INTRODUCCIÓN:
Trabajar colaborativamente es una estrategia indispensable en la actualidad, por cuanto intentar desenvolverse aisladamente en nuestros ámbitos laborales, puede resultar una decisión abrumadora. En este sentido, el trabajo colaborativo se convierte en una serie de acciones efectivas que permiten el cumplimiento de los objetivos. (Patel et al. 2012; Bridges et al. 2011).
En el ámbito educativo ayuda a colaborar con los estudiantes, de manera que estos puedan satisfacer sus distintas necesidades educativas (Lakkala, et al., 2021); además, fomenta y ayuda a los docentes a mejorar su profesionalización (García-Martínez et al., 2020). Por estas dos razones, que forman parte del binomio educativo enseñanza - aprendizaje (estudiante - docente), se hace necesario mejorar cada día la colaboración docente.
Por lo tanto; entre los docentes, existen dificultades para concebir y ejecutar el trabajo colaborativo en sus respectivas instituciones. Las dificultades identificadas van desde las distintas concepciones que se tienen acerca del trabajo colaborativo, habilidades blandas poco trabajadas y, por tanto, no desarrolladas, hasta la falta de recursos y la deficiente gestión de los directivos (Aguirre-Gómez y Barraza-Barraza, 2021; Sadovsky et al., 2016; González-Fernández et al., 2022).
La causa de estas dificultades son las actitudes negativas de algunos docentes que prefieren trabajar solos, afirmando que el trabajo colaborativo no tiene mucha utilidad y solo es cuestión de formalismo ante las supervisiones de las autoridades (Figueroa et al., 2016). Otra causa se encuentra en la mala gestión del tiempo, que crea improvisaciones que terminan en conflictos y separaciones, perjudicando la atención debida al alumnado (Sagredo et al., 2020).
Sin embargo, somos conscientes que aun administrando bien nuestro tiempo y estructurando una debida planificación, no es suficiente para lograr un buen trabajo colaborativo (Hargreaves, 2019), pues este no depende sólo del tiempo que se le dedique; sino, además, de otros elementos propios de la naturaleza humana que deben ser trabajados, sobre todo cuando nos desenvolvemos en ambientes sociales con objetivos y metas en común.
Estos elementos indispensables que deben ser trabajados, sobre todo en el plano educativo, son las habilidades blandas, las cuales son concebidas como las características individuales, que, en los distintos entornos educativos, permiten una interacción eficaz; además de favorecer el desarrollo de diversas competencias necesarias para la buena interacción social, y ayudar a la integración del docente en su entono de trabajo, favoreciendo el éxito de los procesos educativos. (De-Los-Santos et al., 2014).
En la actualidad, es imperativo que los docentes del siglo XXI adquieran y desarrollen competencias específicas fundamentales. No es suficiente limitarse a adquirir habilidades técnicas propias de la profesión; estas ya no bastan. Además, se requieren habilidades que sienten las bases para trabajar de manera colaborativa y promuevan el éxito en la labor docente (Laker y Powell, 2011; Sultanova et al., 2021). Estas habilidades socioemocionales, conocidas como habilidades para el siglo XXI, son esenciales y deben ser cultivadas para garantizar la eficacia de la educación (Peñalva-Velez et al., 2017; Gupta, 2021).
Se tuvo por objetivo aplicar un taller de habilidades blandas, con los aportes de la literatura científica, para determinar su influencia en la mejora del trabajo colaborativo entre docentes.
MÉTODO
La investigación fue aplicada, ya que dio solución a una problemática previamente detectada. Además, se desarrolló según el enfoque cuantitativo, y considerando el diseño cuasi-experimental.
La población estuvo conformada por 30 docentes para el grupo experimental y 30 para el grupo control. El taller de habilidades blandas se diseñó tomando en cuenta las teorías relevantes y se aplicó al grupo experimental.
El trabajo colaborativo se midió antes y después de la aplicación del taller, por medio de un cuestionario tipo Likert con 40 ítems. Este fue validado por juicio de expertos y obtuvo una confiabilidad de Alfa de Cronbach de 0,943. La metodología de análisis se realizó a través de la estadística descriptiva y, para comprobar la hipótesis, se empleó la estadística inferencial, mediante el software RStudio versión 4.2.2.
RESULTADOS
Luego de la aplicación del taller al grupo experimental, se volvió a aplicar el cuestionario de trabajo colaborativo, dando como consecuencia los siguientes resultados:
Tabla 1 Prueba no paramétrica de U de Mann Whitney de la aplicación del Taller de habilidades blandas en la mejora del trabajo colaborativo entre docentes.
Fase de evaluación: Pre test | |||
---|---|---|---|
Grupo | N | Rango promedio | p-valor* |
Grupo control | 30 | 30.3 | 0.912 |
Grupo experimental | 30 | 30.8 | |
Total | 60 | ||
Fase de evaluación: Post test | |||
Grupo | N | Rango promedio | p-valor* |
Grupo control | 30 | 19.5 | 0.000 |
Grupo experimental | 30 | 41.5 | |
Total | 60 |
*p-valor de significancia de la prueba no paramétrica de U de Mann Whitney
Nota: Elaboración propia con los resultados obtenidos con el software RStudio versión 4.2.2.
Elaboración: Los autores.
En la tabla 1, se observa que para el grupo experimental en momento postest, existió un rango promedio de 41.5 en comparación con el momento pretest donde obtuvo un 30.8 de media, esto indica que existieron diferencias estadísticas entre ambos momentos, lo cual indica que el taller de habilidades blandas tuvo influencia sobre el trabajo colaborativo.
DISCUSIÓN
Los resultados son corroborados por Cárdenas-Saldaña (2019) quien al aplicar el post test, encontró cambios significativos, donde el 69% de los docentes alcanzaron una calificación buena y el 31% una calificación regular. También Chasi-Zurita (2022) encontró una correlación directa y positiva de 0,752, lo que confirma que, si las habilidades blandas mejoran, también mejoran las competencias actitudinales de los docentes, siendo estas necesarias para el desarrollo de un buen trabajo colaborativo.
Así mismo, Rodríguez (2020) considera en su investigación que las habilidades blandas favorecen en un 70% el desempeño docente que les permitirá alcanzar el éxito en su vida laboral. Esto permite confirmar que el taller de habilidades blandas si mejora significativamente el trabajo colaborativo entre los docentes, lo que además se ha podido constatar de acuerdo a lo sostenido por Laker & Powell, 2011.
CONCLUSIÓN
Se concluye que, en el momento del postest, el grupo experimental presentó un rango promedio de 41.5 en comparación con el momento del pretest, donde obtuvo una media de 30.8. Esto indica que existieron diferencias estadísticas entre ambos momentos, evidenciando que el taller de habilidades blandas tuvo una influencia en el trabajo colaborativo. Además, se corroboró que la población de estudio posee la capacidad cognitiva y aptitudinal necesaria para aplicar las habilidades blandas de manera efectiva. Estas habilidades se presentan como acciones emergentes para fomentar relaciones interpersonales asertivas con sus colegas docentes. Estas relaciones deben promover un trabajo colaborativo en un ambiente afable y de confianza, contribuyendo así al logro común de las metas planteadas en la institución, tanto en su gestión gerencial como pedagógica.