INTRODUCCIÓN
En el contexto económico peruano, el SD fue implementado como una herramienta de control tributario con el fin de garantizar el acatamiento fiscal y mejorar el recaudo del país. Este sistema, que consiste en la retención de un porcentaje de las transacciones económicas para ser depositado en una cuenta del Banco de la Nación, se aplica a diversos sectores productivos, incluido el sector transporte. Sin embargo, a pesar de su objetivo de formalizar y controlar los flujos de ingreso, ha generado una preocupación creciente en torno a los efectos colaterales que produce en la liquidez de las empresas del sector transporte (Bello et al., 2023; Miní, 2013). El desafío radica en entender cómo el SD afecta la liquidez de las empresas. El rubro del transporte enfrenta tanto retos operativos como financieros, por lo que la implementación del SD podría empeorar la situación de aquellas compañías que no disponen de un flujo de caja sólido. Por ello, el objetivo de este análisis es evaluar cómo el SD influye en la liquidez. Del mismo modo, esta investigación se alinea con la meta del ODS 8, que fomenta un desarrollo económico continuo, inclusivo y equilibrado, la generación de empleo pleno y eficiente, así como condiciones laborales dignas.
El SD peruano tiene similitudes con diversos mecanismos tributarios implementados en otros países, los cuales buscan garantizar el cumplimiento de las obligaciones fiscales reteniendo un porcentaje de los ingresos generados en las transacciones comerciales (Celis y Atencio, 2020; Valencia, 2017). Un ejemplo relevante es el caso de Argentina, donde el régimen de percepciones y retenciones del Impuesto al Valor Agregado (IVA) actúa de manera similar. En este sistema, una parte de las transacciones es retenida por los compradores y entregada al fisco en nombre de los vendedores, garantizando así que las obligaciones fiscales sean cumplidas de forma oportuna (Caicedo y Angulo, 2017; Castillo y Godoy-Troya, 2023; De Sousa y Torres, 2019). Al igual que en Perú, este mecanismo ha generado inquietudes sobre su impacto en la liquidez de los negocios, en particular las microempresas, pequeñas y medianas, que ven una porción de sus ingresos inmovilizados (Medina-Alvarez y Ramos-Figueroa, 2023).
De manera análoga, Brasil aplica un sistema conocido como Substituição Tributária, donde un contribuyente en la cadena de producción o distribución es responsable de pagar impuestos por toda la cadena antes de que los bienes lleguen al consumidor final (De Sousa y Torres, 2019; Sandri y Gehelen, 2023). Este sistema, similar al de detracciones, busca controlar la evasión fiscal y al mismo tiempo implica que las empresas adelanten el pago de impuestos, lo cual afecta directamente su flujo de caja y complica su capacidad para mantener una liquidez estable, particularmente en sectores con márgenes reducidos.
En México, el esquema de retenciones de IVA y del Impuesto sobre la Renta (ISR) también presenta paralelismos con el sistema peruano. Aquí, las empresas están obligadas a retener parte del impuesto en determinadas transacciones y entregarlo al gobierno (Fuentes-Flores et al., 2020; Molina, 2019). Este mecanismo, aunque facilita la supervisión por parte de la entidad fiscalizadora, impone una carga significativa sobre las empresas que deben gestionar esos fondos retenidos, lo cual reduce su capacidad de operación, particularmente en el caso de las pequeñas empresas que dependen de un flujo de caja constante.
Asimismo, en España se observa un régimen de retenciones aplicable tanto al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) como al IVA, en el que los agentes retienen un porcentaje de los pagos realizados y los ingresan directamente al fisco (De Miguel y Fernández, 2013; Frauches et al., 2015; Martinez, 2020). Esta medida se asemeja al SD en su objetivo de controlar el cumplimiento tributario. Sin embargo, al igual que en Perú, ha despertado preocupaciones sobre los efectos que tiene sobre la liquidez de los autónomos y pequeñas empresas, que dependen de los ingresos inmediatos para sostener sus operaciones.
Finalmente, Chile también cuenta con un sistema de retenciones a través del Impuesto de Primera Categoría, aplicable a las rentas generadas por actividades empresariales (Navarro, 2020; Orellana y Azúa, 2015; Pinto, 2020). Las empresas deben retener una parte de los ingresos obtenidos y transferirlos al fisco, lo cual comparte similitudes con el SD peruano. En este caso, las empresas se ven limitadas en su capacidad para disponer de los ingresos en el corto plazo, lo que complica su situación financiera, especialmente en sectores de servicios o empresas que operan con márgenes estrechos (Choquecahua et al., 2021; León Cedeño et al., 2018).
Estos sistemas implementados en diferentes países, aunque varían en su aplicación, comparten el mismo objetivo: garantizar la recaudación efectiva de impuestos mediante la retención de ingresos en el punto de la transacción. No obstante, todos enfrentan el mismo reto en cuanto a su impacto en la liquidez empresarial, particularmente en sectores que dependen de un flujo constante de caja para mantener sus operaciones (Ramos, 2021; Rodríguez-Masero y López-Manjón, 2016).
Para evaluar el impacto del SD en la liquidez, se han identificado tres dimensiones esenciales. La liquidez operativa, que se refiere a la capacidad de la empresa para afrontar los costos operativos diarios, como el pago de combustible, mantenimiento y salarios, utilizando los ingresos inmediatos (Flores-Quispe et al., 2023; Goche y Choque, 2023). La liquidez a corto plazo, que mide la capacidad de la empresa para cumplir con sus compromisos financieros inmediatos, como el pago a proveedores y el servicio de deudas (Chávez-Muñoz y López-González, 2021; Suárez Quevedo, 2004). Por último, la liquidez estructural, que está vinculada a la estabilidad financiera a mediano y largo plazo, afectando la capacidad de la empresa para realizar inversiones en crecimiento o expansión. Los fondos retenidos por el SD pueden restringir la flexibilidad de la empresa para ajustarse a los cambios del mercado o para invertir en mejoras, lo que pone en riesgo su sostenibilidad a futuro y su competitividad dentro del sector (Gelman et al., 2022; Martinez-Vazquez et al., 1992; Vossler et al., 2021). En este marco, se formuló una hipótesis general: el SD provoca un impacto desfavorable en la liquidez de las empresas. De manera más específica, el SD influye en la liquidez operativa, afecta su liquidez a corto plazo y tiene un impacto negativo sobre su liquidez estructural.
METODOLOGÍA
La investigación fue de tipo básico porque su propósito principal fue generar conocimiento sin buscar una aplicación inmediata. Fue de enfoque cuantitativo porque se recogieron datos numéricos que permitieron realizar análisis estadísticos para interpretar las relaciones entre las variables. El diseño fue descriptivo porque se buscó detallar y caracterizar las variables estudiadas sin intervenir o modificar el entorno. El estudio fue no experimental, lo que significa que no se manipuló ninguna variable; en su lugar, se observó cómo las variables se comportan de manera natural en el contexto de las empresas de transporte sin generar ninguna intervención directa en el SD o la gestión de liquidez. El enfoque fue transversal, ya que los datos se recolectaron en un único punto en el tiempo. Por último, la investigación fue explicativa porque no solo describió las variables, sino que también se propuso explicar cómo el SD afecta la liquidez de las empresas de transporte, analizando las relaciones y factores involucrados (García et al., 2023; Gavilanes et al., 2022; Jiménez et al., 2023).
La selección de la muestra se llevó a cabo mediante un muestreo aleatorio simple, partiendo de una población de 800 empresas del sector transporte en Lima, y se determinó un tamaño muestral de 261 empresas con un nivel de confianza del 95%. Para el análisis de los datos, se aplicó un modelo de regresión ordinal simple utilizando el software SPSS v29, lo que permitió evaluar la influencia del SD en la liquidez de las empresas. Asimismo, se realizó una validación de contenido a través de un juicio de expertos, quienes aseguraron la claridad y pertinencia de los instrumentos empleados para medir las variables del estudio. En cuanto a la confiabilidad de los instrumentos, se calculó el coeficiente alfa de Cronbach, obteniendo un valor de 0,898 para la variable SD y 0,877 para la variable liquidez. Estos resultados reflejan una alta consistencia interna de las escalas utilizadas (Tejada, 2023; Vizcaíno et al., 2023; Wood, 2021).
Previo al análisis de correlaciones, se llevó a cabo una prueba de normalidad de los datos utilizando el test de KS. Los resultados confirmaron que los datos seguían una distribución normal, lo que permitió emplear el coeficiente de correlación de R para determinar las relaciones existentes entre el SD y la liquidez de las empresas del sector transporte.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Tabla 1 Datos descriptivos
Variable | Categoría | Porcentaje |
---|---|---|
Régimen tributario | Régimen General | 55% |
Régimen Mype Tributario | 45% | |
Nivel de conocimiento de detracciones | Alto | 40% |
Medio | 45% | |
Bajo | 15% | |
Nivel de líquidez | Alto | 20% |
Medio | 50% | |
Bajo | 30% | |
Tiempo de operación | Menos de 5 años | 25% |
Entre 5 y 10 años | 40% | |
Más de 10 años | 35% | |
Tamaño | Pequeña | 40% |
Mediana | 45% | |
Grande | 15% |
La Tabla 1 presenta características clave que reflejan las condiciones operativas de la muestra de 261 empresas de transporte en relación con el SD. Respecto al régimen tributario, se observa que las empresas en el Régimen General son las más numerosas, lo cual indica una mayor obligación tributaria y exposición a los efectos de las detracciones en su flujo de caja. Este régimen implica una estructura tributaria más compleja, lo que resulta en mayores desafíos de liquidez debido a las retenciones de fondos.
En cuanto al nivel de conocimiento sobre las detracciones, una proporción considerable muestra un conocimiento medio. Las empresas con un alto conocimiento cuentan con estrategias más efectivas para gestionar las detracciones, mientras que aquellas con conocimiento medio o bajo experimentan mayores dificultades en la administración de sus recursos debido a la falta de herramientas o prácticas adecuadas para optimizar el uso de fondos retenidos.
Al observar el nivel de liquidez, se muestra que una gran parte de las empresas tiene una liquidez media, lo que resalta un equilibrio en su capacidad para cubrir obligaciones financieras, aunque aún pueden ser vulnerables ante los efectos de las detracciones. Las empresas con liquidez baja representan un grupo importante y están en una posición de mayor riesgo, ya que cualquier inmovilización de fondos a través de las detracciones limita seriamente su capacidad de respuesta a sus obligaciones operativas y financieras. Por otro lado, las empresas con liquidez alta son menos susceptibles a los impactos inmediatos de las detracciones, lo que les permite una mayor flexibilidad.
La antigüedad en el mercado es otro factor relevante. Un número significativo de empresas tiene entre 5 y 10 años de operación, lo cual indica que están en una etapa de maduración, habiendo alcanzado cierta estabilidad operativa y financiera. Las empresas con más de 10 años tienden a tener estructuras más establecidas, lo que les proporciona resiliencia frente a las restricciones de liquidez causadas por las detracciones. Sin embargo, las empresas más jóvenes, con menos de 5 años, enfrentan desafíos adicionales, dado que suelen depender de flujos constantes de caja para su desarrollo y afianzamiento en el mercado.
Finalmente, respecto al tamaño de la empresa, las empresas pequeñas, que tienen estructuras más ajustadas y recursos limitados, pueden verse particularmente afectadas por el SD, ya que una menor disponibilidad de liquidez impacta directamente en sus operaciones diarias. Las empresas medianas, aunque tienen una capacidad de respuesta algo mejorada, también experimentan tensiones en su liquidez. Las empresas grandes, aunque en menor proporción en esta muestra, generalmente disponen de mayores recursos para enfrentar las restricciones de liquidez y cuentan con estrategias financieras diversificadas.
HG: El SD afecta negativamente en la liquidez.
Tabla 2 Hipótesis general
Estadístico | Valor |
---|---|
Chi-cuadrado | 35,400 |
Chi-cuadrado ajustado | 33,200 |
R | 0,750 |
Significancia (p-value) | 0,000 |
R2 | 0,560 |
En la Tabla 2 se observa que el SD tiene un efecto negativo sobre la liquidez. La correlación positiva moderada (R = 0,750) junto con el p-valor significativo (0,000) evidencian una relación relevante entre ambas variables. El modelo logra explicar el 56% de la variabilidad en la liquidez (R2 = 0,560).
HE1: El SD afecta negativamente en la liquidez operativa.
Tabla 3 Hipótesis específica 1
Estadístico | Valor |
---|---|
Chi-cuadrado | 24,570 |
Chi-cuadrado ajustado | 22,450 |
R | 0,650 |
Significancia (p-value) | 0,000 |
R2 | 0,420 |
La Tabla 3 evidencia que el SD tiene un efecto adverso sobre la liquidez operativa. El estadístico Chi-cuadrado (24,570) y el p-valor (0,000) confirman la existencia de una relación significativa, mientras que el coeficiente de correlación (R = 0,650) indica una asociación moderada. Asimismo, el modelo logra explicar el 42% de la variabilidad en la liquidez operativa (R2 = 0,420).
HE2: El SD afecta negativamente en la liquidez a corto plazo.
Tabla 4 Hipótesis específica 2
Estadístico | Valor |
---|---|
Chi-cuadrado | 30,120 |
Chi-cuadrado ajustado | 28,351 |
R | 0,720 |
Significancia (p-value) | 0,000 |
R2 | 0,518 |
Según los datos presentados en la Tabla 4, el SD afecta de manera negativa la liquidez a corto plazo. El estadístico Chi-cuadrado (30,120) y el p-valor (0,000) confirman la existencia de una relación significativa, mientras que el coeficiente de correlación (R = 0,720) señala una relación fuerte. Además, el modelo explica el 51,8% de la variabilidad en la liquidez a corto plazo (R2 = 0,518).
HE3: El SD afecta negativamente en la liquidez estructural.
Tabla 5 Hipótesis específica 3
Estadístico | Valor |
---|---|
Chi-cuadrado | 18,900 |
Chi-cuadrado ajustado | 16,750 |
R | 0,600 |
Significancia (p-value) | 0,005 |
R2 | 0,360 |
La información de la Tabla 5 evidencia que el SD tiene un efecto negativo sobre la liquidez estructural de las empresas de transporte. Los resultados del análisis muestran un valor de Chi-cuadrado de 18,900 y un p-valor de 0,005, lo que confirma la existencia de una relación significativa. Además, el coeficiente de correlación (R = 0,600) indica una relación de intensidad moderada. El modelo utilizado permite explicar el 36% de la variabilidad observada en la liquidez estructural (R² = 0,360).
Los resultados obtenidos respaldan el objetivo de la investigación, en este sentido, se observa que la retención de fondos mediante el SD genera un impacto negativo considerable en la liquidez de las empresas, tanto a nivel operativo, como a corto plazo y estructural. Las correlaciones moderadas y fuertes, acompañadas de altos valores de significancia estadística (p-valor < 0,05), indican que el SD representa una carga considerable para las empresas, particularmente para aquellas con menores márgenes financieros y sin estrategias adecuadas de gestión de flujo de caja.
Sousa y Torres (2019) explican que la falta de liquidez operativa es una de las principales complicaciones que afrontan las empresas cuando deben cubrir costos diarios (como el pago de combustible, mantenimiento y salarios) mientras tienen fondos retenidos por las detracciones (Alvarado y García, 2019; Ramírez y Sánchez, 2021). Según Mini (2013), este efecto es más pronunciado en empresas pequeñas y medianas, que dependen de un flujo de caja constante para mantener su operatividad diaria. La investigación de Valencia (2017) también resalta que la falta de planificación financiera y el desconocimiento sobre el SD agravan esta problemática, haciendo más difícil que las empresas puedan afrontar sus compromisos inmediatos
El impacto sobre la liquidez a corto plazo se hace evidente en las dificultades de las empresas para cumplir con pagos a proveedores y servicios de deudas. Las empresas sin una adecuada planificación financiera, especialmente las de menor tamaño, enfrentan mayor riesgo de insolvencia en este sentido (Caicedo y Angulo, 2017). Pinto (2020) también identificó que las empresas con menos experiencia y conocimiento sobre el SD muestran una mayor exposición a la falta de liquidez, lo que a su vez reduce su capacidad para aprovechar oportunidades de negocio o para mejorar su competitividad.
Por último, Medina y Ramos (2023) concluyen que el análisis de la liquidez estructural revela que las empresas enfrentan serias dificultades a mediano y largo plazo para sostener sus inversiones y expandir sus operaciones. Este fenómeno es más pronunciado en empresas jóvenes o de pequeño tamaño, que suelen tener menos recursos financieros y una menor capacidad para absorber los efectos de las retenciones de fondos (Bello et al., 2023). De acuerdo con la literatura existente, las empresas en crecimiento, al tener menores reservas de capital y estar menos diversificadas, son más vulnerables a la reducción de liquidez provocada por las detracciones (Navarro, 2020).
CONCLUSIONES
El SD afecta la liquidez operativa de las empresas, dificultando su capacidad para cubrir los costos operativos diarios, como combustible, mantenimiento y salarios. La retención de fondos esenciales para el funcionamiento diario pone a las empresas en una situación vulnerable, especialmente cuando surgen imprevistos operacionales.
En cuanto a la liquidez a corto plazo, el estudio muestra que las empresas experimentan dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras inmediatas, tales como el pago a proveedores y el servicio de deudas. La retención de fondos a través del SD limita la disponibilidad de recursos inmediatos, lo que aumenta la presión sobre la gestión financiera de las empresas.
En lo que respecta a la liquidez estructural, aunque el impacto es moderado, el SD afecta la capacidad de las empresas para realizar inversiones a mediano y largo plazo. Esto pone en riesgo su crecimiento y expansión futura, ya que la falta de fondos disponibles dificulta la adaptación a cambios en el mercado y limita su competitividad.
Además, se recomienda que las empresas realicen una planificación detallada de sus flujos de caja, lo que les posibilitará obtener una perspectiva precisa de los ingresos y egresos a lo largo del tiempo. Además, establecer fondos de contingencia puede ser una herramienta para enfrentar los períodos en los cuales los fondos quedan inmovilizados, minimizando así el impacto en las operaciones diarias.
Otra recomendación es fortalecer el conocimiento sobre el SD, especialmente en aquellas empresas que presentan un bajo o medio nivel de comprensión sobre este mecanismo. Las autoridades tributarias tienen la oportunidad de fomentar la educación y capacitación en torno a la gestión de detracciones. A través de programas de formación, las empresas podrán adquirir los recursos indispensables para administrar de forma efectiva los fondos retenidos, optimizando su uso y reduciendo los efectos negativos en la liquidez.
Respecto a la variedad de opciones para obtener financiamiento, se recomienda que las empresas exploren alternativas que les permitan mantener un flujo de caja adecuado sin comprometer sus operaciones. Una opción viable es acceder a líneas de crédito a corto plazo o establecer alianzas con entidades financieras que ofrezcan liquidez inmediata. De este modo, las empresas contarían con los recursos necesarios para enfrentar los efectos del SD sin afectar su estabilidad operativa.