Introducción
En la década de los ochenta ya se plantearon políticas básicas para las pequeñas y microempresas en el Perú. Desde 1990, se hizo visible el aporte de las micro y pequeñas empresas (MYPE) tanto a la economía como al desarrollo nacional (Flores, 2022). El problema objeto de estudio de esta investigación es la innovación de las pequeñas industrias de Lima Metropolitana. Dicho problema se plantea de forma deductiva, con el propósito de realizar una descripción adecuada de estas MYPE. Empecemos por un ejemplo ocurrido en España.
Al respecto, Salgado (2021) expone las principales barreras a la innovación en España y señala que la Ley de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2022 solo supuso una inversión de 13,298 millones de euros en investigación, desarrollo, innovación y digitalización. Es entonces cuando resulta necesario revisar los datos de la Fundación Cotec, que muestran que los niveles de inversión en innovación en España se sitúan en torno al 59 % de la media comunitaria de la Unión Europea (UE). En este contexto, marcado profundamente por las repercusiones de la COVID-19, más del 40 % de las pymes consideran que innovar en el país ibérico es ahora más complicado que antes de la pandemia. Según la consultora Leyton, muchas empresas, como consecuencia de la crisis generada por la COVID-19, han decidido recortar sus planes económicos, y una parte significativa de dichos recortes ha impactado directamente en sus divisiones de innovación.
En concreto, el estudio de Leyton en España especifica que casi tres de cada diez compañías han pospuesto sus proyectos de innovación y han reducido los presupuestos destinados a este fin. Las principales dificultades para innovar residen en la regulación de los procesos, el acceso a financiamiento y subvenciones, así como en las limitaciones para adquirir provisiones que faciliten la innovación; es decir, se trata de barreras de carácter público.
Tomando como base la experiencia española, el Consejo Privado de Competitividad (2021) la aplica a nuestra realidad latinoamericana. En el caso de Colombia, se ha reconocido la innovación como una de las principales fuentes de incremento de la productividad, condición necesaria para el crecimiento económico sostenido. Sin embargo, las empresas colombianas presentan bajos niveles de innovación. Según la Encuesta de Desarrollo e Innovación Tecnológica (EDIT) del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre 2017 y 2018, solo el 20.8 % de las empresas manufactureras fueron consideradas innovadoras, y entre 2016 y 2017, el 22.6 % de las empresas de servicios. Estos porcentajes han disminuido respecto a periodos anteriores, ya que entre 2009 y 2010, el 34.5 % de las empresas manufactureras, y entre 2010 y 2011, el 31.5 % de las empresas de servicios fueron clasificadas como innovadoras (CPC, 2019). Asimismo, Colombia obtuvo el menor puntaje en el pilar de capacidad de innovación del Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial (WEF) en 2019, ubicándose en el puesto 73 de 140 países, por debajo de su posición en el ranking general (57).
En función de ello, el gobierno colombiano estableció como meta del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 (PND) elevar la inversión en actividades de ciencia, tecnología e innovación (ACTI) al 1.5 % del producto interno bruto (PIB) para 2022, de los cuales se esperaba que el 70.9 % proviniera del sector privado, apalancado por recursos públicos.
En el caso del Perú, según la Agencia Peruana de Noticias-ANDINA (2022), la innovación ha cobrado mayor relevancia como herramienta fundamental para impulsar el crecimiento empresarial y generar valor. Óscar Más, director del Centro de Operaciones de Innovación de la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina (UCAL), argumenta que “en Perú, tres de cada diez empresas incentivan nuevas ideas y una cultura de innovación, una cifra que debería crecer en el tiempo”. Además, señala que “la pandemia nos ha mostrado que crear y aplicar nuevas ideas a los productos y/o servicios que ofrecen las empresas origina un valor diferenciado frente a los competidores, y permite alcanzar altos niveles de competitividad”. Si las empresas nacionales no se renuevan, no podrán generar ventas competitivas, ni alcanzar mayores niveles de eficiencia empresarial; tampoco podrán transformar modelos de negocio obsoletos que generan sobrecostos ni atraer nuevos talentos a sus equipos directivos y operativos.
En el caso específico de las pequeñas empresas industriales de Lima Metropolitana, en términos de innovación, se presentan diversos problemas, de acuerdo con la Memoria Anual 2021 de la Sociedad Nacional de Industrias. Entre estos se destacan: infraestructura civil en mal estado; matriz energética obsoleta, de alto costo y con fallas operativas; maquinaria y equipos anticuados que generan sobrecostos; talento humano sin capacitación ni perfeccionamiento; dinámicas empresariales tradicionales; procesos productivos extensos, rutinarios y con fallas constantes; estructuras productivas ineficientes; y técnicas empresariales inconvenientes o antieconómicas.
Rosales (2021) plantea que los fondos dinerarios que logran obtener las micro y pequeñas empresas son la base de sus inversiones y del ascenso empresarial. Uno de los fondos más utilizados por estas empresas es el crédito bancario, destinado al capital de trabajo y a la inversión en bienes de capital, lo cual les permite adquirir materias primas adecuadas e iniciar procesos productivos que posteriormente se comercializan entre los consumidores o demandantes de este tipo de organizaciones.
Según la Tabla 1, puede observarse que, dentro de la estructura productiva peruana desde 2013, el sector industrial ocupa el tercer lugar por número de micro y pequeñas empresas, representando el 9.10 % del universo empresarial del país. Estas MYPE formales operan bajo un régimen tributario específico y son potenciales usuarias de financiamiento, proveedoras del Estado y receptoras de otras fuentes de fondos. Este tipo de actividad económica presenta un alto nivel de encadenamiento productivo y empleo especializado, ya que se encarga de la preparación de bienes e insumos básicos para empresas tanto locales como internacionales. Cabe señalar que el sector agropecuario, si bien tiene bajos niveles de formalidad, se encuentra estrechamente vinculado con la industria, especialmente con la agroindustria, que genera ventajas competitivas significativas en el Perú.
Acosta (2020) sostiene que la base para lograr más y mejores inversiones es el financiamiento, el cual puede tener diversos orígenes, como los socios o accionistas, las entidades financieras (mercado financiero), el Estado (a través de fondos especiales) y el mercado de valores (aunque este es nulo en el Perú para las MYPE en general). Al respecto, las organizaciones inscritas en el mercado de valores pueden emitir acciones, bonos, letras, pagarés y otros instrumentos financieros, con los cuales pueden obtener el capital necesario tanto para sus activos de corto como de largo plazo.
En cuanto a los antecedentes de la innovación empresarial, Mancebo (2020) expresa que, cuando una empresa industrial incursiona en el ámbito de la innovación, adopta un nuevo estilo organizacional que constituye una excelente estrategia para gestionar de forma eficiente y efectiva este tipo de entidades, logrando un impacto en el mercado que se traduce en altos niveles de rentabilidad. La innovación motiva, transforma, ayuda, atrae adeptos y convierte a las organizaciones en agentes de cambio y generación de valor.
Bauni (2021) considera que las alternativas dominantes en el mundo corporativo son innovar y autogestionarse, particularmente en el caso de las empresas recuperadas en Argentina. En este contexto, la innovación implica un proceso de mejora continua que puede implementarse en todas las dependencias organizacionales, así como en los recursos que forman parte de la empresa. Esto permite reorientar los esfuerzos hacia logros más altos que les permitan competir a nivel interno e internacional.
Odriozola (2020) plantea que la innovación es un fenómeno trascendental en las empresas, regiones y naciones en general, pues está relacionada con los cambios que pueden efectuarse en recursos, actividades, procesos, funciones y procedimientos empresariales. Innovar significa transformar para mejorar, reducir costos y aumentar los beneficios empresariales. Sin embargo, al no ser un proceso sencillo, debe ser gestionado de forma profesional para superar los retos, generar nuevas tendencias favorables a los clientes y aprovechar oportunidades competitivas en el mercado. La innovación es, en suma, un conjunto de eventos altamente beneficiosos para las empresas; nadie innova para retroceder, sino para avanzar.
Para Benavides y Bolaños (2020), la innovación implica costos y, por tanto, desembolsos que no siempre están disponibles, lo cual representa una barrera significativa para las pymes. Las empresas que no adoptan la innovación como estrategia corren el riesgo de perder competitividad y quedarse rezagadas con productos y procesos obsoletos. Por ello, innovar se convierte en una necesidad urgente. Las organizaciones deberían recompensar adecuadamente a los colaboradores que contribuyen con ideas innovadoras en sus actividades. Si la falta de recursos es una limitación, es necesario negociar fuentes de financiamiento con el Estado y con entidades privadas, especialmente para actividades productivas clave como el cambio de matriz energética, adquisición de maquinaria, renovación de procesos, entre otras.
Ololuya et al. (2024) señalan que las pymes con dinamismo ambiental pueden fortalecer sus capacidades de innovación si aplican estrategias ágiles que se ajusten con rapidez a la dinámica del mercado actual.
Mejía (2021) argumenta que la creación de un modelo de gestión del proceso de innovación en las pymes constituye una herramienta clave para transformar sus recursos tecnológicos, humanos, financieros y materiales. Este modelo debe definir cómo innovar en las actividades productivas, logísticas, financieras, de comercialización, administrativas y otras áreas. Asimismo, debe especificar los procesos, funciones, procedimientos y técnicas necesarias para mejorar la eficiencia, reducir tiempos y costos, y aumentar la rentabilidad.
Molina et al. (2022) proponen la adopción del modelo MIPYME como vía hacia su consolidación en México, destacando la calidad, la tecnología y la innovación como los componentes esenciales de su éxito. En particular, se resalta que las MIPYMEs innovadoras son capaces de diseñar y desarrollar productos y servicios de calidad, logrando con ello mayor rendimiento y competitividad.
Según el Congreso de la República (2023), mediante la Ley N.º 31683, se estableció el Fondo MIPYME Emprendedor con el objetivo de promover la reactivación económica de las micro, pequeñas y medianas empresas. Esta norma tiene como finalidad fomentar el desarrollo productivo y la productividad a través de instrumentos no financieros enfocados en la difusión y transferencia tecnológica, la innovación empresarial, la mejora de la gestión, los encadenamientos productivos y el acceso a mercados (El Peruano, 2023).
De acuerdo con Lecuona (2019), ante la falta de apoyo del sector financiero privado en el otorgamiento de créditos a las micro y pequeñas empresas, surge una alternativa estatal a través de fondos asignados que son canalizados de forma agrupada con costos financieros reducidos, sin necesidad de garantías y con trámites simplificados. Esto incentiva a las empresas a reactivar su economía e iniciar procesos de innovación que aseguren su permanencia en el mercado. El Estado también puede brindar apoyo indirecto a través de la banca de segundo piso, que accede a financiamiento internacional y luego lo distribuye mediante el sistema financiero a tasas más competitivas que las ofrecidas por las entidades tradicionales.
Kato (2019) sostiene que la innovación empresarial es el gran reto actual. Las empresas deben elevar sus niveles de productividad mediante la creación o mejora de recursos, procesos y procedimientos. Mientras que la productividad relaciona los productos o servicios obtenidos con los recursos utilizados, la innovación se refiere a la implementación de nuevas técnicas y procesos que generen valor añadido. Las empresas más competitivas son aquellas que invierten en investigación y desarrollo (I+D), lo que les permite sobresalir en un entorno altamente competitivo.
Saria et al. (2023) explican que en Indonesia se impulsa a las microempresas mediante inversiones en tecnología; sin embargo, las MIPYMEs aún enfrentan problemas de financiamiento, lo que limita su capacidad para innovar y aumentar la producción. A pesar de los avances en tecnología financiera (Fintech), el 74 % de estas empresas no accede a un financiamiento fluido debido a múltiples factores. En cuanto a la actividad económica industrial, la mayoría de las empresas se ubican en los sectores de confección textil y elaboración de productos alimenticios y bebidas, como se muestra en la Figura 1.
Metodología
El tipo de investigación es aplicada, dado que toda la generación de conocimientos se orienta a la utilidad directa para resolver problemas de la sociedad o de un sector productivo y/o de servicios (Hernández & Mendoza, 2018). El diseño de investigación es no experimental, debido a que no se pueden modificar las variables en el tiempo determinado del estudio (Hernández & Mendoza, 2018), siendo de corte transversal, es decir, se ejecuta en un momento determinado, correspondiente al periodo 2023. El nivel de investigación es descriptivo-correlacional, ya que busca observar y medir el grado de relación existente entre dos o más variables en un contexto específico, en este caso, cómo se relaciona el Fondo MIPYME Emprendedor con la innovación de las pequeñas industrias de Lima Metropolitana al 2023.
El universo del trabajo estuvo conformado por 86,636 unidades manufactureras que, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), representan el 10.28 % del total de empresas de Lima Metropolitana y el 55.18 % de las empresas manufactureras a nivel nacional. De estas, se consideraron 10,000 representantes como población de estudio. La muestra presenta una tipología probabilística por conveniencia y estuvo conformada por 385 representantes de las empresas materia de estudio. Este dato fue obtenido mediante la aplicación del método para población finita y con base en la fórmula generalmente aceptada para poblaciones menores a 100,000 (Hernández & Mendoza, 2018).
La técnica de recolección de datos fue la encuesta, y el instrumento aplicado en esta investigación se basó en dicha técnica. Se consideraron las técnicas de recolección de datos como el cuestionario y la observación. En cuanto a los instrumentos de recolección, se utilizaron aquellos relacionados con las técnicas mencionadas, siendo el cuestionario el principal instrumento empleado. El procedimiento se vinculó al diseño y se concretó con la formulación de un cuestionario basado en las variables, dimensiones e indicadores, cumpliendo con los requisitos correspondientes. Posteriormente, se llevó a cabo la validación del instrumento por parte de expertos académicos, tras lo cual se determinó un coeficiente de confiabilidad del 0.97. En términos de objetividad, se procedió con la contrastación de las hipótesis, obteniéndose el grado de asociación mediante la correlación estadística correspondiente. Asimismo, se determinó el grado de significancia para aceptar o rechazar la hipótesis alternativa, y se calculó el coeficiente de regresión lineal para identificar la influencia de la variable independiente sobre la variable dependiente.
La investigación plantea como hipótesis que el Fondo MIPYME Emprendedor influye significativamente en la innovación de las pequeñas industrias de Lima Metropolitana. El objetivo general es: determinar la influencia del Fondo MIPYME Emprendedor en la innovación de las pequeñas industrias de Lima Metropolitana.
Las variables y dimensiones se agrupan de la siguiente forma:
Variable independiente principal: Fondo MIPYME Emprendedor, con las siguientes dimensiones: políticas financieras de apoyo del Estado a la reactivación económica, formalidades administrativas del fondo, plazos del Fondo MIPYME Emprendedor, tasa del costo efectivo mensual y gastos financieros diversos del fondo.
Variable dependiente principal: Innovación empresarial, con las siguientes dimensiones: creatividad empresarial, eficiencia empresarial, productividad empresarial, mejora continua empresarial y competitividad empresarial.
La técnica de investigación aplicada fue la encuesta, y el instrumento utilizado fue el cuestionario, elaborado con preguntas adecuadamente formuladas dirigidas a los sujetos materia de estudio, en este caso, productores y otros actores de la cadena industrial. El cuestionario fue de tipo no estructurado, diseñado con ítems diferenciados para la variable independiente y para la dependiente. También se incluyeron datos generales como sexo, edad y grado de instrucción, seguidos de instrucciones para el llenado del formulario.
Se programó la validación del instrumento, que incluyó la estandarización del cuestionario y la realización de una prueba piloto en fecha y hora previamente establecidas. La recopilación de datos se llevó a cabo sobre la muestra determinada mediante un procedimiento metódico y secuencial. Los datos se codificaron en Microsoft Excel para su posterior procesamiento conforme al diseño del cuestionario. Las fichas fueron procesadas mediante el software estadístico IBM SPSS Statistics, versión 27.0, utilizando estadística descriptiva (frecuencias, porcentajes, medias y desviación estándar) y representaciones gráficas y tabulares para visualizar los resultados de las variables cualitativas y cuantitativas.
Resultados y discusión
Para poder considerar los resultados del estudio, debemos recordar que, en el Perú, las micro y pequeñas empresas (MYPEs) son la fuente de empleo más extensa, al emplear al 47.7 % de la Población Económicamente Activa (PEA); sin embargo, solo lograron representar el 19.3 % del Producto Bruto Interno (PBI) en el 2019 (COMEX PERÚ, 2020), pues únicamente un 6 % de las MIPYMEs tiene acceso al sistema financiero regulado (Produce, 2017). La dificultad de acceso al financiamiento es aún mayor debido a que, al no tener acceso garantizado al sistema financiero, las empresas recurren a canales informales como préstamos entre amigos y familiares, créditos entre proveedores y comerciantes, prestamistas informales y asociaciones rotativas de ahorro y crédito. Estos mecanismos implican un riesgo elevado de incumplimiento y carecen de garantías por ambas partes, además de representar un peligro para la seguridad de los emprendedores en el contexto actual (INEI, 2024).
Tabla 2 Correlación entre las variables de la hipótesis general
| Variables de la Hipótesis | Correlación y Grado de significancia | Fondo MIPYME Emprendedor | Innovación de las pequeñas industrias de Lima Metropolitana |
|---|---|---|---|
| Fondo MIPYME Emprendedor | Correlación de Spearman | 100% | 0.9240% |
| Sig. (bilateral) | 0.130% | ||
| Muestra | 385 | 385 | |
| Innovación de las pequeñas industrias de Lima Metropolitana | Correlación de Spearman | 0.9240% | 100% |
| Sig. (bilateral) | 0.130% | ||
| Muestra | 385 | 385 |
Fuente: Propia
En el subsector MYPE “servicios”, por ejemplo, se observó un fuerte impacto de la pandemia del COVID-19. El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) clasifica el sector en tres subsectores: comercio, restaurantes y servicios prestados a otras empresas. En relación con el primero, en marzo de 2020, la producción se redujo en 25.12 % respecto al mes anterior; esta caída fue aún mayor en abril, con un decrecimiento del 63.56 % respecto a marzo. Para mayo de 2020, la variación fue del -49.56 %, y en junio de 2020 del -27.84 %. En el subsector comercio, la situación fue similar, registrándose una reducción del 93 % de la producción en abril respecto a marzo de 2020.
Por otro lado, las políticas financieras de soporte del Estado para la reactivación económica resultan perentorias y necesarias, y si estas se orientan hacia la innovación, aún más. Aunque ya se han implementado diversos modelos, su impacto es una expectativa a mediano plazo, debido a la alta informalidad entre los emprendedores nacionales.
En los últimos siete años, el crecimiento anual promedio del sector Fintech en el Perú fue del 20 %. Este crecimiento va en línea con el desarrollo del sector a nivel regional y global (Ernst and Young, 2021). El término Fintech surge de la unión de las palabras “finanzas” y “tecnología”, y alude a la interacción entre tecnologías modernas, principalmente relacionadas con internet, y los servicios financieros (Gomber, Koch y Siering, 2017).
Este incremento se explica, en parte, por el acercamiento creciente de los micro y pequeños empresarios a las tecnologías de internet, y por la disponibilidad de información que ha despertado en ellos el interés por innovar también en sus procesos productivos mediante herramientas tecnológicas.
Los resultados obtenidos respaldan estas afirmaciones. En la primera pregunta, referida a la percepción de las micro y pequeñas empresas sobre el fondo MIPYME Emprendedor, el 90 % de los encuestados considera que este fondo es una buena alternativa de financiamiento. En la segunda pregunta, un 90 % también está completamente de acuerdo con que exista una política financiera constante por parte del Estado peruano.
Según Lecuona (2019), el Estado también puede apoyar indirectamente a través de la banca de segundo piso, que obtiene financiamiento internacional y luego lo canaliza mediante el sistema financiero a costos ligeramente menores que los del financiamiento tradicional (p. 21). Históricamente, al empresario peruano le ha agradado el apoyo estatal, y muchas veces espera que se le facilite el camino. Esto se evidencia claramente en los resultados de las dos primeras preguntas.
Lo anterior nos lleva a preguntarnos si estamos fomentando un Estado asistencialista, que provee todos los recursos y allana completamente el camino. El 88 % de los encuestados acepta que, sin el apoyo del Estado peruano, sería muy difícil que las pequeñas empresas de Lima Metropolitana logren una reactivación económica tras la pandemia vivida entre 2020 y 2021.
Estas respuestas también invitan a una reflexión más profunda: parece no existir un verdadero valor creativo en muchos micro y pequeños empresarios, quienes responsabilizan casi exclusivamente al Estado por el fracaso de sus emprendimientos. SwissContact (2021) señala que la innovación es una de las principales fuentes del aumento de la productividad, condición necesaria para generar crecimiento económico sostenido (p. 45).
Además, la correlación de Spearman entre el programa MIPYME Emprendedor y la innovación en las pequeñas industrias de Lima Metropolitana fue de 0.92, como se observa en la Tabla 2. Esta cifra demuestra una asociación alta y significativa para los fines del presente estudio. La relación indica que, a mayor cantidad de programas a favor de las MYPEs, mayor será la innovación, ya que el apoyo estatal se traduce en una inyección económica directa para este sector.
En este sentido, según la revista Gana Más (2018), “el Perú no tiene un problema de emprendimiento, sino de innovación” (p. 13). Al respecto, Karen Weinberger, docente de la Universidad del Pacífico, aseveró que en el Perú no existe una capacidad real para innovar debido a la limitada capacidad investigativa tanto de las universidades como de los propios emprendedores.
Conclusiones
La tecnología, aplicada a las micro y pequeñas empresas, no solo ofrece ventajas en términos de eficiencia, sino que también abre oportunidades para la expansión de mercados y la creación de ventajas competitivas mediante la innovación. El financiamiento para las MYPEs debe constituir el eje fundamental de las políticas financieras del Estado, y el acceso a dichos recursos, a través de diversos programas de apoyo, debe estar claramente regulado, con normas y requisitos ajustados a la realidad nacional.
En síntesis, el nivel de competitividad de las micro y pequeñas empresas en el Perú se ve afectado por una serie de factores, que incluyen el acceso a recursos financieros y tecnológicos, la capacitación empresarial y el entorno regulatorio. La mejora en estos aspectos puede contribuir significativamente a fortalecer la competitividad de este importante segmento empresarial en el país.
El Fondo MIPYME Emprendedor se presenta, en este sentido, como una alternativa interesante para las pequeñas industrias que deseen apostar por la innovación tecnológica, dado que ello promueve una mayor productividad, competitividad y acceso a diversos mercados. Además, los pequeños empresarios encuestados en el presente estudio respaldan en más del 70 % las políticas de financiamiento y los esfuerzos estatales por fortalecer la creatividad empresarial.
Este panorama evidencia una necesidad urgente: reinsertar y reactivar a este sector tan golpeado tras la pandemia, un sector que, pese a las dificultades, sigue siendo el mayor generador de empleo en el país. En este contexto, el Perú continúa posicionándose como el país más emprendedor de la región.
















