INTRODUCCIÓN
A raíz de la pandemia, con el fin de no perjudicar el paso de un grado al siguiente, de un año escolar al otro, es decir, no asumir la repitencia, el gobierno peruano promulgó en el año 2020 algunas leyes para que las instituciones educativas estatales promovieran automáticamente a los estudiantes de educación básica regular, de un grado al siguiente. Esta medida, por un lado, facilitó a los estudiantes de bajos recursos no perjudicarse en el retraso o el repetir en el mismo grado en sus estudios, dado su poca posibilidad de conectividad o al no contar con herramientas para seguir las clases virtuales; por otro lado, resultó perjudicial en dos frentes: 1) en el aprendizaje, no se ha aprovechado mucho o nada en el desarrollo de las competencias y al pasar al grado inmediato, se les hace daño intelectual, ya que no tienen el nivel estándar que debe mostrar en el grado inmediato superior, nivel que el mismo Estado pregona; 2) en las circunstancias descritas, es decir, al pasar sin una evaluación de sus conocimientos y sin tener el conocimiento esperado o el logro de progreso para el grado correspondiente, la educación como tal perdió interés y valor para los estudiantes y padres de familia, porque ya no existía la necesidad de hacer el esfuerzo académico para alcanzar la promoción al grado siguiente. Y si esto no fue suficiente, el Gobierno promovió las carpetas de recuperación, las cuales circulaban en las redes sociales con sus respectivas respuestas. En consecuencia, el estudiante que debía desarrollar con conciencia la competencia y sus capacidades que le faltaba, solo copiaba y entregaba a la institución respectiva. Ante esta realidad, se encuentran perspectivas como, por ejemplo, las de la UNESCO (2021), que destaca la oportunidad de repensar la educación con una perspectiva de futuro.
La educación tiene un papel esencial en el desarrollo personal y social, especialmente en la etapa de la educación media superior, donde los jóvenes enfrentan decisiones cruciales para su futuro. Según Romero et al. (2021), esta etapa es determinante, pero la complejidad del entorno académico lleva a muchos estudiantes a abandonar sus estudios, aunque no siempre de manera definitiva. En ciertos casos, el regreso a las aulas se plantea en función de sus metas y expectativas personales. Esto demuestra que numerosos jóvenes perciben a las instituciones educativas como un medio para construir un futuro más prometedor y depositan en ellas su confianza para lograrlo.
El Consejo Nacional de Educación (2022) señala que uno de los principales problemas relacionados con el rendimiento escolar de los adolescentes es que solo una minoría logra alcanzar aprendizajes avanzados del currículo nacional. Este panorama es aún más preocupante para los estudiantes que residen en áreas rurales, asisten a escuelas públicas, han repetido algún grado o tienen como lengua materna las lenguas originarias. Además, un grupo considerable de adolescentes apenas alcanza un nivel básico en áreas como matemáticas, comprensión lectora, ciencias sociales y ciencia y tecnología, mientras que otro segmento no logra ni siquiera ese nivel mínimo. Es decir, la educación interesa poco a los estudiantes y a los miembros de su entorno, dado que no se preocupan por comprender lo que aprenden. Y para agravar el tema, menos del 20 % de los jóvenes de la patria alcanzan un beneficio significativo en las capacidades estimadas por la Valoración Censal de Estudiantes. En el año 2012, bajo la visión de la encuesta de Lima Cómo Vamos (2012), cada vez más hogares se encuentran insatisfechos con la instrucción que reciben los niños y jóvenes. Este contexto exige una revisión de qué se está entendiendo por expectativa sobre la educación desde la perspectiva del estudiante. Esta frase se concibe como el deseo y la motivación del estudiante por aprender una clase, un tema y profundizar en el dominio de la misma.
En 2024, los jóvenes de América Latina y el Caribe, con el respaldo de UNICEF y UNESCO, presentan una carta abierta a sus gobernantes con siete propuestas principales. Según UNICEF (2024), dos de estos puntos destacan especialmente: primero, la necesidad de transformar la metodología educativa hacia enfoques más participativos y prácticos, adaptados a las necesidades de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Este cambio implica priorizar la enseñanza de habilidades para la vida, modificar la estructura de las clases y renovar los espacios educativos para crear entornos de aprendizaje integrales, así como actualizar la formación docente y los currículos. Además, se subraya la importancia de dar mayor atención al bienestar y desarrollo personal, al tiempo que se fortalecen los espacios formativos tanto formales como informales, promoviendo proyectos de vida y trayectorias profesionales que potencian las habilidades y talentos individuales de los estudiantes.
Estas demandas reconocen que la educación es fundamental en todos los aspectos de la vida. Constituye uno de los pilares con mayor impacto en el desarrollo y el progreso tanto de los individuos como de las sociedades, ya que proporciona conocimientos y enriquece la cultura, los valores y el espíritu. Una educación bien estructurada contribuye a mejorar los niveles de bienestar social y crecimiento económico, reducir las desigualdades sociales y económicas, fomentar la movilidad social, facilitar el acceso a empleos de calidad y enriquecer las condiciones culturales de la población. Además, amplía las oportunidades para los jóvenes, refuerza los valores cívicos y laicos, promoviendo relaciones sólidas dentro de las comunidades. Asimismo, una educación de calidad fortalece la democracia y el Estado de derecho, al tiempo que impulsa los avances en ciencia, tecnología e innovación.
Las expectativas educativas de padres, docentes y estudiantes en contextos urbanos y rurales del país reflejan una notable coincidencia entre padres e hijos al inicio de la educación secundaria, ya que en ambos entornos la mayoría espera que los jóvenes accedan a la educación superior. Esta alta valoración de la educación, promovida por las familias, es transmitida de padres a hijos como parte de su socialización. Sin embargo, según Guerrero (2018), las expectativas de los docentes suelen ser menores que las de los padres y estudiantes, especialmente en áreas rurales, lo que podría explicarse porque los docentes no solo consideran la importancia de la educación en la vida de los jóvenes, sino también factores como el nivel socioeconómico familiar o el nivel educativo de los padres. Estas aspiraciones están vinculadas al apoyo familiar, principalmente económico. Los que logran finalizar la educación secundaria y avanzar hacia la educación superior generalmente pertenecen a familias jóvenes que priorizan la inversión educativa, incluso en situaciones de recursos limitados. Además, la educación ha adquirido mayor relevancia en la actualidad debido a las rápidas transformaciones impulsadas por los avances científicos y tecnológicos, así como por el desarrollo de los medios de información y comunicación.
En las economías actuales, el conocimiento se ha posicionado como un factor esencial en los procesos de producción. Las sociedades que han alcanzado mayores avances económicos y sociales han basado su progreso en el desarrollo del conocimiento (Pérez et al., 2021). La productividad y competitividad de las economías, junto con la buena parte del desarrollo social y cultural de los países, dependen cada vez más de la educación, la ciencia y la innovación tecnológica. La experiencia internacional revela una clara relación entre el nivel de desarrollo integral de una nación y la solidez de sus sistemas educativos, de investigación científica y tecnológica. Según investigaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), aumentar un año de escolaridad puede elevar el PIB per cápita de un país entre un 4% y un 7%. En este contexto, el conocimiento se destaca como una inversión estratégica en términos económicos y una prioridad para el progreso social.
La educación contribuye a construir sociedades más equitativas, productivas y justas. Además, se considera un bien social que hace más libres a los seres humanos. Para ello, se requiere una motivación y responsabilidad personal, familiar y de los maestros, actores importantes en el aprendizaje.
En la revisión de investigaciones, se cuenta con poca información respecto a las expectativas sobre la educación en jóvenes de secundaria. Los que se hallaron guardan relación sobre todo con estudiantes de quinto de secundaria; mientras que para los grados anteriores no hay estudios.
Antes de avanzar, es importante señalar que existen investigaciones relacionadas con las expectativas académicas de los estudiantes durante su formación. Según Conde et al. (2017), estas expectativas se basan en experiencias y eventos previos que permiten prever lo que podría ocurrir en el futuro. Cuando los acontecimientos anticipados se materializan, se desarrolla la conducta prevista, lo que evidencia que las expectativas tienen un impacto significativo en el comportamiento y cumplen una función adaptativa, favoreciendo o dificultando el ajuste a la realidad académica. Además, Conde et al. (2017) señalan que la adaptación académica en diferentes contextos de aprendizaje está influenciada por factores personales, académicos y sociales, los cuales pueden generar percepciones de dificultad en los estudiantes, complicando su proceso de adaptación.
A continuación, se presentan algunos puntos relevantes sobre la deserción y la repitencia escolar. Para Torres y cols. (2015), en su revisión analítica, examinan las problemáticas asociadas a estos fenómenos, destacando que pueden ser tanto causas como efectos de las expectativas en torno a la educación. Este estudio se enfoca en las razones que generan estos problemas y sus repercusiones en los sistemas educativos de América Latina, subrayando la importancia de la educación para el desarrollo social. Según Torres et al. (2015), la deserción escolar es un fenómeno multicausal, relacionado con factores personales de los estudiantes, como sus características individuales, así como con aspectos familiares, tales como el nivel educativo y económico de los padres. Además, incluyen elementos externos como las condiciones socioeconómicas, institucionales y culturales. En el marco de nuestra investigación, se exploran las expectativas que surgen en una etapa específica del desarrollo: la adolescencia, un período marcado por procesos biológicos que implican decisiones importantes, como continuar estudios postsecundarios, trabajar, combinar ambas actividades o no realizar ninguna de ellas.
También, Meriño (2020) sostiene que la repitencia escolar es un fenómeno multidimensional y uno de los tres problemas críticos que enfrenta la educación en su camino hacia la universalización. En su investigación mixta, que abarcó a 866 estudiantes y el análisis de contenido de entrevistas semiestructuradas realizado a seis docentes, concluye que el riesgo de repitencia se debe a factores sociodemográficos, académicos y socioemocionales. De acuerdo con Meriño (2020), es fundamental abordar tres componentes clave: el apoyo familiar, el acompañamiento académico y la promoción de la convivencia escolar.
León y Sugimaru (2017) investigan las expectativas educativas en la selva peruana, enfocándose en los estudiantes de quinto grado de secundaria en las regiones de Amazonas, Loreto, Madre de Dios, San Martín y Ucayali. Su objetivo fue analizar las expectativas educativas de estos estudiantes y explorar los factores individuales, familiares y escolares que influyen en su formulación. Según el estudio, las expectativas educativas de los estudiantes de estas regiones son altas, y la mayoría de ellos desea continuar con estudios superiores. En relación con los factores que influyen en estas expectativas, el estudio de León y Sugimaru (2017) encontró que el nivel socioeconómico familiar, el trabajo adolescente, el sexo y la edad son determinantes clave en las decisiones sobre lo que harán después de la secundaria. Además, el estudio destaca que el número elevado de estudiantes en las aulas y la experiencia de bullying tienen un impacto negativo en la formulación de expectativas de educación superior. Por último, se identificó un efecto directo de las variables relacionadas con el rendimiento académico y los recursos audiovisuales disponibles en las instituciones educativas sobre las expectativas de los estudiantes de acceder a la educación superior universitaria.
Investigan la teoría de objetivos del logro para comprender el conjunto de factores, como pensamientos, creencias, motivaciones, propósitos y emociones, que impulsan el desarrollo de los aprendizajes de los estudiantes y, como consecuencia, traducen sus acciones en resultados. En este contexto, el objetivo de su investigación fue explorar las expectativas, percepciones y motivaciones de los estudiantes de una escuela secundaria pública en el interior de São Paulo. Según los hallazgos de Dendasck et al. (2020), la separación de los padres puede ser un factor problemático para la vida estudiantil, al igual que la falta de alfabetización y educación formal, lo que dificulta el acceso a la educación superior y la consecución de metas de vida personal. Además, destacan que una gran proporción de los estudiantes no comprende el propósito real de asistir a la escuela, lo cual es una situación preocupante en jóvenes que están próximos a convertirse en ciudadanos.
Corica (2012) investigó las expectativas sobre el futuro educativo y laboral de los jóvenes de la escuela secundaria, explorando la brecha entre lo posible y lo deseable para los estudiantes de distintos sectores sociales en cuatro jurisdicciones de Argentina (Ciudad y Provincia de Buenos Aires, Salta y Neuquén). Según Corica (2012), los datos analizados se centraron en la intersección entre desigualdad y educación media en estas cuatro regiones, donde existe una dinámica de producción y reproducción de la desigualdad escolar y social. El estudio concluyó que hay una diferencia significativa entre las expectativas y las posibilidades futuras de los estudiantes, lo que varía según el contexto geográfico y el apoyo familiar disponible.
También, en la investigación de Mero (2023), se indagó sobre la motivación docente como factor para la transformación educativa y su impacto en el comportamiento de los estudiantes. Destacó que los docentes tienen la capacidad de influir en el estado de ánimo de los alumnos, creando un entorno atractivo que favorece el aprendizaje. El estudio se centró en evaluar la motivación dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, concluyendo que la motivación es clave para el progreso académico. Además, ayuda a los docentes a desarrollar habilidades y destrezas que mejoran los procedimientos pedagógicos y favorecen el rendimiento estudiantil. También se resaltó la importancia del apoyo familiar en el avance de los estudiantes.
Por otro lado, Cansaya et al. (2023) analizaron el papel fundamental de la participación familiar en el desarrollo del aprendizaje de los estudiantes. Su investigación evidencia que la colaboración activa de las familias es intrínseca al proceso educativo. Por su parte, Pérez (2015) estudió las expectativas, satisfacción y rendimiento académico en los estudiantes. El objetivo fue evaluar cómo las expectativas de los estudiantes influyeron en su satisfacción y rendimiento académico. A lo largo del curso, los estudiantes completaron un cuestionario de expectativas y, al final de la asignatura, rellenaron una escala sobre el cumplimiento de esas expectativas. Los resultados mostraron que el cumplimiento de las expectativas representó el 36% de la varianza explicada en la satisfacción y el 12% en el rendimiento académico de los estudiantes. Concluyó que existe una relación significativa entre el cumplimiento de expectativas y el rendimiento académico, así como la satisfacción con la asignatura.
Según Pizarro et al. (2013), el contexto educativo juega un papel crucial, ya que, si es favorable, puede tener un impacto significativo en la educación. A partir de este análisis, se destacan los procesos de participación parental como una estrategia clave para mejorar los aprendizajes, el clima escolar y, en general, la calidad educativa. En línea con esto, la Agencia de la Calidad de la Educación (2018) afirma que las expectativas de los estudiantes, padres y docentes están vinculadas a los resultados académicos de los estudiantes. En su análisis de Factores Asociados 2018, se presentó que los estudiantes de segundo medio que esperaban continuar con estudios terciarios, ya sean técnicos o universitarios, obtenían en promedio 8 puntos más en la prueba Simce de Matemática y 7 puntos más en Lectura, en comparación con aquellos que no tenían estas expectativas, controlando otras variables. De manera similar, cuando los profesores indicaban que la mayoría del curso alcanzaría estudios terciarios, se observaba que los estudiantes lograban, en promedio, 4 puntos más en Matemática y 3 puntos más en Lectura, al controlar otras variables. Igualmente, cuando los padres de los estudiantes de segundo medio mantenían altas expectativas sobre su futuro educativo, estos estudiantes obtenían en promedio 3 puntos adicionales en Matemática y 4 puntos más en Lectura. Estos resultados corroboran que las expectativas sobre el estudio influyen en el rendimiento de los estudiantes.
Por lo tanto, el propósito de esta investigación es detallar las expectativas académicas de los estudiantes de secundaria de la institución educativa 132 Toribio de Luzuriaga y Mejía, ubicada en el distrito de San Juan de Lurigancho, el más poblado de Lima y de todo Perú.
METODOLOGÍA
La investigación se sostiene en el método cuantitativo descriptivo de Martínez (2011). Para el caso, se buscó recolectar datos en la IE 132 Toribio de Luzuriaga y Mejía y se consideraron los aspectos necesarios para cubrir completamente el estudio propuesto y las dimensiones relevantes que permitirían obtener los resultados esperados. Las investigaciones de carácter descriptivo tienen como objetivo profundizar en un tema; por lo que su propósito es describir y analizar las distintas características y propiedades del fenómeno en cuestión (Jiménez, 1998). Se recogió la información de los estudiantes que voluntariamente respondieron. El análisis se realizó a través del software SPSS.
El test utilizado fue el propuesto por la UGEL 05, San Juan de Lurigancho. Se tabuló la información de los siguientes tres ítems: “Creo que lo que aprendo en la escuela no tiene utilidad para mi futuro, no me siento impulsado por mis profesores y mi familia no considera que la educación sea relevante.” Estas preguntas corresponden a un test de diagnóstico socioemocional del Minedu (2024) de la UGEL 05, de San Juan de Lurigancho; las cuales sirven para anticipar las posibles dificultades que pudiera estar atravesando el estudiante.
La respuesta al test fue voluntaria. Participaron 474 alumnos de primer, segundo, tercero, cuarto y quinto de secundaria de una población de 2,100 estudiantes. Dada la respuesta voluntaria, en algunos casos intervinieron los padres de familia, especialmente en los de primer año de secundaria, reforzando la respuesta de sus hijos, situación que, probablemente, ya ha influido en el porcentaje de las respuestas.
En principio, los materiales corresponden a la propuesta del sector tutoría de la UGEL 05, Ministerio de Educación del Perú. Una vez tabulados los datos, se sometió al software SPSS para diferenciar la valoración en las respuestas de los estudiantes.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Tabla 1 Grupo de estudiantes participantes
Sexo | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
Femenino | 245 | 51,7 |
Masculino | 229 | 48,3 |
Total | 474 | 100,0 |
Participaron 474 estudiantes, 245 mujeres y 229 varones, del nivel secundaria en una institución estatal, de un distrito marginal y populoso de Lima.
Tabla 2 Cantidad de participantes por grado
Grado | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
1er. Grado | 104 | 21,9 |
2do. Grado | 116 | 24,5 |
3er. Grado | 102 | 21,5 |
4to. Grado | 99 | 20,9 |
5to. Grado | 53 | 11,2 |
Total | 474 | 100,0 |
Se aprecia que participaron más estudiantes de segundo grado (116) y menos estudiantes de quinto grado (53). También se aprecia que los primeros grados dieron más acogida al estudio y los últimos grados, menos recepción. Estos últimos debía ser conscientes de que concluido la educación secundaria qué expectativas tienen para la vida. En cuanto a los ítems descriptivos de las expectativas sobre la educación la información se tabula de la siguiente manera:
Tabla 3 Importancia de la educación para los estudiantes
Lo que aprendo en el establecimiento no me sirve | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
De acuerdo | 61 | 12,9 |
En desacuerdo | 186 | 39,2 |
Totalmente de acuerdo | 25 | 5,3 |
Totalmente en desacuerdo | 202 | 42,6 |
Total | 474 | 100,0 |
Ante la pregunta de: “Lo que aprende en la escuela no le sirve”, la muestra en un 81.8 % está en desacuerdo: 42 % está en desacuerdo total y un 39.2 %, en desacuerdo. Mientras que un 18.2% indica que, en efecto, lo que aprende en la escuela no le sirve: un 12.9 % en acuerdo y un 5.3% en total acuerdo.
Tabla 4 Los maestros no motivan para la educación
Falta motivación por maestros | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
De acuerdo | 102 | 21,5 |
En desacuerdo | 190 | 40,1 |
Totalmente de acuerdo | 29 | 6,1 |
Totalmente en desacuerdo | 153 | 32,3 |
Total | 474 | 100,0 |
Ante la pregunta: “No me siento motivado por mis maestros”, la muestra en un 72.4 % está en desacuerdo: 40 % está en desacuerdo y un 32.3 %, en desacuerdo total. Mientras que un 27.6% indica que, en efecto, no se sienten motivados por sus maestras/os: un 21.5 % en acuerdo y un 6.1 % en total acuerdo.
Tabla 5 La familia no da importancia a la educación
Mi familia no confía en la educación | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
De acuerdo | 35 | 7,4 |
En desacuerdo | 131 | 27,6 |
Totalmente de acuerdo | 16 | 3,4 |
Totalmente en desacuerdo | 292 | 61,6 |
Total | 474 | 100,0 |
Ante la pregunta: “Mi familia no cree que la educación sea importante”, la muestra en un 89.2 % está en desacuerdo: 61.6 % está en desacuerdo total y un 27.6 %, en desacuerdo. Mientras que un 10.8 % indica que, en efecto, mi familia no cree que la educación sea importante: un 7.4 % en acuerdo y solo un 3.4 % en total acuerdo; es decir, las familias sí valoran la importancia del estudio.
Para la muestra estudiada, el aprendizaje adquirido en la escuela sí tiene importancia para el futuro en un porcentaje elevado. Esto quiere decir que los estudiantes y padres de familia de los distintos grados de educación secundaria consideran que la educación que reciben es muy importante. Si bien no hay un estudio que describa la apreciación de todos los grados, especialmente de los primeros grados de educación secundaria, el estudio contradice la conclusión de Corica (2012), quien manifiesta que la brecha económica define el futuro. En el caso del estudio, se manifiesta que, en situaciones vulnerables económicamente, también se tiene esperanza en que la educación es el arma para cambiar el futuro personal.
En cuanto a la motivación que brinda el maestro en las clases diarias, la muestra estudiada reconoce el esfuerzo de los docentes. Asimismo, se interpreta que los docentes se preocupan por entregarles un aprendizaje para la vida a los estudiantes. Esto refuerza la apreciación de Mero (2023), que concluye que la motivación del maestro influye en el aprendizaje del estudiante.
En relación con la percepción de la familia sobre la importancia de la educación, el grupo estudiado considera que el aprendizaje de los hijos es crucial para la familia. Es decir, existe una preocupación por garantizar un futuro prometedor mediante una educación adecuada en las escuelas. Este punto está respaldado por Cansaya y Franco, quienes afirman que la educación es vista por las familias como una herramienta esencial y un legado fundamental en la actualidad. De manera similar, Pizarro et al. (2013) destacan que la familia tiene un papel crucial y de gran influencia en la educación y el aprendizaje de los estudiantes.
CONCLUSIONES
La educación que reciben en la institución educativa les servirá para el futuro en un porcentaje bastante elevado. Esta información refuerza la intención del Estado de brindarles educación para un futuro promisorio. Además, confirma que los estudiantes tienen motivos para seguir concurriendo a las instituciones educativas.
Asimismo, se valora la presencia del maestro como el principal influyente en la formación del ciudadano del futuro. Las clases que imparte en las aulas son importantes para su educación. Sin embargo, un porcentaje mínimo de los encuestados también considera poco influyente la presencia de los maestros. Este hecho debe preocupar al Estado para revisar las estrategias pedagógicas de los maestros en las aulas.
Finalmente, a pesar de provenir de diferentes contextos familiares, independientemente de su situación, las familias valoran la educación como clave para el futuro de sus hijos. En otras palabras, la mayoría considera que la educación de sus hijos es fundamental para asegurarles un futuro prometedor, sin importar las circunstancias en las que se encuentren.