INTRODUCCIÓN
La pandemia del SARS-CoV-2 ha afectado en gran medida en la salud mental de la población, desarrollando un incremento en los trastornos de depresión, ansiedad y estrés postraumático (Cudris-Torres et al., 2020; Chu y Li, 2022). Por otro lado, la enseñanza en línea propuesta como una alternativa al aislamiento social, ha afectado el rendimiento académico y el bienestar psicosocial de los estudiantes. Así también, se ha observado que el estrés severo y la depresión en alumnos del pregrado de medicina representan las tasas más altas de suicidio que en la población general (Coughlan, et al. 2022; Li, 2022; Giusti et al., 2021; Mosleh et al., 2022).
Por esta razón, es fundamental abordar estos trastornos en los adolescentes, especialmente en el contexto post pandemia, para diseñar intervenciones sanitarias que mejoren su bienestar y resultados académicos (Ames-Guerrero et al., 2021; Samra et al., 2023). Esto implica proteger su calidad de vida e incentivar su desarrollo académico, por cuanto la ansiedad y la depresión pueden tener un impacto negativo sobre ellos (Magson et al., 2021) y, por otro lado, generar conciencia y actitudes de cambio en la comunidad educativa para priorizar la salud social y psicológica de los adolescentes (Ames-Guerrero et al., 2021).
El estudio destaca la importancia de abordar esta problemática en los adolescentes desde temprana edad (Ames-Guerrero et al., 2021), resaltando su relación con el rendimiento académico. Investigaciones previas respaldan la hipótesis de estudio al mostrar los impactos negativos de la pandemia en los estudiantes de carreras de la salud, como la ansiedad, la depresión, el estrés académico y los trastornos del sueño (Alhamed, 2023). Se enfatiza también la relevancia de abordar estos problemas en los adolescentes, considerando los factores socioemocionales del individuo y el entorno educativo (García-Escalera et al., 2020); y la necesidad de desarrollar programas de apoyo psicosocial que involucren a los padres y profesores (Koly et al., 2023).
La ansiedad y la depresión son problemas que requieren una comprensión clara de sus conceptos y una aproximación integral para su abordaje. La ansiedad se ha debatido desde diferentes perspectivas, generando confusión con otras emociones como el miedo y la angustia, por lo que es importante distinguir entre estos términos para una correcta práctica clínica (Diaz Kuaik y De la Iglesia, 2019).
La depresión, por su parte, afecta de gran manera la calidad de vida, influyendo en diversos aspectos como las relaciones, el trabajo y la salud física; su etiología es multifactorial, y se destaca su estrecha relación con el riesgo de suicidio. Por otra parte, es fundamental reconocer los síntomas somáticos de estos trastornos sobre todo en niños y adolescentes, evaluando adecuadamente las causas psicológicas involucradas (Herskovic y Matamala, 2020).
Se destaca la relevancia de los factores sociales y culturales, en el desarrollo cognitivo y emocional del adolescente (Smolucha y Smolucha, 2021; Rogers et al., 2021) proporcionando un marco para comprender mejor la ansiedad y la depresión en la práctica clínica dentro del contexto del desarrollo adolescente y su relación con el desempeño académico deficiente (Samra et al. 2023).
La investigación tiene como objetivo identificar los niveles de ansiedad, depresión y sus factores; así como su relación ante el rendimiento académico.
MÉTODO
Estudio cuantitativo, descriptivo correlacional y transversal. La población estuvo constituida por 616 estudiantes adolescentes entre 13 y 17 años del tercer y cuarto grado del nivel secundario de Trujillo; que asistieron al primer semestre del año 2022.
La muestra se conformó con la participación libre de 164 estudiantes (77 hombres y 87 mujeres) elegidos con una estrategia de muestreo no probabilístico por conveniencia, excluyendo a los estudiantes cuyos padres no den su consentimiento; a los estudiantes que no respondan a todo el cuestionario y a los estudiantes que no cuenten con registros de notas completas del primer semestre del año 2022.
Se aplicó la encuesta como técnica para recabar información y se aplicaron dos instrumentos de tipo abierto y politómicos; el primero el Inventario de Ansiedad de Beck (BAI), con escala de medición ordinal y que comprende la medición de dos factores:
Factor 1 Afectivo-cognitivo 'de 7 ítems'
Factor 2 Somático 'de 14 ítems', haciendo un total de 21 ítems, y cada ítem con 4 opciones para responder: Nada=0, Levemente=1, Moderadamente=2, Severamente=3.
El segundo instrumento corresponde al Inventario de depresión de Beck (BDI-II), con escala de medición ordinal y comprende la medición de dos factores:
Factor 1 Cognitivo-afectivo 'de 13 ítems'
Factor 2 Somático- vegetativo 'de 8 ítems' haciendo un total de 21 ítems, y cada ítem con 4 opciones para responder, con diferentes niveles de respuestas según el ítem propuesto, cuyos valores corresponden a: Nada=0 severamente=1, Moderadamente=2, Severamente=3.
Así mismo, se midió la validez de los instrumentos mediante una prueba piloto realizada en 67 estudiantes otro centro de estudios con las mismas características, los resultados indican que los datos tienen una adecuación de muestreo alta (0.921) para la variable ansiedad y (0.916) para la variable depresión, lo cual es positivo y sugiere que la muestra utilizada es apropiada para el análisis. Además, la prueba de esfericidad de Bartlett es altamente significativa (p < 0.001), lo que indica que las variables están correlacionadas lo suficiente como para realizar el análisis factorial confirmatorio.
El coeficiente Alfa de Cronbach fue de 0.951 para ansiedad y 0.955 para depresión, lo que indica que los ítems en la escala de medición de ansiedad y depresión tienen una alta consistencia interna.
Con relación al rendimiento académico se elaboró una matriz donde se recogieron las calificaciones obtenidas por cada estudiante en sus diez cursos durante el primer semestre del año 2022. Los calificativos promedio se clasificaron en niveles oscilan entre 0 y 3, Destacado (AD): 3; Logrado (A): 2; En Proceso (B): 1; Inicio (C): 0; se asumió como rendimiento académico el promedio resultante de la suma de diez calificaciones divididos entre diez, y se aplicó la escala de valoración estipulada por el Ministerio de Educación del Perú (MINEDU).
Por último, se recolectaron un conjunto de datos compuesto por respuestas a los cuestionarios y registros oficiales del rendimiento académico. Para su análisis, estos datos fueron organizados y codificados utilizando un código numérico en Microsoft Excel, y luego importados al software RStudio versión 4.2.2.
RESULTADOS
Se presentan los resultados de la investigación:
En la tabla 1, existe mayor prevalencia en el nivel leve de ansiedad (39%) y su factor afectivo- cognitivo.
Tabla 2 Distribución porcentual de depresión, según factor y nivel
Nota: Elaboración propia con resultados obtenidos del software RStudio versión 4.2.2.
Elaboración: Los autores.
En la tabla 2, existe mayor prevalencia de la depresión grave (25%) y su factor Cognitivo- Afectivo.
Otros resultados:
Se obtuvo un p-valor menor que 0.01 (p=0.000<0.01) con un valor negativo (- 0.898), indicando una relación significativa inversa o negativa. La fuerza de esta asociación se considera alta negativa, lo que sugiere una relación considerablemente fuerte entre estas variables.
Se obtuvo un p-valor menor que 0.01 (p=0.000<0.01). Esto nos indica que existe una relación significativa entre la ansiedad y el rendimiento académico, mostrando un valor negativo (-0.653), lo que implica que presentan una relación inversa o negativa moderada.
Se observa que, un 9.8% (16 participantes) mostraron rendimiento académico de inicio, el 50.6% (83 participantes) estaban en proceso, el 37.8% (62 participantes) alcanzaron un nivel logrado y solo el 1.8% (3 participantes) obtuvieron un nivel destacado.
El 81.1% de los adolescentes informaron experimentar cambios en los hábitos de sueño, otros síntomas destacados incluyen dificultad de concentración (68.9%), alteraciones en el apetito (63.9%) y pérdida de energía (60.4%), con diferentes niveles de intensidad. Además, algunos síntomas muestran una mayor prevalencia en las categorías de mayor intensidad. Por ejemplo, la dificultad de concentración alcanza un nivel moderado en el 22% de los participantes, mientras que los cambios en los hábitos de sueño se manifiestan de manera severa en el 18.3%. Hay que considerar que existen distintos niveles de intensidad en los demás síntomas evaluados.
DISCUSIÓN
La ansiedad y la depresión son alteraciones comunes que afectan a millones de personas; varios estudios han investigado su relación y los factores que contribuyen a su desarrollo. La pandemia del SARS-CoV-2 ha desarrollado un fuerte impacto en la salud mental de los adolescentes, debido a las medidas de contención y aislamiento social, la incertidumbre generalizada, y otros factores como el estrés académico y familiar. La identificación temprana y el manejo adecuado son relevantes para prevenir complicaciones a largo plazo (Mamun et al., 2021).
La salud mental de los adolescentes, incluyendo problemas como la ansiedad y la depresión, afectan negativamente su rendimiento académico. Estos trastornos dificultan la capacidad de concentración, la motivación, la productividad, y la capacidad de aprendizaje; por otro lado, el bajo rendimiento académico y las expectativas externas e internas del entorno adolescente, pueden aumentar el estrés y la presión que sienten, empeorando los problemas de salud mental y generando frustración y baja autoestima (Shah et al., 2020).
Se destaca que existe prevalencia de ansiedad leve (39.0%), mientras que un porcentaje considerable mostró ansiedad moderada (31.1%) y grave (11.6%). Estos resultados son consistentes con literatura que destaca la prevalencia de la ansiedad en la adolescencia y la variabilidad en la gravedad de los síntomas. El modelo cognitivo de Beck sugiere que las distorsiones cognitivas y la anticipación de resultados negativos contribuyen al desarrollo y mantenimiento de la ansiedad, por lo tanto, el alto porcentaje de ansiedad leve puede reflejar estas distorsiones cognitivas y la tendencia de la mayoría de los adolescentes a interpretar negativamente los eventos (Kaczkurkin y Foa, 2015).
El estudio también reveló que un porcentaje significativo de los participantes presentaba niveles de depresión (15.2% leve, 23.2% moderada, 25.0% grave), lo que indica que el 63.4% de los estudiantes experimentaba algún nivel de depresión. Estos resultados respaldan el estudio realizado por (Koly et al., 2023), en Bangladesh, aunque los estudiantes de Trujillo parecen haber experimentado un impacto mayor en su salud mental. Asimismo, se evidenció una relación significativa entre ansiedad y rendimiento académico ( -0.653), y una relación aún más fuerte entre la depresión y el rendimiento académico ( -0.898).
Por todo lo mencionado, es esencial abordar los desafíos de salud mental de los adolescentes durante la recuperación post pandemia. Los eventos traumáticos vividos durante este periodo pueden tener un efecto duradero en su bienestar y se requiere atención especializada con la colaboración de los sistemas educativos, los proveedores de atención médica y comunidades, para brindar el apoyo necesario. Es importante considerar factores socioculturales y el estrés académico, implementando estrategias de apoyo en las instituciones educativas. La salud mental debe ser una prioridad en todos los contextos, y es fundamental trabajar juntos para garantizar el bienestar de los jóvenes (Gustafsson et al., 2023).
CONCLUSIONES
La correlación de Spearman muestra una correlación negativa moderada y altamente significativa (coeficiente de correlación de -0.653, p < 0.001) entre la ansiedad y el rendimiento académico y muestra una correlación negativa fuerte y altamente significativa (coeficiente de correlación de -0.898, p < 0.001) entre la depresión y el rendimiento académico. Esto indica que a medida que los niveles de ansiedad y depresión aumentan, hay una disminución notable en el rendimiento académico de los escolares adolescentes estudiados. Los factores afectivo-cognitivo y somático tienen un impacto diferencial en los niveles de ansiedad; la influencia afectivo-cognitiva se presenta en mayor medida en todos los niveles de ansiedad, mientras que el factor somático tiene una presencia menos consistente. Estos resultados resaltan la importancia de abordar los aspectos emocionales y cognitivos en cualquier intervención y el apoyo a los adolescentes con ansiedad, con especial atención en los niveles más graves.