INTRODUCCIÓN
A nivel mundial el mundo fue impactado por la propagación del COVID-19 en donde ha dejado o ha generado fuerte pérdidas económicas, sociales y aún más afectando el aspecto emocional de las personas en especial los infantes y las personas adultas quienes se convirtieron en personas vulnerables, en este caso las consecuencias o la forma de vivir después de la pandemia, los grandes cambios que se ha generado en campo educativo y aún más en los actores educativos, los estudiantes, padres de familia y la comunidad en general (Zhang et al., 2022).
Por lo tanto; las brechas educativas se extendieron debido a la poca presencia de líderes pedagógicos dentro de las instituciones educativas (Serrano, 2020). Por lo consiguiente, en Ecuador, los efectos ya causados por los cierres de las instituciones educativas, se registró un deceso en cuanto a la cantidad de estudiantes matriculados en los distintos niveles educativos debido a la priorización de alimentación y salud, dejando postergado el aspecto educativo, en donde el docente no asumía esa responsabilidad de desarrollar acciones de mejora o de aprendizaje con los discentes (Borrero-Lescano y Barona-Villafuerte, 2023).
Por otra parte, los docentes ante el retorno de a las clases presenciales también han tenido que asumir responsabilidades en las aulas, en la institución de tal manera que muchos de los docentes han tenido que pasar por experiencias negativas a causa de la pandemia, han tenido que asumir roles o responsabilidades en los cuales era imposible como es el trabajo virtual o el manejo de los recursos tecnológicos, y en el aspecto emocional deberían estar preparados y fortalecidos para alcanzar o desarrollar el soporte emocional a los estudiantes (Dumulescu y Muţiu, 2021).
Los docentes han tenido una responsabilidad muy importante en el aula los primeros días del inicio de las actividades académicas, la responsabilidad de fomentar un clima emocionalmente estable en el ámbito institucional y en el aula, no solamente integrando saberes sino que también comprendiendo y entendiendo el aspecto emocional de los estudiantes, de tal manera que en las primeras semanas el docente ha tenido que demostrar empatía, liderazgo de cómo gestionar o vincular ese aprendizaje dentro un ámbito emocional en los estudiantes que han demostrado carencia en el aspecto cognitivo, actitudinal y emocional (Parrado, 2021).
Debemos comprende que la pandemia del coronavirus (COVID-19) ha generado una crisis sin precedentes en todos los ámbitos sociales en donde dio origen al cierre masivo de las instituciones específicamente las instituciones educativas en más de 190 países con el fin de evitar la propagación del virus y mitigar su impacto (Dalipi et al., 2022). Ante la problemática mundial, producto de la pandemia por el COVID-19 que se ha presentado en los últimos dos años, como manifiesta (Butragueño-Laiseca et al., 2021), ha dejado una serie de secuelas en las personas en este caso más allá de los problemas o afecciones físicas, de la misma manera en el entorno educativo también ha sufrido modificaciones para adaptarse a nuevos contextos, y dentro de este contexto encontramos a los docentes en donde mayormente los docentes han tenido que asumir retos en esta post pandemia, retos como sensibilizador, o en saber afrontar el manejo de las emociones en los estudiantes y en la comunidad misma, en asumir la responsabilidad de ser el que gestiona y asegura el aprendizaje en los estudiantes.
En relación al liderazgo pedagógico, en este nuevo contexto de post pandemia, en el ámbito educativo también se ha percibido el cambio en todo los aspectos, desde los estudiantes, docentes y comunidad educativa en especial el docente, tenía que demostrar o afrontar situaciones técnico pedagógicas; es decir se presentaba casos en que algunos estudiantes no podían asistir al colegio por motivo de salud o ser vulnerables en tal sentido. Esta situación ha exigido que los docentes estén preparados para reforzar o incrementar su función o su trabajo con aquellos estudiantes, generando muchas veces el descontento en los docentes al momento de desarrollar o elaborar sus actividades mediante el uso de los recursos digitales (Cummings et al., 2021).
Por otra parte, aun se perciben las dificultades de los docentes en el uso de la herramientas digitales, o resistencia de no querer trabajar por la razón que no es parte de sus funciones presenciales. En apreciación de Parrado (2021) señala que los docentes del siglo XXI deben asumir un compromiso de propiciar aprendizajes en los diversos contextos, tanto presenciales como virtuales, además de trabajar el aspecto socioemocional con los estudiantes y la comunidad educativa, asumir compromisos de trabajos y responsabilidades no solamente en el aula, sino fuera de ella, liderando cambios y desafíos que ha dejado en este caso la pandemia; es decir asumiendo y desarrollando acciones enmarcados en el aspecto socioemocional en este contexto de post pandemia.
Asimismo, en los aportes de Barba-Miranda y Delgado-Valdivieso (2021) hace mención del liderazgo pedagógico, en donde manifiesta que debe desarrollarse o sustentarse en modelos o enfoques relacionados a la gestión de las instituciones educativas. Por lo tanto; el docente debe asumir una responsabilidad profesional en su formación, debe de estar capacitado para el desarrollo y trabajo da habilidades blandas con los estudiantes, debe ser el que guía, el líder pedagógico en el cual se refleje la disciplina, el saber y el conducir a las metas propuestas, debe saber interactuar bien con los estudiantes, debe aplicar procesos metodológicos y procedimientos estratégicos que pretenden concretar aquellas propuestas planteadas en los currículos correspondientes, de la misma manera en estos tiempos de post pandemia debe primar y fortalecer mediante estrategias el soporte socioemocional un trabajo conjunto desde la familia.
Por otro lado, se aborda la importancia de la asertividad, Hijuela y Holguin (2019) indicaron que la asertividad se desarrolla a partir de los diversos modelos basados en las conductas significativas que se manifiesta mediante el comportamiento y los valores de las personas, en tal sentido, son cualidades que el docente debe de demostrar ante el grupo de personas, de igual manera Morales y López (2019) complementaron que la asertividad se manifiesta como la habilidad de expresar deseos por las personas de manera abierta, adecuada y directa; y para ello se va construyendo de menos a más.
En ese sentido, el docente debe de asumir una responsabilidad en el trabajo y deber de sus funciones con los estudiantes, no solamente en el aspecto académico, sino que se debe de orientar también a trabajar la parte socioemocional en este caso de los estudiantes. En relación con el contexto en donde se desarrolla o trabajan los docentes, muchos de los docentes demuestran una postura negativa en asumir las funciones en cuanto el trabajo del desarrollo de las habilidades socioemocionales en los estudiantes, solamente se comprometen con sus actividades pedagógicas de su especialidad.
Es decir, si el docente tiene como especialidad de matemática o cualquier otra área académica; sí al docente le asigna trabajo relacionado a la tutoría con los estudiantes; mucho de ellos se resisten asumir este compromiso, demostrando de esta manera que solamente se limitan a desarrollar contenidos y no trabajar el aspecto socioemocional en los estudiantes, el trabajo con los padres de familia, el acompañamiento en las actividades académicas con los estudiantes.
De esta manera, el objetivo es describir los fundamentos conceptuales del docente en relación con el liderazgo pedagógico que demuestran los docentes después de la post pandemia.
MÉTODO
La investigación se basó en una revisión bibliográfica de tipo descriptiva, en una población de 17 artículos científicos, puesto que se buscó estudiar la variable liderazgo en tiempo de post pandemia de artículos científicos como fuente primaria de la información.
La revisión bibliográfica se trabajó bases de datos confiables para la investigación relevante en Scielo, Scopus, PubMed.
La selección fue a partir de 4 criterios:
Artículos que incluyeran las palabras perspectiva y liderazgo;
Artículos relacionados a nivel mundial relacionado al liderazgo docente en postpandemia y
Artículos publicados entre el año 2020 y 2023.
Los artículos seleccionados fueron procesados mediante técnica de análisis de contenido y método analítico sintético con la intención de procesar un corpus teorético.
RESULTADOS
A partir de los hallazgos, se percibe en cuanto a la variable del liderazgo docente de post pandemia y sus dimensiones, evidenciamos puntos o apreciaciones de diversos autores relacionado al liderazgo docente, liderazgo pedagógico, la empatía y las consecuencias después de pasar por una experiencia negativa, en este caso, de salud pública; muchas de las personas dentro de ellos niños, ancianos y demás familias han quedado con problemas aun de salud un poco complicada y, dentro del aspecto emocional desgastado, a veces por perder a los familiares.
En ese sentido, Greco (2019) coincide que el fortalecimiento del aspecto socioemocional en la familia es importante trabajar de manera articulada; es decir desde la educación y los aspectos psicológicos en las personas; por otra parte, los niños y niñas también es necesario empatizar en sus actividades y en su proceso de aprendizaje, acompañando y fortaleciendo sus emociones y aprendizaje.
En su planteamiento sobre el tema, del liderazgo docente y compromiso en la nueva etapa de post pandemia, en este caso, se plantea la importancia relacionado a los diversos enfoques nuevos que debe aplicar el docente, además que debe contextualizarse o desarrollar competencias profesionales múltiples con la finalidad de responder a las necesidades cognitivas y emocionales con los estudiantes o las personas que nos rodea (Aagaard y Earnest, 2020).
De la misma manera en Parrado (2021) y Butragueño et al. (2021), refieren que el docente debe desarrollar la habilidad de la comunicación afectiva, y un liderazgo idóneo con la finalidad de transcender y asumir compromisos orientados a cambios actitudinales en las personas, con la finalidad de contribuir a la empatía y el entendimiento entre las personas. En relación con la actitud docente en este siglo XXI debe desarrollar habilidades tanto técnicas como investigativas; de la misma manera debe ser el profesional que contribuya al desarrollo de las habilidades sociales desde el aula con los estudiantes, para ello es necesario el fortalecimiento de sus competencias en los diversos sentidos o contextos (Parrado, 2021).
Asimismo, Serrano (2020) refiere que los docentes deben estar preparados para todos los cambios sociales, ya que muchos de ellos son bruscos y repentinos, de tal manera que el docente debe estar en constante desarrollo de habilidades o afianzando sus conocimientos en las diferentes áreas; desde un aspecto emocional como académico, debe saber manejar conflictos dentro del aula y fuera de ella, de la misma manera debe saber manejar dilemas muy aparte de su formación profesional, es decir, en su labor didáctica.
Se debería insertar en el currículo o en las programaciones del docente temas pertinentes a la realidad, es decir, temas que ayuden a la sensibilización o prevención de la salud como el manejo de las emociones o relacionados al trabajo socioemocional en los estudiantes (Muñoz, 2020). De acuerdo a los diversos contextos como se ha vivido y, ante las experiencias vividas por parte de las personas, hay un elemento importante que es necesario abordar como es el desarrollo de las habilidades comunicativas para propiciar una mejor comunicación, en donde considera a las habilidades comunicativas como la capacidad de interrelacionarse con los demás de su entorno, lo que está relacionado con diferentes términos como la comunicación, la capacidad de escucha, etc. de tal manera que es preciso considerar el tipo de comportamiento y hábitos necesarios para garantizar una adecuada interacción y mejorar las relaciones personales (Bravo-Zambrano y Enríquez-Caro, 2023).
Haciendo un análisis de la variable de estudio es necesario desarrollar las cualidades en cada profesional de la educación, es decir, la empatía, el compromiso y el desarrollo de las habilidades sociales. En los aportes de Butragueño, Zanin, Herce y Mencía (2021) se hace referencia que el logro de la empatía no es fácil, sino que se debe de cultivar, socializar y desarrollar habilidades comunicativas; además de saber entender a los demás, y comprender a los individuos, en los cuales también se les debe enseñar el desarrollo de estas habilidades, es decir, comprometerse o comprender la situaciones o dificultades del otro.
Por otro lado, Álvarez-Centella et al. (2022) señalan que a pesar de las situaciones adversas a causa del COVID-19, los docentes se han venido capacitando, la participación en cuanto a los docentes ha sido masiva; es decir un 85% de docentes han asumido con responsabilidad las capacitaciones, el problema está en el efecto multiplicador o en el aspecto de demostrar el compromiso con los estudiantes, por consiguiente, nos da entender que los docentes cumplen o participan de las capacitaciones, pero no asumen el compromiso en las instituciones educativas, siendo necesaria la actitud de los maestros ante los retos institucionales y el compromiso educativo.
En resumen, es necesario desarrollar habilidades de liderazgo desde la familia en donde es la estructura de una sociedad en donde se gestan las normas de convivencia entre todos sus miembros, lo cual debe reflejarse las diferentes acciones positivas y además debe redundar en la sociedad, de tal manera que esas características se plasmen o se evidencien en las personas cuando asuman roles en la sociedad (Mendoza-Santana y Cárdenas-Sacoto, 2022).
CONCLUSIONES
En última instancia, es fundamental fomentar la participación activa de todos los miembros de la comunidad educativa para lograr una sinergia en el trabajo, promoviendo así la recuperación de la sensibilidad y el fortalecimiento de las habilidades emocionales en las personas. Esto permitirá garantizar un estado emocional saludable y prevenir posibles consecuencias a largo plazo. Además, las habilidades comunicativas, la empatía y la afectividad desempeñan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio del sistema socioemocional.