salud. Para evitar complicaciones graves y mejorar la calidad de vida de los pacientes, es fundamental un control efectivo de la diabetes. Sin embargo, lograr un control óptimo de la glucemia es un desafío complicado que va más allá de las intervenciones médicas individuales y está profundamente influenciado por una amplia gama de determinantes sociales.
En este sentido, el aumento de la prevalencia de diabetes mellitus tipo 2, en todo el mundo se ha atribuido a una variedad de factores socioeconómicos, demográficos y ambientales, así como al aumento de los factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades relacionadas con estilos de vida no saludables, como bajos niveles de actividad física y sobrepeso/obesidad (Heredia Morales y Gallegos Cabriales, 2022).
Por otro lado, los autores Sánchez Martínez et al. (2020) destacan que:
La Diabetes Mellitus (DM) representa un serio peligro para la salud universal, sin distinciones del estado socioeconómico de las personas, de los países de residencia, del sexo o de la raza. Los diabéticos tienen el riesgo de desarrollar complicaciones peligrosas que son potencialmente letales. (p.157).
Al respecto, la diabetes mellitus de tipo 2 (DM2) es una enfermedad caracterizada por hiperglucemia que ha tenido recientes incrementos dramáticos en su prevalencia. La aparición de pacientes ha aumentado en grupos de adultos jóvenes, adolescentes y niños. (Muñoz Cano et al., 2020, p. 122).
Por otro lado, los autores De La Guardia Gutiérrez y Ruvalcaba Ledezma (2020) destacan:
Los determinantes del estado de salud de la población han estado sometidos a las contingencias históricas de la especie humana, abarcan desde factores ambientales, biológicos, conductuales, sociales, económicos, laborales, culturales y, por supuesto los servicios sanitarios como respuesta organizada y especializada de la sociedad para prevenir la enfermedad y restaurar la salud. (p. 83).
En tal sentido, los economistas siempre han estado interesados en la pobreza y en la aparición de enfermedades como la diabetes, la depresión, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades infectocontagiosas. En general, esta estructura social a nivel macro es una medida de las condiciones de vida y trabajo de las personas, y está relacionada con la incapacidad de proporcionar los recursos necesarios para alcanzar el estado de salud más alto. Es fundamental no ignorar a las poblaciones con problemas de salud y encontrar soluciones, a pesar de que es imposible llevar a cabo actividades para todas ellas.
Igualmente destacan los autores De La Cruz Vargas et al. (2018) que:
Se sabe que la pobreza y la mala salud son fenómenos interrelacionados. Los países pobres tienden a presentar deficientes indicadores en salud en relación a los países de mejores ingresos, y dentro de cada país las personas pobres tienen más problemas de salud que las no pobres. Esta asociación refleja una relación de causalidad que funciona en los dos sentidos: la pobreza genera mala salud, y la mala salud hace que la pobreza se perpetúe. (circulo vicioso pobreza-enfermedad) (p. 7).
Por ello, es importante una gestión de la salud, que contribuya al control de las enfermedades de forma integral, logrando que las personas tomen consciencia de su protagonismo en esta tarea. La atención sanitaria es esencial para la salud y el bienestar de las personas. Una atención sanitaria adecuada no sólo previene, diagnostica y trata enfermedades, sino que también promueve la salud y el bienestar general (García Ortiz, 2024, p. 18). En este orden de ideas, la gestión de salud debe ser observada como un entramado en el cual se interrelacionan un equipo de profesionales que tiene como propósito generar confianza y tranquilidad a los pacientes en un momento dado (Castillo Ayón et al., 2023, p. 42).
En tal sentido, los procesos de autorregulación en la salud colectiva se llevan a cabo de manera espontánea; es decir, las normas de comportamiento y los códigos de conducta de las personas no son invadidos por otra administración que no sea la de la colectividad misma; las conductas permanentes que representan un peligro o un riesgo social serán objeto de control, lo cual implica un proceso a través del cual la colectividad decide o administra determinadas formas de comportamiento individual con el fin evitar los riesgos de cualquier enfermedad.
Por lo tanto, se plantea como objetivo general analizar el control en salud y determinantes sociales en diabetes tipo 2.
MÉTODO
La investigación se lleva a cabo desde una perspectiva cuantitativa mediante la recuperación, recopilación y análisis de referencias documentales y bibliográficas. En este sentido, los investigadores utilizan un diseño bibliográfico de tipo documental para llevar a cabo un proceso de investigación en el que la población de estudio se basa principalmente en documentos escritos como trabajos arbitrados, además de tener en cuenta el análisis del contenido de la información recopilada, lo que permite obtener resultados (Dávila, 2006). Se plantea igualmente el método analítico-sintético por medio del cual, se descompone un todo en partes, extrayendo cualidades, componentes, relaciones y más, para posteriormente unir las partes analizadas y con ello descubrir características y relaciones entre los elementos (Rodríguez y Pérez, 2017).
RESULTADOS
A continuación, se presentan los resultados obtenidos luego del desarrollo del método planteado.
Las circunstancias en las que las personas pasan su vida, que son influenciadas por factores como la cultura, el nivel familiar o la economía, se denominan determinantes sociales. Incluyen, por ejemplo, las circunstancias en las que las personas nacen, crecen, viven y trabajan. En la definición de tales causas negativas, el caso de la Diabetes Mellitus Tipo 2 aparecen como ejes determinantes, entre otros, la desigualdad e inequidad en la distribución de ingresos y oportunidades educativas que conducen, a su vez, a condiciones y estilos de vida nocivos. (consumo de tabaco y alcohol, dietas desequilibradas, inactividad física, estrés, presión arterial elevada y, finalmente, a enfermar). En América Latina y el Caribe, la inequidad en la distribución del ingreso es mayor que en otras regiones del mundo, lo cual podría ser la razón detrás de las altas tasas de diabetes tipo 2.
En este orden, desde hace 50 años, la diabetes mellitus y sus complicaciones han tenido un impacto significativo en la salud de las naciones. De ser un problema de salud bastante inusual, cuando se propuso por vez primera que la enfermedad podría ser vista como una epidemia global, ha pasado a ser un problema globalizado. En la mayoría de los países, el diagnóstico de diabetes implica gastos en medicinas, así como cuidados clínicos y financieros prolongados.
En tal sentido, los autores Hernández Teixidóa et al. (2023) plantean los siguientes aspectos:
Los determinantes sociales en salud son el conjunto de condiciones en las que una persona nace, crece, vive, trabaja y envejece, y que afectan a su estado de salud y a su bienestar. Estos determinantes son influidos por factores económicos, culturales, políticos y sociales. (p. 2).
La diabetes ahora afecta a todos los grupos etarios y es el principal problema de salud, así como, en los países industrializados, una importante causa de morbilidad y hasta la segunda causa principal de morbilidad, éxito sólo por enfermedades cardiovasculares. Aproximadamente dos tercios de todas las personas con diabetes viven en el mundo en desarrollo y alarmantemente parece ser que su frecuencia está también incrementando en países recientemente industrializados, especialmente en áreas urbanas. Las enfermedades no transmisibles representan uno de los mayores desafíos del siglo XXI para la salud y el desarrollo de los países (Medina Gómez y Medina Reyes, 2018, p. 2).
La Organización Mundial de la Salud (2023) explica lo siguiente:
Entre 2000 y 2019, las tasas de mortalidad por diabetes normalizadas por edades aumentaron en un 3%.
En 2019, la diabetes y la nefropatía diabética causaron dos millones de defunciones.
La alimentación saludable, el ejercicio físico regular, el mantenimiento de un peso normal y la evitación del consumo de tabaco previenen la diabetes de tipo 2 o retrasan su aparición.
Es posible tratar la diabetes y evitar o retrasar sus consecuencias por medio de la actividad física y una alimentación saludable, junto con medicación y la realización periódica de pruebas.
Igualmente, según Iglesias Fernández (2021) menciona que:
La OMS (2017), entiende por inequidades sanitarias «las inequidades evitables en materia de salud entre grupos de población en un mismo país, o entre países. Esas inequidades son el resultado de desigualdades en el seno de las sociedades. Las condiciones sociales y económicas, y sus efectos en la vida de la población, determinan el riesgo de enfermar y las medidas que se adoptan para evitar que la población enferme, o para tratarla. (p. 449)
Las complicaciones crónicas son el resultado de la progresión de la DMT2, reducen la calidad de vida de los pacientes e incrementan la carga de enfermedad; teniendo un significativo impacto en la economía de países en desarrollo. (Villacorta Santamato et al. 2020, p.309). La diabetes tipo 2 es la principal causa de mortalidad y morbilidad a nivel global, considerando que afecta entre 285 a 347 millones de personas en el mundo (Medina Gómez y Medina Reyes, 2018, p. 2).
En primer lugar, la multifactorialidad de la enfermedad y la falta de conciencia y conocimiento sobre los factores que contribuyen a la aparición de esta patología constituyen una de las principales barreras para el control adecuado de la diabetes. En consecuencia, es necesario llevar a cabo una hoja de ruta para el paciente diabético de tipo 2, que incluya las principales acciones en las áreas clínica, social y educacional, así como en las políticas públicas que afectan la salud y el bienestar. Esta propuesta debe ser completa, integradora y efectiva.
Por otro lado, Pérez Rodríguez y Berenguer Gouarnaluses (2015) describen algunos determinantes sociales:
Nivel de ingreso: numerosos estudios han señalado la relación existente entre la diabetes mellitus de tipo 2 y el nivel de ingreso, toda vez que la situación socioeconómica condiciona conductas individuales respecto a la alimentación y a la práctica de ejercicios físicos.
Nivel educacional: se vincula con otros factores, tales como el nivel de ingreso, la ocupación, el prestigio social, el conocimiento sobre temas de salud, el interés por obtener información de salud y los estilos de vida saludables.
Ocupación: es la posición del individuo dentro de la estructura social, lo que contribuye a protegerlo de determinados riesgos laborales, les facilita el acceso a los recursos sanitarios, produce diferentes niveles de estrés psicológico.
Accesibilidad a los servicios de salud: si no se dispone de acceso a los servicios médicos o estos son deficientes, independientemente de que el nivel de ingreso sea adecuado y se posean suficientes conocimientos al respecto.
Dietas hipercalóricas: el consumo inmoderado de alimentos “chatarra", ampliamente publicitados en los medios de comunicación, que son promocionados como comida rápida, están constituidos de un alto contenido de grasa y calorías.
Inactividad física: un factor que ayuda a revertir el aumento de personas con diabetes mellitus es la promoción del ejercicio físico como práctica social cotidiana, tanto en la población infantil como en la juvenil.
Creencia sobre la belleza y la salud: se ha heredado la creencia de que el hecho de ser rollizo es sinónimo de belleza y salud, lo cual predispone al sobrepeso y a la obesidad, que es uno de los factores de riesgo que más se asocia con la diabetes mellitus de tipo 2.
Género: se ha observado una mayor frecuencia de la diabetes mellitus en las mujeres, lo cual está vinculado con aspectos culturales y con los bajos ingresos como consecuencia de las desventajas sociales.
Funcionalidad familiar: el apoyo familiar repercute en la enfermedad, su evolución y desenlace, de manera que constituye un elemento fundamental para desarrollar conductas de salud y autocuidado, así como adhesión del enfermo al tratamiento médico.
La prevención de la diabetes es algo que se está estudiando en forma intensa; y por lo descrito en esta revisión; el uso en grupos de riesgo de medidas dietéticas y de actividad física que evite el sedentarismo (Garmendia Lorena, 2022). Así mismo, Roselló-Araya et al. (2021) describen:
La Asociación Americana de Diabetes (ADA) ha propuesto estrictos objetivos clínicos y lipídicos para el control metabólico, con el fin de mejorar el pronóstico y reducir la elevada morbimortalidad en la población con DM2, estableciendo los siguientes valores: HbA1c menor de 7 %, glicemia en ayunas entre 80 y 130 mg/dL y la glicemia posprandial menor de 180 mg/d. (p. 4)
Se espera que mediante intervenciones que incluyan incremento de actividad física y adecuación dietaria, mejoren a su vez las condiciones de peso y la distribución de grasa corporal (Bohórquez Moreno et al., 2020). Algunos consejos que, después de la explicación del problema, se debe fomentar en los pacientes incluyen la implementación de dietas menos hipoglucémicas, ya que todavía existe una gran cantidad de ingestas gigantes de carbohidratos que producen picos elevados.
Algunos incentivos para promover la salud son:
Aplicar políticas y programas que aborden los factores sociales que afectan la salud: Esto incluye acciones para disminuir la pobreza, mejorar el acceso a la atención médica y la educación, y fomentar ambientes más saludables.
Reimpulsar la atención primaria de salud: La atención primaria de salud debe ser accesible y enfocada en el paciente; además, debe brindar asistencia y educación para el manejo de la DT2.
Participación de las comunidades: Para mejorar el control de la DT2, las comunidades deben involucrarse en la creación e implementación de intervenciones.
Promover investigaciones sobre las relaciones entre los determinantes sociales de la salud y la biología: Nuevas formas de tratar y prevenir la DT2 podrán ser identificadas mediante esta investigación.
CONCLUSIONES
Una combinación de factores biológicos y determinantes sociales de la salud influye en la diabetes tipo 2, una enfermedad crónica complicada. El riesgo de desarrollar DT2, la progresión de la enfermedad y los resultados del tratamiento pueden verse significativamente afectados por factores como el nivel socioeconómico, la educación, el acceso a la atención médica y los entornos alimentarios.
Igualmente, la diabetes tipo 2 está directamente relacionada con el estilo de vida, una intervención debe ser multidisciplinaria y enfocarse en los más desfavorecidos y en los niños como forma de prevención. El sistema sanitario y el proceso salud-enfermedad deben armonizarse al desarrollar programas para prevenir la diabetes tipo 2, incorporando la prevención primaria, secundaria y terciaria, con un enfoque directo en los factores fundamentales que controlan la enfermedad. Para mejorar el manejo de la DT2 y disminuir las disparidades en salud, es esencial abordar los determinantes sociales de la salud. Esto requiere una perspectiva multisectorial que incluya a las comunidades, los profesionales de la salud, los gobiernos y el sector privado.