INTRODUCCIÓN

Los datos de la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria Continua de Ecuador muestran que de 2014 a 2021 la existencia de porcinos se redujo en 856_396 cabezas, aunque la pérdida de los últimos cinco años representa solo el 7,1% de esa cifra. Sin embargo para la provincia Napo esta última etapa tuvo repercusión critica porque su inventario de suidos cayó un 56,7% (^{INEC, 2019}, ^{INEC, 2020}, ^{INEC, 2021}).

Las afectaciones provocadas por la emergencia de las enfermedades rojas del cerdo, especialmente la Fiebre Porcina Africana, así como la Fiebre Aftosa, unida a otras, han tenido un fuerte impacto a nivel global en la sanidad de esta especie (^{Beltran-Alcrudo et al. 2019}). Las mayores afectaciones las perciben los productores de crianza de traspatio, cuyas instalaciones con frecuencia no cumplen los requisitos de bioseguridad en los países de menor desarrollo.

A estos problemas se unen las afectaciones de la pandemia de Covid-19 que limitaron las exportaciones por las restricciones de movilidad y el cierre de las fronteras, cuyos efectos inmediatos en América Central y México fueron descritos por (^{Lopez-Ridaura et al. 2021}), con mayor afectación a los sistemas empresariales agropecuarios de pequeña y mediana escala. En consecuencia, también se perdieron trabajadores que sostenían la producción, los servicios y la capacidad productiva en muchas regiones, pero esas estadísticas no están aún disponibles en la institucionalidad de las naciones.

Otro elemento notorio es la variada eficiencia con que operan los sistemas de producción porcina a todas las escalas y que tienen diversidad en los niveles con que inciden sobre el entorno. (^{McAuliffe et al. 2017}), estimaron que el sector emite 668 millones de toneladas de CO_2-eq de gases de efecto invernadero cada año, comprometida su intensificación por sustentarse en el empleo de granos y que requiere de nuevas maneras de trabajo para mejorar sus indicadores operacionales.

En la provincia Napo en 2020 se comercializaron 51 794 cabezas menos que en 2019, pero en 2021 se recuperaron 15 715 (^{INEC, 2020}, ^{INEC, 2021}). Las causas de esta variación no están bien documentadas, pero se conoce que existe una diversidad de explotaciones que requieren un ajuste acorde a sus condiciones de tenencia, sanitarias, alimentarias y el mercado meta.

Por ello el objetivo de este trabajo fue analizar los sistemas de manejo de la producción porcina en el cantón Carlos Julio Arosemena Tola, provincia Napo, Ecuador.

MATERIALES Y MÉTODOS

El estudio se realizó en el Cantón Carlos Julio Arosemena Tola, provincia de Napo, región amazónica de la República del Ecuador. El territorio posee 52 productores porcinos, los cuales inicialmente se consideraron en su totalidad como unidades de análisis por censo. La muestra final fue de 49 porque se adoptó como criterio de exclusión la no tenencia de cerdos en el momento de la visita in situ de la investigadora.

Se utilizó una encuesta estructurada de preguntas abiertas y cerradas con tópicos de sanidad (13), genética (6), nutrición (10), instalaciones (9) y comercialización (7), impresa, que se aplicó in situ. Los resultados se ingresaron a un libro de cálculo de Excel para Microsoft Office Professional Plus 2016 versión 16.0.4266.1003. Las respuestas cuantitativas se expresaron como números con dos decimales, las cualitativas multinominales con valores desde 1 hasta n, las binomiales como 0 y 1, solo el nombre del productor se mantuvo como un texto.

Se realizó análisis de correlación parcial controlada por la superficie dedicada a la producción porcina (m²) por grupos de preguntas para descartar las tenían coeficiente de correlación < 0,3 a un nivel de significación menor del 95%. Las variables seleccionadas formaron una matriz de 49 casos por 16 variables que se sometieron a Análisis de Componentes Principales (CP) con rotación ortogonal Varimax que permitió extraer las dimensiones de autovalor mayor que la unidad, con significación de la prueba de esfericidad de Bartlett (P<0,05) y ajuste del índice de adecuación del muestreo con Medida Kaiser-Meyer-Olkin>0,5 (^{Hair et al., 2019}). Las variables con peso factorial menor de 0,6 fueron excluidas del análisis.

Se realizó análisis estadístico descriptivo de variables seleccionadas para complementar los análisis. En todos los exámenes estadísticos se utilizó el software IBM SPSS Statistics Base 22.0.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

La producción porcina en el cantón Carlos Julio Arosemena Tola, provincia Napo está determinada por cuatro componentes, los cuales explican el 64,5% de la variabilidad de estos sistemas. En orden de contribución, estas se denominaron: Eficacia alimentaria, Actividad reproductiva, Inmunización, Control helmíntico y Profesionalización (Tabla 1), por los procesos en los que participan las variables que le dieron origen y sus puntuaciones factoriales, como criterios subjetivos e inductivos en el proceso de interpretación (^{Taherdoost et al. 2013}).

La Eficacia alimentaria de la granja es un factor que representa más de la cuarta parte de los efectos que tienen los indicadores estudiados sobre los sistemas de producción. La utilización de balanceado en cerdos de ceba constituye un indicador de fuerte relación directa con ésta y es garantía de una adecuada nutrición y repercute directamente en indicadores de calidad como el porcentaje de carne magra y estacionalmente contribuye en la composición de la canal.

El costo del alimento que se utiliza en el postdestete tiene un efecto estadístico similar a la utilización de balanceado en cerdos de ceba y junto a la cantidad de animales en crecimiento se vincula en el entorno productivo de forma indirecto, a través de la relación del costo-calidad de las materias primas en la fabricación del alimento y del número de animales que pasarán a ceba.

Desde el punto de vista zootécnico tienen similar efecto y participan en la primera fase de la etapa crecimiento-ceba, es el momento en que producto del destete ocurre una tendencia al enlentecimiento del ritmo de crecimiento y comienza la acumulación de grasa. Llama la atención que el tipo de comederos tiene una relación inversa, lo que apunta que el uso de comederos manuales de concreto en el 93% de los casos podría ser fuente de variabilidad. Se trata de que los animales permanecen un mayor tiempo sin acceso a los alimentos, se requiere un cuidado mayor del frente de comedero para que no se note la jerarquía dentro del grupo y los menos fuertes podrían tomar raciones más pequeñas y relativamente menos nutritivas.

La actividad reproductiva representa el 12,6% de la varianza total. Debe resaltarse que 83,6% de las granjas compran los cerdos que incorporan a la reproducción, lo cual produce un refrescamiento de la masa básica; pero el efecto podría no verificarse adecuadamente ya que todos los productores trabajan con cerdos criollos, los cuales presentan una elevada diversidad genética intra-racial (^{Estupiñan et al. 2020}), aspecto que resulta desfavorable para expresar indicadores estables en la explotación. Esto explica por qué estadísticamente su relación es inversa.

La existencia de cerdas lactantes condiciona el crecimiento de la masa y está vinculado con la eficiencia reproductiva. Lo cual, unido al empleo de balanceado en esta categoría contribuye a fortalecer las condiciones para la producción de lechones y mejorar el precio de venta de éstos. En la componente Inmunización solo la vacunación contra leptospira tiene un efecto directo y absorbe casi el 10% de la variabilidad, lo que indica el valor que tiene para la intensificación de estos sistemas la bioseguridad (^{Beltran-Alcrudo et al., 2019}). También el hecho favorable de que la vacunación contra el Cólera debe tener un efecto favorable porque se realiza en todos los predios; pero estadísticamente no resultó significativa se contrapone a septicemia, síndrome reproductivo y respiratorio y erisipela que no se realiza.

Esto debe verse con cautela porque en la actualidad el mayor problema con la vacunación está en la diseminación transfronteriza de enfermedades como glosopeda, síndrome reproductivo y respiratorio, fiebre africana y cólera (^{Beltran-Alcrudo et al., 2019}). Esta última con el problema de la masificación de su aplicación sin políticas que la respalden porque a pesar de la existencia de medios diagnósticos eficaces, las pérdidas de los sistemas alimentarios locales resultan devastadores.

El control helmíntico constituye un factor que representa 8,4%, muy cercano a su antecesor y que en conjunto le aportan 17,7% a los elementos de sanidad animal. Posee una relación directa con el empleo de Febendazol como principal antiparasitario, el cual tiene el mayor peso estadístico, e inversa con el precio de venta de los animales cebados.

Es de señalar que el uso de Ivermectina es generalizado, pero no presentó significación estadística. Independientemente de eso resulta favorable que todos los productores desarrollan esquemas antiparasitarios porque, aunque no hay estudios referentes a la incidencia de parásitos en la provincia, en otras regiones como la provincia Chimborazo, (^{Chiliquinga-Quinchiguano, 2017}), reporta afectaciones en los productores con crianza de traspatio por Oesophagostomum spp (31%), Hyostrongylus spp (17%) y Trichuris spp (22%).

La profesionalización se vincula solo con el conocimiento sobre la necesidad de poseer permiso para la cría de cerdos y abarca el 7,5% de la contribución al 64,5% de varianza que poseen los sistemas porcinos del cantón. Se trata del primer eslabón para tener una crianza como negocio, pero sucede que solo el 46,9% lo considera así, pero en su mayoría son criadores de traspatio (57,1%), con pocas condiciones en las instalaciones.

Estos elementos coinciden con los estudios de (^{Montesdeoca-Guzmán, 2017}), quien encontró en la parroquia Colonche del cantón Santa Elena, en la provincia de igual nombre que el 36,7% no conoce el manejo debido a que su estrategia es de supervivencia, no reciben asistencia técnica, así como desconocen aspectos reproductivos, genéticos, sanitarios.

Para lograr de manera efectiva que el conocimiento se cree, disemine, se haga accesible, se adapte y se aplique la infraestructura la provee un amplio rango de interesados (universidades, gobiernos, ministerio de la agricultura). Por ello, se está de acuerdo con (^{Osorio-García et al. 2019}), que un sistema de innovación está formado por un grupo de agentes (organizaciones, empresas, individuos, etc.) involucrados en el proceso de innovación, así como también instituciones y políticas que afectan su comportamiento y desempeño.

Según (^{Mwongera et al. 2017}), quienes elaboraron una propuesta de diagnóstico rural con un enfoque climático, expresaron que estos sistemas de apoyo a la institucionalización de la innovación no solo permiten la captura de indicadores directamente ligados a los pilares seguridad alimentaria, sino que también pueden tributar a la adaptación y mitigación al cambio climático para de esta manera integrar las dimensiones económica, social y ambiental.

El CKM y AD coinciden en que el valor óptimo es cuatro grupos, lo que muestra que el empleo de varios criterios de validación mejora la formación de grupos para su análisis. La prueba F de análisis de varianza para CKM sólo se utilizó con fines descriptivos porque los agrupamientos se eligieron para maximizar las diferencias entre los casos de distintos grupos. Los niveles de significación observados no están corregidos para esto y por lo tanto no constituyen pruebas de hipótesis de igualdad para las medias de los grupos. Es por ello que se realiza el AD, en el cual la prueba de F si constituye prueba de hipótesis de igualdad para las medias de los grupos (Tabla 2).

De manera general en el cantón Carlos Julio Arosemena Tola, provincia Napo predominan los sistemas de producción porcina conducidos por mujeres, que se iniciaron en este como un negocio y utilizan una superficie de 51,4 m² en la que hacen producir a 13 cerdos, con apoyo de hasta dos familiares. La edad promedio es de 48,2 años, de los cuales han dedicado 9,6 a la actividad. Venden cerdos cebados de al menos 65,2 kg, por los que reciben aproximadamente 0,30 USD/kg, los cuales distribuyen en el ámbito local con una frecuencia mayormente semestral y que llega al consumidor como carne fresca.

En la reproducción predomina el empleo de la inseminación artificial, en hembras que se incorporan a la reproducción a los 7 meses de edad. Estos cerdos son alimentados con alimentos concentrados, pero también se emplean otras alternativas alimentarias que se generan en la finca.

En el ámbito sanitario todos tienen esquemas de vacunación, desparasitación, control de vectores y usan suplementos vitamínicos para potenciar los resultados. Un aspecto de importancia para la salud es que solo el Cólera Porcino se vacuna en todos los predios, al parecer por su carácter obligatorio y centralizado por AGROCALIDAD; otras entidades con capacidad epidémica se previenen en algunos, pero no en la mayoría de los casos analizados.

Todas las granjas son manejadas por adultos en plenitud de edad para el mercado laboral, lo cual indica que esta actividad podría contribuir a mejorar el empleo en el sector agrario, especialmente si se fortalece el conocimiento sobre la actividad. Otras especificidades grupales que permitirían una mejor atención por parte de instituciones de la sociedad civil que podrían asesorarlos y contribuir en la corrección de las fallas que limitan mayores niveles de entrega de carne de cerdo al mercado interno y beneficios monetarios a los productores se ofrecen en la (Tabla 3).

El primer agrupamiento está constituido por un sistema de producción que es manejado por una mujer de El Capricho, que se inició en la cría de cerdos por una tradición familiar. Posee una superficie grande en comparación con las restantes y es la única instalación que distribuye carne semanal. Esta productora no tiene claridad de su necesidad, aspecto que denota la necesidad de fortalecer la institucionalidad de los actores sociales en el proceso de innovación. Tampoco realiza tratamiento a los residuales de la explotación.

El segundo y tercer agrupamiento tiene similitudes porque predominan las mujeres en la conducción del negocio, utilizan labor familiar de dos a cuatro integrantes y tienen los periodos de permanencia más largos en la actividad. Los materiales de sus infraestructuras son iguales. Ambos emplean alimento alternativo que producen en la finca. No difieren en la forma que procesan los residuales a pesar de que, si lo son en el tamaño de la finca, lo cual hace que proporcionalmente también difieran en el número de animales, pero el número de reproductoras no resulta diferente, lo cual apunta a que el tipo 3 compran animales en crecimiento para desarrollar la ceba.

El grupo 4 tiene una diversidad intra-grupal superior al resto, con igual número de hombres y mujeres al frente de la granja, que tienen la actividad como una tradición familiar y como un negocio. Son fincas de tamaño medio. Los materiales de las instalaciones no difieren de otros grupos, sin embargo, en la alimentación alternativa constituyen los únicos que transforman los alimentos antes de ofrecerlos a los animales. Los detalles de cada grupo y que permiten perfeccionar los indicadores productivos y reproductivos a fin de que incremente sus ingresos económicos mediante planes de manejo particularizados se ofrecen en la (Tabla 4).

Los grupos 2, 3 y 4 tienen similar comportamiento en cuanto a Eficacia alimentaria, Inmunización y Control helmíntico. En cuanto a actividad reproductiva el 4 se distancia un tanto de 2 y 3, así como a Profesionalización se refiere. Sin embargo, es el grupo 1 es el que mejor comportamiento tiene y que podría considerarse el sistema de producción porcina que inicialmente podría contribuir a mejor la gestión pecuaria en el cantón Carlos Julio Arosemena Tola, provincia Napo.

Se está plenamente de acuerdo con (^{Alvarez et al. 2018}), que el desarrollo de una tipología contribuye en la conducción sobre hipótesis respecto a características de la agricultura local, el manejo y los mecanismos de diferenciación entre sistemas de producción, tanto por las condiciones biofísicas como por las socioeconómicas. La hipótesis se basa tanto en la tipología objetivo como en el conocimiento previo de los investigadores y las teorías de la diversidad de fincas en el área de estudio.

Se coincide con (^{Kuo, 2018}), quien expuso que de modo general la armazón de un sistema de producción agropecuario se centra en la interacción entre los procesos sociales y los ecológicos que proporcionan los sistemas agrícolas dentro de varios niveles y de modo directo explican los atributos principales de la sostenibilidad.

De este modo se puede entender que procesos de manejo, sanitarios y reproductivos se vinculen a la profesionalización de la actividad, entendido esta no solo como el conocimiento de la labor sino también de su vínculo con las instituciones de regulación y control. Surge así la base del capital psicológico que será necesario desentrañar en el trabajo de asesoría futura, (^{Chipfupa & Wale, 2018}) lo desentrañan como crítico para informarle las vías de desarrollo que permitirán la mejora del desempeño de los pequeños productores y lo toman en cuenta para futuros programas de desarrollo.

CONCLUSIONES

Los sistemas de manejo de la producción porcina en el cantón Carlos Julio Arosemena Tola, provincia Napo, Ecuador poseen una elevada diversidad funcional, cuya variabilidad alcanza a explicarse en un 64,5% a través de los componentes; eficacia alimentaria, actividad reproductiva, inmunización, control helmíntico y profesionalización.

Los tipos de explotación existentes en el cantón muestran elevada diversidad, que requerirá su simplificación mediante grupos logrados en base a las componentes anteriores y la búsqueda de formas de organizar la asesoría para hacerla válida y sistemática, mediante la coordinación de los actores que contribuirán a la innovación. Para estas circunstancias el tipo 1 es, al parecer, el de mejor adaptación aparente a las condiciones del territorio y que podría servir de base con el propósito de diseñar acciones de perfeccionamiento de los indicadores productivos y reproductivos a fin de que incremente sus ingresos económicos mediante planes de manejo adecuados a las particularidades de sus instalaciones y planes de nutrición, genética e higiene animal.