Introducción
La educación ambiental es un tema contemporáneo y ha tenido la mirada de importantes líderes e investigadores con la pretensión de lograr la atenuación de diversos problemas ambientales. El ensayo tiene por objetivo analizar comparativamente la receptividad de la educación ambiental que han recibido estudiantes de la educación media en dos colegios públicos de Colombia, uno de ellos con especialidad ambiental y el otro con especialidad en comercial, para determinar la trascendencia de la educación recibida en el contexto cotidiano de los estudiantes.
El ensayo aborda una reflexión crítica a partir de diversas investigaciones de educación ambiental que señalan la necesidad de transformar el comportamiento de los estudiantes, para lograr el cuidado del medio ambiente y lograr trascender de lo cognitivo hacia la práctica, pues no resulta suficiente el conocimiento teórico que el alumno posea, si no aplica dichos conceptos en su vida cotidiana, aun cuando esta decisión lo afecte significativamente incluso en su propia supervivencia, por ser un protagonista del medio ambiente.
Se concluye con la paradoja existente entre la teoría recibida por los estudiantes en el aula y los comportamientos definidos por los hábitos que poseen, pues quienes no forman parte de la especialidad ambiental, tienen mejores comportamientos o hábitos positivos con la naturaleza y se propone la implementación de estrategias pedagógicas desde la emotividad del estudiante para trascender al cambio de comportamiento.
Se enmarca bajo el método inductivo, en el paradigma humanista, con enfoque mixto, de tipo interpretativo, con un diseño narrativo de tópico y se ha fundamentado en la investigación doctoral denominada Modelo Pedagógico para la formación de ciudadanos ambientales desde las aulas de educación media en Colombia, que se enfoca en el análisis crítico constructivo hacia la implementación real de estrategias pedagógicas que logren trascender a la vida real del estudiante en su cotidianidad.
Desarrollo
La educación ambiental ha sido propuesta desde el año 1972 desde diversas conferencias internacionales, planteándose objetivos hacia la búsqueda de fomentar conocimientos que contribuyan con la protección del medio ambiente. En América Latina, desde 1992 se desarrollan congresos de educación ambiental para dar respuesta a los desafíos globales que igualmente buscan el cuidado del planeta y en Colombia desde las aulas de educación media se han impartido enseñanzas a los jóvenes estudiantes, sin embargo, no se ha logrado trascender de lo cognitivo a la praxis, evidenciándose en los comportamientos ambientales cotidianos de los alumnos.
Reflexiones Investigativas sobre Educación Ambiental
Estudiantes mexicanos de educación secundaria fueron objeto de estudio para analizar las actitudes y valores en el cuidado ambiental, lográndose conceptualizar el deterioro ambiental originado por causas antrópicas en especial en contaminación, deforestación, extinción de diversas especies e intervención de ecosistemas. Desde el enfoque ético ambiental se requiere el desarrollo del cooperativismo y el respeto hacia el medio ambiente, con personas autónomas que tengan habilidades y valores que a su vez contribuyan son su maduración intelectual (Navarro, 2015).
Así mismo, en alumnos de educación superior se advirtió que poseen un nivel bajo de cultura ambiental, con pocos conocimientos o habilidades propiciadoras a transformar sus estilos y comportamientos de vida. Se concluye comprendiendo el contexto como un factor determinante inhibidor de la educación ambiental porque no se considera esencial, tampoco se poseen espacios o infraestructuras necesarios para obtener resultados satisfactorios en cuanto a su estudio (Sosa, 2010).
De igual manera, Mascarell (2017) resaltó la importancia de la metodología utilizada por los profesores buscando lograr el conocimiento y obtener actitudes positivas con el medio ambiente. Es necesario el cambio positivo y real, más allá de lo cognitivo, resulta esencial en primer lugar reconocer los problemas locales, las necesidades del contexto y posteriormente junto con la sensibilidad desarrollada desde pedagogías asertivas con los alumnos lograr cambios de comportamientos coherentes con el saber aprehendido, en la cotidianidad (Rosalyn, 2002).
Ahora bien, el profesor también juega un papel protagónico en la educación pues la conciencia ambiental de quien se encarga de educar ambientalmente debe coincidir con los aprendizajes impartidos, incluso aunque se trate de contextos geográficos o políticos apartados (Acebal, 2010). Aunque las diferencias culturales sean latentes, la educación ambiental debe ser universal, claro está adaptada a las necesidades de las regiones y desde el rol docente con un ejemplo real que incluso contribuya al aprendizaje de sus estudiantes con la coherencia de sus comportamientos.
Así mismo, Valbuena (2010) ha reflexionado la educación ambiental afirmando la necesidad de considerar los espacios en los cuales el alumno permanece, su colegio, hogar, barrio, pues allí es donde realmente se observa la convivencia con su medio natural y donde aplica los conocimientos adquiridos en su escuela. Resulta cierto, reconocer el contexto inmediato del alumno como el espacio donde se vislumbra, si se da aplicación o no a lo cognitivo, pues allí es donde se reflejan sus comportamientos.
El pensamiento ambiental promueve una apuesta hacia nuevas realidades donde se considere el cuidado del hábitat desde una visión estético-poético, con diálogos interdisciplinarios e interculturales sobre los recursos naturales (Sánchez, 2018). Esta propuesta permite igualmente la transversalización del conocimiento en todos los ámbitos en los que el alumno se mueva, cambiando así mismo su realidad social y cotidiana.
Desde Marcuse, reconocido precursor de la ecología política (1971) se ha dado una mirada a los valores ambientales de racionalidad, diálogo de saberes, sustentabilidad y pluralidad para reflexionar sobre la naturaleza y su destrucción, abriendo el pensamiento hacia la necesidad de transformar el mundo desde la liberación que puede hacer el hombre frente a su propio entorno natural (Guitrón, 2020).
Autores más contemporáneos reafirman también la imperiosa necesidad de promover en los jóvenes pensamientos críticos y racionales para evitar caer en el juego de mercadeo; vincular la pedagogía en la construcción cognitiva desde los valores, la política, la ética y la justicia, contribuyendo así a generar en los alumnos libertad de pensamiento (Giroux, 2003). Esta visión incluso permitirá que se contribuya con el cuidado del medio ambiente, por convicción, por conciencia y se logre trascender hacia los comportamientos y hábitos expresados en la cotidianidad de la vida.
La educación es una garantía que responde a los intereses del mercado, evita que las habilidades de los alumnos se pongan al servicio de la economía por encima del bien común, pues el enfoque consiste en repensar la educación en el sentido de priorizar la libertad común donde la especie humana esté en la cúspide, siempre por encima de intereses individuales (Cataldo, 2016). Por tanto, la educación en este caso ambiental responde a las necesidades de cuidar el medio ambiente, de ejercer valores humanos hacia la supervivencia, de lograr una verdadera educación integral en los alumnos, reflejada más allá de lo cognitivo, hacia la transformación de los comportamientos y obtención del cuidado de los recursos naturales.
Reflexión Comparativa entre Colegio Ambiental vs Colegio Comercial en Colombia
Desde la investigación doctoral denominada Modelo Pedagógico para la Formación de Ciudadanos Ambientales desde las Aulas de Educación Media en Colombia se realizó una comparación del nivel de conocimiento ambiental y comportamientos de quienes lo poseen con el fin de determinar si realmente la educación recibida por los alumnos que tienen la especialidad aplica en su vida cotidiana dichos aprendizajes y por ende tiene un mejor comportamiento frente al medio ambiente.
Se abordó desde tres categorías el análisis, conocimiento ambiental, prácticas cotidianas y ciudadanía ambiental, lográndose determinar mínimas diferencias entre ambos colegios, resultando paradójico en algunos casos incluso tener mayores conocimientos y comportamientos ambientales positivos los estudiantes de la especialidad comercial, concluyendo así que resulta insuficiente la mera enseñanza teórica abordada como una asignatura, llena de contenidos, sin lograr tocar la sensibilidad del alumno para realmente obtener en primer lugar, recordar los aprendizajes y en segundo lugar, aplicar lo aprehendido en su vida cotidiana.
En la siguiente Tabla 1 se observan los datos arrojados en el proceso investigativo antes señalado, con sus puntos de convergencia, de la información obtenida de la lectura, análisis bibliográfico de investigaciones referentes a educación ambiental del instrumento denominado cuestionario de actitudes ambientales CAAM de Nuévalos, validado en la Universidad de Valencia, España, el cual fue ajustado al contexto requerido y aplicado a los estudiantes de educación media.
Tabla 1 Proceso de Triangulación.
Nota. Categorías de análisis, elaboración propia (2024).
Existen importantes puntos convergentes desde cada categoría, éstos permiten reflexionar sobre la identidad adquirida por los alumnos desde sus aulas. En cuanto al conocimiento ambiental, se puede afirmar que la educación ambiental si es relevante en los jóvenes sin embargo debe optarse por darle un enfoque ético promoviendo cambios desde la práctica, trascendiendo del conocimiento básico, hacia la contextualización de las necesidades e implementándolo transversalmente y se toma como punto de partida la epistemología ambiental en la unificación de los saberes y las prácticas, con estrategias éticas propositivas de normas de convivencia donde los mismos alumnos se identifiquen con ellas y por tanto quieran cumplirlas.
En cuanto a las prácticas cotidianas sustentables resultan un requisito esencial para lograr la construcción del poder ciudadano donde la ética y ecología sirvan de horizonte epistemológico hacia la búsqueda del desarrollo sustentable, la cual debe evidenciarse en los hábitos ambientales positivos hacia el medio ambiente y versen reflejados en los comportamientos realizados en la vida cotidiana.
Respecto a la ciudadanía ambiental, en primer lugar resulta evidente el bajo nivel de cultura ambiental, por cuanto es necesario apropiarse de los problemas locales y regionales desde diversas perspectivas para generar espacios donde se vivan los valores éticos y cívicos que realmente integren una visión cultural ecológica-ambiental como eje articulador de un nuevo pacto social desarrollado hacia una verdadera ciudadanía donde el hombre protagonice su propio futuro en el marco de la sostenibilidad ambiental.
Transformación del Comportamiento Ambiental del Alumno
Para que se evidencie la coherencia entre el saber y la praxis se requiere apropiar la sustentabilidad consciente del joven movido por su propia convicción e identidad hacia la búsqueda del desarrollo sostenible (Márquez, 2021). Esa necesidad de transcendencia se contempla desde la racionalidad lógica discursiva originada en la sensibilidad hacia lo natural, de la mano de la ética (Leff, 2006), se debe conocer muy bien la realidad del espacio natural junto con sus problemas y necesidades coordinando desde las disciplinas del saber la ejecución de actitudes y comportamientos hacia el cuidado de la naturaleza.
Es insuficiente la educación ambiental, vista como una asignatura o cúmulo de contenidos interminables, pues la puerta de entrada al mar del conocimiento podría pensarse a partir del modelo pedagógico adaptado a las necesidades del contexto educativo, visionándolo hacia la ética individualizada y responsable donde se tome plena conciencia de la necesidad del cuidado del medio ambiente para lograr la supervivencia humana y por ende el verdadero desarrollo sostenible. Las aulas de clase entonces se piensan en ambientes generadores de procesos transformadores, promotores de pensamientos críticos y propositivos donde los alumnos expresan sus pensamientos libremente hacia la búsqueda de calidad de vida, reafirmando la pedagogía hacia la construcción de mentes justas y racionales con alto grado de sensibilización y amor por el planeta al cual pertenecemos.
Arendt (1996) afirmó el pensamiento cuestionando y no simplemente obedeciendo, es trascendente, por tanto, se deben articular las emociones con necesidades hacia el conocimiento para lograr cambios duraderos. Los estudiantes deben sensibilizarse a través de emociones motivadoras de sus aprendizajes desde lo cognitivo, también la praxis, dando aplicación de la teoría en sus comportamientos cotidianos ambientales.
Conclusión
La receptividad de la educación ambiental en los estudiantes de educación media resulta paradójica, el saber ambiental y la práctica reflejada en sus comportamientos es incoherente. Quienes tuvieron una educación diferente, en este caso con otra especialidad distinta a la ambiental, son quienes poseen hábitos positivos, mientras los alumnos especializados teóricamente desde lo ambiental no aplican en su vida cotidiana las enseñanzas recibidas causando daños al planeta.
Desde las políticas educativas de educación ambiental, si es posible contribuir a la formación de ciudadanos ambientales desde las aulas de clase, siempre y cuando se involucren sentimientos, valores afectivos hacia el medio ambiente, pues así se podrá generar conciencia ambiental creando sentido de pertenencia hacia el planeta, logrando comprensión en el alumno, como ser protagónico, esencial, contribuyendo positivamente al cuidado de su propio entorno.
El saber ambiental es muy importante a la hora de crear conocimiento y comprensión sobre la necesidad del cuidado de los recursos naturales, pero debe traspasar su espíritu hacia la ejecución, de la mano con la formación de valores, con sentimientos de pertenencia por el planeta, siendo conscientes de la participación activa en la toma de decisiones, realizando comportamientos benéficos a los hábitats naturales.
La epistemología ambiental se constituye en una herramienta clave facilitadora desde el aula para apropiar el conocimiento, guiando la racionalidad del alumno, desde el diálogo de saberes hacia el dominio de sus hábitos cotidianos, impulsando desde la emotividad del ser, el cuidado de la naturaleza y por tanto se generen comportamientos positivos y logren atenuar los daños ambientales diariamente realizados por los estudiantes.