INTRODUCCIÓN
El pensamiento crítico, en la actualidad, es un aspecto fundamental que se debe cultivar desde los primeros niveles educativos, en los cuales el rol del docente es fundamental, pero este va cultivándose, desarrollándose y expandiéndose conforme a la madurez del estudiante, no sólo en el aspecto cronológico sino social, emocional, familiar, entre otros. Además, también se precisa en el desenvolvimiento del individuo y la aplicación de su razonamiento en toda etapa y ámbito educativo (Bezanilla et al., 2018).
En el plano educativo, el estudio del pensamiento crítico es muy relevante dentro de las áreas teórica y pedagógica, a pesar de que muchas veces se confunde con el pensamiento creativo; sin embargo, son totalmente diferentes, por cuanto el pensamiento crítico es considerado una habilidad o procedimiento mental (Mackay et al., 2018). El pensamiento crítico es un requisito clave que se promueve con el proceso de aprendizaje actual y el aprendizaje cooperativo, debido a que proporciona las experiencias para comprender cada debilidad y fortaleza de otros, resolviendo problemas y logrando objetivos comunes mediante la interacción, lo cual permite al individuo desenvolverse como miembro activo e importante de un grupo. Chacón, (2006) expresa lo siguiente:
Con base en la cotidianidad del sujeto que aprende, es oportuno volver la mirada hacia la preparación del docente formador que tendrá a su cargo la educación del ciudadano(a) a propósito de ayudarle a comprender el entorno y vivir en comunidad. (p. 336)
Por ello, potenciar el pensamiento crítico en los estudiantes sigue siendo una tarea pendiente desde el propio Ministerio de Educación, el cual debe contar con el apoyo de los docentes, porque de ello depende el desarrollo cognitivo de los estudiantes para generar destrezas, habilidades y estrategias que les permitan hacer frente a las dificultades presentadas en cualquier ámbito de su vida cotidiana (López et al, 2022).
El pensamiento crítico se define como el desarrollo de la observación, indagación, deducción, razonamiento, autorregulación y de la valoración, dando mayor relevancia a la autorregulación, debido a que es un proceso donde cada ser humano logra esclarecer sus objetivos personales (Tamayo et al., 2015).
Díaz et al. (2019) establecen que “el pensamiento crítico es visto como parte fundamental de las habilidades que un ser humano culto debe tener. Se exige en contextos académicos y laborales de diferente índole y el tema ha sido estudiado por décadas” (p. 277). En este sentido, el pensamiento crítico es una herramienta de trabajo que los docentes deben inculcar en sus estudiantes desde los grados más básicos, debido a que es una habilidad a cultivar a medida que se practica, en función de mejorar sus habilidades y potenciar en ellos el razonamiento reflexivo.
Núñez et al. (2020) detectaron en su estudio que existe “la necesidad de replantear las políticas educativas, reorientando los procesos de la formación continua de los docentes y el diseño curricular escolar.” (p. 46) Como aporte a lo expuesto, Mejía et al. (2015) sugieren la práctica de la lectura como un elemento primordial en el desarrollo del pensamiento crítico. Mendoza et al. (2022), en su estudio determinaron que: “las estrategias más frecuentemente mencionadas en la literatura para desarrollar el pensamiento crítico son el Aprendizaje basado problemas (ABP), el análisis de textos escritos, el estudio de casos y retos”. (p. 175) Tales estrategias, pueden ser tomadas como medios propiciadores de experiencias distintas y enriquecedoras dentro del proceso de enseñanza, por esta razón, requieren ser consideradas como ejes centrales para el aprendizaje y el desarrollo del pensamiento crítico.
A este respecto, Núñez et al. (2017) definen este tipo de razonamiento crítico como “el pensamiento intelectualmente disciplinado de conceptualizar, aplicar, analizar, sintetizar y evaluar la información recabada a partir de la observación, experiencia, reflexión, razonamiento o comunicación.” (p. 86) De igual forma, Elizalde et al. (2022) lo definen como:
…Una actividad basada en procesos donde se involucran los aspectos intelectuales y emocionales, al tiempo que se promueven las diversas alternativas derivadas de eventos tanto positivos como negativos, con el propósito de evitar suposiciones y dar lugar a alternativas más precisas en el desarrollo de la actividad. (p. 211)
Vendrell y Rodríguez (2020) expresan que: “para pensar críticamente, pues, se requiere la habilidad, la disposición y algo sobre lo que pensar.” Es decir, el pensamiento crítico supone la ilación de ideas propias sustentadas en los resultados de nuestras determinaciones, las cuales son expuestas de forma argumentativa mediante el diálogo.
Desde estas perspectivas y uniendo todas las visiones, vale decir que el pensamiento crítico abarca como componentes el conocimiento, la inferencia, la argumentación, la evaluación, entre otros, criterios que deben ser tomados en cuenta por los docentes tanto para su crecimiento profesional como para la formación de sus estudiantes, a fin de estimular el pensamiento y hacerlo competente ante las distintas situaciones a enfrentar. En consecuencia, se persigue la valoración de lo que se conoce y lo que está por conocerse, con el propósito de trascender lo cognoscente y transformarlo a nuevas realidades. Gómez y Botero (2020) manifiesta que:
Teniendo en cuenta los aportes de los docentes sobre el desarrollo del pensamiento crítico, estos lo entienden como la capacidad de ir más allá de la lectura, lo que implica comprenderlo, interpretarlo y así tener una postura más clara para llevarlo a la práctica en la vida cotidiana. (p. 21)
En esta misma línea, Reeder y Vargas (2009) alegan que “aprender a pensar críticamente sólo puede ocurrir en el proceso de la práctica de pensar, de comunicar y de debatir sobre las ideas y los puntos de vista” (p. 34), lo cual según sus mismas palabras permiten “dar un giro de lo epistémico a lo social.” El fundamento epistemológico del pensamiento crítico actualmente se basa en el racionalismo crítico, ya que este constituye una forma de desarrollar el intelecto en los estudiantes, el cual es crucial para ejercer el análisis y la crítica reflexiva sobre el conocimiento. Por otro lado, Tamayo et al. (2015) afirman lo siguiente: “lograr avanzar en la formación de pensamiento crítico en los estudiantes necesariamente se articula con las prácticas pedagógicas y la perspectiva didáctica desde las cuales pensamos y hacemos la enseñanza.” (p. 114)
Respecto a ello, es menester resaltar que la influencia de la práctica docente en el pensamiento crítico por medio de las habilidades generales que se pueden enseñar, ayuda al estudiante a tener una mente abierta a todo tipo de cambio, a fin de generar argumentos adecuados y ser capaces de enfrentar los problemas que se puedan presentar. Palacios et al. (2017) declaran que “pensar críticamente es un tipo de razonamiento que podría ser definido de diferentes formas, pero siempre la mayoría de ellas tiene alguna relación con el acto de cuestionar o valorar.” (p. 196)
De acuerdo con lo mencionado anteriormente, la investigación es relevante y está contemplada en atención a las nuevas políticas educativas, por lo cual propone como objetivo analizar la enseñanza desde el pensamiento crítico como un reto en la labor docente a partir de las vivencias de sus estudiantes.
MÉTODO
La investigación se trabajó bajo el enfoque cuantitativo, recolectando información por medio de datos estadísticos y contrastándolos con la teoría consultada. Se consideró un tipo básico, debido a que permitió mejorar el conocimiento que se tiene acerca del tema, buscando no manipular las variables y, a su vez, recoger información tal como se encuentra en la realidad.
Se empleó un diseño descriptivo (donde se detallaron los resultados obtenidos); no experimental (debido a que no hubo manipulación, ni variación en el comportamiento de la muestra) y transversal o transaccional (correspondiendo a una sola aplicación de instrumentos).
En síntesis, su enfoque fue cuantitativo, con diseño correlacional descriptivo. La muestra seleccionada estuvo constituida por 206 estudiantes entre las edades de 9 a 10 años de edad.
El instrumento de pensamiento crítico fue validado por 3 expertos, y se aplicó también la prueba de confiablidad de Alfa de Cronbach, la cual obtuvo un valor de 0.899, indicando que es altamente confiable, aplicando el Spss versión 25.
RESULTADOS
Luego del análisis de las fuentes y documentos consultados, se presentan a continuación los resultados obtenidos según los instrumentos aplicados a la muestra de 206 estudiantes.
Tabla 1 Nivel de la variable pensamiento crítico.
Nivel | Intervalo | Nº | % | |
---|---|---|---|---|
Deficiente | 20 | 39 | 4 | 1,9 |
Regular | 40 | 59 | 92 | 44,7 |
Bueno | 60 | 80 | 110 | 53,4 |
Total | 206 | 100,0 |
Elaboración: Los autores.
En la tabla 1 se observa que el nivel del pensamiento crítico se ubicó en un nivel deficiente con un 1.9%, en el nivel regular con un 44.7% y en el nivel bueno con un 53.4%, lo cual indica que el nivel que prevalece es el regular. López et al. (2022) expresa que se requiere implementar más modelos educativos de calidad para el desarrollo del pensamiento crítico. Este resultado invita a los docentes a generar nuevas estrategias que estimulen el razonamiento de los individuos y los prepare para enfrentar todo tipo de situación.
Tabla 2 Nivel de las dimensiones del aprendizaje cooperativo.
Nivel | Intervalo | Conocimiento | Inferencia | Evaluación | Metacognición | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Nº | % | Nº | % | Nº | % | Nº | % | ||
Deficiente | 4-9 | 15 | 7,3 | 5 | 2,4 | 8 | 3,9 | 1 | 0,5 |
Regular | 10-15 | 97 | 47,1 | 95 | 46,1 | 109 | 52,9 | 111 | 53,9 |
Bueno | 16-20 | 94 | 45,6 | 106 | 51,5 | 89 | 43,2 | 94 | 45,6 |
Total | 206 | 100,0 | 206 | 100,0 | 206 | 100,0 | 206 | 100,0 |
Elaboración: Los autores.
En la tabla 2 se observa que la dimensión conocimiento, se encuentra en nivel deficiente con un 7.3%, en el nivel regular con un 47.1% y en el nivel bueno con un 45.6%. La segunda dimensión inferencia, se encuentra en el nivel deficiente con un 2.4%, en el nivel regular con un 46.1% y en el nivel bueno con un 51.5%. La tercera dimensión evaluación, se encuentra en el nivel deficiente con un 3.9%, en el nivel regular con un 52.9% y en el nivel bueno con un 43.2%. Finalmente, la cuarta dimensión metacognición se encuentra en el nivel deficiente con un 0.5%, en el nivel regular con un 53.9% y en el nivel bueno con un 45.6%. El pensamiento crítico según (Reeder y Vargas, 2009) tiene como propósito trascender el razonamiento mediante su análisis profundo para generar nuevos argumentos. De este modo, se podrán obtener mejores avances en los porcentajes antes descritos sobre su desarrollo dentro y fuera del contexto educativo.
Tabla 3 Nivel de las dimensiones del aprendizaje cooperativo.
Nivel | Intervalo | Interdependencia positiva | Responsabilidad social | Interacción cara a cara | Evaluación | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Nº | % | Nº | % | Nº | % | Nº | % | ||
Deficiente | 4-9 | 15 | 7,3 | 5 | 2,4 | 8 | 3,9 | 12 | 5,8 |
Regular | 10-15 | 99 | 48,1 | 106 | 51,9 | 108 | 52,9 | 94 | 45,6 |
Bueno | 16-20 | 92 | 44,6 | 95 | 45,7 | 90 | 43,2 | 100 | 49,0 |
Total | 206 | 100,0 | 206 | 100,0 | 206 | 100,0 | 206 | 100,0 |
Elaboración: Los autores.
A partir de los resultados obtenidos, se puede afirmar que el nivel de la variable aprendizaje cooperativo se encontró en un nivel bueno con un 52.4%. Respecto a las dimensiones, se aprecia que en la dimensión interdependencia positiva, el mayor promedio obtenido fue de 48.1% en el nivel regular, en la dimensión responsabilidad social el promedio fue de 51.9% en el nivel regular, en la dimensión interacción cara a cara el promedio fue de 52.9% en el nivel regular, y en la dimensión evaluación fue de 49.0% en el nivel bueno. Tal como se puede apreciar la escala predominante fue la regular; por ende, los docentes deben superar esa barrera y aplicar actividades continuas que estimulen el pensamiento crítico. Este aporte coincide con Vendrell y Rodríguez (2020) quienes manifiestan que “el pensamiento crítico debe apoyarse en la motivación y la capacidad de participar en el aprendizaje permanente, entenderse en términos de su práctica, ser definido y detallar sus aspectos mesurables y de enseñanza.” (p. 20)
A manera de resumen, emergió la siguiente figura 1, la cual sintetiza y simboliza de qué manera se puede desarrollar el pensamiento crítico a partir del aprendizaje cooperativo:

Fuente: Adaptado de Vendrell y Rodríguez (2020).
Figura 1 Pensamiento crítico a partir del aprendizaje cooperativo.
En la figura 1 se describe el proceso a seguir para el alcance del pensamiento crítico, el cual se asume como un desarrollo logrado a partir de la colaboración docente- alumno y alumno- alumno, dando lugar a la creatividad, la innovación y la reflexión, aspectos que según Vendrell y Rodríguez (2020) requieren ser abordados dentro de un proceso de razonamiento, con el propósito de preparar al ser humano para enfrentar diversas realidades en su día a día.
Por otro lado, la siguiente figura 1 constituye una visión global de los alcances que puede lograr el niño en el desarrollo de su pensamiento crítico, por medio de diversas estrategias sustentadas en algunos de los autores citados en el estudio.

Elaboración: Los autores.
Figura 2 Estrategias para el desarrollo del pensamiento crítico de los niños.
La figura 2 resume como estrategia para el desarrollo del pensamiento crítico, la comunicación oral y escrita según Bezanilla et al. (2018) la cual permite a cada aprendiz expresar ideas diversas; el trabajo cooperativo, según Bezanilla et al. (2018) y Chacón (2006) el cual constituye una estrategia que facilita el intercambio de saberes y la innovación. De igual manera, se precisan las actividades investigativas- reflexivas de Chacón (2006) cuyo enfoque gira en torno a tareas propicias para abordar realidades distintas relacionadas con nuestro día a día. También se aprecia la toma de decisiones y la resolución de problemas según Díaz et al. (2019) como estrategias idóneas para dar respuesta a los inconvenientes de forma coherente; el análisis y la expresión de ideas, aspectos sustentados en Elizalde et al. (2022) como acciones promotoras de la autonomía y el desarrollo cognitivo. Finalmente, la criticidad de Vendrell y Rodríguez (2020) como aspecto que fomentaría el pensamiento crítico por medio de la integración de las estrategias antes mencionadas.
En la figura 3 que se muestra a continuación, se integran las concepciones que deberían ser tomadas en cuenta por los docentes para lograr un desarrollo óptimo del razonamiento de los estudiantes por medio de un ambiente armónico.
De la manera como se muestra en la figura 3, podría ser posible brindar al estudiante un ambiente armónico para facilitar la estimulación del pensamiento crítico, ya que mediante aspectos como la motivación, la confianza, la concordia, la equidad, el respeto y el consenso, los docentes pueden incentivar al estudiante a participar activamente en clase y emitir opiniones sólidas sobre diversas realidades en función de la mejora de las mismas y, como señalamiento importante, se favorecería el progreso del aprendiz en su razonamiento.
DISCUSIÓN
De acuerdo con los resultados obtenidos, se pudo apreciar que el nivel de la variable pensamiento crítico se ubicó en un nivel bueno con un 53.4%, mientras que sus dimensiones, tales como: conocimiento, el promedio fue de 47.1% en el nivel regular, inferencia 51.5% en el nivel bueno, evaluación 52.9% en el nivel regular y metacognición 53.9% en el nivel regular.
Por otra parte, en relación con el aprendizaje cooperativo, se determinó en un nivel bueno con un 52.4%, mientras que sus dimensiones, tales como: interdependencia positiva, el mayor promedio obtenido fue de 48.1% en el nivel regular, responsabilidad social fue de 51.9% en el nivel regular, en la dimensión interacción cara a cara el promedio fue de 52.9% en el nivel regular, y en la dimensión evaluación fue de 49.0% en el nivel bueno.
Lo anterior conduce a despertar en los docentes la motivación por emplear estrategias variadas y creativas para el desarrollo del pensamiento crítico, a objeto de ayudar a los estudiantes a progresar de forma rápida en sus reflexiones; así como también en otros tipos de ideales como los propuesto por Vendrell y Rodríguez (2020): “el creativo, el innovador (innovative thinking) o el reflexivo (reflective thinking).” (p. 20)
El estudio permitió además la generación de constructos para describir el proceso del desarrollo del pensamiento crítico, el cual se logra a partir de la cooperación docente- alumno y alumno- alumno, a fin de fomentar la creatividad, la innovación y la reflexión, elementos que de acuerdo con Vendrell y Rodríguez (2020) requieren ser parte del razonamiento, con el fin de hacer del ser humano un ente capaz de solucionar problemas en su quehacer diario.
También se detallaron ciertas estrategias para el fomento del pensamiento crítico, entre las que resaltaron: la comunicación oral y escrita (Bezanilla, et al, 2018); el trabajo cooperativo (Bezanilla et al., 2018; Chacón, 2006); las actividades investigativas- reflexivas (Chacón, 2006); la toma de decisiones y la resolución de problemas según (Díaz et al., 2019); el análisis y la expresión de ideas (Elizalde et al., 2022) y la criticidad (Vendrell y Rodríguez, 2020) como elementos clave para estimular el intelecto de los estudiantes en función de lograr el progreso en sus habilidades y competencias eruditas.
CONCLUSIONES
En relación con los objetivos propuestos, surgen las siguientes premisas derivadas de los resultados obtenidos, las cuales se enfocan en los aspectos que a continuación se develan:
En relación con el objetivo 1 sustentado en el diagnóstico del pensamiento crítico dentro del contexto educativo, emergió como punto de partida, el análisis del pensamiento crítico en niños de 9 a 10 años de edad.
Para el objetivo 2, se realizó la observación y se aplicó un instrumento enfocado en la forma en la que los docentes buscan estimular el pensamiento crítico; de este modo, se midió el nivel de la variable pensamiento crítico y el nivel de las dimensiones del aprendizaje cooperativo.
Para cumplir con el objetivo 3, referente a las estrategias con mayor influencia en el desarrollo del pensamiento crítico, se pudo constatar que la comunicación oral y escrita trabajo cooperativo, las actividades investigativas- reflexivas, la toma de decisiones y la resolución de problemas, el análisis y la expresión de ideas y la criticidad constituyeron elementos clave y favorables para el pensamiento crítico.
Todo lo anterior, permitió dar respuesta al objetivo general fundamentado en el análisis de la enseñanza desde el pensamiento crítico como un reto en la labor docente. En este sentido, gracias a las observaciones realizadas, los instrumentos aplicados y a los aportes de los autores citados, se pudo concertar que el pensamiento crítico dentro del proceso educativo es fundamental, por cuanto supone una habilidad del ser humano que facilita la comprensión del mundo que le rodea y lo motiva a expresar ideas y/o a aportar su granito de arena en pro del progreso del mismo y del bien común.
Desde esta perspectiva, es fundamental que los docentes, desde los primeros ciclos de enseñanza, promuevan el pensamiento crítico, permitiendo que los estudiantes complementen sus habilidades para hacer frente a problemas del día a día en diversos ámbitos de su vida, ya sea en el aspecto académico, emocional, afectivo, psicológico, familiar, entre otros, generando que estos afronten de forma positiva dichas dificultades.
Cabe acotar que el estudio se limitó al análisis de niños cursantes de la etapa primaria; por ende, como recomendación, se sugiere llevar a cabo estudios similares enfocados en otros niveles educativos como la secundaria y la universidad, puesto que tales niveles constituyen también etapas clave para dar continuidad al desarrollo del razonamiento.