INTRODUCCIÓN
En la actualidad, la educación ambiental y la responsabilidad social se han convertido en procesos y herramientas imprescindibles para abordar los diversos desafíos ambientales y sociales imperantes. Precisamente, a nivel global, se observa un deterioro del equilibrio y la sostenibilidad ambiental mayormente generado por actividades humanas nefastas (Sánchez et al., 2023), como la contaminación del agua, suelo y aire; la destrucción de hábitats; la sobreexplotación de los recursos; la deficiente gestión de residuos y la degradación ambiental (Toca y Carrillo-Rodríguez, 2021; Vasco et al., 2023; Figueroa-Vargas y García-García, 2019; Marfull, 2024).
Estas prácticas generan diversas consecuencias, como problemas de salud, pobreza, pérdida de biodiversidad, destrucción de ecosistemas, aceleración del cambio climático y, en general, contaminación ambiental (Burguera, 2023). Por lo tanto, se requieren intervenciones y políticas urgentes, pero eficaces, para atenuar los impactos negativos y, a la vez, impulsar enfoques sostenibles que aseguren el cuidado del medio ambiente (Medina, 2024; López y Soto-Bojórquez, 2023). El desarrollo sostenible forma parte de los objetivos de la Agenda 2030, que destaca que la satisfacción de las necesidades del presente no debe comprometer los recursos de las próximas generaciones, y subraya una interrelación profunda entre la economía, la sociedad y el medio ambiente (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2023).
En este sentido, fomentar la educación ambiental en el ámbito educativo superior es necesario para abordar los desafíos mencionados (Borja-Sánchez et al., 2024), ya que los miembros de la comunidad no solamente deben cultivar conocimientos y habilidades blandas, sino también desarrollar conciencia y actuar para preservar la sostenibilidad, la biodiversidad, mitigar el cambio climático y lograr la justicia ambiental.
Además, esta problemática también está relacionada, de alguna manera, con la falta de responsabilidad social individual, que contribuye a la perpetuación de los problemas ambientales y sociales (Rojas et al., 2023). Por ello, es importante formar futuros profesionales socialmente responsables, para que actúen en sus quehaceres diarios de forma ética y responsable (Rubio-Rodríguez et al., 2020), practicando el cuidado del medio ambiente, el mejoramiento de la calidad de vida de las personas y el consumo responsable (Morell y Villalba, 2020).
El concepto de educación ambiental ha evolucionado a lo largo del tiempo; según Cabalé, en la actualidad se asocia con el desarrollo sostenible, coadyuvando en la formación en valores, respeto a la biodiversidad y la cultura; comportamientos, acciones y formas de producción, distribución y consumo fundamentados en nuevos enfoques de necesidad y búsqueda de una vida plena y satisfactoria, así como una ética ambiental racional (Como se citó en De la Peña y Vinces-Centeno, 2020). Todo ello tiene como propósito prevenir el agotamiento de los recursos naturales, la degradación de los ecosistemas, las desigualdades sociales y la pobreza (Domínguez-Ruiz et al., 2021). Cabe destacar que el desarrollo sostenible surge porque desde la ecología no se pudieron solucionar los problemas medioambientales.
En este sentido, las universidades, además de impartir formación social y humanística, también deben incluir la formación técnica desde la sostenibilidad. Las universidades deben asumir el rol de desarrollar ideas y reflexiones sobre la sostenibilidad a partir de enseñar cómo los problemas que en la actualidad afectan al medio ambiente impactan en la sociedad (Macías et al., 2020). De tal manera que el individuo comprenda de manera más consciente y racional el mundo que lo rodea, adoptando una nueva perspectiva para lograr una actuación más humanizada del hombre en relación con su entorno (Gutierrez y Angulo, 2021).
La educación ambiental permite adentrarse en el desarrollo sostenible para formar ciudadanos ecológicos, cuyos fines fundamentales son la responsabilidad y el ejercicio ciudadano en favor del medio ambiente. Esto otorga un papel activo a las comunidades en los procesos de transformación de la sociedad. Para lograrlo, no debe ser pensada en términos burocráticos o únicamente académicos, sino como una formación de vida que debe darse desde el nacimiento hasta la muerte (Rutti-Marín et al., 2022). En la formación ambiental de los estudiantes de educación superior se deben incorporar aspectos novedosos para desarrollar la conciencia sobre la necesidad de proteger el medio ambiente (Hernández y Sánchez, 2022).
Por otro lado, la responsabilidad social consiste en el desarrollo del compromiso y la conciencia para contribuir con el entorno ambiental, social, económico y cultural. En el ámbito académico, se define como una política de gestión de los impactos sociales y ambientales generados por las instituciones educativas universitarias, orientadas al cumplimiento del rol de agente de desarrollo sostenible mediante acciones, formación, investigación y actividades (Vallaeys, 2021). Efectivamente, la universidad, además de cultivar y transmitir conocimientos, debe ser un agente de cambio capaz de construir soluciones innovadoras a los desafíos sociales contemporáneos. Las universidades, al comprometerse con la sostenibilidad, no solamente benefician a sus estudiantes, sino que también se convierten en modelos a seguir para la sociedad en general, extendiendo los beneficios más allá del campus (Zelaya, 2023).
En relación con el objetivo fundamental de la responsabilidad social, este es formar individuos conscientes, éticos y comprometidos con el bienestar colectivo y la sostenibilidad. Los estudiantes conscientes reconocen los problemas y las necesidades de su entorno, tienen empatía hacia los demás, se responsabilizan de sus acciones, participan activamente en la transformación social y promueven el desarrollo sostenible (Vásquez, 2023). Asimismo, es importante que sean éticos, para que actúen con principios y valores tanto en su vida académica como cotidiana. La ética es fundamental para tomar decisiones responsables, mantener un compromiso con la integridad, demostrar respeto por los demás, asumir un compromiso con la justicia social, buscar la sostenibilidad, inspirar a otros, ser autocríticos y tener un rol constructivo para contribuir al bienestar colectivo (Bedoya-Parra et al., 2021).
A pesar de los avances en la implementación de programas educativos con enfoque ambiental en las instituciones de educación superior, aún continúa siendo un tema poco desarrollado. Por ello, existen pocas investigaciones que hayan evaluado cómo la formación en educación ambiental influye en la responsabilidad social en una institución educativa superior.
En el caso de la universidad en estudio, se han implementado iniciativas para fortalecer la formación ambiental y fomentar un sentido de responsabilidad social entre los docentes y educandos. No obstante, no existe evidencia empírica que posibilite comprobar si dicho programa está generando una influencia significativa en las actitudes y conductas relacionadas con estos factores. Este vacío de conocimiento remarca la necesidad de demostrar la relación causal entre la educación ambiental y la responsabilidad social en el ámbito universitario.
La presente investigación tiene como objetivo general determinar la influencia de la educación ambiental en la responsabilidad social en una universidad nacional de la ciudad de Lima, Perú. Además, el artículo respondió a la siguiente pregunta: ¿Existe una influencia de la educación ambiental en la responsabilidad social en una universidad nacional? La hipótesis planteada fue: La educación ambiental influye en la responsabilidad social en una universidad nacional. Esta investigación ayudará al debate académico sobre el rol de la formación ambiental como impulsor de actitudes responsables, y sus resultados podrían ser útiles para el diseño e implementación de políticas y acciones en instituciones de educación superior.
METODOLOGÍA
El presente artículo utiliza una metodología de enfoque cuantitativo, que tiene por finalidad probar la hipótesis mediante la recolección y análisis de datos numéricos (Támara, 2022). Además, es de nivel descriptivo, correlacional y causal, que trata de identificar la relación entre educación ambiental y responsabilidad social, así como establecer si la educación ambiental es la causa de la responsabilidad social (Moreno et al., 2023).
Por otra parte, la muestra estuvo constituida por 183 estudiantes de una universidad nacional de la ciudad de Lima, Perú. Las edades de los estudiantes oscilan entre 18 y 21 años. El 41,6 % de los encuestados son varones y el 58,4 % son mujeres. Esta muestra presenta un nivel de confianza del 95% y un error muestral de +/-5. La técnica de muestreo empleada fue no probabilística, concretamente por conveniencia, en la que los participantes fueron seleccionados por criterios de accesibilidad y disponibilidad (Hernández, 2021).
Para la recolección de datos se utilizaron dos cuestionarios, que contienen los siguientes ítems: preguntas sociodemográficas, como nombre, documento nacional de identidad, sexo, edad, carrera y ciclo de estudios; 20 ítems sobre niveles de educación ambiental y 16 ítems sobre el nivel de responsabilidad social universitaria. Para cuantificar las respuestas asignadas por los participantes, se utilizó la escala Likert que iba de 1 a 5 (donde 1 significa nunca, 2 casi nunca, 3 a veces, 4 casi siempre y 5 siempre). Los ítems se elaboraron con base en los artículos de Severino-González et al. (2024)yMoreno et al. (2023).
El juicio de expertos fue realizado por 5 profesionales con experiencia y especializados en el área investigada, que evaluaron la claridad, coherencia y relevancia de los ítems. Como resultado, se asignó un grado de aplicabilidad muy alto, del 95 %. Posteriormente, se efectuó una prueba piloto con 20 participantes de distintas edades, sexos, carreras y ciclos de estudio con el objetivo de asegurar la idoneidad de los cuestionarios.
La recolección de datos se realizó mediante un formulario de Google Forms, en cuyo diseño se cuidaron los detalles para capturar respuestas precisas y útiles.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Como se aprecia en la Tabla 1, la variable educación ambiental proporciona información de una tendencia predominante hacia un nivel medio. En detalle, se observa que un 61% de los educandos se encuentran en un nivel medio en términos generales de educación ambiental. De manera similar, en las dimensiones específicas también existe una predominancia de este nivel; en apropiación del conocimiento alcanzan un nivel medio el 53%; en relación universitaria el 46%; en educación universitaria el 54% y en impacto económico el 50%.
Tabla 1 Distribución de datos de la variable educación ambiental
Niveles | Bajo | Medio | Alto | Total | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
f | % | f | % | f | % | f | % | |
Educacion ambiental | 57 | 31% | 111 | 61% | 15 | 8% | 183 | 100,0 |
Apropiación del conocimiento | 51 | 28% | 97 | 53% | 35 | 19% | 183 | 100,0 |
Relación universitaria | 54 | 30% | 85 | 46% | 44 | 24% | 183 | 100,0 |
Educación universitaria | 51 | 28% | 99 | 54% | 33 | 18% | 183 | 100,0 |
Impacto económico | 69 | 38% | 91 | 50% | 23 | 13% | 183 | 100,0 |
Además, el siguiente nivel más representativo es el nivel bajo con los siguientes porcentajes: 31% en la variable general, 28% en apropiación del conocimiento, 30% en relación universitaria, 28% en educación universitaria y 38% en impacto económico. En tanto, el nivel alto es la que tiene menor porcentaje en la variable y en las dimensiones.
En la Tabla 2 se muestran los resultados porcentuales de la variable responsabilidad social, en el que los participantes en mayor proporción se encuentran en el nivel medio que representa el 52%. De igual forma, al desglosar las dimensiones las mayores proporciones se sitúan en el nivel medio, en compromiso social con los demás y el entorno representa el 48%, en compromiso social profesional desde el descubrimiento del valor el 61%, en formación de la responsabilidad 43% y en responsabilidad social en proyectos Apps el 47%.
Tabla 2 Distribución de datos de la variable responsabilidad social
Niveles | Bajo | Medio | Alto | Total | ||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
f | % | f | % | f | % | f | % | |
Responsabilidad social universitaria | 60 | 33% | 96 | 52% | 27 | 15% | 183 | 100,0 |
Compromiso social con los demás y el entorno | 54 | 30% | 87 | 48% | 42 | 23% | 183 | 100,0 |
Compromiso social profesional desde el descubrimiento del valor | 45 | 25% | 112 | 61% | 26 | 14% | 183 | 100,0 |
Formación de la responsabilidad | 78 | 43% | 78 | 43% | 27 | 15% | 183 | 100,0 |
Responsabilidad social en proyectos Apps. | 66 | 36% | 86 | 47% | 31 | 17% | 183 | 100,0 |
Además, el siguiente nivel con mayor proporción de participantes es el nivel bajo con los siguientes porcentajes: 33% en la variable general, 30% en compromiso social con los demás y el entorno, 25% en compromiso social profesional desde el descubrimiento del valor, 43% en formación para la responsabilidad y 36% en responsabilidad social en proyectos Apps. En tanto, el nivel alto es la que tiene menor porcentaje tanto en la variable como en sus dimensiones.
Estos resultados descriptivos encontrados muestran que se tiene que seguir reforzando la educación ambiental en los universitarios con el propósito que se logre un nivel alto en mayor proporción, y cuando se logre este fin también aumentará la responsabilidad social en los participantes.
Comprobación de la hipótesis general
La hipótesis general fue que la educación ambiental influye en la responsabilidad social de una universidad nacional, de la ciudad de Lima, en el año 2024. Siendo las hipótesis nula y alternativa las siguientes: Ho: La educación ambiental no influye en la responsabilidad social de una universidad nacional, de la ciudad de Lima, en el año 2024. H1: La educación ambiental si influye en la responsabilidad social de una universidad nacional, de la ciudad de Lima, en el año 2024.
En la Tabla 3, se aprecia que Chi cuadrado (χ2) es 24,339 y p-valor = 0,00 es menor que 0,05; entonces se comprueba que la variable independiente educación ambiental predice la ocurrencia del modelo. Además, el pseudo R cuadrado R2 de Cox y Snell fue de 0,488 y de Nagelkerke 0,622; estos valores explican que la educación ambiental influye entre el 48,8% y 62,2% de la responsabilidad social. Por lo tanto, se rechaza la hipótesis nula y se acepta la hipótesis alterna de que la educación ambiental si influye en la responsabilidad social.
Tabla 3 Ajuste del modelo e hipótesis general
Modelo | Logaritmo de la verosimilitud | Chi-cuadrado | gl | Sig. | Pseudo R cuadrado | Coef. |
---|---|---|---|---|---|---|
Sólo intersección | 81,992 | Cox y Snell | 0,488 | |||
Nagelkerke | 0,622 | |||||
Final | 57,653 | 24,339 | 2 | 0,000 | McFadden | 0,437 |
Esta influencia ocurre porque la educación ambiental proporciona conocimientos que permiten a los estudiantes comprender la interconexión entre sus acciones (responsabilidad social) y el impacto en el entorno y la comunidad (De la Peña y Vinces-Centeno, 2020). Orientando la responsabilidad y el ejercicio ciudadano en favor del medioambiente; por lo tanto, otorga un papel activo a los educandos en los procesos de transformación de la sociedad como una forma de vida (Rutti-Marín et al., 2022). Asimismo, genera compromiso y conciencia para contribuir con el entorno ambiental, social, económico y cultural generadas por las instituciones educativas universitarias orientadas con el cumplimiento del rol de agente de desarrollo sostenible mediante acciones, formación, investigación y actividades (Vallaeys, 2021).
Comprobación de la hipótesis especifica uno
Se planteó como hipótesis nula y alternativa lo siguiente: Ho: La apropiación del conocimiento no influye en la responsabilidad social en una universidad nacional de la ciudad de Lima, en el año 2024. Ho: La apropiación del conocimiento si influye en la responsabilidad social en una universidad nacional de la ciudad de Lima, en el año 2024.
En la Tabla 4, se aprecia que Chi-cuadrado es 93,348 y el p-valor = 0,00 es menor que 0,05; entonces se demuestra que el modelo es significativo. Además, el R 2 de Cox y Snell fue de 0,400 y de Nagelkerke 0,464; que explican que la apropiación del conocimiento ambiental influye entre el 40,0% y 46,4% de la responsabilidad social. Por lo tanto, se rechaza la hipótesis nula y se acepta la hipótesis alterna de que la apropiación del conocimiento si influye en la responsabilidad social.
Comprobación de la hipótesis especifica dos
Se estableció como hipótesis nula y alternativa lo siguiente: Ho: La relación universitaria no influye en la responsabilidad social en una universidad nacional de la ciudad de Lima, en el año 2024. Ho: La relación universitaria si influye en la responsabilidad social en una universidad nacional de la ciudad de Lima, en el año 2024.
En la Tabla 5, se aprecia que el valor de Chi-cuadrado es 224,786 y el p-valor es menor que 0,05; significa que la variable independiente relación universitaria predice la ocurrencia del modelo. Además, el R 2 de Cox y Snell fue de 0,707 y de Nagelkerke 0,821; que explican que la relación universitaria influye entre el 70,7% y 82,1% de la responsabilidad social. Por lo tanto, se rechaza la hipótesis nula y se acepta la hipótesis alterna de que la relación universitaria si influye en la responsabilidad social.
Comprobación de la hipótesis especifica tres
Se formuló como hipótesis nula y alternativa lo siguiente: Ho: La educación universitaria no influye en la responsabilidad social en una universidad nacional de la ciudad de Lima, en el año 2024. Ho: La educación universitaria si influye en la responsabilidad social en una universidad nacional de la ciudad de Lima, en el año 2024.
En la Tabla 6, presenta que el valor de Chi-cuadrado es 183,517 y el p-valor es menor que 0,05; significa que la variable independiente educación universitaria predice la ocurrencia del modelo. Además, el R 2 de Cox y Snell fue de 0,633 y de Nagelkerke 0,735; que explican que la educación universitaria influye entre el 63,3% y 73,5% de la responsabilidad social. Por lo tanto, se rechaza la hipótesis nula y se acepta la hipótesis alterna de que la educación universitaria si influye en la responsabilidad social.
Comprobación de la hipótesis especifica cuatro
Se planteó como hipótesis nula y alternativa lo siguiente: Ho: El impacto económico no influye en la responsabilidad social en una universidad nacional de la ciudad de Lima, en el año 2024. Ho: El impacto económico si influye en la responsabilidad social en una universidad nacional de la ciudad de Lima, en el año 2024.
En la Tabla 7, se muestra que el valor de Chi-cuadrado es 238,297 y el p-valor es menor que 0,05; significa que el modelo es estadísticamente significativo. Además, el R 2 de Cox y Snell fue de 0,728 y de Nagelkerke 0,846; que explican que el impacto económico influye entre el 72,8% y 84,6% de la responsabilidad social. Por lo tanto, se rechaza la hipótesis nula y se acepta la hipótesis alterna de que el impacto económico si influye en la responsabilidad social.
CONCLUSIONES
Los resultados del estudio revelaron que la educación ambiental ejerce una influencia significativa en la responsabilidad social de los estudiantes, con una dependencia de Nagelkerke del 62,2%. Este hallazgo subraya la importancia de integrar esta variable independiente en la formación universitaria, especialmente para lograr un impacto en las prácticas concretas de responsabilidad social, como la reducción en la generación de residuos, el reciclaje, la elección de productos de empresas con prácticas sostenibles, la participación en iniciativas comunitarias, el respeto al medio ambiente, la promoción de la inclusión, el respeto social y el consumo consciente.
Además, los resultados descriptivos mostraron que la mayoría de los participantes del estudio presentaron una educación ambiental regular; de igual forma, en las dimensiones adquisición del conocimiento, relación universitaria, educación universitaria e impacto económico, se observó un nivel regular en mayor porcentaje. Por lo tanto, todavía existe la necesidad de mejorar este aspecto para alcanzar un nivel excelente de educación ambiental. Una forma de hacerlo podría ser incorporando temas de sostenibilidad en el currículo y fomentando proyectos interdisciplinarios que aborden la problemática ambiental de su entorno.
En la variable responsabilidad social y en sus dimensiones compromiso, autodiagnóstico, cumplimiento, resultados y transparencia, también se observó que los estudiantes, en mayor medida, presentan un nivel regular. Por lo tanto, existe un margen considerable para la mejora, que podría materializarse mediante estrategias como la inclusión de cursos que aborden la ética, la justicia social, la sostenibilidad y la realización de servicios comunitarios, para que apliquen sus conocimientos en beneficio de la comunidad.
En este sentido, la educación ambiental no solo actúa como una herramienta para la adquisición de conocimientos sobre el entorno, sino que también fomenta valores, actitudes y comportamientos responsables que contribuyen al bienestar colectivo. Su influencia en la responsabilidad social de los estudiantes subraya la necesidad de fortalecer políticas y estrategias educativas que prioricen la sostenibilidad, la participación activa y el compromiso ético en la formación de futuros profesionales. Esto reafirma el papel fundamental de las instituciones de educación superior como agentes de cambio en la construcción de una sociedad más justa y sostenible.